Monday, November 04, 2013

PERSONAL CLASSIC.

Por los motivos mencionados en el post previo estas vacaciones las he pasado en las dos ciudades más habitadas (designémoslas así) del país así que. siguiendo la tradicional estructura de la narración de mis modestos viajes, vamos a contar lo que he visto y oído allí.
PARTE PRIMERA. CERVEZA CON TAPA. MADRID ITSELF
En líneas generales buen tiempo, no demasiado frío y tan sólo algún chubasco que, incluso un canario habituado al monótono clima subtrópico, encontraría aceptable. Por lo demás Madrid está igual que siempre, o al menos la parte que más conozco (esto es desde la Plaza de España a la Estatua de Cibeles y aledaños), incluyendo al tipo sin brazos de la Puerta del Sol del que algún día habría que contar su historia. Eso sí, el espacio del FNAC dedicado a la lectura por la patilla va disminuyendo año a año (esta vez ya sólo se reduce a un par de miserables butacas cuadradas) sin saber si esta minoración corresponde a una consecuencia de la crisis o si simplemente se trata de que los mandamases del lugar se han hartado de gorrones con barbas llenas de migas. Por otro lado constato con pesar que mis teorías sobre la Navidad adelantada (a la que por cierto se ha sumado el realista mágico presidente de Venezuela) se confirman plenamente pues en el Corte Inglés de Preciados exactamente debajo de su magnífica planta dedicada a Halloween tenían otra ya consagrada a la fiesta de la Natividad del Señor, vamos que cualquier día saldremos a la calle y nos encontraremos con algo parecido a esto. FAMOSOS VISTOS
(sí, yo también he tenido que buscar en la imdb su nombre) COMER Y BEBER - Por motivos diversos no he podido abundar mucho en este fundamental aspecto de mis viajes pero siempre hay tiempo para un par de recomendaciones, una de ellas es la de la Cafetería Narváez en la calle homónima así como el restaurante que está justo al lado, dos establecimientos que proveen de tapas fetén. Pero el gran descubrimiento ha sido un garito llamado Mercado Provenzal (en la calle Bravo Murillo muy cerca de los Cines Verdi) que presume de una carta con precios anti crisis, unos precios que ni siquiera podría encontrar yo en el deprimido Santa Cruz, como sé que resulta difícil de creer aquí esta el menú escaneado para que lo comprueben.
MUSEOS Y TAL - La crisis sigue empeñada en acabar de una vez por todas con la cultura así que ahora para entrar en el Caixa Forum hay que pagar cuatro euros, como en el caso ya señalado del FNAC nunca sabremos si es por tacañería o por sacudirse de encima a los pelmazos con cultura (sin duda los peores de todos). Pero sigue valiendo la pena ir, en esta ocasión había una gran muestra dedicada a George Melies con profusión de fantásticos aparatos que además ponían de manifiesto que el cine no es más que una continuación de las artes tradicionales por otros medios. Además pude ver sus películas más celebradas incluyendo el famoso viaje a la Luna.
La otra exposición del Caixa Forum llevaba el nombre de “Japonismo” y narra la gran influencia que la cultura japonesa en todas sus formas tuvo en Europa en general y en España en particular durante el siglo XIX, resulta curioso comprobar que las multitudes de adolescentes (ya sea en su vertiente física o mental) que hacen el canelo en las kilométricas colas del Expo Manga (algo que tuve ocasión de comprobar en la segunda etapa del viaje) ni siquiera constituyen un fenómeno original.
La otra exposición a la que tuve ocasión de asistir fue en la Fundación Canal (muy cerca de Plaza Castilla y perfectamente reconocible por la enorme torre aljibe que la domina), se trataba de una dedicada a una serie de fotografías recientemente descubiertas de la agencia Magnum entre las que destacaban las dedicadas a las escalofriantes condiciones (para los extras claro, seguro que la zorra de Joan Collins tenía un camerino con aire acondicionado o al menos con nevera) en las que se filmó la película “Tierra de Faraones”.
También me dieron un garbis por “El Matadero”, impresionante espacio cultural situado en el barrio de Legazpi que a mí me pareció ideal para una versión española de “La lista de Schindler”, justo al lado mi hermano y yo descubrimos un jardín botánico con aspecto de haberse inaugurado diez minutos antes. Vayan antes de que lo destrocen los niños porque es muy majo y además se está muy fresquito.
CINE . Mi llegada a la capital coincidió con la ya célebre campaña de los tres días de cine a 2,90 euros (algo que por lo visto no era el primer año que se hacía aunque yo no recuerdo haber oído hablar de este asunto en años anteriores), una campaña que originó colas tremebundas que incluso fueron reflejadas en los medios de comunicación (algo que generó asimismo nuevas colas por aquello del mimetismo). Se trata de un fenómeno que valdría la pena analizar con rigor pero eso que lo haga otra persona, por mi parte procuré acudir a sesiones a las que ya tenía previsto ir antes de tener noticias de esa campaña tratando además hacerlo a las primeras sesiones y en cines no demasiado céntricos. Veamos que vi.
Denis Villeneuve venía avalado por el prestigio de su anterior filme, “Incendies” una producción que a nivel particular me resultó más tramposa que un episodio de “1000 maneras de morir” de modo que no esperaba gran cosa de “Prisioneros” y no andaba descaminado. La película tarda dos horas y veinte minutos en desgranar un argumento que cualquier película para televisión de sobremesa despacharía en noventa. Y no es que el tiempo extra se dedique a desgranar ninguna de las múltiples cuestiones sociales o éticas que podrían desprenderse de la historia, se trata simplemente de un telefilme inflado.
Ken Loach hace documentales del mismo modo en el que hace películas: sólo se transmite el punto de vista de una parte de los protagonistas del drama en cuestión. No es el cineasta inglés amigo de sutilezas y parece que detestara tanto el relativismo como el ex Papa Benedicto no se cuantos. El hecho de que yo esté a favor de muchos de los postulados de Loach no le resta un ápice a la desagradable sensación de maniqueísmo de la que tampoco se libra un producto con tan aparente vocación de objetividad como es un documental. Quizás por eso su película más valiosa (de entre las que he visto que no son todas) para mí sea “Sweet sixteen” una historia sencilla y desprovista de cualquier pretensión política. De todas maneras “El espíritu del 45” resulta un producto de interés por su análisis de las circunstancias en las que, tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, la clase obrera se negaba a volver a las mismas condiciones miserables en las que había malvivido durante la época de entreguerras, lo que se tradujo –bajo un gobierno laborista que sustituyó de forma sorprendente al conservador de Winston Churchill- en una masiva nacionalización de los servicios así como la creación del Sistema Nacional de Salud. El hecho de que esta historia (en la que muchos han visto y con razón semejanzas con la presente situación política en nuestro país) se presente como la creación de una feliz arcadia de la clase obrera a la que puso fin la malvada bruja del Oeste (encarnada por Margaret Tatcher por descontado) le resta bastante credibilidad. Vi la película en una sala de los Renoir Plaza de España en la que tuve la sensación de que en cualquier momento iba a salir gas Zyklon B del techo.
Después de la desagradable experiencia de la primera película descrita y de la incomoda sensación que se desprendía del visionado de la segunda mi despedida de la gran campaña de promoción del cine consistió en ver nada más y nada menos que una buena historia. “El médico alemán” (también llamada “Wakolda”, ignoro cual era el título original) es un thriller sólido, elegante, bien construido, con una fotografía esplendida, con unas interpretaciones impecables y además articulado en torno a la dramatización de un inquietante episodio histórico: la huída de criminales nazis a Sudamérica y en especial la del Doctor Mengele (una historia que sólo había sido llevada al cine una vez en esa chiflada experiencia que supuso “Los niños del Brasil”). En definitiva eso, una buena película ¿se puede pedir más?
Fui a ver “The Bling Ring” el tercer y último día de la ya citada promoción aunque ya exhausto de peregrinar por todo Madrid tratando de buscar algún cine que no tuviera una cola serperpentica (o sea una serpiente esperpéntica, que era lo que había a la entrada de los cines de Príncipe Pío) decidí mandar a tomar viento el ahorro y me fui a los Verdi, unos multicines que no entraban en la citada promoción y en los que se respiraba una serenidad que ríete tú del Shangri Lah ese. Pasando a la película hay que decir que podría calificarse también como un telefilme de lujo (al igual que la ya mencionada “Prisioneros”) pero de un estilo menos pretencioso. He visto todo lo que ha hecho Sofía Coppola detrás de las cámaras (y desgraciadamente mucho de lo que hizo delante de ellas) y aunque me considero un fan de su trabajo tengo que reconocer que no es posible interpretar sus obras como verdaderas películas en el sentido clásico del término, sus filmes son más una experiencia de los sentidos que algo que pueda ser contemplado como una historia sólida sobre algo en concreto. De hecho es precisamente “The bling ring” lo más parecido que ha hecho a una película con inicio, nudo y desenlace pero está claro que Sofía parece más interesada por mostrar un lujurioso catálogo de joyería y alta costura con alguna clase de trasfondo social (como si de un “American Psycho” sin destripamientos se tratara) por el simple placer de hacerlo. Posiblemente sea su película más floja pero no encuentro gran diferencia entre esta y las anteriores.
Estamos posiblemente ante uno de los títulos del año, siempre teniendo en cuenta que hablamos de un determinado ámbito cinematográfico (así como “Gravity” sería la película del año dentro de otro ámbito distinto). Precedida por una cierta polémica provocada por lo explícito de algunas escenas sexuales, y por las quejas de sus protagonistas acerca de las duras condiciones de rodaje (estas nenas deberían haber estado en la filmación de “El mago de Oz” para saber de verdad lo que es un rodaje jodido) “La vida de Adéle” es una imponente película de tres horas que sin duda podía haberse ventilado en una y media pero que a este espectador en particular no le hubiera importado que durase treinta y tres. Lo primero que hay que decir es que el título responde exactamente a lo que nos vamos a encontrar: a pesar de que en los carteles y en todas las fotos promocionales aparezcan las figuras de las dos actrices principales, esta es irrefutablemente la historia de Adele, una historia que comienza antes de su encuentro con Emma (tras una primera experiencia sexual y sentimentalmente insatisfactoria con un miembro del sexo opuesto) y que posiblemente seguirá cuando este primer gran amor desaparezca de su vida, esto es así debido al propio planteamiento de la película y al hecho igualmente irrefutable de que Adele Exarchopoulos se come a Lea Seydoux acompañada de habas y un buen Chianti en uno de las interpretaciones más impresionantes en lo que llevamos de década. En cuanto a las escenas de sexo es cierto que son más extensas y explícitas de lo que estamos acostumbrados a ver en una película comercial pero sin embargo no me parecieron en absoluto algo extraño a la historia, se muestra a Emma y Adele teniendo relaciones sexuales de forma tan natural como se las muestra preparando una fiesta para sus amigos o charlando sobre filosofía en un parque público, esto se traduce en que el sexo es simplemente una parte más de una relación y no existe ningún motivo lógico para no mostrar dicha parte. En definitiva una experiencia cinematográfica que yo no me perdería si fuera ustedes.
Interesante documental que recorre en sentido inverso (es decir empezando por su último largometraje y terminando por el primero) la carrera cinematográfica de Michael Haneke, uno de los directores europeos más importantes de los últimos veinte años. El documental omite de forma deliberada toda cuestión relativa a la vida personal presente y pasada de Haneke así como a su actividad profesional previa al estreno de su primera película de larga duración. Una decisión respetable aunque lo que no veo ya tan respetable es que se omitiera asimismo cualquier mención al insólito remake americano que hizo de su filme más polémico. De todos modos repito que se trata de un interesante documento imprescindible para todo aquel admirador del director alemán que por añadidura me ha transmitido deseos de ver las tres películas suyas que me faltan. Y bueno, esto es todo lo que dio de sí siete días en la villa y corte, de mis andanzas por la capital de la región insurrecta hablaré en la próxima entrada.

7 Comments:

Blogger Slim said...

Lléveme al provenzal por favor! qué precios! y no había colas serpenpénticas en ese garito?

de las pelis: que las quiero ver todas! o casi! La de Haneke no, que no me gusta. aunque cuando hagan un documental de sofia coppola sí que iré a verlo.Tiene tanto estilo, que da lo mismo lo que cuente, siempre lo cuenta bonito.

decirte que el domingo vi por fin la tercera peli de Jesse + Celine (yo siempre con retraso). ¡Me pareció real como la vida misma!y me gustó hasta la escena de la cena con los amigos-al menos algunas de las ideas que salieron ahi- Yo también espero la cuarta: "Jesse y Celine se quedan solos cuando las gemelas se van a la universidad y les entra el síndrome del nido vacío"

8:27 AM  
Blogger SisterBoy said...

¡Calla Slim! Que ya estoy un poco arrependito de haber revelado el secreto provenzal :(. Si te gustan las cosas bonitas "The Bling Ring" es tu peli.

Estoy deseando ver "Antes del anochecer" en versión original para volver a disfrutar de la escena del hotel. A mí también me gustaría que hubiera una cuarta parte pero ¿cómo se llamaría?

8:48 AM  
Blogger 3'14 said...

Se llamaría "Ante la Cripta", y directamente yo, lo que haría, sería la conversación-monólogo de uno de ellos, me da igual el que sea, frente la lápida del otro. 90 minutacos escasos de conversación del vivo autorespondiendo, cuestionando e incluso alterado por algún momento de conflicto con el partener difunto. Y me da que disfrutaríamos de nuevo y por última vez de Celine, que veo a Ethan muy cascadito físicamente...

Estoy esperando tu crónica sobre la ciudad condal, como les gustan en los medios nombrarla...

9:50 AM  
Blogger SisterBoy said...

¡Debería llamarse entonces "5 horas con Jesse"!.

La crónica de la Ciutat Vella la tienes calentita.

10:35 AM  
Blogger Ra está en la aldea said...

Ya comenté cuándo me flipó La vida de Adele (y sí, como si hubiese durado quince horas más). Las exposiciones de Melies y la de Japonisme las vi en el Caixa Forum de Barcelona, la de Japón me encantó, no así la de Melies pese a los preciosos aparatos pre-cine. El museo del Cine de Girona está lleno de ellos y es una visita que recomiendo totalmente, magia y embeleso.

5:17 AM  
Blogger SisterBoy said...

Tomo nota de lo del museo del Cine ese. ¿Por qué no te gustó el resto de la expoMelies?

7:57 AM  
Blogger Ra está en la aldea said...

Creo que por la sobredosis de referencias a La invención de Hugo, una película que cuando vi en su momento disfruté moderadamente y ahora recuerdo con espanto.

8:02 AM  

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