PRIMEROS DISPAROS DEL OTORÑO
1. DON´T STOP BELIEVIN
Hace unos años escuché una noticia sobre un accidente de tráfico en el que dos mujeres jóvenes, que iban cada una en un coche diferente, quedaron malheridas y en estado de shock. Más tarde cada una de ellas fue enviada por equivocación al domicilio de la otra y ni ellas ni sus familiares cayeron en la cuenta del error hasta días más tarde
El impostor es un gran documental pero en absoluto me pareció una historia increíble, de hecho a medida que se desarrollaba la trama encontraba absolutamente lógicas todas y cada una de las circunstancias aparentemente absurdas que se desarrollaban en la pantalla, tal vez porque me reforzaba en dos ideas que ya hace tiempo que considero verdades casi absolutas: primero que todo el mundo cree lo que quiere y/o lo que necesita creer y segundo es que cuando la gente se empeña en que algo pase, algo pasará. Más que una historia rocambolesca, que lo es, “El impostor” es una fascinante disquisición sobre el autoengaño, una práctica imprescindible para sobrevivir en el mundo de hoy. Además el documental cuenta con el impagable testimonio de su protagonista principal, una personalidad terrible y fascinante que podría por sí sola protagonizar una serie de televisión de al menos dos temporadas.
2. EL HOMBRE MACINTOSH
Es posible que sin el éxito de “La red social” esta película nunca se hubiera hecho, la implantación de las nuevas tecnologías en la sociedad moderna puede resultar un tema apasionante pero quizás no como para dar juego a una película de entre noventa y ciento veinte minutos de duración. Pero el insospechado éxito del filme antes mencionado demostró una vez más que no hay tema insulso o aburrido si se lleva a la pantalla con maestría. Y ese es precisamente el fallo de “Jobs”
Con la excusa de hablar del nacimiento y expansión espectacular de un programa informático “La red social” trataba más bien de la compleja personalidad de su creador, un individuo cuyas únicas motivaciones para avanzar en la vida eran el odio y el resentimiento de clase. En cambio “Jobs” usa como pretexto la historia del nacimiento y desarrollo de la marca “Apple” para hablar de….nada. La película no funciona ni como biografía por sí sola ni tampoco como metáfora del comportamiento humano o de la sociedad estadounidense durante las diferentes épocas que abarca, una actuación desangelada de Ashton Kutcher, una dirección sin nervio (al frente de la película hay un don nadie que apenas ha hecho algo que valga la pena mencionar) y sobre todo un guión que no se define sobre lo que quiere contar contribuyen a una película que sólo se ha ganado el desdén y el desinterés de crítica y público. Según he oído Aaron Sorkin está trabajando en su propio biopic, veremos si consigue confirmar la teoría de que no hay historia mala sino historia mal contada.
3. FAST AND FURIOUS
Hasta que llegó la figura de Fernando Alonso a nuestras vidas no recuerdo que la Formula 1 fuera un deporte especialmente popular en nuestro país, todo lo más llegaban de vez en cuando noticias como la legendaria rivalidad de Ayrton Senna y Alain Prost (y su trágica conclusión) o las circunstancias del dramático accidente de Niki Lauda que ha permanecido en la memoria colectiva tanto de los aficionados como de los profanos de este deporte. Lo que no sabía yo es que la historia completa fuera tan fascinante.
Ron Howard es un director con una extensa carrera, y por más que nunca haya hecho nada que se pueda calificar de obra maestra (premios de la academia aparte) está claro que es un experimentado profesional que conoce bien los trucos de su oficio y es capaz de hacer una película tan simple (aplicado el término en el sentido más positivo de la palabra) pero tan tremendamente entretenida como esta.
Está claro que una parte del mérito se debe a la historia propiamente dicha, el enfrentamiento dentro y fuera de las pistas del británico (personaje que no conocía) James Hunt y del austriaco Niki Lauda, el primero un individuo guapo, encantador y juerguista, verdadera encarnación del hedonismo que caracterizó parte de la década de los setenta (el marco histórico es tan importante en esta película que posiblemente fue una de las razones por las que se hizo) y un individuo que persigue el éxito a causa de las múltiples y agradables consecuencias que trae consigo, el segundo un hombre frío, pragmático y no demasiado sociable que por el contrario sería un presagio de la clase de pilotos que dominarían las carreras en el futuro y para el que el éxito es un objetivo que se basta por sí mismo como forma de autoafirmación personal.
Hay que destacar también el buen hacer del dúo protagonista (Daniel Brühl y Chris Hemsworth) y, como hemos señalado, el de Ron Howard capaz de construir una sencilla pero vibrante historia que es también, de forma intencionada o no, un canto a una época ya desaparecida para bien o para mal en la que morían una media de dos pilotos por temporada y en la que los playboys dominaban el mundo.