Saturday, July 31, 2010

y dos millones de gallos que dejan los cielos hechos añicos.




Supongo que a todo el mundo le habrán preguntado alguna vez en su vida cual es su postura en lo referente al tema de los toros. No sé que hubiera respondido hace diez años pero ahora mismo si alguien me lo preguntara respondería que no estoy ni favor ni en contra.

Yo vivo en un territorio bastante poco taurino, tenemos una plaza de toros desde luego, pero que yo recuerde no se ha utilizado para lo que en teoría se creó desde hace más de cuarenta años. Así pues no es un tema con el que haya tenido mucho que ver, puede que en alguna ocasión haya visto una corrida de toros por la tele, pero fue en la época de la gran oscuridad (es decir antes de Internet y las televisiones privadas), esa en la que uno veía cualquier cosa que echaban por la caja tonta. Los únicos toros que miro ahora aparecen en los reportajes del telediario cuando he oído que han corneado a algún matador.





No soy una persona insensible en lo que se refiere al maltrato a los animales, es sólo que considero que lo que sucede con los toros está en un nivel no demasiado alto en la lista de agravios que sufren las bestias de las que se sirve el hombre. No creo que los millones de seres vivos que son sacrificados a diario para nuestro provecho lo pasen mejor que el toro. Estoy convencido de que muchos de los que defienden la prohibición son consumidores de carne de animales que habrán llegado hasta su boca después de un espeluznante proceso que haría vomitar al Doctor Mengele. Bien decía Mark Twain que es mejor no saber cómo están hechas las salchichas y las leyes.

¿Por qué entonces se hace tanto hincapié en una cuestión que afecta tan sólo a una mínima parte de las víctimas del holocausto animal?. En primer lugar porque las cuitas de los toros de lidia son públicas y notorias y en segundo lugar porque dichas cuitas tienen una finalidad lúdica, algo que por lo visto supone una villanía añadida. No dejan de ser argumentos un tanto hipócritas, pareciera entonces que se puede hacer cualquier cosa con un animal siempre y cuando no se vendan entradas ni se programe el acontecimiento por televisión (see no evil) y por otro lado criticar que la masacre tenga por objeto divertir a la afición equivale a ignorar o justificar el bombardeo indiscriminado de una aldea en el transcurso de una guerra y por otro lado escandalizarse por las fechorías de un maníaco que asesina por placer, como si la primera fuera inevitable y la segunda no.

Por otro lado están los que defienden la fiesta invocando la tradición (el garrote vil también era una tradición que se remontaba al medievo), o que la desaparición de las corridas provocaría también la desaparición del toro como especie (imagino que ese hipotético futuro sin fiesta seguirán habiendo toros como en la inmensa mayoría de países en los que no se practica la lidia) o que el animal disfruta una vida privilegiada hasta que salta a la plaza (si se le pudiera preguntar al interesado estoy seguro que no le parecería un buen plan estar cuatro años triscando entre azucenas para luego acabar torturado de forma atroz durante una hora). Aunque últimamente los argumentos derivan más bien hacia posiciones menos pedestres como son la defensa de la libertad de elección (absurdo viviendo como vivimos en una sociedad en donde tal concepto ha sido reducido a la mínima expresión sin que los mismos que defienden la lidia por este motivo parezcan preocuparse) o el hecho de que en el fondo se trate simplemente de una batalla más en la guerra que por lo visto libra Cataluña contra España (o contra el resto de España como se prefiera).

No soy un fundamentalista de la coherencia, hace tiempo que llegué a la conclusión de que hasta una asquerosa rata de agua es más coherente que cualquier ser humano, no pasa nada, todos estamos sometidos a eso, los ciudadanos que pagamos impuestos tenemos derecho a contradecirnos todo lo que queramos, aunque sería bueno pensar que las autoridades que gobiernan nuestras vidas tratan de usar esa rara virtud, aunque supongo que la manera en la que el Gobierno central tratará de solucionar este enredo nos dará una muestra de lo contrario.

En fin todo esto se resume en que a nivel personal el mantenimiento de la fiesta no me causa ninguna tristeza al igual que tampoco me lo causaría su desaparición.

10 Comments:

Blogger SisterBoy said...

Sólo decir que aun falta la última parte del serial Manson pero, tal y como dije en su momento, tenía previsto interrumpirlo si ocurría algo importante (o al menos interesante) entre dos partes.

2:27 AM  
Blogger 3'14 said...

Para una vez que una prohibición es positiva y va y los grandes defensores del eterno NO, están en contra... para variar... ja ja... cómo me gustan los juegos de palabras.. sobreteodo oir al Sr Rajoy diciendo que se debe respetear el derecho de elección... Se lo recordarán cuando pretenda PROHIBIR el matrimonio homosexual? la ley del aborto? el uso de preservativos? el derecho a la autodeterminación de un pueblo???

6:18 AM  
Blogger SisterBoy said...

¡Pero si se prohiben hasta partidos políticos!

9:45 AM  
Blogger Deckard said...

Esto simplemente demuestra que el pais va bien a pesar de todo. Cuando uno se preocupa por lo secundario es que lo primordial está, aparentemente, asegurado.

4:22 PM  
Blogger SisterBoy said...

Más bien es lo contrario :)

7:58 AM  
Blogger Torrance said...

Yo hace tiempo que perdí el complejo por alegrarme/entristecerme más por lo accesorio o secundario que por lo primordial. No puedo evitar sentir más alegría por un gol de Puyol que por una reducción de un millón en la lista de parados.

Respecto a los toros, estoy muy alineado con lo que dice SisterBoy. A nivel particular, no me hace gracia ver cómo torturan a un animal pero, sinceramente, no es algo que me quite el sueño. Mis tripas están preparadas para soportar el hecho de que a diario mueren de hambre cientos de niños mientras yo soy capaz de comprarme un Mac.

12:32 AM  
Blogger El Impenitente said...

A mí no me disgustan los toros. He ido y lo pasé bien. Era algo antitaurino hasta que mi hermano, que es agrónomo y trabajó una temporada en la producción de ganado ovino, me explicó cómo funcionaba una granja de producción animal y un matadero frigorífico. Entonces me pareció un tema de doble moral. No llevo la bandera del taurinismo (si ello existe) ni voy a discutir por ello. Cuando he ido a los toros estos formaban parte de aperitivo, comida, pacharán, gin tonic, toros, cena y fiesta hasta las tantas.

Por lo demás, de acuerdo con Deckard. Removamos lo secundario que la gente está loca por escandalizarse. El año pasado en Cataluña sólo se programaron doce festejos taurinos. La prohibición es simbólica.

12:55 AM  
Anonymous Ra está en la aldea said...

Siempre que paso por aquí termino diciendo lo mismo, pero es que no puedo estar más de acuerdo.
Los toros y las corridas son de esos temas que de los que no sólo no tengo una opinión formada, sino que creo que no deberían tener demasiado interés para el grueso de la población. Y sin embargo, a juzgar por los minutos dedicados al tema, parecen tenerlo. O igual es que estamos en verano y hay sequía de polémicas.

1:46 PM  
Blogger Mery said...

Yo me considero antitaurina pero me parece mal que se hayan prohibido los toros aqui. Soy de la opinión de que si realmente la gente no quería toros en Cataluña, tarde o temprano hubieran desaparecido las corridas, no era necesaria una prohibición. La gente dejaría de ir y punto, hasta que no les saliese a cuenta mantener el tinglado por aquí.
Pero no estoy de acuerdo con lo que dices en cuanto para mí sí que tiene mucha importancia que el toro sea un espectáculo, se trata de matar y torturar a un animal por diversión. Que los pollos de granja lo pasan muy mal? Vale, pero me alimentan. Creo que la finalidad sí que tiene mucho peso a la hora de estar a favor o en contra, y no me parece una hipocresía.
Pero sí, yo antes de prohibir las corridas endurecería las multas por maltratar a animales domésticos, por ejemplo. Por no hablar de los miles de asuntos más acuciantes que pasan inadvertidos mientras la gente se dedica a debatir temas como este... cuando hay gente que no llega a fin de mes.
Y como siempre al final tiene que parecer un asunto de nacionalismos, cuando bien que en Canarias se prohibieron hace tiempo y nadie se rasgó las vestiduras.

11:30 PM  
Blogger SisterBoy said...

Supongo que habrá nacionalistas catalanes a favor de los toros y españolistas en contra pero ya se sabe cómo se arrima el ascua a la sardina en política.

En Canarias se prohibieron los toros porque como ya dije no había afición ni tradición, es fácil para un gobierno prohibir algo que no existe, como ese pueblo no se dónde en el que se ha prohibido un burka que nadie usaba.

No obstante de la prohibición canaria se salvaron las peleas de gallos que sí tienen tradición (en una isla en concreto) y que por lo tanto sí podía quitar votos. Así es la política

5:04 AM  

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