Friday, July 07, 2006

La peor condena

Entre las diversas formas de tortura que ha padecido el hombre a lo largo de la historia hay una que quizás se la más abyecta de todas porque no ha sido jamás denunciada por ninguna organización de defensa de los derechos humanos y hoy en día sigue pues practicándose con total impunidad. Me refiero al partido por el tercer y cuarto puesto del Mundial de Fútbol.

Se necesita una imaginación verdaderamente diabólica para idear este suplicio que haría palidecer de terror al Doctor Mengele, Fu Man Chu y Jack Bauer al mismo tiempo y al que se ven sometidos algunos hombres cada cuatro años.

Para el que no lo sepa este es el partido que tienen que jugar los perdedores de las semifinales, en este caso Portugal y Alemania, con el objeto de dirimir quien ocupara entre los mejores del mundo la tercera y cuarta plaza, algo que a toda la humanidad (incluidos los propios jugadores y sus aficiones) le importa un carajo.

Michel Hidalgo seleccionador francés lo definió perfectamente en el Mundial de España de 1982 al decir “estábamos en la gloria y ahora estamos en un infierno”, la gloria era ir ganando la prórroga con dos goles de ventaja en la fantástica final que disputaron contra Alemania y el infierno era por supuesto acabar perdiendo ese partido a penaltis y verse obligado a jugar el asqueroso encuentro por el tercer y cuarto puesto. Precisamente fue en ese Mundial la primera y última vez que vi uno de estos partidos. Se enfrentaban la ya mencionada Francia y Polonia que venía de perder su semifinal contra Italia. Tengo recuerdos de un partido jugado a primera hora de la tarde en medio de un sol cegador y con unos jugadores tan animados como si se estuvieran jugando quien se libraba de ir al proctólogo.

Imaginen tener la posibilidad de una cita con Mónica Bellucci y terminar por conformarse con salir con Curri Valenzuela, tener la posibilidad de pasar dos semanas en las Islas Seychelles y acabar como premio de consolación contando alacranes en Torralba de los Cizones todo el puto verano, estar a punto de conseguir un trabajo como presentador de Lonely Planet y tener que aceptar ser el sirviente corporal de Eduardo Zaplana. Imaginen todos esos horrores y estarán cerca de saber lo que sienten los hombres que van a disputar mañana ese lamentable partido. ¡Basta ya de esta tortura!

1 Comments:

Blogger Zar Polosco said...

Con retraso comentar que estoy de acuerdo contigo. La final de consolación ni es una final ni consuela a nadie. Es un partido que no entiendo como no se juega entre sollozos.

Y, ya que la has mentado, pocos momentos en la historia del fútbol como aquella prórroga entre Francia y Alemania en España 82. Quizá las que hubo entre Italia y Alemania, tanto en Méjico 70 como en Alemania 06.

2:09 AM  

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