The song remains the same
Dejé pasar dos semanas desde el estreno de esta película con
objeto de evitar las masas de espectadores que acuden al cine en época
navideña, parte de las cuales por cierto recorrieron el camino inverso en
cuanto cayeron en la cuenta de la clase de película en la que se habían metido.
Afortunadamente en mi caso me tocó una sesión en la que
todos los espectadores sabían exactamente qué era lo que iban a ver, aunque por
otro lado tuve que soportar el bochorno de ver una versión en la que se optó
por doblar el escaso 10% de diálogo no cantado, una ridiculez digna de figurar
en el ya muy voluminoso libro negro del doblaje en España (y eso dejando aparte
el hecho de que, por lo que dicen, el doblaje se basó más en el libreto en
castellano, que se hizo para la adaptación del musical en nuestro país, que en traducir
directamente del inglés)
Pasando ya a hablar de la película lo primero que me
gustaría decir es que mis conocimientos sobre “Los miserables” se reducen
exclusivamente a la adaptación cinematográfica que se hizo en 1958 con Jean
Gabin como protagonista, una película de 210 minutos que se tuvo que emitir en
dos pases en la televisión y de la que guardaba pocos pero potentes recuerdos,
entre ellos el sobrecogedor final del policía Javert. En definitiva que entré
en la película sin haber visto previamente el musical y teniendo conocimiento
únicamente el sorprendente culto del que ha sido objeto durante todos estos
años, una disposición que me parece por cierto la mejor posible.
Entre las múltiples críticas que ha recibido “Los
Miserables” se habla en primer lugar de su excesivo metraje de 157 minutos,
algo que siempre se resalta cuando cualquier película sobrepasa la duración
estándar de 90, yo hace tiempo que he llegado a la conclusión de que en el cine,
al igual que en el Universo, el tiempo es relativo y a nivel particular yo no
tuve nunca la sensación de que el tiempo que estaba dedicando a ver este drama
fuera excesivo ni tampoco de que la eliminación de algunos números musicales
hubieran contribuido a aligerar dicho metraje sin repercutir negativamente en
la trama (algo que también se ha dicho). En cuanto al igualmente mencionado
abuso de los primeros planos sólo lo noté en el célebre número “I dreamed a dream”.
En cuanto a las habilidades vocales de los diferentes personajes, y aun
reconociendo que Russell Crowe en las notas altas se transformaba en un
irlandés borracho, no hay que olvidar que estamos ante actores que cantan
ocasionalmente y no ante cantantes que ocasionalmente actúan, y este es un
hecho que debe ser conocido y admitido a priori, al menos si se entra con la
intención de que la película te guste (algo que por extraño que parezca no
sucede en todas las ocasiones).
Sí estoy de acuerdo en cambio en que la película adolece de
algunos errores de casting bastante molestos (pasando por alto algunas caras
rarísimas que pone Hugh Jackman): en primer lugar el de Amanda Seyfried en el
papel de Cosette, un papel para el que la actriz norteamericana está
físicamente incapacitada, algo que queda subrayado cuando se la compara con la
rozagante Samantha Barks (Eponine). Pero sin duda lo más disonante de todo es
la interpretación de Eddie Redmayne, vale que Marius es un poco idiota pero ¡no
hace falta que también el actor sea un idiota que además está fotografiado como
un idiota!
Por lo demás ninguno de estos aparentes defectos disminuye
la impresión de haber asistido a un extraordinario espectáculo cinematográfico
con un argumento dramático sólido a la par que emocionante. Es cierto que la
estructura de la película flaquea en lo que se refiere a la historia de amor
entre Marius y Cosette (y no sólo por la razón que hemos mencionado antes) pero
no lo hace en cuanto a la verdadera trama: la épica batalla moral entre Jean
Valjean y Javert, esa oposición de caracteres psicológicamente complejos tan
del gusto de la literatura decimonónica, el primero empeñado en una permanente
lucha por escapar de la abyección que le rodea, y en la que estuvo a punto de
caer al salir del presidio, convirtiéndose en una figura beatífica por más que
dicha actitud le ponga continuamente en peligro, el segundo combate también
contra su propio pasado refugiándose en un cumplimiento escrupuloso de la ley,
una actitud que convierte en la única motivación de su existencia.
No obstante, prescindiendo de las bondades artísticas de la
obra, lo que más me ha chocado –y en cierto modo inquietado- es cómo el argumento
de un libro de hace 150 años y el de un libreto de hace 32 pueden ser contemplados
con la sensación de haber sido ideados en respuesta a un situación del
presente: un presidiario destinado a vagar con el eterno estigma de su condena,
un lamento coral sobre las penalidades del día a día de un trabajador, una
mujer que se degrada hasta lo insoportable para mantener a su hija, un
funcionario que persiste en una fantasía de ley y orden en un mundo corrompido
y esos revolucionarios entusiastas que ocupan la calle esperando una reacción
del pueblo que nunca se producirá…en definitiva la canción sigue siendo la
misma.
6 Comments:
Hablando de Zeppelin, el otro día me pegué el gustazo de escuchar el tercer disco suyo. Pocas cosas hay comparables al comienzo de ese disco, con "The inmigrant song", "Friends" y "Celebration day", especialmente la transición entre estas dos últimas.
Respecto a la película, he de decir que me gustó tanto como el libro puesto que ni lo he leído ni la he visto. Alguna vez lo leeré. Tal vez entonces la vea.
Por otra parte, acuco a ti con una duda. Cuando un periodista hace una reseña de los Globos de oro, si no añade la coletilla "antesala de los Óscar", ¿le pasa algo? ¿Cae sobre él una maldición? ¿Le despiden de su trabajo? ¿Se convierte en un periodista mediocre, valga la redundancia?
El tercero de los Zep era el preferido de mi hermano y eso que en su día fue un disco que sorprendió a los fans, yo soy más del IV.
Pues mira tú por donde que estoy empezando a leer "Los Miserables" tochazo de dos y mil y pico páginos en una edición antigua donde a Jean Valjean le dicen Juan Valjean. No está mal pero hay que reconocer que la novela decimonónica francesa es algo duro de roer.
Precisamente este año se han adelantado las nominaciones a los Oscars para que se anunciaran ANTES de los Globos de Oro y así terminar con esa coletilla, tendran que buscar otra frase tipo.
A mi la pelicula me emocionó, el libro-sinceramente-creo que no lo voy a leer a no ser que quiera acabarlo el siglo que viene. Ademas al libro...le falta la música!! que es lo más bonito del mundo.
Creo que hugh Jakman y Rusell Crowe lo hacen muy bien, tambien Ann Hathaway aunque su papel se me hizo muy corto!. Los jovenes son lo peor, aunque Eponime lo hace muy bien! On my own es probablemente mi momento musical favorito de la pelicula. Además de eso las escenas de la revolución también me emocionaron particularmente...
ay que bonita fue!!
Yo como ya he pagado mi entrada esperaré unos meses hasta que salga el DVD y la "compraré", espero algún día ver el musical (en inglés naturalmente que he estado viendo algunso videos de la versión española
y ufff)
¡Yo quiero la edición de Juan Valjean, por Dios!
A mí me gustó la peli en su totalidad, salvo por algunos temas de montaje que me hicieron salir algunas veces de la trama. Por lo demás, muy satisfactoria.
Estoy de acuerdo en el error de casting para Marius. Si es un tío del que se enamoran dos mujeres tan distintas, tiene que ser un cañón y más que principe, el chico es un poco sapo. Pero eso sí (y creo que por esto mismo se le contrató), se nota que viene de Broadway y que canta muy bien.
Tu crítica hacia Seyfried no la comparto ni la entiendo. Cosette es una joven dulce y frágil, así que creo que da el perfil. Donde no la veo yo es haciendo de Linda Lovelace...
Y en cuanto al musical propiamente dicho, yo vi la última versión en español y he de decir que me perdí un mucho en la historia, no me pareció bien resuelto. Pero esas cosas pasan.
Y no me enrrollo más. ¡Un abrazo, Sister!
¿Amanda Seyfried como Linda Lovelace? Pues no es mala idea!!
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