Thursday, July 17, 2014

SESIÓN DOBLE ESQUIZOIDE

IN TROUGH THE OUT WINDOW




En este blog hemos seguido estrechamente la carrera profesional de Nacho Vigalondo aunque tampoco es que haya sido muy dilatada la verdad. Obviamente no hablamos en su día de su irrupción en el panorama cinematográfico nacional, a través la nominación al Oscar por el mejor cortometraje, por tratarse de algo que sucedió antes del nacimiento del blog pero luego hemos comentado sus siguientes estrenos así como su desafortunada polémica virtual a cuenta de una desagradable chanza sobre el holocausto.

Ahora, dos años después de su último filme y seis después del primero (muy a favor de los directores que espacian tanto sus proyectos aunque es inevitable pensar cómo se ganan la vida entre medio especialmente cuando se trata de realizadores de proyectos con escaso éxito en taquilla) llega “Open Windows”, una película en la que me decidí a entrar sin saber nada a excepción de ciertos comentarios lisonjeros emitidos por personas públicas y privadas cuya opinión suelo tener en cuenta.

Lo cierto es que ese desconocimiento previo provocó que desconociera asimismo el hecho de que se trataba de un producción protagonizada en su mayoría por actores no españoles, con lo cual fue filmada en versión original en inglés y luego doblada para su estreno en nuestro país, de haberlo sabido posiblemente hubiera esperado a hacerme con la película por los habituales canales secundarios porque el doblaje en esta ocasión es especialmente infecto (indescriptible la experiencia de ver a Carlos Areces con otra voz).

Aparte de esto hay que decir que “Open Windows” es básicamente una historia puesta al servicio de una forma especial de narrar que consiste en mostrar la acción a través de los objetivos de diversas herramientas de grabación y difusión de imágenes, especialmente desde la pantalla de un ordenador portátil, es decir no existe lo que llamaríamos una cámara-objetivo que represente la visión en tercera persona que tradicionalmente corresponde al espectador. Es pues como ya hemos dicho una de esas películas en las que la forma se superpone al fondo (existe cierta disquisición sobre los efectos efímeros de la fama y sobre la influencia de las nuevas formas de comunicación en la experiencia social moderna pero es demasiado difusa como para ser tenida en cuenta) en una especie de desafío personal del director por ser capaz de llevar a buen fin una forma de narración no exenta de dificultades, lo cierto es que Vigalondo consigue sobreponerse con brillantez a dichas dificultades por más que por el camino se atasque en una trama demasiado extravagante y en el fondo carente de interés.

Conociendo un poco la trayectoria y las ideas del realizador no es difícil adivinar que estamos sobre todo ante el filme pergeñado por un mitómano postmoderno (ese tipo de cineastas que nación a principios de los noventa con Quentin Tarantino al frente) al que le ilusionaba hacer un homenaje a Brian de Palma (por más que todo el mundo mencione la influencia de Hitchcock en “Open Windows” mi opinión es que se trata de un claro homenaje al director norteamericano) que además estuviese protagonizado por su actriz porno favorita.


IM A CYBORG BUT ITS OK




Basada en un best seller dirigido a jovenzuelos, el argumento (que básicamente se podría resumir como perteneciente al subgénero “joven y condenada a morir”) y el desarrollo de una película como esta no debería disgustar a alguien que, como yo, disfruta de los placeres culpables de los telefilmes de sobremesa que programa Antena 3 sábados y domingos.

Lo gracioso de las películas que no pretenden ser la típica “historia de algo” (en este caso se trata de personajes con enfermedades terminales pero se podría decir lo mismo de cualquier otro género o subgénero), es que por supuesto terminan por serlo e incluso de una forma más típica de lo normal lo cual me parece perfecto porque es exactamente lo que pretendía ver. La película de este modo responde a las expectativas creadas de forma completa y sólo alguien que no estuviera informado previamente del contenido y del tono del filme puede quedar sorprendido o defraudado por el espectáculo.

La sensación que transmite el visionado de esta película es cálida aunque es cierto que se trata de una calidez algo complaciente, como cuando te sientas a ver un partido de Copa del Rey entre tú equipo y otro de segunda división y ya sabes que tú equipo va a ganar por goleada, aunque, como en el caso de la alegoría futbolera, todo está resuelto demasiado pronto y suele sobrar la segunda parte, algo parecido ocurre aquí, la película dura demasiado sobre todo para este tipo de argumentos (y personajes) tan simples que se pueden explicar en cuatro líneas y en los que no es posible ninguna sorpresa o giro extravagante.

3 Comments:

Blogger Ra está en la aldea said...

Todas las películas de hoy en día duran demasiado.
¿Cómo es posible entrar en un cine a ver Open Windows sin saber que estaba protagonizada por actores extranjeros y, por tanto, rodada en inglés? ¿No aparecía la cara de Elijah Wood bien visible en el cartel tras el gesto orgiástico de Sasha Gray?

3:38 AM  
Blogger SisterBoy said...

Debe ser un efecto de vivir inmerso en la tercera edad de oro de la televisión, todo lo que dura más de 50 minutos parece superfluo. Y en cuanto a lo otro pues no, no me dí cuenta de que eran Frodo y la Sasha, es que iba a ver una peli de Viglaondo, me imagine que saldrían los rostros habituales.

7:38 AM  
Blogger Refrescospepito said...

De "Bajo la misma estrella" he de decir que, efectivamente, es un éxito de ventas sensacional (me refiero al libro, claro). La peli no creo que la vea.

En cuanto a "Open windows", decir que me pareció genial la primera hora, luego, la cosa se lía de una manera un tanto tontorrona.

4:04 PM  

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