Monday, August 29, 2011

Beat my guest



Según el programa de mano el origen de "El perfecto anfitrión" es un cortometraje rodado por el mismo director (que por añadidura es practicamente un novato)hace diez años. Cuando alguien convierte un cortometraje de una duración esntandar de unos 15 minutos en un largo de 94 muchas veces lo que se consigue es un corto alargado artificialmente. Y un corto alargado artificialmente es como un hombre delgado con panza cervecera: aunque el original sea hermoso el añadido puede arrojar un resultado descompensado y extraño a la vista.




Efectivamente el nucleo duro de "El perfecto anfitrion" es el antagonismo entre sus dos protagonistas principales, dos individuos de origenes y carácter muy diverso que se verán abocados a un enfrentamiento casi metafísico. No es desde luego un argumento novedoso, en muchas críticas y comentarios se hace mención a "La huella" como el referente más claro de esta película, es posible que así sea, aunque también podríamos hablar de otros títulos como "Hard Candy", "Los amantes criminales", "Psicosis" e incluso "¿Qué fue de Baby Jane?".

Es cuando el director juega en el terreno de la comedia negra (el mismo que algunos de los títulos reseñados) cuando mejor se conduce la película, y es cuando lo abandona (bien sea por el uso reiterado de flashbacks, por el desarrollo de una acción paralela a la principal o finalmente cuando decide dar por terminado el juego a dos manos)el momento en el que el producto fracasa por la incompetencia de su realizador y guionista.. Cuanto más grotesco es el espectáculo más valor tiene y cuanto más veraz quiere ser menos interesa. Y eso teniendo en cuenta que toda la valoración del filme (sobre todo en los fragmentos que hemos designado como "los buenos") depende de forma casi exclusiva de la percepción que el espectador tenga del trabajo realizado por el actor David Hyde Pierce, a quien sin duda muchos recordarán sobre todo por dar vida a Nails Crane, el atildado hermano de Frasier, y al que por fortuna no dobla el mismo jambo que tergiversó su interpretación en dicha serie.



Sobre los fofos hombros de este profesional recae todo el peso de la película, si su labor convence la historia tiene salvación, si su multidisciplinar y esforzado recital cae en saco roto no hay nada que hacer. Así pues podríamos resumir "El perfecto anfitrión" como un banquete con algunos platos que se pueden paladear por separado, pero que en su conjunto resulta cocinado por unos profesionales poco cuidadosos con su trabajo. En todo caso mejor considerarlo como una curiosa bagatela a la espera del segundo (y posiblemente último) gran estreno del verano.

Saturday, August 27, 2011

The song remains the same

"Y ENTONCES, DE PRONTO, terminó el verano.

Lo supo mientras caminaba calles (sic) abajo. Tom lo tomó por el codo y apuntó ahogando un grito al escaparate de la tienda. Se quedaron asi un rato, sin poder moverse. En el escaparate veían aquellas cosas de otro mundo, dispuestas tan ordenamente, tan inocentemente, tan terriblemente.

-¡Lápices, Doug, diez mil lápices!
-¡Oh, Dios mío!
-Libretas, anotadores, borradores, acuarelas, reglas, compases, ¡cien mil de ellos!
-No mires. Quizás sea sólo un espejismo.
-No -gimió Tom, desesperado- La escuela. ¡La escuela ante nosotros! ¿Cómo, cómo las tiendas exhiben estas cosas antes que haya terminado el verano? ¡Nos arruinan la mitad de las vacaciones!

Dandelion Wine, relato publicado por Ray Bradbury en 1957 y ambientado en 1928



Sunday, August 21, 2011

Letting go

Se habla de Súper 8 con spoilers.



Creo que “Súper 8” es una película perjudicada por las expectativas que una poco adecuada publicidad previa ha creado sobre ella. No me refiero a un perjuicio en el aspecto económico evidentemente, sino más bien en la percepción actual que se tiene ahora y el recuerdo futuro que se tendrá de ella, si es que tal cosa preocupa a alguno de sus autores.

A pesar de lo mucho que se ha hablado de esta producción en los meses previos al estreno de la misma he intentado no demasiadas de muchas cosas (algo que siempre procuro hacer cuando ya he tomado la decisión de ir a ver una película), aunque al final terminé por enterarme de algunas. Sobre todo se destacaba el hecho de que el filme estuviese producido por Steven Spielberg y dirigido por J.J. Abrams (uno de los máximos responsables de “Lost” posiblemente la serie de televisión más importante en lo que llevamos de siglo). Parecía como si el cineasta que cambió la industria del séptimo arte en los setenta y ochenta fuera a traspasar la antorcha de la sabiduría a la generación que (según su nota biográfica Abrams nació en 1966) había crecido viendo su cine, además estaba la circunstancia de que la acción de “Súper 8” tenía lugar precisamente en los años dorados del rey Midas de Hollywood y de que la trama tenía algo que ver con el tema de los alienígenas. Todo esto hizo que abundaran comentarios del tipo “vuelta al gran cine popular de los ochenta” o “el E.T. del siglo XXI”.






Una vez visionado el filme hay que decir que no se trata de nada de eso. Para empezar “Súper 8” es una película que se podría haber hecho perfectamente incluso si no hubieran existido “E.T.” o “Encuentros en la tercera fase”, y tampoco es una vuelta al cine de los ochenta, primero porque tal cosa no es posible, no se puede filmar una película de 2011 como si estuviera hecha en 1982, sólo se puede intentar hacer una recreación y ni siquiera se puede decir que tal cosa se haya logrado puesto que no hay nada que nos indique tal cosa, demonios técnicamente NI SIQUIERA la acción de la película se desarrolla en la década pegajosa, ya que tiene lugar en el verano del 80 (algo que sólo averiguamos cuando nos fijamos en la lápida de la tumba materna).

Así pues si lo que se pretendía era algo de eso (lo que ya es mucho suponer) el resultado es desde luego un fracaso. De hecho incluso el propio título de la película es engañoso puesto que la importancia que en la acción tiene lugar la película filmada en 8 milímetros que los niños están rodando es nimia y lo que en teoría tendría que ser el punto culminante del argumento (esto es la visión de lo que ha rodado la cámara durante el accidente ferroviario) resulta sorprendentemente anticlimático.





¿Qué es entonces Súper 8? Pues desde luego nada de lo que muchos esperaban que fuera, es simplemente un filme de aventuras con niños, ambientado en uno de esos pequeños pueblos norteamericanos que tan familiares se han hecho a los espectadores del resto del mundo, con una trama de suspense (que, como suele ser habitual, funciona mejor cuanto menos se sabe y decae en cuanto el argumento pone las cartas sobre la mesa), con una estructura de guión en la que es mejor no pararse a pensar demasiado, con multitud de referencias (además de las ya señaladas habría que añadir otras como “La cosa” o “Cloverfield” en lo referido al aspecto de la progresiva revelación de la naturaleza del monstruo por más que esta última pueda ser tomada como anti-referencia para mostrar de qué modo se puede reescribir un argumento clásico bajo una óptica novedosa), con un mensaje indescifrable (que sólo se revela en parte al final y que de todos modos resulta demasiado endeble para ser tenido en cuenta) y que sólo funciona en tanto en cuanto se abandonen las expectativas previas y se entra en alguna clase de empatía con los jóvenes protagonistas de la historia (algo a lo que no ayuda precisamente el lamentable doblaje del que suelen ser objeto los niños actores en nuestro país). Quizás por ello son todas las escenas que tienen que ver con la pandilla las que despiertan alguna clase de reacción entre la audiencia y es ese corto que funciona como epílogo de la sesión el único momento que se puede calificar como memorable de esta película.

Y eso es todo lo que tengo que decir del gran estreno del verano de 2011.



Wednesday, August 17, 2011

Elegancias

Pleno verano. No parece el momento más propicio para hablar de temas elevados (suponiendo que tal momento exista) así que nos limitaremos a comentar alguna tontería como la de este blog en el que se exponen algunos de los supuestos insultos que las estrellas del rock se han dedicado a lo largo de la historia, un tema con el que uno siempre se puede reír un rato.

Hemos comentado en algunas ocasiones las diferencias entre la sociedad española y la sociedad británica (y por extensión la norteamericana), y, por más que la nuestra sale ganando en algunas ocasiones, hay que decir que en el tema que hoy nos ocupa no tenemos nada que hacer. Las opiniones que los músicos nacionales tienen de los miembros de su propia profesión oscilan entre el halago insincero y nauseabundo y el insulto cainita y casposo. Hay excepciones claro, quizás la más notoria sea la de Alaska y toda su pandilla siempre caracterizada por su increíblemente enorme hocico a la hora de expresar opiniones no pedidas (y a menudo ingeniosamente despectivas) sobre sus colegas de profesión.

Pero volviendo al mundo anglosajón me gustaría destacar las siguientes perlas recolectadas en el susodicho blog.

David Lee Roth sobre Elvis Costello: A los periodistas musicales les gusta Elvis Costello porque los periodistas musicales se parecen a Elvis Costello.





Magnifico ejemplo de lengua viperina ejerciendo el arte del sarcasmo fino, algo sorprendente teniendo en cuenta que viene de alguien al que muchos consideran un cabrón imbecil.

Algunas otras invectivas en cambio, viniendo de gente aparentemente más intelectual que DLR, tienen un tono algo más barriobajero sin que deje de resultar gracioso como vemos en el caso siguiente.

Nick Cave sobre Red Hot Chili Peppers: Siempre que estoy cerca de un altavoz diciendo “¿Qué coño es esta mierda?”, la respuesta es siempre “Red Hot Chili Peppers”.

Otras en cambio son directamente vulgares sin más excusas, por más que sigo envidiando una sociedad donde un famoso puede decir estas cosas de otro sin que tampoco se levante demasiada polvareda.

Dave Grohl sobre Courtney Love: Ella es una puta fea de mierda.

Algunos de estos comentarios son indescifrables, al menos para alguien que, como yo, no está excesivamente familiarizado con el mundo musical ni con los juegos de palabras de la lengua inglesa. He aquí una muestra.

Richey Edwards (guitarrista de Maniac Street Preachers) sobre The Levellers: Podrías ir a cualquier concierto de Levellers, ponerte en el medio y decir “¡Jeremy!” y el 75% del público se giraría.

Ni idea de a qué se refiere ¿verdad? Y ni siquiera una foto de los tales Levellers contribuye a aclarar el misterio






Pero ¿a qué da la sensación de que lo que ha dicho este individuo debe ser la monda? Sobre todo viniendo del componente de un grupo célebre por meter la pata sin cesar con sus escandalosas declaraciones, como cuando uno de ellos dijo literalmente “Lo único que me gusta de Estados Unidos es que mataron a John Lennon”. En el blog hay otra observación de uno de los miembros de los MSP que se complace igualmente en el exceso.

Richey Edwards (guitarrista de Maniac Street Preachers) sobre Slowdice: Odiamos Slowdice más de lo que odiamos a Hitler.

De la larga lista de citas venenosas destaca el elevado número de ellas que han salido de la calenturienta mente de Noel Gallagher, un bocazas inveterado al que no parece que la edad le haya hecho disminuir facultades (al menos en lo que a este aspecto de su vida se refiere, porque si hablamos de música lleva aproximadamente quince años haciendo mierda). De todos modos y a pesar de la abundancia no he detectado ningún comentario excesivamente ingenioso si exceptuamos uno que se hace a propósito de Jack White y que por más que no deje de ser una tontería no deja de tener salero.

Noel Gallagher sobre Jack White (líder de The White Stripes): Es como el Zorro viciado a los donuts.





Aunque la verdad es que cuando habla de su cejudo hermano el cerebro de Oasis suele estar algo más sembrado.

Noel Gallagher sobre su hermano Liam: Es un grosero, prepotente, intimidatorio y un perezoso. Es el hombre más enfadado que jamás hayáis visto. Es como un hombre con un tenedor en un mundo de sopa.

Una de las “víctimas” predilectas de todas estas declaraciones suele ser Morrisey, y dado el difícil carácter del que siempre ha hecho gala el de Manchester es lógico que así sea. Sin embargo todas las puyas lanzadas contra él palidecen ante los demoledores recursos de Mozza para apalear a sus adversarios.

Morrissey sobre Brett Anderson (cantante de Suede): él nunca perdonará a Dios por no hacer que fuese Angie Bowie (mujer de David Bowie).







Un caso simpático es el de Elton John, un hombre muy conocido por su mala leche de la que volvió a hacer exhibición en este comentario que no por hiperbólico deja de tener su lado razonable.

Elton John sobre Madonna: Cualquier persona que hace playback en el escenario cuando pagas 75 libras para verla, debería ser fusilada

Pero claro cuando alguna otra locaza saca sus armas la pólvora del hombre cohete se vuelve filfa.

Boy George sobre Elton John: Con todo ese dinero, y todavía tiene el pelo como una puta cocinera.




Los Beatles tienen su hueco en la lista y no solamente en boca del a menudo desagradable John Lennon.

Paul McCartney sobre Ringo Starr, tras la pregunta “¿Es Ringo Starr el mejor batería del mundo?”: Ni siquiera es el mejor batería entre los Beatles.

Por último una despedida revelando el que sin duda es el mensaje más salvaje en un mundo pletórico de salvajismo verbal. Vean si no.

Anton Newcombe (The Brian Jonestown Massacre) sobre Eric Clapton: La gente habla sobre Eric Clapton. ¿Qué ha hecho en su vida aparte de tirar a su hijo sobre un puto acantilado y escribir una canción sobre ello?

Si sirve de excusa estamos hablando de un músico (el tal Anton) que posiblemente sea también un perturbado mental.



Y con esta última burrada damos por concluida esta bagatela de verano.


Thursday, August 11, 2011

Don´t mug yourself


Unas breves palabras acerca de los incidentes que han tenido lugar en Londres y en otras ciudades británicas.




Naturalmente dichas palabras no supondran ninguna clase de análisis político o sociológico, algo que no me corresponde hacer pues no tengo conocimientos teóricos ni prácticos para ello. Sólo señalar que estos estallidos de rabia suelen desarrollarse más o menos del mismo modo que se desarrollaron los disturbios del barrio angelino de Watts en 1965 (que podríamos calificar de primigenios), esto es, un marco espacial formado por un distrito urbano habitado por una mayoría de individuos jóvenes con escasa formación y elevada tasa de desempleo y que por añadidura suelen pertenecer a alguna clase de minoría racial. Dado que muchas ciudades del primer mundo tienen una estructura urbana similar es lógico que cuando suceden cosas como esta sucedan de semejante manera: un incidente, por lo general relacionado con alguna actuación de Policía que ni siquiera tiene que ser especialmente grave, sirve como desencadenante de un estallido de violencia caótico que no persigue otro fin que el del saqueo y el incendio. Dicho estallido suele durar el tiempo que las autoridades tardan en salir de su estupor y reaccionar de forma masiva, este tiempo oscila entre unos pocos días y una semana. Después de eso se recoge la basura, se manda a algún desgraciado a la cárcel y durante algún tiempo todo el mundo se hará las mismas preguntas que se hacen siempre y que siempre se harán (otros en cambio, incluido algún Primer Ministro, optará por la muy respetable postura de sacar a pasar la testosterona). En resumen estos incidentes son cómo los terremotos: se sabe más o menos cómo y por qué se producen pero nadie es capaz de adivinar dónde y cuando tendrán lugar.



De todos modos repito que estos disturbios en particular tienen algunas características que me parece interesante comentar:

1. A pesar de algunos detalles desagradables (como las judías para desayunar, las matanzas coloniales y el grupo Bucks Fizz) soy un gran admirador del carácter inglés, y me ha resultado especialmente encantador el detalle de que la Policía haya tenido que pedir permiso para usar balas de goma y se haya planteado como un recurso extremo el empleo de gases lacrimógenos o cañones de agua. Alguien podría interpretar dichos detalles como un signo de debilidad (¿alguien se imagina a la Policia española pidiendo permiso para pegar pelotazos?), pero a mí más bien me resultan reveladores de una filosofía que establece un cuidadoso protocolo ético a la hora de emplear la violencia, al menos contra sus propios ciudadanos, ya demostraron en el pasado no tener tantos escrúpulos con los de otras naciones.



2. Es inevitable hacer alguna clase de comparación entre los indignados patrios y los cabreados británicos. Viendo lo que ha ocurrido en Londres (y también hace poco en Grecia) resulta difícil no congratularse de que el mayor problema que han causado los protestantes españoles haya sido el que cuatro mercachifles del centro de Madrid hayan tenido que estar un par de días sin poder estafar turistas. Digamos que estamos en un estimable termino medio entre la situación ideal como la que ha tenido lugar en Israel (donde una protesta masiva y pacífica ha obligado al Gobierno a plantear cambios en su política económica) y lo que ha sucedido en el Reino Unido.





3. Por último me gustaría que vieran este vídeo que sin duda muchos de ustedes conocen.



Me parece una perfecta ilustración del carácter contradictorio del hombre en general y de los maleantes en particular. Las posturas extremadamente liberales (que están siendo preocupantemente escasas en estos días) tienden a considerar a los alborotadores víctimas de la sociedad así como individuos más susceptibles de reinserción que de castigo. Por otro lado los sectores más conservadores hablan de estos individuos como si se tratara de orcos sin alma a los que hay que apalear y encarcelar de por vida. Creo que la escena que muestra el video pone un punto medio entre estas dos posturas, quiero decir que yo personalmente opino que no hay conflicto entre la primera actitud del hombre negro con el chico caído y lo que ocurre posteriormente, señal de que se puede ser un buen tipo y un hijoputa en el lapso de 30 segundos.



Monday, August 08, 2011

You finally made a monkey out of me



El estreno en el año 1968 de “El planeta de los simios” supuso uno de los hitos del cine fantástico de la segunda mita del siglo XX, por más que buena parte de esa fama se deba al que es sin duda uno de los finales más impactantes de la historia del séptimo arte.

Tras la original vinieron cuatro secuelas (excelentes las tercera y la cuarta y bastante flojas la segunda y la quinta), una serie de televisión (que como bien dijo el crítico Javier Ocaña nos alegró la infancia pero no resistiría una visión madura) y un remake lamentable perpetrado por Tim Burton del que sólo se comentó en su día su enredoso epílogo. Ahora llega esta precu-secuela -dirigida por un desconocido- que podríamos definir como un intento de hacer un remake de la cuarta película de la vieja saga saltándose antes la segunda y la tercera. Intentemos explicarnos.

En la primera secuela, “Regreso al plantea de los simios”, rodada allá por 1970 (y repito que no demasiado estimable por más que contenga la escena más terrorífica de toda la colección), otro astronauta llegaba al mundo futuro en busca de Taylor (Charlton Heston) y tras múltiples peripecias este último terminaba por provocar una hecatombe nuclear. En la siguiente película (“Huída del planeta de los simios”) se invertía el viaje en el tiempo y eran los simios Cornelius, Zira y Milo los que viajaban al pasado (cuando la Tierra estaba aún dominada por los hombres) huyendo del cataclismo. Cuando los recién llegados revelaban cuál era el futuro de la humanidad eran perseguidos y exterminados con la única excepción del hijo recién nacido de Zira y Cornelius: el pequeño Cesar.




En la cuarta película, “La rebelión de los simios”, vemos cómo Cesar es criado en un circo donde se mantiene en secreto su condición de mono pensante y hablante. Mientras tanto la humanidad ha perdido a todos sus animales domésticos a causa de un virus, para reemplazarlos ha decidido acudir a los simios a los que se educa en las tareas más diversas. Cesar decide cambiar las cosas y encabeza una rebelión que termine con los primates dominando el mundo.



Con esta continuidad la saga de los simios lograba una estructura circular donde quedaba suficientemente explicado el origen y las consecuencias de toda la acción. Pero en esta nueva producción estrenada el pasado viernes se opta por un camino más corto y abrupto (por más que la película siga más o menso las pautas de “La rebelión de los simios”) y se decide acudir a la siempre disponible excusa argumental de la manipulación genética. En esta ocasión Cesar es el hijo de una hembra a la que se le ha inoculado una droga experimental con la que se pretende curar el Alzheimer, cuando el experimento fracasa la dirección del laboratorio ordena exterminar a todos los simios salvándose únicamente el recién nacido en el que la droga ejerce unos efectos sorprendentes.

La cinta entra al trapo sin demasiados rodeos, con una capacidad de síntesis digna de un telefilme de 50 minutos y prescindiendo de las tortuosas implicaciones filosóficas y políticas de las películas de los años sesenta y setenta, aquí despachan todos esos asuntos con algunas tibias referencias a la ya reseñada manipulación genética y a la avaricia de las grandes corporaciones. “El origen del planeta de los simios” es básicamente un filme de acción con un único protagonista reseñable (Cesar naturalmente), el resto de personajes son un conjunto de arquetipos que están al servicio del carácter creado al alimón por las nuevas tecnologías de animación y el trabajo de Andy Serkis, un hombre que ha logrado el sueño de todo actor: trabajar en grandes películas cobrando una pasta sin que nadie tenga ni puta idea de quién eres cuando te estas tomando un batido en el drugstore de la esquina.





Son las bondades de este personaje y su interprete (sin dejar de señalar que tenía muchísimo más mérito el trabajo de los actores que, en las viejas películas de la serie, tenían que actuar bajo una hierática máscara sin todos los juguetitos de los que el cine dispone ahora) lo mejor de la primera parte de la película, todo lo demás son situaciones tópicas, personajes acartonados y sonrojantes chapuzas argumentales que tratan de tapar los muchos agujeros el guión.

En la última parte de su metraje (cuyo comienzo podríamos señalar en el único momento que se puede calificar de brillante por más que también sea en parte heredero de la película original) el filme se convierte ya plenamente en una película de acción filmada de un modo eficaz y cuya visión resulta notablemente entretenida, algo que podríamos extender al resto de esta producción si uno abandona definitivamente cualquier expectativa que pudiera tener al entrar en la sala, algo que le resultará mucho más fácil al espectador que empezó a oír hablar de “El planeta de los simios” en un capítulo de “Los Simpson”.



Friday, August 05, 2011

Summer of David (y 2)

Mi gozo en un pozo. Lo que esperaba que fuera un largo y placentero verano de lecturas “fantásticas” ha terminado cuando apenas empieza el mes de Agosto. Como se decía en la primera entrada de esta miniserie, si eliminamos de la lista de Pringle las novelas de espada y brujería y aquellas que no figuran en los fondos de la Biblioteca del pueblo, al final me he quedado con siete títulos de los cuales tres ya fueron comentados en dicha entrada. Vamos con ellos

“La desagradable profesión de Jonathan Hoag” de Robert A. Heinlen.

Sin duda uno de los descubrimientos de esta antología. Es la historia de un individuo atildado (el tal Jonathan Hoag) y un tanto misántropo que a pesar de todo lleva una vida que considera satisfactoria, con una inquietante excepción: el hombre no tiene ni idea de a qué dedica las mañanas y por lo tanto tampoco sabe cómo se gana la vida, sus recuerdos comienzan justo al terminar la jornada laboral y la única pista de la que dispone es una misteriosa sustancia que queda adherida a sus uñas al final de cada día. Dispuesto a desvelar el misterio Hoag decide contratar a una pareja de detectives, el matrimonio formado por Teddy y Cynthia Randall. Los enamoradísimos y audaces investigadores (su descripción me recordó a la también pareja de detectives Nick y Nora Charles de la serie de películas de “The thin man”) toman a su nuevo cliente por un bromista o un maníaco pero deciden aceptar el caso.

Partiendo de una trama bastante clásica en la literatura negra, la narración se transforma progresivamente (a medida que el matrimonio entra en contacto con misterios inexplicables) en un cuento de terror de dimensiones cósmicas y en una metáfora sobre las eternas cuestiones filosóficas que atormentan al hombre, pero sobre todo es también un relato sobre la pérdida de la inocencia y de cómo el pequeño oasis de felicidad construido por Teddy y Cynthia apenas podrá resistir la confrontación de la pareja con una revelación aterradora sobre la condición humana.

Por último contar como anécdota que, en su comentario sobre la pequeña novela, Pringle afirma su sospecha de que Heinlein escribió este relato pensando en el cine si no fuese por el final probablemente imposible de filmar. Pues hete aquí que existe un proyecto para llevar esta historia a la gran pantalla, el responsable sería Alex Proyas conocido sobre todo por ser el director de Dark City, espero que si tal hecho finalmente se lleva a cabo pueda servir para que esta extraordinaria narración tenga el reconocimiento que merece.




“La subasta del lote 49” de Thomas Pynchon.

Bueno, no todo iban a ser flores. Entre tanto título brillante tenía que colarse alguna castaña y aquí tenemos la primera. El principal problema de este relato es que resulta muy difícil adivinar sobre qué trata, esto podría no ser una gran objeción (la finalidad de muchas de las narraciones de tono fantástico resultan a menudo difíciles de determinar y otras simplemente carecen de finalidad) si al menos la historia estuviera contada con talento, o al menos con algo de encanto, pero no hay tal. Para colmo la novela fue escrita en el año 1966 y, por más que se retrate esa convulsa época de forma paródica, no puede evitar impregnarse de un tono que se ha quedado más anticuado que una de esas películas de cine barrio con jóvenes ye-yes.



De todos modos para los que quieran tener algún avance del argumento les diré que trata sobre una joven ama de casa norteamericana (que por añadidura y durante buena parte del libro se me reveló como uno de los personajes más odiosos con los que me he encontrado nunca) que, de la noche a la mañana, se convierte en la albacea del testamento de un excéntrico millonario que había sido su amante en el pasado.

En medio de, como se ha dicho, una especie de retrato histórico sobre la locura de los sesenta en la cosa oeste, la trama se torna de un modo que no soy capaz de explicar en la descripción de un oscuro sistema postal alternativo de ochocientos años de antigüedad cuyas huellas se encuentran de un modo críptico en los lugares más insospechados (incluidos los servicios de un bar de hippies colgados). En fin, una trama inexplicable sin principio, continuidad ni fin y, lo que es peor y a pesar de sus aparentes intenciones, sin la más puñetera gracia. Me ha costado horrores terminar este relato, algo que prometí que nunca volvería a hacer (me refiero a empeñarme en terminar un libro cuya lectura me causa un profundo desagrado). En su comentario David Pringle nos cuenta que de las novelas de Pynchon esta es “la más asequible”. Estremece pensar como serán las menos asequibles, no creo que me ponga a averiguarlo

“El tercer policía” de Flann O´brien.

Después de la experiencia anterior quizás no estaba en el mejor de los ánimos para afrontar esta complicada obra literaria que, a pesar de que su lectura me resultó igualmente trabajosa, al final terminé por apreciar mucho más de lo que lo hice con la de Thomas Pynchon.

“El tercer policía” podría ser considerada una ficción en la más pura tradición del “nonsense” británico (aunque la acción se desarrolle en la irlanda de los años treinta), de hecho podría ser vista como una nueva versión de “Alicia en el país de las maravillas”, solo que en esta caso el protagonista no es una inocente niña de diez años que persigue a un conejo blanco, sino un perturbado en los linderos de la oligofrenia que pasa al otro lado del espejo cuando se dispone a recoger el botín producto de un violento robo con homicidio.

El mundo en el que despierta bruscamente el bandido parece ser el mismo verde y húmedo paisaje irlandés pero con notables diferencias, la primera de ellas es que el asesino se encuentra en presencia de su víctima vivita y coleando y transformada en un filosofo que ha encontrado la sabiduría en responder “no” a cualquier cosa que se le pregunte.

A partir de ahí nuestro antihéroe iniciará un desasosegante recorrido por un mundo de edificios bidimensionales y catacumbas fantásticas en las que todos los deseos se convierten en realidad donde terminará, siempre sin dejar de buscar la caja negra donde se esconde el dinero del robo, cayendo en manos de dos extraños policías con una obsesión monomaníaca (que incluso abarca lo sexual) por las bicicletas. El narrador y protagonista de la historia se verá atrapado en este mundo absurdo sin más consuelo ni compañía que una voz interior que dice ser su propia alma. Aunque en teoría se trata de un relato satírico-humorístico, lo cierto es que “El tercer policía” no deja de ser un cuento de horror como también lo es en el fondo “Alicia en el país de las maravillas” y como lo es cualquier otra narración en la que la trama se desarrolla fuera de los límites de la lógica y la geometría euclidiana.

No es una obra redonda, como he dicho en ocasiones resulta bastante complicada de leer, y la historia se ve de continuo entorpecida por las continuas referencias a un sabio ficticio, por el que el viajero siente veneración, llamado De Selby y sus absurdas teorías explicadas en continuas notas al pie (que en ocasiones ocupan varias páginas) y que personalmente me resultaron monótonas y aburridas. Pero lo cierto es que el desenlace del argumento (y la explicación de todo lo que hemos presenciado hasta ese momento) y la conclusión final consiguen causar una profunda impresión en el lector y consigue que la narración adopte el tono de las grandes obras literarias, o al menos de una que merece más reconocimiento del que ha disfrutado hasta ahora.



“Instrucciones para un descenso al infierno” de Doris Lessing.

A pesar de su prometedor título y de ser una obra firmada por una premio Nobel, “Instrucciones para un descenso al infierno” ha sido mi única fracaso en este pequeña autoselección de relatos. Después de la fatigosa experiencia de leer las dos novelas anteriores, ha sido demasiado trabajo enfrentarse a este complejo relato escrito en prosa poética (que por añadidura supongo que perderá bastante de su supuesto poder original con la traducción) y con un relato que gira en torno a un naufrago que se hace amigo de dos marsopas que hablan…

Lo siento Doris, será en otra ocasión.





“Volver a empezar” (Replay) de Ken Grinwood

Pringle habla en términos elogiosos de esta novela pero critica un poco su estilo “best seller”. Tengo que decir que después de tanta escritura farragosa yo particularmente me alegré mucho de encontrar un relato con principio, nudo y desenlace y escrito en un tono razonablemente ortodoxo, vamos que fue un placer leerlo (lo que debería ser siempre digo yo).

Además, como creo que me he hartado de repetir todos estos años, un relato que gire en torno a cualquier clase de viaje en el tiempo cuenta a priori con mis simpatías. Por añadidura la novela de Grinwood materializa una fantasía recurrente que creo que todo el mundo ha tenido alguna vez y que ha sido muy representada en ficciones de diverso carácter.

Jeff Winston, un frustrado ejecutivo de 42 años, muere repentinamente de un ataque al corazón. Pero tras su muerte no se encuentra con el cielo ni el infierno, ni siquiera con la nada, se encuentra a sí mismo en el año 1963. Ha regresado a sus 18 años pero recordando todo lo que ha vivido (tanto en el aspecto personal como en el histórico) en los 24 años que seguirán, como digo, un anhelo que todo el mundo ha experimentado alguna vez. La vida aparece ahora llena de posibilidades para Jeff, puede hacerse millonario apostando en partidos y carreras cuyo resultado sabe de antemano e invirtiendo el dinero en empresas cuyo desarrollo posterior es desconocido para el resto de la humanidad, puede enmendar los errores que le han llevado a ser un fracasado en su vida profesional y matrimonial, e incluso puede tratar de ejercer ese irresistible tentación de todo viajero en el tiempo como es la de de influir en el devenir histórico del mundo. Pero como ya saben de sobra los aficionados a este subgénero fantástico todos estos buenos deseos no suelen acabar muy bien.

Partiendo de esta premisa argumental, la historia adopta una estructura circular que no cae nunca en la monotonía porque Grinwood tiene la habilidad de evitarlo introduciendo variaciones en cada bucle, sobre todo una que predice con claridad el desenlace de la aventura espacio-temporal. El relato se desarrolla además en un entorno que trata de ser también un descripción de la turbulenta historia norteamericana de los años sesenta, setenta y ochenta, pero en un tono mucho más didáctico (y menos lisérgico) que en la anteriormente comentada obra de Thomas Pynchon. Es “Replay” también un cuento moral narrado en un cierto tono “new age” bienintencionado y un tanto folletinesco, un hecho que supongo sería el centro de la única critica que Pringle hace de la novela, pero que a mí personalmente no me molestó demasiado, repito que en cambio me pareció un libro cuya lectura me resultó muy agradable y que también parece pensado (como todo buen best seller) para ser llevado alguna vez al cine, algo que me sorprende que no haya sucedido aun pese a que han habido varios intentos, de hecho incluso se habló de una adaptación protagonizada por Brad Pitt y Julia Roberts. A ver si tal cosa ocurre (aunque yo la verdad preferiría otros protagonistas).

La acción del libro comienzo en 1988, año de su publicación y cuando Grinwood tenía exactamente la misma edad que el protagonista de su historia, de hecho las similitudes entre personaje y escritor parecen bastante evidentes. Grinwood falleció a la edad de 59 años de un ataque al corazón precisamente cuando preparaba la secuela de su exitosa obra. A los fans de la novela les gusta decir que quizás Ken está viviendo su propio “replay” en estos momentos







En fin, aquí termina este breve reseña de algunos libros que me eran completamente desconocidos, espero que alguno de ellos haya llamado su atención, si así fuera espero también que me lo hagan saber y así veremos si este tierno verano de bibliotecas públicas con aire acondicionado le ha servido a alguien aparte de a mí mismo.

Monday, August 01, 2011

Dating

Les presumo enterados de la convocatoria adelantada de Elecciones Generales para el domingo 20 de Noviembre del año en curso. No vamos a hablar de la enésima vez que Zapatero se ha contradicho, no dudo de que su intención sincera fuera la de agotar la legislatura pero está claro que desde que se anunció su decisión de no presentarse a las Elecciones no es que fuera un pato cojo, (figura con la que se identifica al Presidente de los E.E.U.U. en su segundo y último mandato) sino que era directamente un pato tetrapléjico.



Posiblemente el empeño de la oposición y sus afines mediáticos (en la misma actitud histérica que les ha mantenido alejados del poder durante los últimos ocho años) tiene poco que ver con esta decisión, me figuro que ha tenido más peso la presión de su propio partido y sobre todo los quebraderos de cabeza que el actual gobierno padecería para lograr sacar adelante los presupuestos del ejercicio 2012, un patata caliente que tendrá que afrontar la próxima administración.

Pero tampoco quería detenerme en esto. A mí lo que me interesaba comentar es el hecho del día y el mes elegidos para la celebración de los comicios. Sí, el 20 de Noviembre nada menos, una fecha que sólo algún incauto habrá tenido que mirar en la Wikipedia para enterarse del aniversario que representa.

Estoy convencido de que Zapatero podría explicar tal elección en base a sólidos argumentos de calendario político, y ni siquiera creo que dicha elección tenga la más mínima influencia para un electorado incapaz de retrotaer su memoria colectiva a lo que tal fecha significa. Yo prefiero pensar que en ese Consejo de Ministros donde se tomó la decisión a todos les hizo mucha gracia la coincidencia e hicieron lo imposible para que tal coincidencia se produjera. Esto es una broma, o al menos el postrero corte de mangas que el odiado Presidente les ofrece a todos los que le han hecho la vida imposible (a veces con razón y a veces sin ella) durante sus dos mandatos. Al menos así me gusta imaginarlo.