Monday, July 30, 2007

Y así se acabaron los gritos y los susurros

Sunday, July 29, 2007

Es mejor no saber como estan hechas las hamburguesas y las leyes



El origen de “Fast food nation” es un libro con formato de ensayo periodístico que el director Richard Linklater decidió convertir en película de ficción por motivos que -a pesar de haber leído una entrevista alusiva al tema- no comprendo muy bien.

El argumento de la película está dividido en tres historias paralelas que se cruzan de forma superficial (y bastante poco convincente) en el territorio físico de un gran matadero situado en el estado de Colorado. Hasta allí llega Don Anderson (Greg Kinnear) directivo de una cadena de comida rápida que trata de verificar una información según la cual la carne que venden está contaminada con excrementos. Hasta allí llegan también varios espaldas mojadas (entre los que se encuentra Catalina Sandino Moreno que cómo de costumbre resulta demasiado guapa para los papeles que le dan) para trabajar a destajo en la fábrica de carne. Y por último allí vive un grupo de adolescentes que trabaja a media jornada en alguna de las hamburgueserías propiedad de la cadena y que demuestran la poca dedicación que tienen a su trabajo escupiendo en la comida de sus clientes.

Entre las dos primeras historias se adivina una fuerte relación. La presión que impone el mercado (al que un mesiánico personaje interpretado por Kris Kristoferson denomina “la maquina”) hace que el ritmo de trabajo en la fábrica deba ser frenético, es decir, sin demasiado tiempo para instruir a sus trabajadores ilegales con el objeto de que eviten mutilarse o que los excrementos del interior de los intestinos del ganado vaya a parar a la carne. Tal y como el personaje que interpreta Bruce Willis le dice –mientras le sugiere que haga la vista gorda a las cosas que ha visto en la fábrica- a Don Anderson “todos tenemos que comer mierda de vez en cuando”.

La tercera historia en cambio resulta muy difícil de conectar con la línea argumental de la película y aparte de eso es bastante mala de por sí: llena de interminables diálogos de besugo (un poco al estilo de “A scanner darkly” pero sin dibujitos) y personajes inútiles y encima termina con una ridícula escena protagonizada por un comando de ecologistas capitaneados por ¡Avril Lavigne.!.

El mensaje de la película parece ser el de que el circulo vicioso del sistema sólo puede funcionar explotando al máximo los recursos de que dispone y que más vale mirar hacia otro lado o cerrar los ojos ante lo que te metes en la boca. Es una idea interesante pero la película no lo es en absoluto, incluso prescindiendo de la tercera historia antes mencionada resulta un producto filmado de forma plana y tópica, como si se tratara de la obra de un novato y no de un director con una interesante carrera que cuenta al menos con tres grandes películas.

Resulta curioso que, conociendo la renuncia expresa de Linklater a filmar un documental, las dos mejores escenas de la película encajarían mejor en este tipo de formato: me refiero a un impresionante plano aéreo sobre las miles de cabezas de ganado que esperan la muerte junto al matadero y otro que muestra de forma explicita lo que ocurre en el interior de ese edificio.

Wednesday, July 25, 2007

Doggie style

Supongo que no hará falta explicar con detalle la tremolina generada la semana pasada con el secuestro de la revista “El Jueves” y supongo también que no hará falta ilustrar estas palabras con la caricatura que lo ha motivado. Cualquiera con los conocimientos suficientes como para encender un ordenador habrá encontrado la manera de dar con la portada polémica.

Se ha hablado mucho sobre el tema: que si el secuestro de publicaciones es un recurso demasiado extremo como para aplicarlo a este caso, que si el delito de injurias a la familia real es algo obsoleto, que si dicha familia recibe un trato especial en lo que a la justicia se refiere, que si en el fondo lo único que ha conseguido esta medida es hacer que esa portada la vea gente que ni sabia que existía la revista (incluso mi padre la ha comprado), etc…. Todos estos argumentos son bastante razonables pero en todo lo que se ha dicho echo en falta algunas cosas, sobre todo alguien que diga que esa caricatura es una canallada.

Para mi la Monarquía es como los toros. Sí, es una vergüenza que en el siglo XXI todavía siga en vigor pero pienso que la gente pierde demasiado tiempo con algo que tampoco es tan importante. Esta forma de gobierno no es más que una pequeña estupidez desfasada y no creo que los muchos problemas que tenemos en España sean causados por ella ni que su desaparición supongo un gran cambio en nuestra vida. Sí, es cierto que al Carlangas es una herencia del franquismo y que la gente en el 78 hubiera votado cualquier Constitución aunque en ella se contemplara que España pasara a llamarse Chorrilandia y que Joe Rigoli fuera nombrado presidente vitalicio de la comunicada autónoma murciana. Pero bueno es lo que hay, nuestra forma de gobierno es la Monarquía Parlamentaria y lo será posiblemente para siempre (entiendo como “siempre” los próximos 50 años que es lo que nos interesa a todos los que estamos vivos ahora mismo).

Esto no significa que debamos tenerle ningún respeto, en verdad tenemos todo el derecho a no tenérselo, yo mismo he sido el primero en propagar chistes obscenos con respecto a la pareja de la portada de El Jueves o en reírme de las meteduras de pata del cuñado del heredero o de las calaveradas de su padre. Y esto es lo que yo considero la clave del asunto. Este tipo de chanzas pertenece al pueblo y deben transmitirse por los canales habituales (sobremesas de bodas, pintadas en las paredes y foros de Internet). Esa caricatura es privilegio de los artistas de las puertas de los retretes y no de la portada de una revista editada por una empresa con código de identificación fiscal y declaraciones trimestrales del IVA.

Y la verdad no creo que pensara distinto si la pareja caricaturizada fuese otra cualquiera, incluida la formada por mis muy odiados y despreciados Aznar y Botella (algo que por lo visto ya ha sucedido en esta revista).

A lo largo de esta semana han sido tantas y tan acreditadas las opiniones contrarias a lo que yo pienso sobre este asunto que he llegado a tener dudas sobre mis razones e incluso de si debería trasladar dichos pensamientos a este blog. Pero creo que uno tiene que aferrarse siempre a su primera impresión sobre las cosas, antes de que la impresiones de los demás le contaminen inevitablemente. Y la verdad es que cuando vi esa portada lo primero que pensé fue “se han pasado, no me extraña lo del secuestro”.

En fin es posible que sea inquietante vivir en un país donde se puede secuestrar una publicación, cancelar su página web y retirar los ejemplares de los kioscos. Pero me parecería igual de inquietante vivir en un país en donde se puede publicar en una revista de tirada nacional una caricatura de nuestro próximo Jefe de Estado F-O-L-L-A-N-DO con su señora sin que ocurra nada. Y esto es lo que opino de este asunto por si os interesaba saberlo.

Termino con un video de los Specials por motivos que no podría explicar ni aunque me fuera la vida en ello aunque verlo será sin duda más interesante que la lectura de esta entrada y también sin duda más interesante que todo el asunto en cuestión.




Thursday, July 19, 2007

Abecedario del Crimen Capitulo IX: La novia de la muerte

La primera vez que supe de este asunto fue a través de la lectura de “A sangre fría” de Truman Capote. En este libro se describía cómo en el juicio de otra pareja de asesinos (que acabó haciendo compañía a Perry y Hitchock en el corredor de la muerte) el público asistente estaba formado en su mayoría por adolescentes debido a que los dos acusados eran jóvenes extraordinariamente guapos. Recuerdo lo mucho que me extrañó aquella historia. Por muy adonis que fuesen aquellos tipos no dejaban de ser un par de asesinos que habían cometido una serie de crímenes terribles y absurdos ¿Qué atractivo podía encontrar nadie en esa clase de gente?.

A lo largo de los años fui conociendo más detalles sobre este fenómeno al que la Biblia del Mal dedica un par de capítulos. Al parecer el término con el que se conoce a estas mujeres enamoradas de criminales famosos es “exaltadas” nombre con el que se bautizó a los enjambres de admiradores que atestaron la sala donde se juzgó a Robert Chambers una especie de Patrick Bateman de carne y hueso.


En palabras de la escritora Sheila Isenberg autora del libro “Women who Love Men who Kill” no existe asesino célebre que no haya sido literalmente perseguido por docenas de mujeres independientemente de su aspecto o del acto cometido, desde Ted Bundy (todo un figurín para el dudoso gusto de la América de los setenta)


hasta Danny Rolling un individuo tan repulsivo como los crímenes por los que fue condenado



También las mujeres asesinas tienen sus admiradoras. Así ocurrió en el caso de Myra Hindley celebre exterminadora de niños británica y su novia Patricia Cairns, antigua monja reconvertida en funcionaria de prisiones. Sus encuentros sexuales tenían lugar en la capilla de la prisión y posteriormente cada una se masturbaba a solas a horas concertadas. A Hindley le cayó un año adicional y a Cairns seis meses por planear una fuga.





Tal vez las mujeres corrientes se pregunten en qué radica el fuerte atractivo de asesinos múltiples y uxoricidas. Una buena explicación es la ofrecida por el psiquiatra David Abrahamsen, que actuó en el caso Berkowitz (más conocido por su nombre de guerra “el hijo de Sam”). En sus propias palabras “La mayoría de estas mujeres se sienten desgraciadas, frustradas e insatisfechas. Se tienen en baja estima y quieren unirse a figuras poderosas”. A esto hay que añadir que amar a un hombre encarcelado ofrece cierta seguridad. El reo es un blanco fácil para el afecto y está dispuesto a responder con entusiasmo a toda clase de requerimientos. Además es fácil idealizar al objeto amoroso encarcelado porque la perspectiva de que el vínculo se consume es escasa. Esta mezcla de celibato y distancia dolorosa es adecuadísima para las católicas estrictas, abrumadora mayoría entre las pretendientes de asesinos.


El problema empieza cuando el recluso queda en libertad. La gratitud se extingue y la relación se revela ficticia. Según la consejera de prisiones Kathryn Parris “la mayoría de las mujeres ligadas a presos describen niveles de pasión e intimidad emocional que sólo se encuentran en los libros.” De todas maneras dada la gravedad de los cargos de los asesinos celebres estas mujeres pueden estar seguras de que su amor nunca terminará en desengaño.

De vez en cuando la atracción inicial puede terminar en matrimonio como en el caso de Ronald Kray un gangster londinense con modales de psicópata que se casó en 1989 con la joven Kate Howard. Lo mismo ocurrió con Richard Ramírez un drogadicto colgado del Heavy Metal que aterrorizó los suburbios de Los Ángeles durante la primavera y el verano de 1985 y que va ya por su segundo matrimonio


Y Charles “Tex” Watson autor material de la masacre en la mansión de Sharon Tate no sólo se casó sino que incluso ha tenido tres hijos (cuatro según otras versiones) en el transcurso de su condena a cadena perpetua

Con todos los respetos para “the power of love” está claro que ninguna de estas mujeres anda muy bien de la cabeza pero en ocasiones las cosas van incluso más lejos y un claro ejemplo de ellos es la historia de Verónica Lynn Compton un emprendedora morena de 23 años que adoraba las historias de crímenes reales y fantaseaba con llegar a ser poeta, dramaturga y actriz. En 1980 empezó a escribirse con Kenneth Bianchi, un chulillo italiano que junto con su primo Angelo Buono habían formado el dúo de asesinos conocido como “los estranguladores de las colinas”


. La excusa para la relación epistolar era que Verónica solicitaba al asesino su opinión como experto acerca de una obra que estaba escribiendo sobre una asesina en serie que engañaba a la policía inyectando semen en las vaginas de sus victimas. El pedido de Verónica llamó la atención de Bianchi y aún más lo hizo el aspecto de su admiradora cuando ésta fue a visitarlo a la cárcel. Pronto las visitas llegaron a las dos diarias y la pareja empezó a soñar con un futuro conjunto en el que recorrían el mundo en un crucero de muerte, rodeados por los frascos que exhibían los genitales de sus victimas.

Pensándolo bien si Verónica estaba libre el sueño no era del todo imposible. Puesto que Bianchi se hallaba entre rejas, ella mataría por los dos y además pondrían en práctica la técnica que la muchacha había ideado en su obra teatral. Además usando el semen de Bianchi, él la acompañaría en algo más que en espíritu. Dicho y hecho un día antes de la acostumbrada visita Bianchi se masturbó dentro de un guante que luego pasó a su novia. Ella recogió la preciosa carga y voló al pueblo costero de Bellingham donde se registró en un motel; luego escogió en un bar local a una camarera de aspecto adecuado. Tras algunas copas Verónica le pidió a Kim Breed- así se llamaba su nueva amiga- que la acompañara al motel para tomar una última copa. Una vez en la habitación, Verónica se acercó a su victima de puntillas y trató de estrangularla. Pero resultó que Kim, una entusiasta del aerobic, estaba en plena forma de manera que arrojó al suelo a Verónica con una llave de lucha y poco después la media naranja de Bianchi estaba en una celda acusada de intento de asesinato.

En prisión Verónica cambió el destinatario de sus cartas, dirigiéndolas ahora a Douglas Clark que ya durante su carrera como asesino se había servido de su novia Carol para que le consiguiera victimas. Clark respondió a las cartas de Verónica con la fotografía de un cadaver decapitado





Por su parte Bianchi sentó la cabeza y en 1989 se casó con otra novia epistolar que le había salido (Shirley J. Book) en una ceremonia celebrada en prisión.

Monday, July 16, 2007

El hombre que susurraba a los espectadores



Me hubiera gustado ver Last Days en pantalla grande pero por desgracia los Renoir persisten en la idea de que en provincias somos demasiado paletos para ver una película en versión original. Y si ver cualquier película doblada es malo ver esta película doblada debe ser un martirio y yo que ya sufrí bastante en esa cadena de cines con los doblajes de “Fahrenheit 911” y “Road to Guantánamo” decidí no volver a pasar por lo mismo de manera que tuve que conseguir la película por otro camino.

He leído en bastantes medios que “Last days” forma junto con “Elephant” y “Gerry” una trilogía sobre la muerte. No soy capaz de analizar “Gerry” de ninguna forma pero en mi opinión las otras dos películas de Gus van Sant forman más bien un díptico (no estoy seguro de que esta palabra sea la que hay que usar en este contexto pero sigamos con ella hasta que el servicio de consultas de la R.A.E. vuelva a funcionar) sobre la banalidad de muerte

En “Elephant” se describía una jornada perfectamente normal en un colegio de enseñanza secundaria con la única novedad de que dos alumnos armados hasta los dientes irrumpieron allí provocando una masacre y una fractura de la mencionada cotidianeidad tan difícil de ignorar como un elefante en una sala de estar. En “Last days” se narran los últimos días de vida de Kurt Cobain (es él aunque le llamen por otro nombre) a lo largo de los cuales el hombre no hace más que vagabundear como un sapo drogado y sucio por una mansión decrépita mientras masculla cosas incomprensibles y se ve continuamente asediado por un hato de gorrones y pelmazos, algo que tengo la sensación de que le ocurría bastante a menudo. Al igual que en “Elephant” la variante es un acto de violencia que convierte un día normal en algo memorable más por sus consecuencias que por el propio acto en sí. Al fin y al cabo apretar un gatillo es algo físicamente tan vulgar como tocar el timbre de una puerta.

De todas maneras en ambas películas ese aparente realismo es presentado de un modo no exento de belleza como sucede en “Elephant” (con esos inexplicablemente hipnóticos travellings por los pasillos del instituto) o como ocurre en “Last days” lo que convierte la visión de esta última en algo visualmente atractivo y, por lo menos en mi caso, en absoluto aburrido por más que tampoco sea un filme del que haya mucho que decir aparte de destacar un reparto encabezado por Michael Pitt (que nació para hacer este papel) y donde también se puede ver a Lukas Haas, Harmony Korine, Asia Argento e incluso a Kim Gordon.

En fin que parafraseando una conocida cita cinéfila puede que “Last days” sea una experiencia vacía pero como experiencia vacía es una de las mejores que se pueden ver. Y además (y esto ya por motivos egoístas) si sirve para sacar de sus casillas a un par de críticos de periódicos fachas o a la chusma de film affinity pues tanto mejor.

Thursday, July 12, 2007

Ten years after




Un hombre puede decir que ha tenido suerte si al final de su vida no le ha sucedido, a nivel personal, nada verdaderamente digno de mención. Otra cosa son los acontecimientos a los que uno ha asistido como simple espectador habitante de la tierra. De ese testimonio no se libra nadie.

Si mi vida terminara ahora mismo y se me pidiera una lista de los diez acontecimientos más importantes de los que fui testigo en todos este tiempo sin duda uno de ellos tendría que ver con todo lo relacionado con el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco del que en esta semana se cumple una decada.

En el año 1997 en los días previos al 10 de Julio las noticias con respecto al terrorismo ofrecían una de las escasas alegrías que generan este tipo de situaciones. En un breve periodo de tiempo dos secuestrados por ETA habían recuperado la libertad, se trataba de Cosme Delclaux, que fue liberado tras pagarse el rescate, y José Antonio Ortega Lara que fue rescatado por la policía después de más de un año de cautiverio.

La alegría duró poco. Posiblemente Miguel Ángel Blanco era uno de los muchos objetivos probables de la banda y puede que el plan del que fue victima hubiera sido urdido desde hacía tiempo. Pero hay pocas dudas de que su secuestro fue la respuesta etarra a la liberación de Ortega Lara al igual que hay pocas dudas de que el objetivo final era su asesinato, lo de conceder un plazo de 48 horas para que se produjera el acercamiento de presos (algo a lo que el Gobierno nunca hubiera accedido y que incluso de haberlo hecho hubiera sido imposible en tan corto plazo) no tenía otra finalidad que añadir un detalle de dramatismo y por consiguiente contribuir a conseguir lo que todo terrorista pretende y lo que su propia denominación indica: provocar el terror.

Que duda cabe de que consiguieron lo que pretendían incluso muy por encima de sus expectativas. Durante esas 48 horas el país estuvo en vilo. No sé muy bien cuanta gente llegó a manifestarse. El otro día leí que seis millones de personas en todo el país salieron a la calle, prácticamente no hubo un solo lugar en toda España en donde no se organizaran demostraciones de algún tipo, algunas incluso de lo más chuscas: una amiga me dijo que la noche antes del asesinato se interrumpió la música en una de las terrazas de verano para rezar una oración. Fue algo espontáneo que pilló de sorpresa a todo el mundo en especial a la clase política que fue prácticamente obligada a mostrar una unión que hubiera sido muy difícil de ver en circunstancias normales. Por poner un ejemplo recuerdo claramente el rostro de Arzallus que miraba con perplejidad (y con cierta inquietud como le sucede a todo político cuando sus electores reaccionan de un modo no previsto) aquellas oleadas de ciudadanos, la mayor parte de los cuales se manifestaban posiblemente por primera vez en su vida, recorriendo las calles cantando “La canción de la alegría” o “Libertad sin ira” dios sabe por qué razón.

El movimiento se produjo también en el sitio en el que vivo. Yo no fui a ninguna manifestación porque este tipo de demostraciones publicas me horrorizan pero como gesto personal recuerdo que me acerqué a la iglesia de San Francisco y recé un poco a pesar de que entonces era (y ahora sigo siendo) un completo ateo. De todos modos yo era optimista, estaba convencido de que los etarras también se habían impresionado por todo lo visto en esos dos días y no se atreverían a matar al secuestrado. Desde luego la banda se encontraba en una disyuntiva: si cumplía su amenaza las consecuencias eran incalculables y si no la cumplía podría ser interpretado como un gesto de debilidad. Y claro, como siempre que ETA se encuentra ante la duda entre disparar o no disparar optó por lo primero. Y le mataron.

Recuerdo que ese día era sábado por la tarde y después de comer me conecté al canal #cinéfilos del IRC a esperar con el resto de amigos virtuales a que se cumpliera el plazo anunciado. Poco después llego la noticia. Para aumentar el dramatismo del momento Miguel Ángel no estaba muerto aún, si mal no recuerdo falleció algunas horas más tarde. Las reacción fue emocionalmente (y en ocasiones también físicamente) violenta entre los millones de personas que esperaban concentradas a que dieran las cuatro de la tarde. En las horas y los días que siguieron se produjeron escenas de un simbolismo extraordinario como las concentraciones también espontáneas frente a las sedes de Herri Batasuna (algunas de las cuales incluso terminaron con agresiones) el intento de quemar algunas de dichas sedes, ostias contra los simpatizantes etarras en la calles de Pamplona en plenos Sanfermines o ese otro momento casi cinematográfico en el que los ertzainas se despojaron de la capucha. Cosas en fin que sólo cinco días antes hubieran sido ciencia ficción.

Todo lo sucedido se sintetizó en el fenómeno conocido como “El espíritu de Ermua”. Se habló mucho también de que aquello era el principio del fin de ETA. Pero algunos no sólo tenemos memoria sino que además nos da por usarla y yo ahí si que me mostré bastante escéptico. A lo largo de mi experiencia personal (afortunadamente sólo como espectador) con el terrorismo ya había asistido a muchos acontecimientos a los que se había distinguido con igual título: el asesinato del Capitán de farmacia Martín Barrios, el asesinato de Gregorio Ordóñez, la masacre de Hipercor, el atentado en el que Irene Villa perdió las piernas, la voladura de la Casa Cuartel de Vic. Un final demasiado anunciado y demasiadas veces desmentido por los acontecimientos.

El llamado espíritu de Ermua no creo que resistiera al final de aquel mismo año. Las primeras inquietantes señales llegaron dos meses después del asesinato en ese alucinante homenaje que tuvo lugar en la Plaza de las Ventas y que estuvo amenizado por los acordes de La Macarena (algo irreprochable por otro lado, no creo que nadie esperara que Los del Río interpretaran el Réquiem de Mozart) y también por el absurdo abucheo al cantante Raimon (creo que por cantar una canción en lengua valenciana) y a José Sacristán (por leer unos versos que incluyan la palabra “comunistas”).

Diez años más tarde se puede afirmar con rotundidad que ese espíritu se ha ido al carajo y que el final de la violencia está tan lejos como diez minutos antes de que el concejal de Ermua saltara a la fama. De todas maneras lo que de verdad me gustaría conmemorar hoy es que durante al menos unos días se produjo el milagro de que las cosas se produjeran como de verdad tendrían que ser siempre: con el pueblo tomando la iniciativa y con los políticos en segunda fila haciendo el menor ruido posible.

En fin al menos este año no hemos tenido que soportar aquel escalofriante documental con el que fuimos escupidos el año pasado por Tele 5 (“me llamo Miguel Ángel, me van a matar”) porque no lo han vuelto a poner ahora ¿verdad?

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Monday, July 09, 2007

Mátalos a todos que Dios ya reconocerá a los suyos



Esto comentario va sobre “28 semanas después” y es para los que ya la han visto.

“28 días después” la película de Danny Boyle que precedió a esta de la que se habla hoy tenía todo el aspecto de ser una especie de collage de casi todo el cine de muertos vivientes que se había hecho hasta ese momento. Resultaban claras las referencias a la trilogía de George Romero desde luego y también se intuían alusiones a “La invasión de los ladrones de cuerpos”, “El último hombre vivo”, “Lifeforce” e incluso a otras no pertenecientes al sub genero como “El día de los trifidos”.

Ni siquiera la idea de que los zombies se muestren mucho más ágiles de lo que suele ser habitual en este tipo de películas es del todo original ya que esto podía verse en “Demons” de Lamberto Bava (sí ya sé que estos no eran zombies sino demonios, también se dice que los del diptico 28 tampoco son zombies sino infectados del virus de la ira, pero para mí un zombie es simplemente alguien que muere y resucita hecho un basilisco).

En resumen que era algo así como un gran homenaje a sus ilustres precedentes y por añadidura era una película de terror bastante aceptable.

Ahora bien ¿qué es “28 semanas después”?. Tal y como anunciaba la película precedente los infectados acaban muriendo de inanición y Gran Bretaña con la ayuda del ejercito norteamericano trata de volver a la normalidad. No obstante dicho ejercito tiene un plan para el caso de que las cosas se vuelvan a desmandar: un protocolo cuyo último grado es la aniquilación total de los supervivientes (lo que incluye dispararles, bombardearles y gasearles en ese orden) para evitar una nueva propagación del virus.

¿Se supone entonces que la película es una denuncia de cómo en situaciones de emergencia el poder civil se entrega en manos de los militares que actúan generalmente de forma arbitraria?. Algo de eso había ya en la primera película de George Romero pero sobre todo en “El día de los muertos”. Lo mismo se podría decir de otras películas de “infectados” como “Rabia” de Cronemberg. Pero a este respecto es extraordinariamente significativo como el final de la película acaba por validar las tesis militaristas y fascistas de manera que vemos como el virus se extiende al continente europeo no porque se aplicara el Código Rojo sino porque no se aplicó a rajatabla. Es decir, si el soldado negro tal y como era su obligación hubiera liquidado a los niños el mundo estaría a salvo. Curioso ¿verdad?. No sé si era esa la idea que quería transmitir la película o si se trata simplemente de otro agujero de un guión muy flojo demasiado ansioso por justificar esa última imagen de Paris bajo el terror de los zombies.

Otro de los argumentos de la película parece girar en torno a ese prólogo en el que el personaje interpretado por Robert Carlyle abandona a su mujer para ponerse a salvo. El hecho de que posteriormente la mujer aparezca con vida indicaría un conflicto familiar acerca de la cobardía y la culpabilidad algo que desaparece en cuanto la madre es eliminada físicamente y el padre es eliminado como personaje al convertirse en un infectado que se limita a correr, aullar y morder como los demás, algo que no favorece mucho las complejidades psicológicas.

El tema de que existan individuos que pueden ser portadores de la enfermedad sin sufrirla es también una aparente novedad que en principio lo único que hace es justificar aún más la teoría del exterminio total de los supervivientes por lo que no se comprende el empeño de la doctora en conservar la vida de los niños ya que un portador es alguien muchísimo más peligroso que un infectado. Parece ser también que esta nueva cualidad del virus hace que los demonios sufran una suerte de evolución (tal y como se veía por ejemplo en “La tierra de los muerdos”) o al menos el zombie de Robert Carlyle parece algo más listo que sus congéneres. Aunque de todas maneras todo es demasiado vago y poco trabajado (tanto en este punto como en el resto de los posibles argumentos de la película) como para poder sacar una conclusión seria.

Resumiendo: yo por lo menos no sé de que va “28 semanas después”, vale que las películas de terror no tienen porque decir nada pero lo malo es que esta parece querer decir algo pero no se sabe muy bien qué.

Pero aunque nos olvidemos del presunto argumento y nos centremos en la carnaza la cosa tampoco mejora. Las escenas clave de la película resultan muy perjudicadas por el abuso del primer plano y de los temblorosos movimientos de cámara (la confusión no tiene por qué ser narrada de forma confusa) algo que podría disculparse en el ya citada prólogo por lo que tiene de enganche con el prólogo de “28 días después” (filmado de manera parecida) pero que no tiene disculpa cuando dicha forma de narrar estropea algunos momentos que podrían haberse convertido en los mejores de la película como ese en el que los infectados irrumpen en la estancia en la que están encerrados los supervivientes desencadenando el caos. Algunas otras escenas como las del bombardeo de la zona segura o la del descuartizamiento de zombies con aspa de helicóptero son simplemente malas y chapuceras.

A todo esto hay que añadir esa irritante manía de algunos guionistas de hacer que el argumento avance a trompicones haciendo para ello que los personajes se comporten de forma ridícula. ¿Qué nos hace falta que la madre resucite?: hagamos que los niños dejen la seguridad del complejo para atravesar un Londres infectado de cadáveres putrefactos para poder llegar a su casa y recoger sus cosas (¿¿¿???). ¿Qué nos hace falta que la mujer transmita el virus al marido¿. Hagamos que el tipo tengo un trabajo en el que use una tarjetita que le permite introducirse sin problemas en unas instalaciones militares siendo un simple civil.

Resumiendo: una película muy floja.


P.D. No quiero dejar de hacer mención a un detalle que puede parecer (y de hecho seguramente es) una tontería. Me refiero a la camiseta del Real Madrid que le hacen llevar al niño durante su primera aparición en pantalla. Sinceramente apenas recuerdo nada del dialogo que tiene lugar durante ese fragmento de la película, es cómo si al nene le hubieran hecho aparecer con un mandril de culo rojo sobre la cabeza.

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Tuesday, July 03, 2007

La escena: Delibly stamped