El asesinato de Richard Nixon
El comentario de hace unos días sobre “Valkiria” viene al pelo para hablar de “Frost/Nixon”. Al igual que en aquella ocasión nos encontramos con una película que trata sobre sucesos y personajes históricos pero que requiere de cierto conocimiento básico sobre dichos sucesos y personajes, me refiero a saber al menos quien fue Nixon y qué fue el Watergate por más que (como es mi caso) no se hubiera oído hablar, hasta el estreno de esta película, de la entrevista entre el ex presidente y el periodista David Frost.
Otra similitud entre ambos filmes es el esquema clásico con el que está narrada la trama, en este caso se usa el del típico argumento en el que dos contendientes de fuerza desigual se enfrentan en un combate moral que se resuelve a favor del que parecía más débil.
Así pues el hecho de que “Frost/Nixon” sea un producto infinitamente mucho más interesante que “Valkiria”, tratando temas tan semejantes en el fondo y la forma, habría que buscarlo en la diferente pericia con la que los diferentes realizadores han abordado sus proyectos. Y no es que Ron Howard me parezca mejor director que Bryan Singer, de hecho considero “Sospechosos habituales” más valiosa que toda la carrera de Howard junta, pero en esta ocasión a Howard le ha salido una película mucho más interesante que la de su colega. Incluso en el aspecto artístico es necesario señalar que tanto la sobrehumana interpretación de Frank Langella (que esperemos sea premiada como merece) como la del resto del reparto de “Frost/Nixon” (con Michael Sheen a la cabeza secundado por Oliver Platt, Sam Rockwell y Kevin Bacon) sale también ganadora respecto a las rutinarios, acartonados y tópicos caracteres hollywodienses de “Valkiria”.
Como decíamos “Frost/Nixon”, con su reedición del eterno mito de David contra Goliat, desprende un aire a territorio ya visitado muchas veces antes. De hecho mientras la veía no podía evitar compararla con el argumento de “Rocky”, el gran éxito de los setenta”, por extravagante que pueda parecer la idea. Al igual que en la película de Stallone aquí tenemos la historia de un hombre, el periodista británico David Frost, que ocupa los estratos menos prestigiosos de su profesión, un showman televisivo que lo mismo presenta un espectáculo de escapismo que produce una ñoña versión musical de “La cenicienta”. Frost trata de recuperar el status de estrella televisiva que tuvo en el pasado y además obtener el prestigio que nunca ha tenido y lo hace desafiando a un monstruo de la política, Nixon el presidente forzado a dimitir por el escándalo del Watergate que aún así se niega a reconocer su derrota y trata de servirse a su vez de la entrevista que le proponen para hacer una reentrada decente en la política y de paso para ganar algo de dinero.
La sensación de “película de boxeo” prosigue con la larga preparación previa a la entrevista (incluido un primer tanteo entre los dos contendientes, en la reunión previa a la entrevista, que se salda con ventaja para “Tricky Dick”) y luego se desarrolla exactamente como un combate a varios asaltos en los que el chico malo va ganando por puntos usando todos los trucos de su larga experiencia de político ladino hasta que un giro inesperado (en el que por cierto tengo la sensación de que el argumento pasa de la estricta realidad a la fabulación dicho esto siempre desde el desconocimiento de las circunstancias en las que se produjeron los hechos) revela algunas de las peculiaridades, que hasta ese momento sólo habían aparecido de forma velada, de la compleja personalidad del ex presidente y de las motivaciones que guiaron su comportamiento en la crisis que le obligó a abandonar la Casa Blanca.
Después de estas revelaciones el ultimo asalto transforma un simple ejercicio de reivindicación de una figura política en decadencia en un doloroso ejercicio de auto catarsis y en una honda reflexión sobre la corrupción del poder. Y es destacable que tanto en esta película como en el biopic dirigido hace algunos años por Oliver Stone se arroje una cierta mirada comprensiva (e incluso piadosa) por la figura de un hombre tan denostado en su tiempo señalándole como alguien que buscó en la política una suerte de redención a una serie de mortificantes conflictos personales. Algo que recuerda al pasado de cierto ex presidente bigotudo cuyo mesiánico mandato termino igualmente en medio de la ignominia aunque me temo que esta es una historia que nadie nos contará jamás.
8 Comments:
Esta sí tengo ganas de verla. En cuanto lo haga regreso a comentar.
Si puedes hazlo en v.o. Aquí te espero
¿Y la duda? Supongo que no faltará, no?
No, no faltará, también la del Benjamín el botón y la de Danny Boyle aunque esta última tendré que "comprarla" cosa que también tuve que hacer con la de Nixón.
También he tenido que comprarla ;) Ya está vista, y hoy caerá Doubt, ambas en VOS, que puestos a comprar, hagámoslo bien, no?
SPOILERS
Veamos, vamos a la cuestión que
nos trae aquí: Frost/Nixon.
Me gusta la estructura que toma en dividirla en dos partes, la previa a las entrevistas con la preparación del equipo y los esfuerzos de Frost por encontrar financiación, etc... y después los cuatro "asaltos". Aunque no me acaba de gustar la sensación que me deja al final al ver el retrato de un Nixon acabado pero en cierta manera disculpado, con esa imagen de pobre anciano casi bonachón. Y esa especie de vínculo sentimentaloide que une al presentador con el expresidente. Me gustaría saber qué tiene de real y qué de ficticio ese final.
Me interesa el subtema sobre el poder mediático y la fuerza de una imagen frente a unos argumentos más o menos sólidos y veraces. El empeño de Frost por ganar el "combate" por una cuestión más de orgullo y victoria personal para volver, como dices, a recuperar ese status, que por una cuestión moral. Me confirma el asco que me da el hipócrita mundo de la televisión y la política.
Por cierto, ¿tú que crees? ¿Existió realmente esa llamada a horas tempestivas la noche antes al cuarto round?
¿Prefieres la hamburguesa con o sin queso?
No me leo los spoilers de Pi, que aún no la he visto. A cambio, me he visto un par de pelis políticas para ambientarme que ya postearé por nuestros lares un rato de éstos.
Yo 'La duda' voy a verla mañana doblada, porque no la proyectan en VOS en Valencia y he quedado con más gente. La de Nixon, en cambio, sí la proyectan en VOS (y en pantalla enorme y sala cómoda), así que iré algún rato de la semana que viene.
Aunque es un poco coñazo esto de viciarse con las versiones originales... yo, que vivo a dos pasos de los principales cines comerciales del centro de Valencia, que además tienen horarios la mar de convenientes, me paso la vida yendo al cine a la otra punta de la ciudad en horas imposibles. 'La clase' aún no la he visto por ese motivo... Me parece que me voy a 'desfundamentalizar' un día de éstos :P
Realice, espera a "desfundamentalizarte" a haber visto La clase (la sola "traducción" del título ya es de por sí un grave delito). Tuve la osadía de ir a verla doblada al cine y casi me hago el harakiri en mitad de la proyección. Desventajas supongo de haberme acostumbrado a las versiones originales, y eso que yo de idiomas más bien nula, pero es que una vez te acostumbras, verlas dobladas salta muchísimo.
No sé Pi creo que si la cinta hubiera cargado las tintas sobre la figura de Nixon presentandole como un super villano de pelicula de lucha libre hubiera sido mucho peor. Para mí el autor de la obra prefiere la idea de un hombre consumido por un afan de dominio total del poder político causado por profundos traumas personales. Alguién a quien denunciar y desenmascarar pero en el fondo también digno de lastima
La llamada telefónica es una licencia poética desde luego. No he comido jamás ninguna clase de hamburguesa :)
Realice en el Dirigido del mes que corre tienes una fantabulosa antología de las grandes películas de temática politica del cine americano.
Con respecto al doblaje siempre he dicho que hay peliculas en las que se puede tolerar y otras en las que no. La clase es una de ellas por eso aun no la he visto y si es necesario nunca lo haré.
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