Sunday, June 28, 2009

Man in the mirror



Thursday, June 25, 2009

Concrete Angel



En menos de un mes han muerto dos personajes con una sola cosa en común. Primero fue David Carradine y hoy hemos conocido el fallecimiento de Farrah Fawcett. Lo que les une es el hecho de que ambos quedaran atrapados para siempre en el imaginario colectivo del espectador por un breve período de celebridad global relacionado con una serie de televisión.

El caso de Farrah fue aún más extremo pues su período de gloria fue extraordinariamente breve, duró apenas lo que duraron los 29 episodios de la primera temporada de la serie “Los Ángeles de Charlie” aunque eso fue suficiente para que la imagen de la rubia texana quedara para siempre impresa en la memoria de millones de personas en todo el mundo.



Puede que todo fuera al fin y al cabo una cuestión de imagen porque la verdad nunca la he considerado una belleza clásica (no era como Bo Derek por poner un ejemplo de otro inmortal icono femenino de los setenta) pero aunque ninguno de sus rasgos físicos fuese especialmente destacable –si exceptuamos su accidentada cabellera- había algo en el conjunto que resultaba increíblemente llamativo o al menos la hacía destacar mucho más que sus dos compañeras de aventuras, especialmente de Kate Jackson y su look sofisticado-repipi-lesbico.



La serie, para que nos vamos a engañar, era el típico producto de una forma de hacer televisión hoy en día totalmente superada y cuya revisión resulta un ejercicio imposible de practicar (al menos para el que esto escribe) sin sentir una incontrolable hilaridad ante argumentos del tipo “los ángeles se infiltran en el circuito de tenis femenino después de que varias tenistas hayan aparecido asesinadas”. No es de extrañar el exagerado tono paródico con el que se abordó la versión del año 2000 para la pantalla grande. Era imposible hacerlo de otra manera.

Pero bueno lo cierto es que tras su fugaz pero inolvidable aparición en la primera temporada de la serie Farrah prácticamente no volvió a hacer nada digno de mención si exceptuamos “Saturno 3”, una simpática película de ciencia ficción robótica en la que la muchacha volvía a hacer de mujer florero que por añadidura resultaba ser la amante del vejete Kirk Douglas.



Quitando eso no hay mucho que decir del resto de su carrera que quedó reducida a una sucesión de papeles de actriz basura sin posibilidad de redención. No es una bonita historia y por lo que he oído la vida de esta mujer tampoco fue un lecho de rosas incluyendo su muerte a consecuencia de un cáncer de colón algo que, por cierto, ha provocado una cascada de comentarios de pésimo gusto que se han prodigado casi tanto como los emotivos mensajes de despedida de los fans de la fallecida en una reacción desagradable pero en el fondo totalmente característica de la dualidad con la que estos mitos son venerados.

De cualquier manera descanse en paz Farrah Fawcett o mejor dicho descanse en paz Jill Munroe.


Monday, June 22, 2009

¿Qué hay de malo en divertirse un poco?


Si vieron "The Wrestler" quizás recuerden este escena (que no he podido reproducir en las plataformas de video habituales por un problema de derechos)

http://www.mediafire.com/?1umnnognj1y

En ese momento me pareció una digresión bastante llamativa la que hacían Randy y Cassidy sobre las diferencias entre el rock de los ochenta y los noventa. Pero el pasado viernes leyendo el suplemento de los viernes de "El País" (lo que antes se llamaba "El País de las tentaciones" y que ahora mismo no recuerdo qué nombre le han puesto) me encontré con una entrevista con Vince Neil vocalista y líder de Motley Crue quizás uno de los grupos más representativos del heavy metal americano de los ochenta.

Yo que más o menos viví la música que se hacía en esas dos décadas no comparto mucho las opiniones expresadas en estos ejemplos, pero lo que me gustaría destacar es el hecho de que el movimiento conocido como grunge surgió precisamente como reacción ante el hair rock o glam metal que predominaba en aquellos años (Axl Rose y Kurt Cobain tuvieron una disputa pública muy célebre en su época) es ahora a su vez ridiculizado incluso por aquellos que sufrieron en su día el escarnio de los jóvenes cochambrosos seguidores de la música de Seattle.

Así es amigos, este pequeño ejemplo es un exponente de que todas las cosas que parecen lo más importante del mundo en un momento dado serán objeto de mofa dentro de diez años y sustituidas por otras que a su vez serán también echadas abajo más tarde sin contemplaciones. Y así es y así será siempre per omnia saecula seculorum amen.


Wednesday, June 17, 2009

¿Crisis?. ¿Qué crisis?

El vídeo que van a ver corresponde al espacio de RTVE “Comando actualidad”, uno de tantos que sigue la estela de “Callejeros”, programa de tele realidad cuyo estilo está proliferando hasta extremos alarmantes.

En esta ocasión las cámaras se alejan del skid row y se acercan al mundo de los multimillonarios (algo que el original “Callejeros” también hizo en cierta ocasión). Y en medio de dicho mundo aparece la estrella rutilante de Carmen Lomana



Lo primero que hay que decir es que esta mujer existe, no es una actriz ni una cómica ni tampoco un personaje de Antonia San Juan (que en una de sus obras tenía a uno que era clavado a esta señora).

Y admitiendo que Carmen Lomana es un personaje real nos queda la duda de si la conducta que estamos presenciando también lo es. Hay varias alternativas: podría tratarse de una broma, la mujer se comporta como ella supone que los espectadores están esperando que se comporte haciéndolo además de forma exageradamente paródica; podría tratarse también de simple y pura inconsciencia aunque resulta difícil creer que ni la mente más simple criada entre algodones y lavanda pudiese ignorar el efecto que estas palabras pueden tener en la audiencia.

Si no es ni una cosa ni la otra quizás podríamos estar ante un verdadero acto revolucionario, un escupitajo consciente en la cara de millones de personas agobiadas con o sin razón por estos tiempos de crisis. Me recuerda a un pasaje de cierta novela que leí hace años –“Bifronte” de de Carlos Campos- en el que un sádico individuo se dedicaba, también en tiempos de crisis, a pasearse por los barrios obreros de Barcelona comiendo caviar y bebiendo champán sentado en un abrigo de armiño sin otro ánimo que provocar el caos (lo cual es desde luego un acto revolucionario).

Puede que esta sea una de las razones por la que no me disgusta esta mujer ni lo que hace. Al fin y al cabo hay bastante hipocresía en la indignación que despierta este video. Los espectadores están acostumbrados a contemplar con calculado horror las desgracias de la escoria de poblados gitanos y barrios chinos de toda España, un horror no exento de cierta sensación de alivio que traducida en palabras podría sonar a “estoy jodido pero al menos estoy mejor que esta gente”. Pero cuando esta mujer y los de su especie toman la pantalla el alivio desaparece porque para esa raza los gitanos y los yonkis somos nosotros. Al igual que el racismo, el paternalismo cambia por completo de significado cuando somos víctimas de él y no meros observadores

De manera que, al contrario que todas esas personas que reclaman el regreso de la guillotina, lo único que puedo hacer ante la visión de Carmen Lomana es conmoverme ante su espantosa e impredecible locura.


P.D.

Dado que en el álbum “Crisis?. What Crisis?” no hay ninguna canción que lleve ese título he elegido, para poner música a este drama, “School” que ni siquiera pertenece a dicho álbum pero que es mi canción preferida de los Super.

Thursday, June 11, 2009

La frase de la semana. Especial Feria del Libro

No sé si ocurrió en “la” Fería del Libro o en “una” fería del libro. Lo cierto es que, donde quiera que fuese, tenemos en una firma de ejemplares a Lucía Etxebarria y, junto a ella, a un autor con menos fama y donosura. La cola frente a la mesa de la primera es interminable mientras que en la mesa donde firma el otro escritor apenas se pasa nadie.

En un determinado momento Lucía se vuelve hacía su compañero de caseta y le dice “Oye, ya que no tienes nada que hacer, ¿por qué no me cuentas algo”.

Thursday, June 04, 2009

Cinco pasos que hacen explotar el corazón


Ha muerto David Carradine. Un actor con una carrera interesante aunque dudo mucho que su fallecimiento pueda conmover a nadie que no guarde un recuerdo personal intenso relacionado con su infancia, algo que es precisamente lo que ocurre conmigo. Y ocurre desde luego porque dichos recuerdos tienen que ver con la famosa serie de televisión Kung Fu emitida en España a mediados de los años setenta.

Y es curioso que esto suceda porque yo jamás vi un capítulo completo de esa serie, de hecho ni siquiera recuerdo haberlo hecho muchos años más tarde en alguna de las variadas reposiciones que se pasaron por televisión. El motivo de que nunca viera un capítulo es que se emitía a un horario demasiado tardío para mi gusto (o, mejor dicho, para el gusto de mis padres), así que cuando comenzaban los créditos iniciales era señal inequívoca de que había que irse a la cama. No obstante esas imágenes del luchador solitario caminando entre las dunas bajo el sol ardiente constituyen uno de los recuerdos más poderosos –televisivamente hablando- que guardo de aquellos tiempos de la primera infancia. Lo serían incluso si Carradine hubiera muerto ese mismo año. Pero no murió, y a continuación hizo cosas interesantes de las que merece la pena hablar.





David era hijo de John Carradine, el formidable actor de cara alargada que participó, casi siempre en papeles secundarios aunque inolvidables, en muchas grandes películas como “La diligencia”, “Las uvas de la ira” o “Capitanes intrépidos”.



David era también hermano (o hermanastro según me acabo de enterar hoy mismo) de los también actores Keith y Robert Carradine (muy conocido el primero y un don nadie el segundo).





En una rápida revisión de su carrera en la imdb comprobamos que hasta que llegó la serie que le dio fama imperecedera David participó casi desde la niñez en numerosos trabajos para la de televisión y películas. Luego podemos ver cómo, en los mismo años en los que se emitía Kung Fu, Carradine participó en dos películas de Martin Scorcese incluida su opera prima Boxcar Bertha, (un interesante filme ambientado en los turbulentos años treinta en el que el actor compartía reparto con Bárbara Hershey quien por cierto acabaría por convertirse en su esposa) y su primera gran película, “Malas Calles” en un breve pero sugerente papel de borracho que acababa cagado a tiros en el siniestro bar de los pequeños mafiosos.




Carradine alternaba estos papeles en películas de cierto tono “auteur” con otros productos totalmente imbuidos en el espíritu de barraca de feria de aquellos años como “Cannonball” o “La carrera de la muerte del año 2000” donde presentaba un aspecto que incluso entonces debió resultar ridículo.



Y siguiendo con este eclecticismo que le acompañó (de forma voluntaria o impuesta por las necesidades económicas) durante toda su vida, en 1977 fue llamado por nada más y nada menos que Ingmar Bergman para que protagonizara “El huevo de la serpiente” un filme que, desafortunadamente, sólo pude ver de forma fragmentaria en su día aunque conservo también en la memoria esta terrorífica escena, quizás la más perturbadora que hay filmado jamás el maestro sueco (lo que ya es decir mucho).



De esta época es también “Bound for Glory” autobiografía del cantautor Woody Guthrie dirigida por Hal Ashby.. Un filme con buenas intenciones y resultados bastante plúmbeos, lamentablemente. Lo sé porque me tragué todos y cada uno de los 147 minutos que duraba.



A partir de ahí vienen una larga serie de títulos que desconozco (y que espero no conocer jamás) de entre los que destaca otro biopic, esta vez filmado para la televisión, en el que el actor daba vida al pintor Gauguin. De este trabajo sí que guardo un buen recuerdo.



En ese mismo año (1980) Carradine hizo “The Long Riders” (Llamada en España “Forajidos de leyenda”) curioso experimento cinematográfico ambientado en los años posteriores a la Guerra Civil Americana y que tenía como personajes protagonistas a varias familias de célebres criminales americanos que eran a su vez (y de ahí el experimento) interpretados por hermanos en la vida real. De esta manera David, Keith y Robert Carradine interpretaban a los hermanos Younger.



Después de eso Carradine siguió trabajando incansablemente aunque la mayoría de las veces lo hizo, presumiblemente, en películas y series de diferentes grados de infamia. Lo cierto es que un en un rápido primer (y seguramente último) vistazo a su carrera no encuentro nada más digno de mención hasta llegar a la película homenaje que Quentin Tarantino le dedicó en el año 2004 y en la que, a pesar de que su personaje daba nombre a los dos filmes (o mejor dicho al filme partido en dos cachos) y su voz y su espíritu se dejaban sentir durante todo el metraje, no aparecía hasta la gran escena final.



Una escena que pudo ser un digno colofón a su carrera aunque lo cierto es que David no dejó nunca de trabajar y de hecho la muerte (debida a causas naturales aunque hay también rumores que hablan de suicidio) le ha sorprendido en Bankog donde se hallaba rodando.

Es posible que muchas personas descubrieran a Carradine precisamente en “Kill Bill” aunque lo cierto es que este actor quedó y quedará ya siempre marcado por el papel que le hizo legendario. Para bien o para mal y con justicia o sin ella hoy no ha muerto David Carradine. Hoy ha muerto Kung Fu. Descanse en paz el pequeño saltamontes.