Thursday, May 31, 2007

History Boys



Hace ya un par de viernes que se estrenó y no pensaba hablar de ella pero como me da la impresión de que no ha despertado mucho interés (si aceptamos como indicador valido el número de comentarios en film affinity) me gustaría aportar mi granito de arena porque me parecería injusto que pasara desapercibida una película que no considero buena pero que sin embargo me ha gustado.

Ocho alumnos de una escuela pública británica tienen la oportunidad de ir a alguna de las dos universidades más prestigiosas del Reino Unido: Oxford y Cambridge (u Oxbridge como se dice por lo visto en el argot académico). El director del colegio no confía demasiado en las habilidades del veterano profesor Héctor (Richard Griffiths) y decide contratar al profesor Irwin un joven recién licenciado..

No considero que History Boys sea una buena película porque su argumento resulta bastante confuso. En teoría debería tratarse de una narración progresiva en el sentido clásico de una historia de aprendizaje, en la que los alumnos se preparan para el examen de ingreso y son objeto de una confrontación entre dos formas diferentes de enseñanza: la de los profesores Héctor e Irwin. El método de Héctor consiste en una adorable forma de perder el tiempo en una clase con paredes repletas de fotografías de los ídolos del viejo profesor (James Joyce, Oscar Wilde, Orson Welles,..) donde él y sus alumnos entablan eruditas discusiones sobre historia e interpretan ridículas farsas teatrales en francés. El profesor Irwin en cambio es contratado exclusivamente para preparar a los muchachos de forma más pragmática lo que incluye instruirles en el arte de destacar por encima de los demás con trucos como poner en cuestión las ideas más ortodoxas sobe cuestiones como el Holocausto o la personalidad de Stalin.

Sí, se supone que va de esto la película, es decir los chicos caen en la cuenta de la inutilidad de las enseñanzas del profesor Héctor y deciden abrazar las del profesor Irwin abandonando el simple placer del conocimiento por un uso más práctico del mismo. Pero no es así y si lo es lo han contado muy mal. En realidad esa presunta confrontación no se produce y las diferencias entre los dos profesores no son tan evidentes además de que los dos personajes estaban bastante desdibujados especialmente en el caso del joven profesor un personaje con un comportamiento desconcertante y además muy mal interpretado por un tal Stephen Cambell Moore, una especie de Gary Sinise británico. Lo mismo cabria decir de los chicos. De los ocho sólo llegamos a intuir algo de dos de ellos que son tratados con más atención, el resto pasan por la película casi como desconocidos (obviaremos el eterno problema de que todos ellos están interpretados por actores que tienen como mínimo diez años más que los que en teoría deberían tener sus personajes). En resumen en esta película no existe argumento tal y como lo conocemos.

Ahora vamos con lo bueno.

Al igual que con las historias ambientadas en el siglo XIX siento debilidad por las películas británicas que tienen lugar en colegios en los que chicos con corbata se comportan de manera encantadoramente arrogante y se entretienen en clase cantando temas de viejos musicales ingleses. Mientras veía ésta recordaba otras películas con temática similar como “El método Browning” (una historia de la que existen varias versiones, una de las cuales con Albert Finney en el papel principal) en la que un profesor de latín toma conciencia de haberse convertido en un fracasado como persona y como enseñante. También he pensado en “The corn is green” una película de 1945 (de la que también existe una versión más moderna) en la que una maestra interpretada por Bette Davis trata de instruir a un inteligente pero ignorante minero galés para que pueda ingresar en la Universidad. Y por supuesto la referencia imprescindible de “Adiós mister Chips”. No menciono en cambio “El club de los poetas muertos”, que he se ha señalado en algunas criticas como una influencia de “History Boys,” algo que no me parece cierto. Además siendo mucho más película que ésta la cinta de Peter Weir me gusta bastante menos.

De manera que estando ya favorablemente predispuesto y admitiendo el hecho de que la película era un galimatías lo único que quedaba era disfrutar los afortunados diálogos (que supongo que tendrán que ver con el origen teatral de la historia) y del carisma de alguno de los personajes todo lo cual me ha hecho la visión de “History Boys” sumamente agradable y además altamente recomendable.

Por último señalar que una de las cosas que me han llamado la atención es la naturalidad con la que se afronta el tema de la homosexualidad en el colegio. Al guaperas del grupo no parece importarle que tanto el nuevo profesor como uno de sus compañeros estén enamorados de él y se habla de ello con normalidad. Lo mismo ocurre con el hecho de que los chicos acepten con paciencia y resignación las inclinaciones pederastas de Héctor cuya principal afición es meterles mano en los semáforos cuando van de paquete en su motocicleta. Los alumnos se reparten entre ellos a quien le tocara el turno de ser sobado en la moto y cómo deberán afrontar la situación. Algo llamativo desde luego aunque supongo que eran cosas que sucedían en 1984.

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Sunday, May 27, 2007

Perdidos en el espacio



Por estos días se cumple el treinta aniversario del estreno mundial de “Star Wars” de manera que quizás tenía que haber titulado esta actualización “Hace mucho tiempo en un país muy lejano”. Pero estoy convencido de que cientos de miles de bloggers treintaymuchañeros están ahora mismo sentados en sus casas escribiendo sus propios recuerdos sobre el aniversario y claro ¿qué otro titulo iban a poner?. Porque de lo que se trata no es de la saga en sí misma sino del efecto que causo en los espectadores de aquella época.

Yo nunca he sido un friki de SW, de hecho ni siquiera ví en su día “El Imperio contraataca” película de la que sólo recibí la información imprescindible (“Darth Vader padre de Luke” “Luke mano cortada”) para poder ver la siguiente secuela sin perderme demasiado. Y de todo el abundante merchandising (palabra que empezó a cobrar sentido a partir de esta serie de peliculas al menos en lo que a cine se refiere) de la época tan sólo conservo el álbum de cromos que encontré hace poco y que espero vender por un precio razonable.

De manera que hay millones de cosas que no sé sobre la triple trilogía: ni quien interpretaba a Boba Fett, ni quien hizo los efectos especiales del combate en el bosque contra los Ewok, ni como se llamaba el limpiador de sudor del segundo ayudante de cámara en el episodio cuatro. Repito que la cosa no va de eso, la cosa va de tal como éramos en 1977-1978.

En aquellos años sólo había un canal de televisión (el UHF llegó a Canarias en 1982 a consecuencia del Mundial que se celebró aquel año en nuestro país) que ni siquiera emitía de forma continua. Ordenadores sólo tenia la NASA. Y el único video conocido era el de la canción “El video mató a la estrella de la radio”. Si a todo esto añades el hecho de vivir exactamente en el culo del mundo donde no llegan ni compañías de teatro ni de circo ni cosas por el estilo (y las pocas que llegaban más les habría valido ahogarse en el camino) se podría decir que ir al cine era la única diversión posible: cualquier estreno era un acontecimiento y el estreno de Star Wars más que un acontecimiento fue un cambio de era geológica.

Las primeras imágenes que vi de la película (en algún programa de estrenos de cine de esos que casi siempre han existido en la TV española) eran las del célebre combate del Halcón Milenario con los cazas del imperio. Esas escenas se convirtieron en el distintivo de esa primera entrega de la serie (al igual que el combate en la nieve contra los dinosaurios esos mecánicos que nunca me acuerdo como se llaman fueron el distintivo de “El imperio contraataca) y llegaron a ponerlas tantas veces que yo al principio estaba convencido que las dos horas de la película se componían exclusivamente de imágenes de de Han Solo y Luke disparando los cañones láser de la nave.

No recuerdo en que momento vi la película, estoy convencido de que no fue en 1977, debió ser bastante después, seguramente al año siguiente. En aquel entonces creo que los estrenos USA tardaban algo más que ahora en llegar a España y por supuesto debían tardar aún más en llegar a Tenerife. Pero daba igual porque antes que la película llegó el mencionado merchandising que incluía, además del también mencionado álbum de cromos, un comic que era más bien un verdadero story board del filme (en el que se mantenía la ridícula costumbre de entonces de españolizar los nombre extranjeros de manera que Luke Skywalker se transformaba en Luke Caminacielos) de manera que antes de entrar mi hermano y yo sabíamos TODO lo que iba a pasar sin la menor concesión a la sorpresa (al contrario por ejemplo que en el álbum de cromos de Superman donde se ocultaba el espectacular final en el que el súper héroe hacía que el mundo avanzara hacia atrás para poder salvar la vida de la horrible Luisa Lane) y estábamos ya psicológicamente preparados para los momentos más dramáticos como la muerte de Obi Wan Kenobi.

Por fin llegó el gran día. Naturalmente fue imposible verla el fin de semana del estreno, las entradas se vendían como churros en la mañana del uno de enero así que creo que fue un lunes por la noche cuando por fin pudimos ir. Aquello fue una experiencia extraña por varios motivos. En primer lugar creo que jamás habíamos ido al cine de noche y desde luego jamás en lunes. A esa edad la única sesión que existía para mí y mis hermanos era el matinée de las cuatro de la tarde a cincuenta pesetas. En segundo lugar recuerdo que incluso ese día y a esa hora había cola para comprar las entradas, yo jamás había hecho cola para ir al cine y el hecho de que estaba lloviendo no parecía desanimar a nadie. En tercer lugar fuimos toda la familia al estreno: padre, madre y los tres hermanos, algo que no había pasado nunca y que jamás volvió a pasar. En fin todo un acontecimiento.

Bueno respecto a la película en sí decir que naturalmente colmó nuestras expectativas, algo inevitable ya que como digo sabíamos todo lo que iba a pasar, cuando iba a pasar y lo que dirían los protagonistas cuando pasara. En el libro “Toros salvajes, moteros tranquilos” se cuenta que los productores que asistían al preestreno habían decidido que si el público prorrumpía en una ovación cuando Han Solo acudía al rescate de Luke en la escena final la película sería un éxito. Y así fue, en ese pase y supongo que todos y cada uno de los pases sucesivos en todas las ciudades de todos los países del mundo incluyendo desde luego la mía.

Aquel fue el año de Star Wars y después de que la película arrasara el mundo su influencia siguió notándose en los años posteriores cuando se estrenaron otras space operas como Galáctica o Battle beyond the stars (y otras muchas que no recuerdo pero que seguro fui a ver) y los exhibidores reestrenaron absolutamente todo lo que sonara a “espacio exterior”: desde “La guerra de los mundos” hasta “2001 una odisea del espacio” película donde mis amigos y yo montamos una buena pataleta pues estaba claro que aquello no tenía nada que ver con la onda de la obra de George Lucas.

En los años venideros hubo otros estrenos memorables, recuerdo mucho el de Grease una película por cierto prohibida (entonces existían las prohibiciones al menos de forma explicita) a menores de 16 años por lo que nuestra madre tuvo que acompañarnos para que nos dejaran entrar y aun así yo estaba muerto de miedo por si al final no conseguíamos verla También recuerdo el estreno de Superman que como he dicho venia con su comic correspondiente y que también fue un acontecimiento larga y previamente anunciado.

Pero pasaron los años y las cosas cambiaron en lo que respecta al espectáculo cinematográfico. Primero llegó el video, luego las televisiones privadas, luego el dvd, las descargas por Internet y otros pirateos. No tengo nada en contra de estos adelantos pero es cierto que han provocado que se pierda un poco ese espíritu de comunión de los años en los que todos los niños veíamos lo mismo y al mismo tiempo tanto en cine como en televisión. En fin que después de 1977 han venido grandes y multitudinarios estrenos pero aquel fantasma que recorrió el mundo no ha vuelto a repetirse y parafraseando una conocida cita que pronunció en cierta ocasión un veterano de la batalla de Gettysburg “si no estuviste allí, nunca lo entenderás”.

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Wednesday, May 23, 2007

La escena: El último abrazo

Sunday, May 20, 2007

Acuario Rising






"Zodiac" con spoilers.

En el trhiller coreano “Memories of murder” había un rotulo al principio de la película que indicaba que ésta estaba basada en unos crímenes reales nunca resueltos. Resultaba un planteamiento muy llamativo teniendo en cuenta que estábamos hablando de un género que suele caracterizarse por historias cerradas con principio, nudo y desenlace y este último por añadidura resuelto de modo más o menos satisfactorio para el público mayoritario. De manera que las historias en las que el asesino no sólo no recibe su merecido sino que ni siquiera es desenmascarado no suelen ser muy populares en el cine.

Por ejemplo en el caso de dos criminales norteamericanos que permanecieron largo tiempo en el anonimato (los por entonces conocidos como “el asesino de Green River” y “BTK”) hubo que esperar a que finalmente fueran identificados y detenidos para que pudieran tener derecho a la película o telefilme que le corresponde a prácticamente todos los protagonistas destacados de la historia criminal estadounidense.

Incluso en el caso del más celebre de los asesinos desconocidos, es decir Jack “El Destripador”, no recuerdo ninguna de las numerosas películas que se le han dedicado en la que al menos no se insinuara la identidad del carnicero por muy extravagante que fuera ésta. Lo mismo ocurre con la película de David Fincher (e incluso con la anteriormente mencionada película coreana que podríamos considerar como la más heterodoxa en esta cuestión) en la que se evita un final totalmente abierto introduciendo insinuaciones en plan “fue éste pero nunca se pudo demostrar”.

De todas maneras el principal problema de “Zodiac” (suponiendo que tal cosa fuera un problema) no es este. El problema es la manera en la que se responde en el filme a la eterna pregunta de cómo llevar a la pantalla un suceso real. ¿Debe la película ceñirse al máximo a los hechos verídicos o por el contrario los guionistas y directores deben adaptar la realidad, respetando los hechos básicos, para mostrarla de una forma conveniente desde el punto de vista artístico? No conozco en profundidad la historia del asesino del Zodiaco pero por lo embrollada y aburrida que es la trama de la película me da la sensación de que Fincher y sus guionistas han escogido el primer camino. Al fin y al cabo es bastante lógico: si la realidad es de por sí igualmente embrollada y aburrida una película que siga escrupulosamente los hechos reales también lo es. De hecho por eso se hacen dramatizaciones de hechos reales, para hacer dichos hechos aceptables a la visión de un espectador de cine.


La película es por lo tanto un ejercicio de narración lento, extenso, confuso, en el que se comete el error de no dotar al argumento de un protagonista-asidero optándose en cambio por distribuir el punto de vista entre tres personajes (los interpretador por Mark Ruffalo, Jake Gyllenhaal y en menor medida Robert Downey Jr) y en el que los continuos cambios de tiempo y la multitud de personajes que desfilan por la pantalla hace muy difícil que el espectador logre concentrarse en la trama, es decir, qué está pasando, cuando está pasando y a quién le está pasando, tres preguntas que en ocasiones es imposible responder.

A esto hay que añadir que estamos hablando de unos hechos que en los Estados Unidos fueron en su día tremendamente populares y que han dado paso a varios libros y películas además de a varios imitadores reales del estilo del asesino del Zodiaco. Cuando tal cosa ocurre es casi un ejercicio inconsciente el dar por hecho que el espectador conoce personajes y situaciones que en cambio son desconocidas para el público del resto del mundo. Esto no es culpa del director, pero tampoco es culpa nuestra (es decir, de los espectadores del resto del mundo) pero al fin y al cabo también repercute negativamente en el espectáculo ofrecido.

Es de destacar que sin, salirnos de esta circunstancia, la película tampoco logra, como parece que pretende, transmitir el ambiente de histeria que se desató en el área de San Francisco debido a los crímenes y amenazas del asesino, algo que sí consiguió por ejemplo Spike Lee con “Summer of Sam”.

De todas maneras sí que habría que destacar algunos aspectos en los que el apego a la realidad de los responsables de la película tiene efectos positivos como ocurre en la forma de filmar algunas de las fechorías de Zodiac como el apuñalamiento de la pareja en el lago: un acto de violencia tan absurdo, grotesco y casi risible como lo son los actos de violencia en la realidad.

Otro aspecto a destacar son las conclusiones a las que llegan los investigadores del caso sobre la personalidad (que no sobre su identidad) del criminal en el sentido de que todas sus pretensiones de trascendencia se revelan como el mero adorno de una personalidad vulgar, patética y desquiciada que sólo consiguió sobrevivir por la torpeza de sus perseguidores.

Quitando esto “Zodiac” es un verdadero ladrillo que ya sería aburrida si tuviera la duración estándar de los noventa minutos pero que al ser dicha duración de ciento sesenta minutos hace que la visión de la misma sea insoportable y que uno acabe con el culo más molido que si se hubiera pasado dos horas sentado en los duros bancos de la discoteca “La luna y tú” (chiste privado, ustedes disculpen).

Como anécdota decir que más le hubiera valido a Fincher adoptar el estilo de Don Siegel cuando decidió filmar la misma historia, que además estaba muy fresquita en 1971, en “Harry el Sucio” película a la que además se hace referencia en la propia “Zodiac” aunque sin nombrar ni mostrar a Clint Eastwood. Me pregunto si por alguna razón en especial.

Wednesday, May 16, 2007

Un año en la vida

¿Cuál puede ser la analogía de un momento así?. En el brillante libro que ha escrito Pete Davies sobre los Mundiales del 90, titulado “All Played Out”, comenta que los jugadores suelen utilizar símiles sexuales para intentar explicar qué se siente cuando se marca un gol. Lo entiendo bastante bien, al menos en alguno de los momentos más trascendentes de un día laboral como cualquier otro. Por ejemplo, el tercer gol que marcó Smith cuando cuando le ganamos al Liverpool en diciembre de 1990, cuatro días después de la paliza que nos dio el Manchester United al ganarnos por 2-6 en casa, me sentó de maravilla: una perfecta liberación tras una hora de excitación creciente. Y hace cuatro o cinco años, en campo del Norwich, el Arsenal marcó cuatro goles en dieciséis minutos, tras ir por detrás durante casi todo el partido. Fue un cuarto de hora que también tuvo un cariz sexualmente ultraterreno.

El problema que aquí se plantea con la metáfora del orgasmo es que un orgasmo, por muy obviamente placentero que será, es algo familiar, que se puede incluso repetir (al cabo de un par de horas si uno se ha comido un buen plato de espinacas) y que es previsible, al menos en el caso del hombre: por así decir, cuando te embarcas en una relación sexual, ya sabes que te espera. Puede que si no hubiese hecho el amor durante dieciocho años, y si hubiese renunciado a toda esperanza de hacer el amor durante otros dieciocho, y si de golpe y porrazo, de improviso, se presenta una oportunidad…Puede que en tales circunstancias fuera posible recrear una aproximación bastante exacta al momento que viví en Anfield. Aun cuando no cabe la menor duda de que hacer el amor es una actividad mucho más grata que ver un partido de fútbol (no hay empates a cero, ni el contrario practica la trampa del fuera de juego, no te llevas ningún disgusto copero y encima estás calentito), en condiciones normales no engendra sensaciones tan intensas como las que produce ganar el Campeonato en el último minuto, que es algo que sólo sucede una vez en la vida.

Ninguno de los momentos que la gente suele describir como los mejores momentos de su vidas me parecen en modo alguno análogos. Dar a luz debe ser algo extraordinariamente conmovedor, pero carece del elemento sorpresa, que es crucial, y además es algo que dura demasiado. Ver cumplida una afición personal –un ascenso, un premio, lo que sea- no entraña ese factor de última hora, ni la sensación de impotencia total que sentí yo aquella noche. ¿Qué otra experiencia podría aportar ese atributo de lo repentino? Puede que recibir algún premio enorme en la lotería, pero es que ganar una fortuna es algo que afecta a una parte de la psique radicalmente distinta, y carece del éxtasis comunitario que se tienen en el fútbol.

Hay que llegar a la conclusión de que no hay literalmente nada que lo describa. He agotado todas las opciones disponibles. No recuerdo ninguna otra cosa que haya podido codiciar durante veinte años, ¿hay algo que se pueda codiciar razonablemente durante tantísimo tiempo?, ni tampoco recuerdo nada que haya deseado tanto tiempo lo mismo de niño que de adulto. Por eso, pido tolerancia para quienes describimos un logro puramente deportivo como el momento de nuestras vidas. No es que nos falte imaginación, ni tampoco llevamos una vida triste y yerma; lo único que sucede es que la vida real es más tenue, más apagada, y contiene un potencial menor para entrar en un delirio inesperado.

Nick Hornby en Fever Pitch



Saturday, May 12, 2007

Guayomini cuatu pua

Acabo de repasar el post del año pasado sobre el mismo tema y la verdad es que sorprende lo atemporal de los comentarios eurovisivos. Tanto que cambiando algunos datos dicho post sería perfectamente valido para este año.

Para empezar España ha enviado una nueva horterada denominada “I love you mi vida” una frase que parece parte del repertorio de ligoteo de un camarero de Benidorm en los años del landismo. Interpretaban D´Nash estos nietos de Loco Mía que supongo aprovecharan este verano para intentar sacar algo de dinero antes de hundirse para siempre en el sórdido mundo del alquiler de hamacas.

En fin con respecto al resto de la gala decir que se ha desarrollado en Finlandia en un escenario que sería imposible de distinguir de los de los últimos 15 años y presentado por los dos floreros habituales también en este tipo de galas y que al ser naturales del país tenían por consiguiente nombre de ataque de epilepsia durante una trascripción mecanográfica.

Durante las pausa entre canción y canción los fineses nos han obsequiado con pequeñas piezas kaurismaticas que ilustraron los escasos tópicos que existen sobre el país de los diez mil lagos, esto es, agua, nieve, pescado, vodka y Nokia.

Con respecto a las canciones, este año la tendencia mayoritaria se orientaba al estilo de temas trascendente-evanescentes interpretados por alguna bruja piruja en lo que parecía más bien la ambientación musical de alguna ceremonia de iniciación wicca. Naturalmente todas estas cantantes recibieron la ayuda de coristas y bailarines que desempeñaban diversas funciones como en el caso de la cantante Bosnia (que fue ayudada por un paje armado de balalaika que tenia pinta de ser un veterano de guerra con plomo en la sesera) o la de Georgia que traía unos bailarines-espadachines que podían haber hecho daño a alguien.

La otra tendencia tradicional fue la de las boy bands (ya estuvieran compuestas por uno o varios miembros) como en el caso de nuestro país y también el de otros como Grecia o Turquía

Otros países han intentado algo diferente. De este grupo la que más me gustó fue la cantante húngara que sacó una buena canción y además bien interpretada aunque tuvo la mala suerte de preceder a la actuación de Lituania que sacó una cantante de estilo y aspecto semejante (tanto que parecía la misma que se había cambiado de traje y estaba pluriempleada). Alemania se fue por la vía crooner (si es que tal cosa es posible cantando en el idioma alemán) con una canción muy fina pero que no tenia mucho que hacer teniendo en cuenta el dominio balcánico de los últimos años. El mismo estilo se podía apreciar en el tema que representaba a Armenia aunque ese árbol robado del atrezzo de “La noche temática” distraía bastante.

Y ya pasando a las frikadas podríamos hacer un distingo entre los que querían dar el “lordiazo” del año pasado y los que sabiendo ya que no tenían ninguna posibilidad iban en la onda “fuck this shit y por lo menos nos reímos un rato”. De este modo Suecia llevo a una Deborah Ombres que tenía la desagradable costumbre de mirar a la cámara y no al público que tenía delante. Luego atacó Ucrania con la ya conocida mezcla entre Paco Clavel y una Doña Croqueta intergaláctica (no se pierdan a su indescriptible madre) seguida de Francia (que demostraron a las aparatosas drags anteriores que para hacer de locaza sólo se necesita a un calvo vestido de naranja) y por ultimo UK que ya el año pasado sorprendió montando una especie de public school en el escenario y que en esta ocasión representó algo parecido a un vuelo de British Airways a Mallorca lleno de mineros del carbón de vacaciones; de todos modos fue un tema de esos que antes se llamaban “festivaleros” y también me gustó.

Dentro del segmento de los frikis hay un subgrupo aún más triste al que pertenecen aquellos que tampoco se toman en serio este festival pero todavía no se han dado cuenta de ello como le pasa a los rumanos a los que sólo le faltó la colaboración de un oso bailarín que no hubiera desentonado mucho del resto del grupo que cantó en varios idiomas incluyendo un familiar castellano de semáforo. Bulgaria por su parte se sacó de la manga a una especie de white stripes tamborileros que parecían estar presentando la sintonía de la vuelta ciclista a los Carpatos.

En las votaciones pasó lo de los últimos años: la incorporación (y a la vez la fragmentación) de los países del este de Europa al certamen ha convertido dichas votaciones en un asunto que se dirime casi siempre entre países de dicha zona geográfica (que siempre votaran a sus vecinos aunque estos presenten a un cantante sordo mudo) mientras que la Europa “de toda la vida” volvió a quedarse con un palmo de narices.

Al final ganó Serbia que quería demostrar que lo de Eurogay también vale para mujeres y así presentó a una lesbiana reconocida con un aspecto que la hacía parecer a punto de romper a cantar eso de “Scoby Doo ¿Dónde estas tú?” .

La segunda clasificada fue la ya mencionada Ucrania y la tercera fue Rusia que presentó a un trío de natachas que parecían experimentar una nueva forma de buscar marido al margen de las páginas webs de compra de esposas rusas.

En cuando a la Pecker empezó bastante bien y parecía que la cura de desintoxicación surtía sus efectos al margen de algún que otro desvarío (como decir que los letones cantaban en italiano porque uno de sus componentes era italiano o que la canción rusa se llamaba “Serebro” pero que no tenía nada que ver con un “Cerebro”). Pero cuando llegaron las votaciones hubo una fuerte recaída y comenzaron los análisis geopolíticos del año pasado del estilo de “Malta y el Reino Unido están muy unidos” (sic) “A los países que se separan les encanta votarse” o “Suiza suele votar a Serbia”. Eso sí, fue incapaz de explicar por qué Albania nos dio los doce votos ¿acaso los albano kosovares revienta fábricas que viven en España influyeron en eso?.

En fin mientras la tertulia post festival de TVE reclama a gritos la vuelta del muro de Berlín damos por cerrada la edición de este año. Que así sea.




Sunday, May 06, 2007

Ojos fijos e imperturbables que no parpadeaban jamas



Como no se me ocurre nada y ya no tengo la sección semanal que me salvaba el blog tres o cuatro días voy a recurrir a algo que escribí para la pagina de Anika hace seis años http://www.ciberanika.com/.

Los datos sobre la biografía y el estilo de Lovecraft han sido recogidos de varios prólogos de las diferentes obras recopilatorias de sus cuentos. Estos escritos constituyen también la base del epílogo donde se analiza el relato elegido como muestra de su obra De todos estos prólogos quiero destacar el de Rafael Llopis (“Los Mitos de Cthulhu de H.P. Lovecraft y otros” Alianza Editorial) cuya lectura recomiendo a todos los seguidores del hombre de Nueva Inglaterra.





BIOGRAFIA

Howard Philips Lovecraft nació en la ciudad de Providence en el estado de Rhode Island (E.E.U.U.) el 20 de Agosto de 1890. Su padre Winfield Scott Lovecraft era un viajante de comercio que falleció cuando Howard tenía ocho años. Siendo hijo único se educo exclusivamente entre adultos: su madre, Sarah Susan Phillips, sus abuelos maternos y las dos hermanas de su madre.

Durante su infancia y adolescencia se dedicó sobre todo a la lectura, en especial “Las Mil y Una Noches”, leyendas del paganismo clásico, tratados de Astronomía y muchos escritores del siglo XVIII. Su primer relato, “La bestia de la cueva” (imitación de los cuentos terroríficos de la tradición gótica) fue escrito a los quince años de edad, pero no fue hasta 1908 que vio publicado su primera obra: “El alquimista”.

Ya entrado en la veintena se inclino por el estilo de Lord Dunsany y en 1917 a la edad de veintisiete años publicó el relato fantástico “Dagon”, en la revista Weird Tales donde posteriormente vieron la luz otros relatos suyos.

En 1921 fallece su madre tras pasar una larga temporada ingresada en un sanatorio. Aquel mismo año, acuciado por necesidades económicas, comienza a ganarse la vida como crítico y corrector de pruebas. Por aquello años empezó a mantener relaciones epistolares con varias personas interesadas en sus relatos, algunas de las cuales se convertirían posteriormente en escritores y algunas incluso en escritores bastante conocidos como en el caso de Robert Bloch








En esta época comenzaron a gestarse los mitos de Cthulhu El primero de sus relatos perteneciente a este ciclo es “La ciudad sin Nombre” (1921). Posteriormente y a partir de “La llamada de Cthulhu” (1926), los mitos adquieren su forma adulta y definitiva con la colaboración de todo su círculo de amistades.


También en esta época data su amistad con Sonia Greene, diez años mayor que el con la que se casaría en 1924. La pareja se marchó a vivir a Brooklyn, Nueva York pero se separó dos años más tarde.








Lovecraft regresó a Providence donde permanecería ya para siempre a excepción de algunos breves viajes. A finales de febrero de 1937 ingresó en el Hospital Jane Brown Memorial, de Providence. Allí murió a primeras horas de la mañana del 15 de Marzo de 1937 a la edad de cuarenta y siete años víctima de un cáncer intestinal complicado con la enfermedad de Bright. Fue enterrado tres días después en el panteón de su abuelo Philips en el cementerio de Swann Point; aunque su nombre esta inscrito en la columna central, ninguna lápida señala su tumba.




Después de su muerte, sus amigos y admiradores se dedicaron a recopilar sus cuentos dispersos o inéditos y a publicarlos. Se creó una editorial llamada Arkham House que tuvo un éxito cada vez mayor. Cabe citar las recopilaciones “Beyond the wall of sleep” 1943; “The Weird Shadow Over Insmouth” 1944, y “The Dunwich Horror” 1945.


EL ESTILO DE LOVECRAFT


Los relatos de H.P. Lovecraft poseen dos características principales, que a menudo aparecen mezcladas. Por un lado son fantásticos, al estilo del ya mencionado Lord Dunsany, y por otro son extrañas y terribles visiones cósmicas que revelan influencias de Edgar Allan Poe, Algernoon Blackwood y Arthur Machen.

La primera época conocida como "época dunsaniana" a la que pertenecen sus primeros cuentos publicados está invadida del irrealismo onírico, del fondo numinoso de religión arcaica, de los nombres sonoros de dioses olvidados, de la descripción de templos sepultados y de civilizaciones perdidas que cristalizaron en un mundo onírico que no fue solo épico y legendario como el de este su primer maestro, sino terrorífico también, elemento añadido por Lovecraft y que constituía para el un ingrediente imprescindible.








Con el tiempo sin embargo la vía puramente onírica de Dunsany y su estilo maravilloso y poético comenzaron a serle insuficientes. Coincidiendo según algunos críticos de su obra con su apertura al mundo exterior como consecuencia de la muerte de su madre, Lovecraft necesitaba de una estructura mas verosímil que contara con el apoyo de la razón, de la ciencia y de la realidad. De manera que la conocida estructura dunsaniana fue asimilando estos elementos nuevos hasta que se produjo el salto dialéctico a su fase madura, la de los Mitos de Cthulhu.


En esta nueva etapa destacan como se ha señalado la influencia de dos escritores, uno es Arthur Machen del que tomó los cultos de la antigüedad clásica, los afanes arqueológicos, las doctrinas esotéricas de ciertas sociedades secretas, el materialismo de explicar lo sobrenatural mediante ciertos secretos científicos hoy olvidados.

El otro es Algernoon Blackwood del cual tomó la idea de la existencia de seres primordiales que han sobrevivido hasta nuestros días y la idea de que el universo no es nada sin la presencia de ciertas fuerzas elementales de la naturaleza, teorías ambas que se resumirían en una frase de este autor: "Es concebible que tales potencias o seres hayan sobrevivido desde una época infinitamente remota en que la conciencia se manifestaba quizá a través de cuerpos y formas que ya hace tiempo se retiraron ante la marea de la ascendiente humanidad, formas de las que solo la poesía y la leyenda han conservado un fugaz recuerdo bajo el nombre de dioses, monstruos, seres míticos de toda clase y especie".

Estos rasgos temáticos son identificados por el lector como el tema principal de la fase de los mitos cosa que el mismo Lovecraft explicaba: “Todos mis relatos, por desconectados entre sí que puedan parecer, están basados en la misma idea: la de que este mundo estuvo habitado en otra época por otra raza, la cual fue expulsada del planeta por practicar la magia negra, y ahora vive en un plano exterior, acechando la ocasión de volver a tomar posesión de la Tierra.”


Además de estas dos influencias, los mitos se alimentaron de múltiples aportaciones debidas a las lecturas e ideas de Lovecraft y de su círculo de amigos, así se añadieron elementos de la literatura de ciencia ficción, del ocultismo y de las religiones esotéricas.

De esta manera el mundo onírico se transforma en realismo formal donde se contraponen la realidad objetiva y materialista, la razón y la conciencia frente a lo irracional y lo oculto. Y esta es verdaderamente la gran aportación de Lovecraft y sus colegas, en un mundo materialista y científico la explicación meramente sobrenatural cada vez convence menos, el relato fantástico necesita de visos de verosimilitud, no se trata sin embargo de hacerlo pasar por verdad científica objetiva, pero sí de darle un tinte de verdad que lo haga aceptable en un nivel estético.

Retomando de nuevo las palabras de Lovecraft: “El principio fundamental debe ser el de una exposición científica -puesto que ese es el modo normal de presentar un hecho nuevo al conocimiento existente-, y no debe modificarse mientras el relato se desliza gradualmente de lo posible a lo imposible”. “La ficción espectral debe ser realista y atmosférica, sin perder nunca de vista que el escenario, el ambiente y los fenómenos son más importantes para el efecto que se desea causar que los personajes y la trama. El impacto de una narración fantástica reside simplemente en la violación de una ley cósmica considerada como absoluta –una huida imaginativa de la realidad- puesto que los héroes lógicos son los fenómenos, mas que las personas.”


Esta formula que ha sido bautizada como “cuento materialista de terror” exigía por consiguiente el abandono de los países y tierras míticas de antaño y su transposición a la geografía conocida que en el caso de Lovecraft son las costas atlánticas del territorio llamado Nueva Inglaterra que incluye los estados de Connecticut, Maine, Nueva Hampshire, Vermont, Massachusets y el propio Rhode Island. Aquí bajo diferentes nombres inventados pero conservando en esencia el ambiente que destilaban esos pueblos y ciudades costeras (que Lovecraft conocía tan bien) tienen lugar gran parte de sus relatos.






Su horror al mar también se integra perfectamente con los demás elementos de sus cuentos: Cthulhu, máximo símbolo de este universo fantástico, yace en el fondo del mar, los seres híbridos de sus relatos a menudo son cruces de hombres y bestias marinas, los barrios portuarios, el olor a pescado corrompido son, en sus relatos, signo inequívoco de la presencia del mal.


En entonces de ese mar gigantesco y misterioso (probablemente el único territorio sobre la tierra capaz quizás de albergar lo desconocido) de donde surgen muchos de sus espantos que están encarnados no en puros dioses, ni en figuras oníricas sino en seres materiales (aunque de una materia distinta y ajena a la que conocemos) que habrían venido a la Tierra mucho antes que el hombre. Estos seres son personificaciones de los arquetipos más aterradores y primitivos, de los monstruos más antiguos de nuestro abismo interior. Estos monstruos nunca domesticados, se manifiestan de nuevo con todo su poder cuando, en el sueño (una de las pocas puertas abiertas a ese abismo interior), descendemos a las profundidades del alma donde habitan.


Aquí se produce la lucha entre los Primordiales encarnación de nuestros terrores y deseos más ancestrales, y la razón que los hundió en los abismos del subconsciente desde donde sueñan con regresar y volver a dominar el mundo. Es la lucha del interior entre la razón y el abismo que se manifiesta en la contemplación alucinada del hombre moderno enfrentada a los demonios de los tiempos remotos.


Este razonamiento sobre el significado de los mitos de Chtulhu ha sido explicado por algunos críticos de la obra de Lovecraft como consecuencia de su propia personalidad y de su desdichada y solitaria vida. Lovecraft nunca creyó en la abstracta y estéril mitología cristiana que imperaba en torno suyo, en cambio fue desde su infancia un devoto de los cuentos de hadas y de las Mil y Una Noches, en los que tampoco creía, pero los cuales, pareciéndole tan inciertos como La Biblia le resultaban mucho mas placenteros.


Así pues lejos de creer en magias y esoterismos Lovecraft fue siempre un hombre lógico, materialista, racionalista, ateo. Sin embargo esta inevitable conclusión a la que llegaba sobre el mundo en el que vivía se transformaba también en angustia y decepción, ¡Qué pena que el mundo sea bajo y miserable! ¡Qué pena que los sueños sean tan solo eso!. Era pues un hombre que no creía en nada pero que se sentía profundamente desdichado por ello.


Al descubrir que la religión era un absurdo quedó en él un vacío que intentó llenar con un mundo místico imaginario, así pues su literatura funciona sobre todo como una evasión en la que supo transmutar sus dolores en arte. En sus relatos encontró expresión mítica la vida reprimida de sus sentimientos, en ellos supo sublimar las fantasías que rechazaba su intelecto formalista
Lovecraft aludió a su afición a lo fantástico diciendo que se trataba de “una característica de la personalidad, cuya fuente solo puede ser rastreada por un psiquiatra o un biólogo...El objetivo de una narración es el de reflejar una emoción, o una situación real de la vida, y si se tiene en cuenta la influencia que lo fantástico ejerce sobre nuestras emociones y sobre nuestra vida hay que convenir en la necesidad de la narración fantástica como forma literaria, ya que el sentimiento de lo misterioso es una emoción auténticamente humana”.


Los viejos mitos y leyendas de la antigüedad abolidas por el racionalismo del siglo XVIII y recuperados por el Romanticismo de un modo puramente estético se convierten así en esta etapa en una defensa, una huida ante el vacío existencial que nos ha dejado una ciencia y una razón empeñadas en que comprendamos que el mundo no es otra cosa que lo que en realidad es, pero de algún los mitos de Chulthu recogen de ese mundo racional y moderno lo que les interesa y luego lo subvierten y transforman hasta convertirlo en un caos cósmico nacido de los abismos de tiempos remotos. Veamos un ejemplo de ello.



THE SHADOW OVER INSMOUTH








PROLOGO
Este relato publicado en 1931 ha sido elegido por dos motivos, primero porque es un ejemplo muy claro de la época mas celebre del escritor conocida como la de “Los mitos de Cthulhu” y segundo porque particularmente lo considero el más terrorífico de cuantos he leído del hombre de Providence y casi diría que de cuantos he leído del género.
Recomiendo a todas las personas interesadas en este modesto comentario que por supuesto lean primero el relato
“, no podía sustraerme a la sensación de que en todo momento me vigilaban unos ojos ocultos, taimados y fijos que no parpadeaban jamás”. La Sombra sobre Innsmouth, H.P. Lovecraft.

SINOPSIS
Innsmouth es como Arkham, o Miskatonic el nombre imaginario, pero perteneciente a la geografía real, de la región de Nueva Inglaterra El narrador en primera persona del relato oye hablar de esta localidad de modo casual en la estación de ferrocarril de Newburyport donde se encuentra haciendo escala en un viaje de placer.


Los rumores sobre pactos con demonios del mar, plagas misteriosas, extrañas joyas sacadas nadie sabe de donde, milagrosas capturas de pescado de tamaño descomunal así como ciertos detalles sobre el insólito aspecto físico de los habitantes del pueblo espolean la curiosidad del viajero que decide averiguar algo más sobre Innsmouth.


Sus investigaciones le llevan al museo local donde se haya expuesta una de esas joyas llegadas desde el pueblo misterioso, la contemplación de esa joya, una tiara adornada con figuras de extrañas criaturas híbridas despierta en el hombre una extraña sensación de familiaridad. En el mismo museo le mencionan también la existencia en el pueblo de cierto culto conocido como “Orden Esotérica de Dagon” al que son adeptos la práctica totalidad de sus escasos habitantes. El viajero decide en contra de los numerosos consejos que recibe en Newburyport acudir al día siguiente a visitar el pueblo tomando el autobús de línea. Quizás la idea de visitar un pueblo maldito en autobús no le pareció a Lovecraft demasiado terrorífica para lo cual adornó el viaje haciendo al narrador el único ocupante del vehiculo que además de estar en un estado cochambroso era conducido por un individuo “de aspecto siniestro”.


La descripción del recorrido del autobús por un Insmouth sembrado de construcciones ruinosas y decadentes e invadido por un persistente y nauseabundo olor a pescado podrido va sumergiendo cada vez más al lector en una atmósfera preñada de inquietud y amenaza, en palabras literales del narrador “El interminable espectáculo de callejones desiertos y fachadas miserables, la infinidad de cuchitriles oscuros, vacíos, abandonados a las telarañas y a la carcoma, provocan un temor que ninguna filosofía puede disipar.”


El visitante recorre el pueblo encontrando más de lo mismo, casas convertidas en escombros, factorías abandonadas y grupos de paisanos silenciosos y hoscos de andar torpe y bamboleante reconocibles en seguida por tener la “pinta de Innsmouth” manifestada sobre todo en sus ojos fijos e imperturbables que no pestañean jamás, todos jóvenes, no se ven ancianos por ningún sitio, tampoco se ven perros ni gatos, las ventanas de los pisos altos cerradas y clavadas con tablas.


Cada vez más inquieto el visitante desea marcharse cuanto antes pero una vez más la curiosidad vence a la prudencia. Al tropezarse con un anciano borrachín del cual le han comentando (en una tienda de comestibles atendida por un forastero como él) que suele contar disparatadas leyendas sobre el pueblo, decide abordarle con la ayuda de una botella de whisky.


El anciano borracho le cuenta una historia fantástica sobre el origen de la maldición que ha caído sobre Innsmouth. Hace muchos años algunos marineros del pueblo llegaron a un archipiélago de los Mares del Sur, en una de las islas había una gran abundancia de pescado cuando en la otras apenas se sacaba para malvivir, además había muchos objetos de una extraña clase de oro con motivos labrados mostrando unos seres monstruosos mitad peces mitad ranas. Interrogando a los nativos se enteraron de que andaban en tratos con esas criaturas que procedían de los abismos marinos donde habitaban en ciudades bajo el agua. A cambio de sacrificios humano, las bestias del mar les entregan el oro y toda la pesca que quisieran. Con el tiempo aquellos seres llegaron a mezclar su sangre con los humanos dando como resultado criaturas híbridas que nacían con apariencia humana pero que con el tiempo se volvían como los seres del abismo y terminaban arrojándose al agua para vivir entre ellos una vida inmortal.


Los nativos enseñaron a los marineros los ritos y conjuros necesarios para invocar a las bestias del mar que estaban diseminadas por todo el mundo de manera que en cualquier parte del océano se podía dar con ellos.


Los marineros de regreso a Innsmouth trajeron consigo aquellos rituales presentándolos como la solución para la decadencia económica del pueblo y conminaron a sus paisanos a abandonar los inútiles ritos cristianos y adoptar la religión de la Orden Esotérica del Dagon.


El visitante queda conmovido por la historia aunque sin acabar de creérsela. Aun así decide abandonar cuanto antes el pueblo que le resulta cada vez más aborrecible, ¿hará falta decir lo que sucede entonces?, al llegar a la estación del autobús el conductor le comunica “con un repugnante acento gutural” que el autobús está estropeado así que no tendrá más remedio que pasar la noche en el hotel del pueblo...


En una habitación de aspecto lúgubre, en medio de una “atmósfera de humedad estancada, lo que me sugería inevitablemente emanaciones de putrefacción y muerte” va llegando la noche.
En medio del silencio y la oscuridad empiezan a oírse ruidos de pasos furtivos, alguien intenta entrar en la habitación sin conseguirlo, se oyen gruñidos que no guardan relación con ningún lenguaje humano, la luz eléctrica ha sido cortada, el forastero siente la necesidad de escapar de allí cuanto antes, los inhumanos gruñidos van en aumento, el olor a pescado se hace mas fuerte, alguien comienza a embestir la puerta, parece como si una horda se hubiera reunido en el pasillo con la intención de entrar en la habitación del modo que sea, el forastero huye del siniestro edificio descolgándose por una ventana. A pesar de los explícitos horrores que se verán más tarde yo considero este pasaje como uno de los más terroríficos debido a esa sutil uso de la oscura soledad llena de extraños ruidos y olores.


Una vez en la calle el visitante ve como una tropa de individuos bamboleantes sale del Hotel en su persecución comandadas por una figura coronada por una tiara, la misma que había visto en el museo de Newburyport.


Nuestro hombre huye por las calles del pueblo tan solo alumbradas por la luna, por las aceras resuenan los pasos enérgicos y los gritos guturales de sus perseguidores. El fugitivo se dirige por las vías abandonadas del tren hacia las afueras del pueblo. Sólo tiene que atravesar el punto en el que estas vías cruzan la carretera principal y estará a salvo pero antes de llegar escucha el ruido de la horda aullante que se acerca precisamente por esa carretera de modo que tiene que esperar a que pasen por el punto que cruza la vía y se alejen para proseguir su huida. Sabe que va a ver a sus perseguidores de cerca por primera vez en aquella encrucijada bañada por la luz de la luna, se propone cerrar los ojos para no mirarles pero ... ya sabemos que no lo hará, “Entonces no pude resistir más, y abrí los ojos”.


Interrumpimos aquí el relato por si alguien desoyendo los consejos ha decidido leer la sinopsis sin haber leído previamente el cuento. Además tampoco se trata aquí de contar punto por punto lo que Lovecraft ya escribió a la perfección.


EPILOGO


En este cuento se manifiestan, como se ha dicho al principio, casi todas las claves que configuran los mitos de Cthulhu. No en vano está publicado en 1931 cuando la elaboración de los mitos estaba en su apogeo, el primero de ellos 2La ciudad sin nombre” había sido publicado en 1921 y el último “El morador de las tinieblas” en 1935.


Encontramos aquí la descripción de ciudades sumergidas en las profundidades del mar habitadas por criaturas que aguardan el momento de volver al mundo que una vez fue suyo y encontramos también descripciones de las decadentes poblaciones rurales de Nueva Inglaterra y sus huraños habitantes.


Asimismo en este como en los otros relatos se manifiesta la contradicción entre el racionalismo mecanicista y el anhelo de sueños numinosos que estaban ligados a la imagen mítica del pasado, un pasado dominado por las fuerzas del mal pero que son al fin y al cabo nuestro propio pasado manifestado en símbolos que perviven en nuestro subconsciente. El narrador va reconociendo progresivamente en los horrores contemplados su propio origen, su pertenencia a ese pasado abismal, al principio es un extraño, el único ser normal en un lugar enfermo que adopta la actitud del espectador alucinado (al fin y al cabo un “alter ego” de su propia actitud ante la vida y ante sus semejantes) pero que acaba por descubrir que él mismo es mucho mas monstruoso aun.
El descubrimiento de su hermandad con las criaturas del abismo seria así una metáfora sobre la revelación al ego racionalista de la existencia de su propio substrato irracional, ese “terror ancestral que yace en todos nosotros como denominador común”. El monstruo está dormido en nuestro interior.


Pero como se ha visto también anteriormente la transposición a la escritura de estas inquietudes están revestidas de un armazón físico palpable. Innsmouth es un nombre inventado pero perteneciente al mundo real, es un pueblo señalado en el mapa, con un pasado recogido en los anales de las bibliotecas y aunque aislado se puede llegar hasta él simplemente cogiendo el autobús. La descripción de las ruinas del pueblo es inquietante pero perceptible a través de los sentidos y no se diferencia mucho de la que cualquier viajero pudiera contemplar en pueblo en decadencia. Los habitante de Innsmouth tienen un aspecto desasosegante pero al fin y al cabo humano y en un primer momento el narrador de la historia achaca dicho aspecto a la endogamia. El horror de Innsmouth es un pues y hasta ese terrible momento en la encrucijada bañada por la luz de la luna un horror verosímil. Además todo lo ocurrido a partir de dicho momento puede ser igualmente interpretado de forma racional como producto de alucinaciones provocadas por el miedo.


Como conclusión es de señalar una última característica que resulta ser la más inquietante en la lectura de este y otros relatos de Lovecraft. Según muchos de sus analistas el escritor de Providence manifestaba un profundo sentimiento racista. En su niñez su madre le contaba que su familia provenía de Inglaterra y que él era por tanto de estirpe británica y por consiguiente ajeno al terrible país en el que vivían. Más tarde manifestaría un sentimiento enormemente reaccionario. Sentía una gran predilección por el siglo XVIII en particular y por todo lo antiguo en general a la par que un miedo visceral por todo lo nuevo, incluso deploraba la independencia de su país, se consideraba británico al cien por cien y adoraba todo lo que le recordase el pasado colonial de su patria.


Amaba la Nueva Inglaterra colonial porque aún no había sido mancillada por según sus propias palabras “esa chusma de extranjeros miserables venidos de la Europa Continental”. En una de sus cartas relata un viaje a los barrios bajos de Nueva York y dice que se vio obligado a caminar por el centro de la calzada para no rozar esa “horda itálo-semitico-mongoloide que pululaba, leprosa, llena de llagas y podredumbre, en las aceras” ¿Serán sus monstruos híbridos y sus criaturas inhumanas una transposición de aquellos roñosos inmigrantes?


En el relato en un primer momento, la decadencia física de los habitantes de Innsmouth es achacada además de a la endogamia a la contaminación por mezcla de sangre con otras razas, sin olvidar que posteriormente se revela que esa degeneración es producto de la mezcla con “criaturas extrañas”, ¿sería esto una condena implícita del concepto tan americano de “meeting pot”?.


Más aun, al principio del cuento se describe como tras informar a las autoridades de lo ocurrido en el pueblo estas se presentaron en Innsmouth, volaron e incendiaron las casas del pueblo y detuvieron en masa a sus pobladores internándoles en campos de concentración sin acusación, sin juicio y sin que se volviera a saber nada de los detenidos. No es necesario decir a que nos recuerdan estas acciones.


¿Qué significa en realidad todo esto? ¿estamos ante un cuento de terror o ante una metáfora sobre la limpieza étnica obra de un escritor racista?.


Por lo que cuentan sus biógrafos al final de su vida Lovecraft empezaba a simpatizar con los fascismos crecientes, sin embargo esta simpatía tiene una explicación más bien psicológica ya que no adoptó nunca postura política alguna de forma pública ni tuvo contacto con las organizaciones filonazis que proliferaban en aquellos días, y como murió en 1937, no se puede adivinar cuál hubiera sido su postura ante todo lo que sucedió a partir de ese año.


Así pues esas ideas solo deben explicarse en razón de la personalidad de Lovecraft, sus simpatías nazis eran simpatías de neurótico que necesitaba orden para vencer su propio desorden, de fracasado que anhelaba poder, de hombre torturado por su propia lógica inexorable, de niño enfermizo y delicado que teme al obrero hirsuto, y también de hombre espiritualmente malsano que necesitaba pureza. También laten en sus simpatías fascistas su odio neurótico al hombre y a la sociedad, su educación aristocrática, medrosa y miserable, su incapacidad ante la vida práctica y también su protesta social. Seguramente vio en las radicales ideas que llegaban de Europa un nuevo orden luminoso, un alborear real de utopías gloriosas en las que apenas se atrevía a creer. Su profascismo se revela entonces como puramente imaginario, ideal, fantástico como sus cuentos.


Además su racismo tenía más de fobia (entendida como miedo o pánico) que de odio, en sus propias palabras “Soy sencillamente incapaz de contemplar seres anormales sin sentir náuseas”. Lovecraft expresaba estos miedos de la misma manera que un hombre con fobia a las serpientes expresaba su miedo irracional a estos reptiles.


Por otro lado también encontramos que estas supuestas ideas están expresadas de forma contradictoria. Su amada Nueva Inglaterra aparece en sus cuentos como un lugar tenebroso, y sus habitantes de cuya pureza anglosajona tanto se enorgullecía se muestran como seres atrasados, degenerados por los muchos cruces consanguíneos, poseídos de supersticiones sin cuento, dominados por un absurdo orgullo y encerrados en un círculo pequeño y sofocante, con lo cual su territorio soñado se revela como una mera utopía. Lovecraft rechaza lo extraño pero señala la decadencia de lo propio, sentía terror por el prójimo pero sentía como cárcel el ambiente enrarecido de los suyos.


Tampoco debemos olvidar como se señaló al principio que el mismo en su “alter ego” del relato acaba por reconocer su propia pertenencia a esa raza degenerada.


En fin, queda a elección del lector si desea perderse en estas elucubraciones psicológicas, sociales y políticas o bien si desea simplemente gozar de un cuento de terror y recorrer con el viajero narrador las malolientes calles de Innsmouth, sentir su espanto al escuchar a la horda que rumorea por el pasillo frente a su puerta, huir en su compañía por las oscuras calles del pueblo perseguido por legiones aullantes y nauseabundas o contemplar el desfile de la encrucijada. Yo recomiendo olvidarse de lo primero y hacer lo segundo.



“Al despertar no lograba acordarme de todo, pero los fragmentos que recordaba habrían bastado para hacerme pasar por un loco, o quizá por un poeta maldito.” La Sombra sobre Innsmouth, H.P. Lovecraft




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Wednesday, May 02, 2007

La escena: La mejor....muerte.....de la Historia