Monday, August 11, 2008

ABECEDARIO DEL CRIMEN CAPITULO XIV "NO SIGNIFICA NO"

Es posible que en los informativos de estos últimos días se hayan encontrado con la imagen de esta señora.



Se trata de Bernann Mckinney una mujer que ha conseguido clonar a su perro muerto (sacaron el ADN de las orejas del animal) en forma de cinco cachorros por cuya clonación ha pagado 32.000 euros. La noticia ha sido presentada como la primera clonación de mascotas con fines comerciales y posiblemente no tiene mayor interés que rellenar los largos y aburridos telediarios de Agosto dedicados en su mayor parte a decir que en verano hace calor y que De Juana Chaos se ha metido el dedo en la nariz mientras paseaba por la calle.

Pero el caso ha dado un giro de lo más bizarro (del cual he sido informado a través de The Queer Enquirier cuyo olfato para estas noticias es ya legendario) cuando se ha descubierto que esta mujer en realidad es Joyce Mckinney que saltó a la fama (siempre dentro del circulo de las noticias también bizarras) por un sorprendente suceso que, en el sórdido mundo de los abusos sexuales, podría ser calificado como “el caso del hombre que mordió al perro”.

El Diccionario del Crimen recoge el suceso y debido a su peculiaridad estuve tentado de transcribirlo aquí hace tiempo. No recuerdo bien por qué decidí no hacerlo (posiblemente por resultar demasiado escueto) pero está claro que la resurrección informativa de Miss Mckinney hace necesario que su historia sea contada. Esta mujer se lo merece.




Joyce Mckinney nació en 1948. Genuina chica norteamericana habitual de los campamentos ultraprotestrantes su vida transcurrió de forma placida con algunos interludios interesantes como su elección como Miss Carolina del Norte y cosas por el estilo. Pero un día de 1975 cuando conducía en compañía de una amiga sucedió algo.

Al frenar en un semáforo una cabeza joven y guapa apareció en la ventanilla. “Me encontré mirando unos ojos de un azul profundísimo. Mejores que los de Paul Newman. Creí morir. Me volví hacia mi amiga y le dije: «Mira, bájate que me he enamorado».”

El príncipe azul era Kirk Anderson, misionero mormón alto y apuesto. Al principio Kirk se dejó querer y por un tiempo el romance prosperó. La fascinada Joyce se moría por gustarle; según una amiga, veía películas y espectáculos porno para aprender trucos excitantes. Al poco tiempo Anderson, que no dejaba de ser un mormón de Salt Lake City -o sea que estaba muy lejos de ser un apasionado del sexo-, se cansó del asunto. Pero Joyce no estuvo de acuerdo y a partir de la ruptura empezó a hostigarlo de forma cada vez más violenta. Le rompió las ventanas, le rajó las cubiertas y le machacó el coche. Él pidió que lo trasladaran a California, pero Joyce lo siguió. De modo que Anderson aceptó un puesto en Gran Bretaña.

La furiosa Joyce acusó a la tiránica Iglesia mormónica de birlarle el amante y exigió que se lo devolvieran, desprogramado y libre de inhibiciones sexuales. Naturalmente la tomaron por loca por lo que Joyce optó por medidas más expeditivas. Puso un anuncio en una revista underground solicitando literalmente a un “hombre musculoso, piloto y creyente, para ayudar en aventura romántica”. Joyce no logró reclutar a nadie pero eso no iba a detenerla. En primer lugar destrozó su Stingray descapotable para cobrar 15.000 dólares del seguro que invirtió en un pasaje para las islas británicas.



Llegó allí con pasaporte falso y empezó a rastrear a su amado desde East Grinstead a Reading, y de allí a Epsom, donde el 14 de septiembre de 1977 dio el golpe. A la salida de la iglesia y a punta de pistola (de juguete) Joyce y un cómplice (por lo visto su anuncio sí dio resultado en la decadente Europa) metieron a Anderson en un coche, le administraron cloroformo y lo llevaron a una cabaña alquilada donde Joyce expuso al asombrado Anderson sus condiciones: le dejaría en libertad si accedía a casarse con ella.

A partir de aquí lo que ocurrió depende de la credibilidad del lector excepto en un detalle. Está demostrado que Anderson se pasó tres días atado a una cama con cadenas y una correa de cuero, también está demostrado que practicó sexo con su ex – amante. La discusión se centra en la eterna cuestión: el consentimiento.

Joyce declaró que a Anderson le había encantado, que no se había resistido y que había permanecido quieto mientras babeaba como un mono (sic). Anderson sostuvo en cambio que la unión había sido forzada. De todos modos el factor consentimiento no era crucial en este caso. Legalmente, al menos, es imposible que una mujer viole a un hombre. De modo que cuando después de pasar tres días en el potro Anderson fue a la policía, a Joyce y su cómplice sólo le acusaron de secuestro y posesión de un arma simulada. Desde el furgón que la conducía a la sala del tribunal, una llorosa Joyce repartió mensaje entre los periodistas. “Pedid a los cristianos que recen por mí”, había garabateado en páginas arrancadas a una Biblia.




En la audiencia preliminar le concedieron la libertad bajo fianza, pero en régimen de toque de queda, restricción que le fue levantada el 13 de marzo de 1978 para que pudiera ir al cine. En vez de eso Joyce se fue a Estados Unidos, a donde llegó con atuendo de monja, para regocijo de la prensa sensacionalista. Durante cinco años poco más se supo de ella. Hasta que en junio de 1984 los diarios anunciaron que “Joyce la encadenadora sexual ha vuelto a las andadas”.

A esas alturas Anderson había abandonado la vocación de misionero, se había casado y trabajaba como ejecutivo en una compañía aérea. Cuando un día vio a Joyce apostada frente a la oficina, se vio otra vez raptado y llamó a la policía. Joyce fue acusada de perturbar el orden, también se descubrió que anotaba todos los movimientos de Anderson y, por medio del abogado, explicó que estaba escribiendo un guión cinematográfico sobre sus experiencias. Después de ese incidente Joyce desapareció de las páginas de los tabloides hasta que la historia de los cachorritos la ha sacado de nuevo a la palestra con distinto nombre de pila pero con identica ánsia de notoriedad. Cualquiera sabe lo que nos deparará en el futuro esta sorpredente mujer.


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23 Comments:

Blogger Queer Enquirer said...

Oye tú, te recuerdo que cuando te pasé el enlace ayer dijiste que ya conocías la noticia. A ver si ahora voy a tener yo la culpa de que seas un pervertido. Deberían contratarte para las docuseries esas de crímenes que ahora están tan de moda.
Por cierto, los mormones me ponen. ¿Estará catalogado como filia?

12:13 PM  
Blogger El Impenitente said...

Te has salvado por los pelos.

Tres acepciones tiene crimen en el diccionario de la RAE.

1. Delito grave.

2. Acción indebida o reprensible.

3. Acción voluntaria de matar o herir gravemente a alguien.

Lo aceptaremos en el Abecedario del Crimen.

Yo cres que eso de ser Miss Carolina del Norte debe imprimir carácter, ¿no? Algo así como ser jefa de admiradoras.

Y los mormones están catalogados como fobia.

1:31 PM  
Blogger SisterBoy said...

Conocia ambas noticias pero tú me descubriste la relación :) ¿en serio te gustan esos tipos que parecen escapados de una de las tiras de Dilbert?.

2:05 PM  
Anonymous Anonymous said...

Podría comentar el suceso en clave de humor. El tema da para ello, pero hay un trasfondo patético en la historia y es el hecho, más que probable, de que la protagonista padezca un desequilibrio psíquico no tratado.
Hay una escena en la película “Lunas de hiel” de Román Polanski (algún día te contaré cómo cayó rendido a mis pies en Venecia) en la que el escritor recibe postrado en el hospital a su ex-amante. En un monólogo dice:
“Ella vino a verme el día que salí de la UVI. Tengo una mala noticia y una buena, dijo. Tienes parálisis permanente de cintura para abajo. Qué bien, le dije. Ahora ¿Cuál es la buena?. La buena era ésa, dijo. La mala es que a partir de ahora yo voy a cuidar de ti”.

4:25 PM  
Blogger SisterBoy said...

No es que esté tratado en clave de humor. Es que es inevitable que de risa por mucho que uno intente tomarselo en serio. Con algunas historias pasa eso ¿Se puede uno poner trágico con la muerte del poeta Esquilo?.

¿Algún día me contaras? !!!Tienes 24 horas para hacerlo!!!

5:18 PM  
Blogger Djabliyo said...

Pues yo, desde que ví Latter Days, no he podido volver a mirar a un mormón sin que me vengan a la mente un gran número de posibilidades...

...voy a pasar la fregona, que sólo de pensarlo, ya he hecho charco.

3:29 AM  
Blogger SisterBoy said...

Es que los muy listillos sólo mandan a misionear a los más macizos al contrario que los Testigos de Jehova que son tan eróticos como una foto de Curri Valenzuela en cueros

5:48 AM  
Blogger 3'14 said...

No quiero ni imaginar cómo aliviaría el chucho a la mujer para gastarse tanto pastón en clonarlo.
Lo que más me flipa de la historia es a lo que estamos llegando... La clonación ya está aquí, lo se, lo de Dolly ya tiene años, pero con fines comerciales??? Miedo me da pensar lo que ya deben haber clonado por ahí... y va más allá de una mascota.

Y para que digan luego que ser guapo es todo ventajas... que se lo digan al pobre de Anderson.

12:53 PM  
Blogger SisterBoy said...

Hombre ser feo no mola pero ser extramadamente guapo tampoco. Vamos que eso de ir quitandote a la gente de encima entre los 10 y los 49 años debe ser bastante castigoso

1:03 PM  
Blogger 3'14 said...

¿Entre los 10 y los 49? Los hombres, como el vino, ganan con la edad. Y si encima de por si ya son guapos, pues no hay fecha límite para ponerle en ese periodo de penitencia que nombras. No así nos pasa a las mujeres, que por guapas que seamos, no es que me incluya en guapa, si no en mujer, aunque va, que leches! soy guapetona también :), hay una edad en la que parece que dejemos de existir, nos volvemos invisibles a los ojos de los hombres, sentir deseo por una mujer madura queda poco menos que a la altura de una parafilia, y ya, si es la mujer la que no manifiesta problema en expresar abiertamente su sexualidad, no sólo obtiene rechazo, si no la medalla del patetismo. Así es que, lo castigoso es que, para la mayoría de las mujeres (porque hay que ver lo que ayuda la cirujía estética...), el castigo llega a x edad, en la que pasan de haber sido el centro de atención y reclamo a la exclusión de su propia sexualidad.

1:14 AM  
Blogger SisterBoy said...

No creo que funcione así, hay gente guapa a los 20 y horrible a los 40, gente horrible a los 20 y guapa a los 40 y gente horrible o guapa sea cual sea su edad.

Bueno o al menos no funciona así en cuanto a mí se refiere :=)

2:09 AM  
Blogger El Impenitente said...

A mí las de cuarenta y nueve me empiezan a resultar terriblemente atractivas.

El problema es que nunca superamos la adolescencia. Y la vanidad mueve el mundo. Nos gusta gustar. Y le damos demasiada importancia a ser guapos o feos.

Y ahora no voy a decir aquello que la verdadera belleza está en el interior porque es una memez como un piano, pero la belleza física es un reclamo de quince minutos. Luego hay que enfangarse, sudar, remangarse y dar el callo y los tacones de quince centímetros que tanto estilizan suelen resultar incomodos.

Por otra parte está mi problema, que soy rematadamente guapo pero soy la única persona en el mundo que se ha dado cuenta. Un drama que no he conseguido superar del todo.

2:56 AM  
Blogger SisterBoy said...

La belleza (siempre desde el punto de vista subjetivo de cada cual) es condición necesaria pero no suficiente.

Como dijo alguien una vez "Nunca te acuestes con nadie con quien después no te tomarías un café".

Y otra de mis citas favoritas "En el hombre la adolescencia termina seis meses después de la muerte"

3:10 AM  
Blogger 3'14 said...

También debería añadirse: "Nunca te acuestes con alguien con quien sólo hayas tomado antes unas copas".

En cuanto a cómo funciona... cuando llegue a los 49 explicaré mi propia experiencia. Así que nada, a seguir actualizando este blog hasta entonces para conocer el desenlace XD

5:54 AM  
Blogger Tomás Ortiz said...

Sí, la relación es curiosa y yo desconocía ambos casos.

La gente está fatal, eh?

2:14 AM  
Blogger pijomad said...

yo creo que hay gente que lo de los 15 minutos de gloria lo convierten en 3 o 4 horas a lo largo de toda su vida. ¿no?

12:41 PM  
Blogger JRB said...

Pero qué grande es esta historia. Solo con ver la foto del principio ya me imaginaba algo bueno, pero esta mujer ha sobrepasado mis expectativas.

Estoy de acuerdo en lo que dices, hay gente horrible con 18 que mejoran con los años y otros que quien los ha visto y quien los ve. En fin, la vida es una ruleta, pero siempre nos quedará el Propecia y a ellas el ácido hialurónico.

3:03 PM  
Blogger SisterBoy said...

¿Propecia? tiene nombre de equipo a eliminar en la previa de la Champions, el Propecia de Gdansk.

Bienvenido pijomad

1:38 AM  
Blogger quitus said...

espero que funcione el link http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=536303&idseccio_PK=1021

por si acaso. parece que la mujer conspiró junto a un joven para robar en un barrio rico. el motivo? comprarle una prótesis a su caballo de tres patas (y no es un eufemismo)

suma y sigue. ¿ que será lo próximo? ¿ella era el segundo francotirador del magnicidio de JFK? ¿pacto con los aliens la invasión a plazos de la Tierra?..........

1:31 AM  
Blogger SisterBoy said...

¡Santo Cielo! Antes pensaba que esta mujer merecía una pelicula pero está claro que sólo una miniserie de ocho capitulos puede hacerle justicia.

2:27 AM  
Anonymous Anonymous said...

Hey, la tía no estaba mal en su juventud!!!
Es un poco Shelley Winters, no?

El rapto del pobre tipo me recuerda a aquellos acaecido en películas como "El rey de la comedia" o "Cecil B. Demente".

También me trae a la memoria el capítulo aquél de Padre de Familia donde el perro es perseguido por la hija de la casa (lo siento, no soy fan de la serie y apenas conozco el nombre de los personajes) y lo rapta obligándole a practicar sexo... o casi.

9:31 AM  
Blogger SisterBoy said...

Quien sabe si ese episodio está basado en esta historia, en su época fue una noticia muy popular

10:04 AM  
Anonymous Anonymous said...

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6:24 AM  

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