Mucha policía mucha diversión
Sí bueno, todos (o casi todos) hemos cantado alguna vez
aquello de “Era un hombre y ahora es poli” y hemos pasado por esa fase en la
que manifestábamos odio o desprecio por las fuerzas del orden en cualquiera de
sus formas. Es una actitud que por lo general desaparece o se atenúa con el
tiempo, ahora mismo yo considero a este colectivo como un elemento desagradable
aunque necesario, vamos igual que los supositorios, de hecho podría añadir que
siento algo de simpatía por alguien que elige una profesión que le condena
automáticamente a la marginalidad.
En los últimos meses hemos visto numerosas imágenes de
intervenciones de la Unidad de Antidisturbios en diferentes puntos de España,
imágenes muy llamativas como lo son siempre pero que hay que reconocer que son
en buena medida inevitables, pasando por alto el rumor de que a este tipo de
unidades sólo son destinados aquellos que no valen para otra cosa, digamos
hablando sin rodeos que los antidisturbios están precisamente para dar palo
pero este hecho no los hace perversos de por sí, no son más que el último
eslabón de una cadena represora que empieza mucho más arriba. ¿Qué si se
extralimitan en su trabajo? Pues no se puede soltar a los perros de la guerra y
pretender que usen algún tipo de discreción a la hora de dar candela, de hecho
no creo que haya nadie que pudiera controlarse en una situación como esa.
Ahora visto el caso y comprobado el hecho me gustaría que le
echaran una ojeada a esto.
Yo que
me he pasado la vida contemplando cargas policiales (ya sea por Televisión o en
vivo y en directo incluyendo una delante de la cual corría yo mismo) con serena
indignación confieso que he sentido escalofríos viendo esta imágenes que en un
principio incluso me parecieron parte de uno de esos montajes-parodia de los
programas de Buenafuente o El Gran Wyoming. Una cosa es ser tolerante ante una
comprensiva salida de olla causada por el subidón de adrenalina que sin duda
debe acompañar a estas actuaciones, pero esa complacencia casi frívola en el
innoble arte de pelotear indiscriminadamente a los contribuyentes (como un
grupo de niñatos que se van al barranco a tirotear lagartijas con una escopeta
de aire comprimido) ya es bastante más perturbador. Es posible que tanto
desparpajo se deba al hecho de que es prácticamente imposible procesar a
ninguno de estos policías sea cual sea su comportamiento en este tipo de
algaradas, y los sueños de impunidad producen monstruos, especialmente si el
que sueña es un policía. En fin ahí queda eso.
8 Comments:
Conozco un policía que cuando se aburre va escribiendo los nombres de los vecinos de su pueblo de origen. Cuando descubre algo escabroso tarda décimas en llamar para contarlo. Y en un pueblo no hace falta mucho para que se corra la voz. A veces es mejor un pelotazo. Y vamos a la pregunta: ¿quién controla al que controla? ¿y quién controla al que controla al que controla? Y así sucesivamente.
Así justifican su sueldo hombre...
¿Alguien conoce un gato policia?
Le doy una vuelta a la pregunta: aparte de los perros (y de las palomas mensajeras, colaboracionistas ellas), ¿hay algún otro animal policía?
En algunos países les llaman cerdos pero eso no vale :)
o cabrones XD
Qué fuerte! Soy la única que no pilla cuál es el criterio por el que uno le dice al otro que dispare a X y no aY o es que no hay criterio?
Me temo que se trata de un juego
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