Sunday, August 29, 2010

La película misteriosa. Un beso en equilibrio

Y para celebra el final del apestoso verano (bueno sí quedan 21 días de Septiembre pero seamos serios, ya nadie considera que el mes de siembra sea verano) recuperamos esta sección después de dos largos años. Ahí queda eso.

Tuesday, August 24, 2010

Living on the frontline

Aunque jamás he estado en Ceuta y en Melilla (ni creo que ponga nunca los pies allí) creo que me hago más o menos una idea de qué entidad tienen estos territorios españoles en África: se trata en ambos casos de poco más que un cuartel con una iglesia enfrente y algunas viviendas alrededor, el tamaño en extensión y en población de ambas localidades equivale pues al de una pequeña capital de provincias o al de un barrio de las afueras de alguna gran ciudad española.



A estas plazas mayores se unen otras plazas menores repartidas por el litoral marroquí y que sólo están habitados por militares o por cabras. Simples escupitajos de tierra sobre el mar incluido el islote de Perejil que hace algunos años fue escenario de un incidente digno de la guerra de Gila.



En lo que a mí respecta yo cogería todos estos territorios mayores y menores, los envolvería hasta que adquirieran una forma más o menos cónica y le diría a Mohamed VI que se los metiera por donde ya sabe. Pero bueno, el problema aquí no es el continente sino el contenido que entre Ceuta y Melilla asciende a 150.000 habitantes y 150.000 españoles son muchos españoles. Ellos han decidido vivir allí, por razones que no entiendo pero que respeto, y como ciudadanos amparados por la Constitución deben ser defendidos y protegidos aunque todavía no sé muy bien contra qué.

La idea de alguna clase de operación militar contra estas plazas carece por completo de sentido. Y los que recuerdan la célebre Marcha Verde deberían también recordar que dicha agresión se produjo contra un Estado debilitado con un líder con tubos metido por la nariz y que además se había granjeado la antipatía de la opinión pública mundial. Pero en esta España democrática y moderna del siglo XXI, protegida por la OTAN y con los habitantes de Ceuta y Melilla convertidos en ciudadanos de pleno derecho de la Unión Europea ¿Alguien que tenga dos dedos de frente y que no trabaje de comentarista en la COPE puede sostener que hay algún peligro de que el sarraceno ponga un pie de forma violenta en alguna de las dos ciudades?

Y aún más, supongamos que efectivamente algún día y por el método que fuese Marruecos lograra la soberanía que pretende ¿Qué ganaría en ese caso? ¿Unos pocos kilómetros cuadrados de edificios vacíos? Allí no hay un banco pesquero importante ni los mayores yacimientos de fosfato del mundo (como en el caso del Sahara Occidental). En este caso el mayor activo de Ceuta y Melilla son también sus habitantes en cuanto a ciudadanos europeos, la existencia de estas dos ciudades de población y economía occidental resulta un estímulo a su vez para la economía de las regiones circundantes que exportan sus productos a dichas ciudades y cuyos pobladores atraviesan día a día la frontera para trabajar allí. La recuperación por Marruecos de esos territorios no acarrearía ningún beneficio y sí múltiples pérdidas. Un caso parecido aunque a la inversa sucede en Gibraltar (cuya soberanía, afortunadamente, sólo reivindican ya cuatro monos, y no precisamente de los que habitan en la roca).

Esta certeza no es obstáculo para que de vez en cuando se produzcan algunos incidentes que parecen tener fines puramente propagandísticos. Así sucedió en su día con el ya mencionado conflicto de Perejil y así parece que ha sucedido también ahora cuando se han denunciado malos tratos por parte de la policía española en la frontera de Melilla. Malos tratos que por cierto, en el caso de que fueran verdad, no pasarían de ser las habituales escaramuzas que se producen en todo puesto fronterizo en el que existe cierta tirantez. Algo muy distinto a la muerte a tiros de inmigrantes subsaharianos que se produjo hace algunos años por parte de la policía marroquí en la verja de Ceuta, a eso sí le llamaría yo malos tratos, o mejor le llamaría fusilamiento extrajudicial.



Por otro lado no es únicamente el gobierno marroquí el que usa para fines políticos el conflicto de los territorios españoles. El fúnebre Esteban González Pons, al que le ha tocado el turno de guardia de verano del PP este año, no ha perdido un segundo en personarse en la plaza española para decir alguna de sus naderías.



A esto ha seguido otra de las apariciones puntuales del horrible Aznar que no ha dudado en calzarse el uniforme colonial y plantarse igualmente en la frontera en su enésimo intento de sacudirse el trauma de las setenta y dos horas más vergonzosas de su vida.



Es de esperar que en los próximos días prosiga la mojiganga y algún político socialista (puede que incluso el propio Presidente que para algo se ha saltado las vacaciones de este año qué caray) haga también su propia visita con el ánimo de compensar las incursiones de la oposición. Pues lo dicho, no se trata sino de política.

Thursday, August 19, 2010

I dont love you Jim Carrey but its ok



Jim Carrey alcanzó fortuna y fama gracias a que en dos años encadenó una serie de películas marcadas por un tipo de humor muy físico que supongo que podríamos calificar como cercano al slapstick. Así entre las dos partes de “Ace Ventura” (1994 y 1995) cayeron “La máscara” y “Dos tontos muy tontos”. Incluso su participación como el súper villano Enigma en la saga Batman podría incluirse en esta galería de personajes histriónicos y gesticulantes, que quedaron para siempre prendidos en la memoria del público y que siguen acudiendo a la mente del espectador siempre que se menciona el nombre del actor canadiense.




No conozco la personalidad de Carrey y no se que clase de hombre es pero siguiendo su filmografía daba la impresión de que el hombre necesitaba un cambio en el tipo de personajes que interpretaba y que podía haber seguido interpretando si el dinero fuera su única motivación. Ya con “The cable guy”, un filme que en su momento desconcertó a su público parecía dar muestras de dicha voluntad de modificar la imagen que se tenía de él. Siguiendo con esta progresión en “Liar, liar” (“Mentiroso compulsivo”) Carrey seguía obsequiándonos con su variado repertorio de gestos pero el tipo de humor que se practicaba estaba más cerca de la comedia clásica que de la astracanada, quiero decir que hacía simplemente de un persona normal en circunstancias extraordinarias.



Lo mismo cabría decir más o menos de “Man on the moon” una película biográfica que sin dejar de tener momentos divertidos estaba también muy apegada a la realidad como no podía ser de otra manera.

De todos modos Carrey, seguramente por motivos alimenticios, parecía no estar decidido a abandonar del todo sus papeles tradicionales de manera que siguió alternando películas “serias” (“The Majestic”) con otras algo menos exigentes (“Me, myself and Irene, “Como Dios” o “El Grinch”). Esta dicotomía alcanzó su punto culminante con “Eternal sunshine of the spotless mind” para mí no sólo la mejor película de Jim Carrey sino una de las mejores de la década que ahora termina. Este título en concreto simbolizó un poco la confusión que presidía las relaciones del público con el personaje de Jim en aquellos años, quizás dicha confusión fue alentada por la forma en la que la película fue presentada en nuestros país, cambio de título incluido.






Me pregunto si con el filme que llega ahora a nuestras pantallas sucederá otro tanto. Los espectadores que acudan a ver “Te quiero Philip Morris”, y que no practiquen la sana costumbre de enterarse primero cual es el argumento de aquello que han decidido ver, sin duda podrían encontrarse con la sorpresa no de que Carrey interprete un personaje homosexual (gracias a Dios esto ya parece que no indigna a nadie) sino que incluso aparece en escenas de elevado tono sexual lo que sin duda producirá un desconcierto notable. En este sentido esto ya no parece una arriesgada jugada de Carrey para modificar su imagen sino que podría ser directamente el final de su carrera, uno casi se puede imaginar al representante del actor con el semblante de Ari Gold de rodillas suplicándole “No lo hagas, Jim, no lo hagas”. Por el momento la película no ha sido estrenada en Estados Unidos.





Lo peor de todo es que, sinceramente, Jim se la ha jugado a cambio de muy poco. Los realizadores del filme, cuyo único curriculum conocido es su participación como coguionistas en la simpática sin más “Bad Santa”, demuestran su bisoñez en un producto descompensado, mal dirigido, incapaz de aprovechar alguna de las sugerencias de una historia basada en un hecho real y en el que los momentos cómicos carecen de gracia y los trágicos sólo producen indiferencia. En definitiva una película hecha por cuasi aficionados que sólo quedara para la historia por la curiosidad que despierta ver a Jim Carrey y Ewan Mcgregor montándoselo juntos, que lastima.

Friday, August 13, 2010

Journey to the center of the mind

Se habla de “Inception” (título traducido en España como “Origen”, no sé si de forma adecuada) y aunque no hubiera spoilers –que los hay- creo que es de esas películas de las que es mejor entrar sin saber gran cosa de ella.



Christopher Nolan sorprendió a todo el mundo (o a la parte del mundo que yo prefiero) con “Memento”, continuó ofreciendo buenas sensaciones con “Insomnia” y sobre todo consiguió arrebatar la saga de Batman de las garras del supervillano Joel Shumacher.



Una carrera corta pero venturosa, tanto que incluso se le perdona el desliz (lo digo a título personal) que tuvo con “The Prestige”. En dicha carrera Nolan ha conseguido aunar un notable éxito de público (o al menos se puede decir que no ha tenido ningún fracaso de audiencia) con unas historias no demasiado complacientes con dicho público lo cual resulta un esfuerzo bastante notable.


En el caso de “Inception” Nolan juega además con buenas cartas. Basar un argumento en el mundo de los sueños ofrece unas posibilidades infinitas ¿cómo podría ser de otro modo cuando dispones de un marco en el que cualquier cosa es posible?. Es una idea además que casi siempre ha estado asociada a otras que introducen elementos que potencian el efecto psicológico que conlleva en sí elegir el mundo onírico como escenario de un argumento. Una de ellas es la posibilidad de que alguien pueda influir en los sueños de otra persona de tal manera que dicha influencia pueda tener efectos en la vida real. Este recurso tiene su expresión más conocida en la serie de filmes que tenía como protagonista a Freddie Kruger pero no es tampoco una idea original ya que tuvo, que yo sepa, al menos un precedente en la casi desconocida película inglesa de 1955 “Three cases of murder”, un filme que deberían ver algún día si tienen ocasión.



La segunda idea es la de jugar con la ambigüedad que acompaña a toda experiencia onírica y es la de la duda (que en el caso del cine comparte también el espectador) sobre si la experiencia que se narra corresponde al sueño o a la realidad, una situación angustiosa que alcanzaba” su máxima expresión en la, tampoco demasiado conocida, “Waking Life” de Richard Linklater.



Nolan construye su película en base a estos dos elementos (y a muchos otros más ya que se trata nuevamente de una obra multireferencial), en el primero de ellos la manipulación de los sueños alcanza un nivel profesional, casi industrializado, al presentarlo como un elemento que se emplea incluso para fines comerciales, una trama de espionaje de la que el realizador se sirve para mostrar una serie de escenas de acción cuyo peso en la trama ha sido uno de los elementos criticados del filme. En cuanto a la ambigüedad entre el sueño y el mundo real es empleada como un factor para provocar un desasosegante suspense que se extiende hasta el ya célebre plano final.



Como se ha adelantado ya, la película soporta referencias que abarcan innumerables títulos (cada espectador parece capaz de aportar los suyos) pero a mí también me recordó en parte al que dio a conocer internacionalmente a Nolan. En “Memento” la compleja y brillante estructura de la película bastaba para justificar por sí sola el visionado de la cinta pero tras esa estructura había una historia sobre la negación de la pérdida y la huida de la realidad y su substitución por un territorio ficticio e inconsciente, con objeto de enmendar errores del pasado. Un argumento que también subyace bajo la igualmente complicada trama repleta de golpes de efecto de “Inception”. En realidad el autentico viaje es el que se produce al interior de la mente de Dom Cobb (Leonardo Di Caprio) para liberarse del recuerdo de su mujer que permanece atrapado en su subconsciente, en ese espacio irreal donde únicamente es posible que su historia de amor continúe, un poco al estilo del clásico “Peter Ibbetson” (Sueño de amor eterno).



A partir de esa conclusión (puede que innecesaria) es posible ya hablar de la película en su vertiente de manifestación artística y por lo tanto de sus logros y de sus inconvenientes. De entre estos últimos uno de los más mencionados hace referencia a la duración de la cinta. Creo que podemos estar de acuerdo en decir que un filme de entre 90 y 100 minutos está considerado como un filme con un metraje estándar, llegar a los 120 minutos resulta algo más infrecuente y que la historia se prolongue durante 2 horas y 28 minutos es algo ya bastante insólito. Cualquier película puede dar la sensación de que podría haberse contado en menos tiempo (ahora que he recuperado mi costumbre veraniega de revisar los viejos episodios de “The Twilight Zone” no puedo evitar pensar que el bueno de Rod Serling podía haber contado lo mismo que el director inglés pero en media hora) pero Nolan consideró que era necesario invertir dos horas y media y es algo que me parece respetable.


A nivel particular el problema de la duración en sí no estriba en el espectáculo sea aburrido, que para mí nunca lo es, sino de que es excesivamente entretenido. Me refiero a que Nolan construye la película, sobre todo a partir del comienzo de la misión que le da título, como un inacabable clímax cuya intensidad hace que resulte difícilmente soportable ya que, paradójicamente, un clímax lo es menos cuanto más tiempo dura y Nolan (al igual que hizo en “El caballero oscuro”, estimo que con más suerte que aquí) se empeña en un prolongado “tour de force” que produce un estado próximo al agotamiento cinéfilo (algo que particularmente no me sucedía desde el visionado del “King Kong” de Peter Jackson).



Otro de los aspectos criticados de la película es el que hace referencia al peso que en ella tienen las escenas de acción, una queja que por cierto también se efectuó en su día a raíz de la exhibición de los dos Batman firmados por Nolan. A este respecto tengo que decir que, al menos, el realizador ha mejorado bastante a la hora de filmar este tipo de escenas con respecto a las que aparecían en las películas del hombre murciélago, que resultaban excesivamente embarulladas. En concreto las escenas de las peleas “gravitatorias” me resultaron inmejorables aunque reconozco que las que tenían lugar en el segmento correspondiente al asalto de la fortaleza en la nieve ya eran algo menos apreciables y, lo que es peor, incluso innecesarias. De todos modos entiendo estas escenas como una aceptable concesión a la comercialidad.



Por último tenemos la inevitable discusión sobre la verosimilitud y la coherencia del argumento, un tema que, con respecto a la carrera de Nolan, remite también a la ya mencionada “Memento”. Veamos, reconozco que “Inceptión”, como se ha señalado ya, es un filme exigente con el espectador y que apenas permite un respiro en cuanto al análisis constante del significado de las imágenes y diálogos que se muestran. Algo a lo que contribuye la enrevesada trama simultánea de los cuatro niveles (los tres del sueño diseñado y el limbo particular de Dobb).

Pero a mi entender resulta un ejercicio demasiado riguroso, y generalmente estéril –aunque no por ello menos apasionante-, tratar de comprender al cien por cien el significado de películas como esta (me hizo gracia el comentario de alguien sobre “Memento” en el sentido de que cada vez que resolvía uno de sus dudas con respecto al argumento de la película le surgía una nueva). Este tipo de practicas casi siempre frustrantes pueden tener el efecto perjudicial de suponer un obstáculo para reconocer las virtudes de un filme excelente al que el público ha respondido de forma masiva y que ha sido apreciado por un sector importante de la crítica amen de contribuir, junto con Toy Story 3, a animar un verano que, en el aspecto cinéfilo, suele ser casi siempre sinónimo de aburrimiento, complacencia y estupidez.

Wednesday, August 11, 2010

Wake me up when September ends.

Por regla general la sección de cartas al director de cualquier diario o revista (independientemente de su adscripción política) es un reflejo de los más nauseabundos tópicos de los que adolecen tanto la izquierda como la derecha social de España. Hay gente que pierde su esperanza en el futuro de este país cuando contempla el espectáculo de la corrupción municipal o el de los botellones de adolescentes. A mí eso me pasa cuando visito las secciones anteriormente mencionadas.

No obstante de vez en cuando aparece algún resquicio de sentido común y hay que celebrar esos acontecimientos. En concreto una carta publicada en el país el pasado domingo 1 de agosto me ha resultado un ejemplo especialmente adecuado y no tengo otra opción que reproducirla íntegramente. La firma una tal Virginia Hojas Carbonell que escribe desde la ciudad de Burgos.

“Todos los días me sorprendo al ver que son necesarios 15 minutos de la media hora que dura un telediario para hablar del tiempo. ¡Qué sorpresa! ¡Estamos en verano y hace calor!.

Francamente, no necesito ver reporteros sudando en las plazas de Madrid o Sevilla todos los días para notar que hace calor. ¿Es que no hay más noticias de las que informar o es que nos quieren tener idiotizados hablando del tiempo para que nos olvidemos de la economía, las injusticias y las guerras?.

Un poco más de seriedad en los telediarios no nos vendría mal.”

Saturday, August 07, 2010

Nazi Dead fuck off



Si exceptuamos algunas incursiones previas en el tema (“I walk with a zombie” y algunas otras) se puede considerar que el moderno cine de muertos vivientes empezó con el clásico de George Romero “La noche de los muertos vivientes”. A partir de ese título el subgénero de zombies ha pasado por muchas etapas, desde la propia saga de películas firmadas por Romero a partir de la primera, todas ellas imbuidas de alguna clase de metáfora social según ha comentado el propio director, hasta el nutrido grupo de filmes dirigidos por realizadores italianos donde la única finalidad era la del puro entretenimiento dirigido a los amantes del splatter y al público ávido de sensaciones fuertes en general. La indefinible “Nueva York bajo el terror de los zombies” podría ser un título emblemático de esta tendencia.




Tampoco ha faltado los remakes de los antiguos clásicos (el de “Dawn of the Dead” está justamente considerado como el más prestigioso), la revisión en tono de comedia (“Shawn of the Dead” y otros títulos menos conocidos por el estilo) y la película homenaje que recupera las claves de casi todos los títulos que han abordado el putrefacto tema (“28 días” no era otra cosa).

A partir de ahí sólo se puede avanzar repitiendo una y otra vez las claves del género o tratar de introducir alguna variación más o menos novedosa. En este caso se trata de zombies nazis, una derivación aceptada y reconocida por el público y que la película no trata de esconder desvelando esta circunstancia en el propio cartel promocional del filme, aparte de que el distribuidor de la película en nuestro país lo ha dejado más claro aun cambiando el título original,“Dead Snow”, por el de “Zombies nazis”.






En resumen que la película va de zombies nazis (como podría haber ido de cowboy nazis o de romanos nazis), y el que decide ir a verla acude estimulado por la curiosidad de ver a muertos vivientes triscando por las montañas embutidos en los reconocibles uniformes del ejercito alemán durante la Segunda Guerra Mundial, y hay que decir que la película en este sentido cumple con creces.

No creo que nadie esperara otra cosa y ni siquiera creo que fuera honesto hacerlo, por más que uno se lamente de que aquello que está, como hemos visto, universalmente aceptado como el leitmotiv del filme no sucede hasta que han pasado casi tres cuartos de hora de metraje. Sobre todo si en ese primer segmento del filme se nos ha mostrado por enésima vez la formula cinematográfica del grupo de estudiantes que se desplaza hacia un lugar aislado en el que va a tener lugar la masacre. Y no es que sea únicamente un recurso dramático repetido hasta la nausea, es que aquí resulta especialmente aburrido debido a lo anodino de los personajes y la pobreza de los diálogos lo que redunda en la total falta de identificación con los protagonistas. Incluso las tan denostadas (con toda justicia) películas americanas de terror para adolescentes suelen estar dotadas de un ritmo y un dinamismo del que carece Dead Snow, y sobre todo de un trabajo profesional en lo referido a los actores. En cambio los de la película noruega (quizás ahí esté la clave) resultan tremendamente incompetentes, salvado el hecho de que algunos de ellos parecen haber sido muy malos estudiantes y haber repetido curso muchos años seguidos (el único de los actores protagonistas que tiene fecha de nacimiento en la imdb resulta que vino al mundo en 1973).

Pero vamos, una vez superada esta larga e insoportable introducción empieza lo bueno y los nazis corretean en la nieve masacrando todo lo que se pone por delante e inundando la pantalla de la saludable hemoglobina, por más que este último segmento esté también viciado en esta ocasión por fallos de raccord que avergonzarían a un montador de cortometrajes amateur así como por toda clase de fallidos intentos de hacer humor negro. En fin lo importante es que si querías ver nazis zombis aquí los tienes.

Wednesday, August 04, 2010

Abecedario del crimen. Capitulo XIX. Helter Skelter. Parte Quinta y última: It's pretty hard to beat the king

El juicio a Charles Manson y familia comenzó el 24 de julio de 1970 y duró hasta el 25 de enero de 1971 convirtiéndose así en el más largo de la historia de California hasta ese momento. El fiscal asignado al caso, Vincent Bugliosi, no sólo tenía que demostrar que los miembros de la Familia eran responsables de los asesinatos Tate-La Bianca, sino también que Manson les había inducido a cometerlos.



Ese vínculo fatal entre Manson y sus seguidores le quedó claro a Bugliosi desde el principio, al fiscal le impresionó que las chicas sonrieran casi continuamente y no dejaran de repetir “Charlie es amor”. Su complacencia supina e indiscriminada hacía pensar en las muñecas Barbie, y las primeras indagaciones en los hechos de la Familia dieron poco resultado. Cuando les exigían fechas, las chicas contestaban: “El tiempo no existe”.

Aunque no era necesario para la acusación establecer un motivo para los crímenes (sabia postura por cierto), Bugliosi consideró que el móvil era una evidencia de gran importancia, especialmente porque Manson no había estado presente en las matanzas. El fiscal quería demostrar que el principal motivo era el “helter skelter”, la creencia de Charlie de que podía iniciar una guerra racial y beneficiarse personalmente de ella.

En su alegato inicial, Bugliosi presentó a Manson como un “vagabundo errante, un cantante frustrado que se refería a sí mismo como Jesucristo y un asesino que se ocultaba inteligentemente bajo la máscara de un hippie amante de la paz pero era un megalómano que unía a su insaciable sed de poder una intensa obsesión por la muerte violenta.”

El juicio no sólo fue recordado por ser uno de los más largos sino también porque los acusados lo convirtieron en un circo.



Mientras los seguidores de Manson hacían lo propio en el exterior.



Manson, que insistió en defenderse a sí mismo, apareció en cierta ocasión con la cabeza rapada y una esvástica grabada en la frente, y sus discípulas no tardaron en imitarle.






El drama alcanzó su punto culminante cuando Manson se pudo a discutir con el juez Charles Older y saltó hacia él, gritando: “¡Alguien debería cortarte la cabeza!”. Acto seguido, Atkins, Krenwinkel y Van Houten se pusieron en pié y comenzaron a cantar en latín. El juez Older no dudó en expulsarles de la sala, algo que repitió cada vez que desafiaban sus llamadas al orden. Las interrupciones eran tan frecuentes que los procesados pasaron gran parte del juicio en una celda anexa a la sala, escuchando las declaraciones a través de un altavoz. No fueron los acusados sin embargo los únicos en perder las formas, incluso el propio Nixon, presidente de los Estados Unidos en aquella época, declaró que Manson era culpable. El hecho de que todo un presidente expresara su opinión sobre un hombre todavía no condenado es un claro indicativo de cómo el caso había sacado de quicio a una sociedad entera.



Hablando exclusivamente en términos procesales el auténtico clímax del juicio fue la declaración de Linda Kasabian que repentinamente había vuelto a la cordura y aceptado testificar en contra de sus antiguos hermanos. Parece demostrado que Linda había tenido un papel secundario en la masacre del caso Tate pero a esto ella misma añadió el hecho de que se había sentido horrorizada de forma espontánea por lo que estaba sucediendo ante sus ojos y de que incluso trató en la medida que pudo de impedirlo. Una versión más cínica indicaba que posiblemente Linda participó en los asesinatos con el mismo entusiasmo que sus compañeros pero que posteriormente (y al contrario que el trío de brujas que había estado atormentando al estado de California durante el juicio) fue capaz de caer en la cuenta de la gravedad de sus actos y trató en consecuencia de escapar como pudo. Como quiera que fuese lo cierto es que su declaración contribuyó mucho a aclarar todo lo que había sucedido aquella noche y, lo que es más importante, la participación de Manson en ello.



Por fin el 25 de enero de 1971, el jurado alcanzó un veredicto: Manson, Krenwinkel, Atkins y Watson fueron declarados culpables de siete cargos de asesinato y uno de conspiración para el asesinato; Van Houten fue encontrada culpable de dos cargos de asesinato y uno de conspiración. Todos ellos fueron condenados a muerte. En 1972, la Corte Suprema de California abolió la pena de muerte en el estado y sus sentencias fueron conmutadas por cadenas perpetuas. Linda Kasabian recibió la inmunidad por su declaración. En agosto del año anterior Bobby Beausoleil también había recibido la pena de muerte por el asesinato Hinman pero dicha sentencia fue igualmente conmutada en 1972. En cuanto a los otros dos miembros de la familia que estuvieron presentes en alguna de las tres matanzas, Mary Brunner recibió asimismo inmunidad por testificar contra Beasuloeil por el caso Hinman y Steve Grogan recibió una sentencia de muerte pero no por su participación (escasa) en el caso LaBianca sino por un crimen posterior también relacionado con el entorno de la Manson. Fue puesto en libertad bajo palabra en 1985 siendo hasta el momento el único miembro de la Familia que ha sido liberado después de ser condenado por homicidio.

Los demás permanecen en prisión y resulta muy difícil concebir que alguna vez obtengan la libertad condicional debido a la notoriedad de sus crímenes, por más que la práctica totalidad de ellos han expresado arrepentimiento por sus actos y han renegado públicamente de Manson. Algunos como Watson incluso afirmaron haber encontrado a Jesús en la cárcel; Tex declaró que había renacido, y con el tiempo se había convertido en un predicador célebre; acudía gente de las localidades de los alrededores, al igual que los reclusos, para escucharle los domingos. De todos modos en una sociedad tan implacable con los criminales como la americana estas conversiones intramuros son denominadas despectivamente como “prison religion” haciendo referencia a que suponen una simple estrategia para obtener la libertad bajo palabra en el futuro.

Susan Atkins murió en la cárcel el 24 de septiembre de 2009 víctima de un tumor cerebral sin que sus últimas peticiones de libertad fueran escuchadas.



Sus antiguos correligionarios sufrirán sin duda la misma suerte. Aun admitiendo que ahora son personas totalmente distintas de los post adolescentes enloquecidos por la droga y la confusión de la época que les tocó vivir, están atrapados para siempre por la celebridad de sus actos.



El último capítulo de la sangrienta historia de la Familia lo escribió Lynette Fromme (rebautizada como Squeaky).



Aunque no estuvo involucrada directamente en los crímenes de la Familia, cuando Manson y los otros fueron enviados a prisión se convirtió en uno de los miembros más activos en la defensa “exterior” del líder encarcelado lo que incluía amenazas a testigos de la acusación. Pero su pasaporte a la fama le llegó cuando el 5 de septiembre de 1975 trató de asesinar al presidente Gerald Ford con una pistola del 45, delito por el que fue condenada a cadena perpetua aunque logró salir el año pasado con libertad bajo palabra.



La mayor parte de los asesinos obtienen un breve período de celebridad cuando se desvelan sus crímenes para luego caer en un olvido sólo interrumpido por la noticia de su muerte. Pero no sucede así en todos los casos o al menos no en el caso de Manson que ha mantenido intacta su celebridad a lo largo de los años. Esto es debido en parte a la propia naturaleza del crimen (por su sadismo y por la relevancia social de las personas que fueron asesinadas) así como al carácter icónico del mismo. La masacre fue cometida en verano de 1969 aunque el crimen no fue finalmente resuelto hasta noviembre de ese año, este hecho (junto con lo sucedido el mes siguiente en el festival de Altamont) se considera oficialmente como el final de los sueños de paz y amor de los años sesenta, unos sueños que habían desembocado en la pesadilla de violencia y descontrol encarnada por Manson, puede que fuera injusto pero fue exactamente la sensación que todo el mundo tuvo entonces y que algunos mantienen ahora.

La mayor parte de los asesinos obtienen un breve período de celebridad cuando se desvelan sus crímenes para luego caer en un olvido sólo interrumpido por la noticia de su muerte. Pero no sucede así en todos los casos o al menos no en el caso de Manson que ha mantenido intacta su celebridad a lo largo de los años. Esto es debido en parte a la propia naturaleza del crimen (por su sadismo y por la relevancia social de las personas que fueron asesinadas) así como al carácter icónico del mismo. La masacre fue cometida en verano de 1969 aunque el crimen no fue finalmente resuelto hasta noviembre de ese año, este hecho (junto con lo sucedido el mes siguiente en el festival de Altamont) se considera oficialmente como el final de los sueños de paz y amor de los años sesenta, unos sueños que habían desembocado en la pesadilla de violencia y descontrol encarnada por Manson, puede que fuera injusto pero fue exactamente la sensación que todo el mundo tuvo entonces y que algunos mantienen ahora.

Tampoco es que a Manson le hayan faltado seguidores que hayan mantenido viva su memoria y no me refiero tan solo a las hordas de desequilibrados que adoran a cualquier criminal célebre, la presencia de Manson ha sido constante en múltiples manifestaciones artísticas. En 1993 el grupo Guns and Roses sacó un disco de versiones denominado “The Spaguetti Incident”, una de esas versiones era precisamente de un tema originalmente escrito por Manson, “Look at your game girl”.



El propio Axl Rose se atrevió incluso a lucir durante un tiempo una camiseta con la foto del célebre convicto.



Más o menos en esa época comenzó a destacar otro grupo llamado Marilyn Manson que acabaría por alcanzar gran notoriedad tanto en el aspecto musical como en el extra musical, parte de lo segundo quizás provocado por la maldición que arrastra el nombre que decidieron usar. Por más que Brian Warner (autentico nombre del líder del grupo) insistiera en el hecho de que dicho nombre era un juego de palabras en torno a la esquizofrenia de la sociedad norteamericana (que le llevaba a idolatrar con el mismo enfasis a una glamorosa actriz de Hollywood y a un desaseado criminal) lo cierto es que al final ha pesado más la M de Manson que la de Marilyn.




Charlie ha sido incluso protagonista de una ópera, The Manson Family compuesta también en los noventa por John Moran quien declaró que no le interesaba para nada la violencia del caso sino la naturaleza de la personalidad de Manson.



En cuanto a la dramatización de su historia Manson no ha tenido tanta suerte. Que yo sepa se ha llevado el caso al menos dos veces a la pequeña pantalla (existe una tercera basada en un libro escrito por Tex Watson de cuya existencia me acabo de enterar). Estas dos versiones de la historia se llaman igual y ambas están basadas en un libro escrito por el fiscal Bugliosi. En la primera de ellas (estrenada en 1976) Manson estaba caracterizado por Steve Railsback (que mucho más tarde daría vida también a otro célebre asesino, Ed Gein).En la segunda versión (2004) era Jeremy Davis el encargado de encarnar al demonio.




Con toda esta atención no es de extrañar que Manson sea el recluso que más correo recibe en los Estados Unidos, unas 60.000 cartas anuales, la mayoría de jóvenes que quieren unirse a la Familia. Al final Charlie consiguió lo que siempre quiso ser: una estrella mundialmente conocida cuya imagen aparece en pósters y camisetas, a la que se dedican películas y libros y cuyas canciones han sido interpretadas por grupos superventa. Respecto a este asunto lo último que se ha sabido sobre Charlie es que le hizo llegar una nota al célebre productor Phil Spector (que cumple condena por asesinato en la misma prisión que Charlie) para ver si “podían hacer algo juntos”.



Pero aparte de todo este ruido de fondo ¿quién es realmente Charles Manson? Curiosamente es una pregunta que muy poca gente parece haberse hecho verdaderamente en serio. Casi todo el mundo quiere hablar con Charles Manson, sobre todo para poder decir que lo ha hecho, no porque tenga un interés real en oír lo que Manson quiere decir. La mayor parte de estas entrevistas han sido realizadas por periodistas sensacionalistas y Manson siempre les daba lo que querían transformando así muchas de estas conversaciones en una bufonada.






Uno de los pocos que intentaron ir un poco más allá en sus entrevistas con Manson fue el investigador del F.B.I. Robert K Ressler (del que ya hablamos en cierta ocasión). Manson relató a Ressler su percepción sobre sí mismo en relación con el mundo, “Si tienes en la mano un negativo fotográfico”, sostenía Manson, “ves una visión del mundo que está invertida”; Manson decía que él era ese tipo de negativo de la sociedad, un reflejo de ésta que mostraba todos sus aspectos nocivos. En concreto él se consideraba un negativo, en un reflejo de los chicos que mataron por él. “Vosotros habéis hecho así a vuestros hijos….Vosotros les enseñasteis. Yo sólo he tratado de ayudarles a levantarse. Todo lo que han hecho esas criaturas lo han hecho por amor a sus hermanos.”

Manson había llegado a la conclusión de que, como no había hecho otra cosa que reflejar aquello en que sus discípulos querían convertirse, él no era en rigor responsable de sus actos criminales; esa era la razón por la que “no sabía por qué” estaba en prisión. En el fondo esta actitud refleja una sorprendente ingenuidad, Manson pensaba que el hecho de no haber estado presente en el momento exacto en que se cometieron los crímenes suponía alguna clase de exoneración. De hecho, tal y como afirmó el fiscal Bugliosi en su día, Charlie ni siquiera ordenó expresamente los asesinatos sino que creó el clima en el que sus discípulos sabían lo que tenían que hacer para agradarle, y ellos deseaban hacerlo.

En el fondo Manson abordó estos crímenes de un modo bastante racional aunque siempre dentro de esa actitud ingenua antes reseñada, a propósito del relato que Watson y las chicas le hicieron sobre lo sucedido en casa de Sharon Tate, Manson declaró: “A una persona normal los sucesos de la noche le habrían parecido repulsivos y horrorosos, pero hacía mucho tiempo que yo no me medía por los patrones sociales…Lo único que me preocupaba era si se parecía al asesinato de Hinnam por si la policía llegaba a la conclusión de que el autor de ese asesinato no era Bobby.”

En una entrevista posterior con Charles Watson, Ressler corroboró algunas de estas impresiones. Tex admitió que Manson no le había dado órdenes directas y explícitas, pero que estaba perfectamente claro que Manson entendía lo que Watson y los otros iban a hacer, y no les detuvo, y que Manson más tarde se deleitó al saber lo que había hecho por él. Watson añadió que después de llevar algún tiempo en prisión comprendía a Manson: Charlie había actuado como un experimentado convicto dominando completamente al nuevo.

“Por estrafalarias que las enseñanzas de Charlie pudieran parecer –comentaba Watson- para nosotros resultaban irresistibles. Cuanto más ácido tomábamos, y más escuchábamos, más evidente e inevitable parecía todo”. Además de esto Watson reconoció que había intentado ascender en la estructura de poder de la Familia, conseguir que las chicas acudieran a él en busca de autoridad. Por la vía del asesinato, Watson buscaba convertirse, si no en el líder de la Familia, sí en el lugarteniente de Manson, un hombre al que todos debían respetar por la enormidad de sus crímenes y su familiaridad con la violencia.

A pesar de lo mucho que se ha escrito sobre el tema la teoría más plausible es que, cuando salió de la cárcel, Manson se encontró con un ambiente propicio para ejercer las dotes de manipulador que había adquirido durante sus años en presidio y que posteriormente usó para obligar a un puñado de adolescentes alucinados a cometer crímenes con los que saciar su sed de venganza hacia una sociedad que él pensaba que le debía algo. Posteriormente se ha pasado cuarenta años tomandole el pelo a todo el mundo.

Pero si esto resultara demasiado complejo quizás prefieran contentarse con la respuesta que dio el propio Manson cuando se le hizo la gran pregunta.