Guayomini cuatu pua

Conclusiones sobre el festival de Eurovisión de este año.

Las Ketchup han quedado antepenúltimas. No es de extrañar, hasta el propio Queco ha dicho que es una mierda (bueno no lo ha dicho con esas palabras pero lo ha dicho sin decirlo, ustedes saben). No es que sea una mala canción, es que es triste, es que es fúnebre, ni siquiera es pegadiza y lo que es peor no se entiende un carajo la letra, mira que la he oído veces y todavía no sé de que va. Todo eso al margen de la presentación con ese rojo en plan “Ya sabes que TU menstruación no se pierde ni uno solo de tus festivales”. En fin a esperar la horterada del año que viene.

En cuanto a Beatriz Pecker no sé si estaba borracha, drogada o ambas cosas a la vez o es que todavía no se ha recuperado de su paso por Tocata. Se pasó toda la noche dando una lección magistral sobre movimientos migratorios en Europa, atención a la frase “En Portugal le dan doce puntos a Ucrania porque hay mucha emigración ucraniana”.

Respecto al resto de las canciones se observan dos tendencias:

a) Los que se siguen tomando esto en serio y hacen desfilar por el escenario a una colección de cantantes rubias escoltadas por coristas también rubias y por un cuerpo de baile más o menos original (los de Ucrania por ejemplo parecían los bailarines rusos del tetris).

b) Los que se dicen ¿para que voy a seguir enviando a serafines que cantan sobre rosas, caramelos y gatitos pequeñitos si nunca nos vamos a comer un rosco? Y en consecuencia se esfuerzan en dar la nota con ideas originales que, por cierto, proporcionan los mejores momentos de estos festivales.

A este segundo grupo pertenecen los ganadores de este año y su look a lo Jeepers Creepers báltico y otros experimentos como el de Lituania que parecían un grupo de hooligans cantando el himno del Everton y que se tomaron la cosa menos en serio que el público griego que les abucheo a rabiar.

Otros que huyeron del estilo festivalero fueron Alemania y su country, Dinamarca y su twist, Letonia y su acapella (que parecían el coro de ratones de La Cenicienta) y Reino Unido con ese extraño himno a la disciplina inglesa.

Aparte de Lordi los otros favoritos eran el chulazo ruso y el de Rumania que tenia la canción mas pegadiza (Torneriiiiiiiiiii Torneroooooooooo), en cambio la de Bosnia-Herzegovina la encontré un poco ceniza.

Los peores: La griega asfixiada,( no lo pasaba tan mal con una asmática desde “La mano que mece la cuna”, seguro que tenían una tienda de oxigeno entre bastidores por lo que pudiera pasar. ) y la sueca que movía la boca como Monchito el de José Luís Moreno.

La que más me gustó fue Francia, era la canción más bonita aunque a la pobre la peinaron y vistieron fatal, se le veía toda la papada. Aparte de que tengo entendido que su maquillador fue uno que habían despedido los finlandeses por exagerado.