Abecedario del crimen. Capitulo XIX. Helter Skelter. Parte Quinta y última: It's pretty hard to beat the king
El juicio a Charles Manson y familia comenzó el 24 de julio de 1970 y duró hasta el 25 de enero de 1971 convirtiéndose así en el más largo de la historia de California hasta ese momento. El fiscal asignado al caso, Vincent Bugliosi, no sólo tenía que demostrar que los miembros de la Familia eran responsables de los asesinatos Tate-La Bianca, sino también que Manson les había inducido a cometerlos.
Ese vínculo fatal entre Manson y sus seguidores le quedó claro a Bugliosi desde el principio, al fiscal le impresionó que las chicas sonrieran casi continuamente y no dejaran de repetir “Charlie es amor”. Su complacencia supina e indiscriminada hacía pensar en las muñecas Barbie, y las primeras indagaciones en los hechos de la Familia dieron poco resultado. Cuando les exigían fechas, las chicas contestaban: “El tiempo no existe”.
Aunque no era necesario para la acusación establecer un motivo para los crímenes (sabia postura por cierto), Bugliosi consideró que el móvil era una evidencia de gran importancia, especialmente porque Manson no había estado presente en las matanzas. El fiscal quería demostrar que el principal motivo era el “helter skelter”, la creencia de Charlie de que podía iniciar una guerra racial y beneficiarse personalmente de ella.
En su alegato inicial, Bugliosi presentó a Manson como un “vagabundo errante, un cantante frustrado que se refería a sí mismo como Jesucristo y un asesino que se ocultaba inteligentemente bajo la máscara de un hippie amante de la paz pero era un megalómano que unía a su insaciable sed de poder una intensa obsesión por la muerte violenta.”
El juicio no sólo fue recordado por ser uno de los más largos sino también porque los acusados lo convirtieron en un circo.
Mientras los seguidores de Manson hacían lo propio en el exterior.
Manson, que insistió en defenderse a sí mismo, apareció en cierta ocasión con la cabeza rapada y una esvástica grabada en la frente, y sus discípulas no tardaron en imitarle.
El drama alcanzó su punto culminante cuando Manson se pudo a discutir con el juez Charles Older y saltó hacia él, gritando: “¡Alguien debería cortarte la cabeza!”. Acto seguido, Atkins, Krenwinkel y Van Houten se pusieron en pié y comenzaron a cantar en latín. El juez Older no dudó en expulsarles de la sala, algo que repitió cada vez que desafiaban sus llamadas al orden. Las interrupciones eran tan frecuentes que los procesados pasaron gran parte del juicio en una celda anexa a la sala, escuchando las declaraciones a través de un altavoz. No fueron los acusados sin embargo los únicos en perder las formas, incluso el propio Nixon, presidente de los Estados Unidos en aquella época, declaró que Manson era culpable. El hecho de que todo un presidente expresara su opinión sobre un hombre todavía no condenado es un claro indicativo de cómo el caso había sacado de quicio a una sociedad entera.
Hablando exclusivamente en términos procesales el auténtico clímax del juicio fue la declaración de Linda Kasabian que repentinamente había vuelto a la cordura y aceptado testificar en contra de sus antiguos hermanos. Parece demostrado que Linda había tenido un papel secundario en la masacre del caso Tate pero a esto ella misma añadió el hecho de que se había sentido horrorizada de forma espontánea por lo que estaba sucediendo ante sus ojos y de que incluso trató en la medida que pudo de impedirlo. Una versión más cínica indicaba que posiblemente Linda participó en los asesinatos con el mismo entusiasmo que sus compañeros pero que posteriormente (y al contrario que el trío de brujas que había estado atormentando al estado de California durante el juicio) fue capaz de caer en la cuenta de la gravedad de sus actos y trató en consecuencia de escapar como pudo. Como quiera que fuese lo cierto es que su declaración contribuyó mucho a aclarar todo lo que había sucedido aquella noche y, lo que es más importante, la participación de Manson en ello.
Por fin el 25 de enero de 1971, el jurado alcanzó un veredicto: Manson, Krenwinkel, Atkins y Watson fueron declarados culpables de siete cargos de asesinato y uno de conspiración para el asesinato; Van Houten fue encontrada culpable de dos cargos de asesinato y uno de conspiración. Todos ellos fueron condenados a muerte. En 1972, la Corte Suprema de California abolió la pena de muerte en el estado y sus sentencias fueron conmutadas por cadenas perpetuas. Linda Kasabian recibió la inmunidad por su declaración. En agosto del año anterior Bobby Beausoleil también había recibido la pena de muerte por el asesinato Hinman pero dicha sentencia fue igualmente conmutada en 1972. En cuanto a los otros dos miembros de la familia que estuvieron presentes en alguna de las tres matanzas, Mary Brunner recibió asimismo inmunidad por testificar contra Beasuloeil por el caso Hinman y Steve Grogan recibió una sentencia de muerte pero no por su participación (escasa) en el caso LaBianca sino por un crimen posterior también relacionado con el entorno de la Manson. Fue puesto en libertad bajo palabra en 1985 siendo hasta el momento el único miembro de la Familia que ha sido liberado después de ser condenado por homicidio.
Los demás permanecen en prisión y resulta muy difícil concebir que alguna vez obtengan la libertad condicional debido a la notoriedad de sus crímenes, por más que la práctica totalidad de ellos han expresado arrepentimiento por sus actos y han renegado públicamente de Manson. Algunos como Watson incluso afirmaron haber encontrado a Jesús en la cárcel; Tex declaró que había renacido, y con el tiempo se había convertido en un predicador célebre; acudía gente de las localidades de los alrededores, al igual que los reclusos, para escucharle los domingos. De todos modos en una sociedad tan implacable con los criminales como la americana estas conversiones intramuros son denominadas despectivamente como “prison religion” haciendo referencia a que suponen una simple estrategia para obtener la libertad bajo palabra en el futuro.
Susan Atkins murió en la cárcel el 24 de septiembre de 2009 víctima de un tumor cerebral sin que sus últimas peticiones de libertad fueran escuchadas.
Sus antiguos correligionarios sufrirán sin duda la misma suerte. Aun admitiendo que ahora son personas totalmente distintas de los post adolescentes enloquecidos por la droga y la confusión de la época que les tocó vivir, están atrapados para siempre por la celebridad de sus actos.
El último capítulo de la sangrienta historia de la Familia lo escribió Lynette Fromme (rebautizada como Squeaky).
Aunque no estuvo involucrada directamente en los crímenes de la Familia, cuando Manson y los otros fueron enviados a prisión se convirtió en uno de los miembros más activos en la defensa “exterior” del líder encarcelado lo que incluía amenazas a testigos de la acusación. Pero su pasaporte a la fama le llegó cuando el 5 de septiembre de 1975 trató de asesinar al presidente Gerald Ford con una pistola del 45, delito por el que fue condenada a cadena perpetua aunque logró salir el año pasado con libertad bajo palabra.
La mayor parte de los asesinos obtienen un breve período de celebridad cuando se desvelan sus crímenes para luego caer en un olvido sólo interrumpido por la noticia de su muerte. Pero no sucede así en todos los casos o al menos no en el caso de Manson que ha mantenido intacta su celebridad a lo largo de los años. Esto es debido en parte a la propia naturaleza del crimen (por su sadismo y por la relevancia social de las personas que fueron asesinadas) así como al carácter icónico del mismo. La masacre fue cometida en verano de 1969 aunque el crimen no fue finalmente resuelto hasta noviembre de ese año, este hecho (junto con lo sucedido el mes siguiente en el festival de Altamont) se considera oficialmente como el final de los sueños de paz y amor de los años sesenta, unos sueños que habían desembocado en la pesadilla de violencia y descontrol encarnada por Manson, puede que fuera injusto pero fue exactamente la sensación que todo el mundo tuvo entonces y que algunos mantienen ahora.
La mayor parte de los asesinos obtienen un breve período de celebridad cuando se desvelan sus crímenes para luego caer en un olvido sólo interrumpido por la noticia de su muerte. Pero no sucede así en todos los casos o al menos no en el caso de Manson que ha mantenido intacta su celebridad a lo largo de los años. Esto es debido en parte a la propia naturaleza del crimen (por su sadismo y por la relevancia social de las personas que fueron asesinadas) así como al carácter icónico del mismo. La masacre fue cometida en verano de 1969 aunque el crimen no fue finalmente resuelto hasta noviembre de ese año, este hecho (junto con lo sucedido el mes siguiente en el festival de Altamont) se considera oficialmente como el final de los sueños de paz y amor de los años sesenta, unos sueños que habían desembocado en la pesadilla de violencia y descontrol encarnada por Manson, puede que fuera injusto pero fue exactamente la sensación que todo el mundo tuvo entonces y que algunos mantienen ahora.
Tampoco es que a Manson le hayan faltado seguidores que hayan mantenido viva su memoria y no me refiero tan solo a las hordas de desequilibrados que adoran a cualquier criminal célebre, la presencia de Manson ha sido constante en múltiples manifestaciones artísticas. En 1993 el grupo Guns and Roses sacó un disco de versiones denominado “The Spaguetti Incident”, una de esas versiones era precisamente de un tema originalmente escrito por Manson, “Look at your game girl”.
El propio Axl Rose se atrevió incluso a lucir durante un tiempo una camiseta con la foto del célebre convicto.
Más o menos en esa época comenzó a destacar otro grupo llamado Marilyn Manson que acabaría por alcanzar gran notoriedad tanto en el aspecto musical como en el extra musical, parte de lo segundo quizás provocado por la maldición que arrastra el nombre que decidieron usar. Por más que Brian Warner (autentico nombre del líder del grupo) insistiera en el hecho de que dicho nombre era un juego de palabras en torno a la esquizofrenia de la sociedad norteamericana (que le llevaba a idolatrar con el mismo enfasis a una glamorosa actriz de Hollywood y a un desaseado criminal) lo cierto es que al final ha pesado más la M de Manson que la de Marilyn.
Charlie ha sido incluso protagonista de una ópera, The Manson Family compuesta también en los noventa por John Moran quien declaró que no le interesaba para nada la violencia del caso sino la naturaleza de la personalidad de Manson.
En cuanto a la dramatización de su historia Manson no ha tenido tanta suerte. Que yo sepa se ha llevado el caso al menos dos veces a la pequeña pantalla (existe una tercera basada en un libro escrito por Tex Watson de cuya existencia me acabo de enterar). Estas dos versiones de la historia se llaman igual y ambas están basadas en un libro escrito por el fiscal Bugliosi. En la primera de ellas (estrenada en 1976) Manson estaba caracterizado por Steve Railsback (que mucho más tarde daría vida también a otro célebre asesino, Ed Gein).En la segunda versión (2004) era Jeremy Davis el encargado de encarnar al demonio.
Con toda esta atención no es de extrañar que Manson sea el recluso que más correo recibe en los Estados Unidos, unas 60.000 cartas anuales, la mayoría de jóvenes que quieren unirse a la Familia. Al final Charlie consiguió lo que siempre quiso ser: una estrella mundialmente conocida cuya imagen aparece en pósters y camisetas, a la que se dedican películas y libros y cuyas canciones han sido interpretadas por grupos superventa. Respecto a este asunto lo último que se ha sabido sobre Charlie es que le hizo llegar una nota al célebre productor Phil Spector (que cumple condena por asesinato en la misma prisión que Charlie) para ver si “podían hacer algo juntos”.
Pero aparte de todo este ruido de fondo ¿quién es realmente Charles Manson? Curiosamente es una pregunta que muy poca gente parece haberse hecho verdaderamente en serio. Casi todo el mundo quiere hablar con Charles Manson, sobre todo para poder decir que lo ha hecho, no porque tenga un interés real en oír lo que Manson quiere decir. La mayor parte de estas entrevistas han sido realizadas por periodistas sensacionalistas y Manson siempre les daba lo que querían transformando así muchas de estas conversaciones en una bufonada.
Uno de los pocos que intentaron ir un poco más allá en sus entrevistas con Manson fue el investigador del F.B.I. Robert K Ressler (del que ya hablamos en cierta ocasión). Manson relató a Ressler su percepción sobre sí mismo en relación con el mundo, “Si tienes en la mano un negativo fotográfico”, sostenía Manson, “ves una visión del mundo que está invertida”; Manson decía que él era ese tipo de negativo de la sociedad, un reflejo de ésta que mostraba todos sus aspectos nocivos. En concreto él se consideraba un negativo, en un reflejo de los chicos que mataron por él. “Vosotros habéis hecho así a vuestros hijos….Vosotros les enseñasteis. Yo sólo he tratado de ayudarles a levantarse. Todo lo que han hecho esas criaturas lo han hecho por amor a sus hermanos.”
Manson había llegado a la conclusión de que, como no había hecho otra cosa que reflejar aquello en que sus discípulos querían convertirse, él no era en rigor responsable de sus actos criminales; esa era la razón por la que “no sabía por qué” estaba en prisión. En el fondo esta actitud refleja una sorprendente ingenuidad, Manson pensaba que el hecho de no haber estado presente en el momento exacto en que se cometieron los crímenes suponía alguna clase de exoneración. De hecho, tal y como afirmó el fiscal Bugliosi en su día, Charlie ni siquiera ordenó expresamente los asesinatos sino que creó el clima en el que sus discípulos sabían lo que tenían que hacer para agradarle, y ellos deseaban hacerlo.
En el fondo Manson abordó estos crímenes de un modo bastante racional aunque siempre dentro de esa actitud ingenua antes reseñada, a propósito del relato que Watson y las chicas le hicieron sobre lo sucedido en casa de Sharon Tate, Manson declaró: “A una persona normal los sucesos de la noche le habrían parecido repulsivos y horrorosos, pero hacía mucho tiempo que yo no me medía por los patrones sociales…Lo único que me preocupaba era si se parecía al asesinato de Hinnam por si la policía llegaba a la conclusión de que el autor de ese asesinato no era Bobby.”
En una entrevista posterior con Charles Watson, Ressler corroboró algunas de estas impresiones. Tex admitió que Manson no le había dado órdenes directas y explícitas, pero que estaba perfectamente claro que Manson entendía lo que Watson y los otros iban a hacer, y no les detuvo, y que Manson más tarde se deleitó al saber lo que había hecho por él. Watson añadió que después de llevar algún tiempo en prisión comprendía a Manson: Charlie había actuado como un experimentado convicto dominando completamente al nuevo.
“Por estrafalarias que las enseñanzas de Charlie pudieran parecer –comentaba Watson- para nosotros resultaban irresistibles. Cuanto más ácido tomábamos, y más escuchábamos, más evidente e inevitable parecía todo”. Además de esto Watson reconoció que había intentado ascender en la estructura de poder de la Familia, conseguir que las chicas acudieran a él en busca de autoridad. Por la vía del asesinato, Watson buscaba convertirse, si no en el líder de la Familia, sí en el lugarteniente de Manson, un hombre al que todos debían respetar por la enormidad de sus crímenes y su familiaridad con la violencia.
A pesar de lo mucho que se ha escrito sobre el tema la teoría más plausible es que, cuando salió de la cárcel, Manson se encontró con un ambiente propicio para ejercer las dotes de manipulador que había adquirido durante sus años en presidio y que posteriormente usó para obligar a un puñado de adolescentes alucinados a cometer crímenes con los que saciar su sed de venganza hacia una sociedad que él pensaba que le debía algo. Posteriormente se ha pasado cuarenta años tomandole el pelo a todo el mundo.
Pero si esto resultara demasiado complejo quizás prefieran contentarse con la respuesta que dio el propio Manson cuando se le hizo la gran pregunta.
Ese vínculo fatal entre Manson y sus seguidores le quedó claro a Bugliosi desde el principio, al fiscal le impresionó que las chicas sonrieran casi continuamente y no dejaran de repetir “Charlie es amor”. Su complacencia supina e indiscriminada hacía pensar en las muñecas Barbie, y las primeras indagaciones en los hechos de la Familia dieron poco resultado. Cuando les exigían fechas, las chicas contestaban: “El tiempo no existe”.
Aunque no era necesario para la acusación establecer un motivo para los crímenes (sabia postura por cierto), Bugliosi consideró que el móvil era una evidencia de gran importancia, especialmente porque Manson no había estado presente en las matanzas. El fiscal quería demostrar que el principal motivo era el “helter skelter”, la creencia de Charlie de que podía iniciar una guerra racial y beneficiarse personalmente de ella.
En su alegato inicial, Bugliosi presentó a Manson como un “vagabundo errante, un cantante frustrado que se refería a sí mismo como Jesucristo y un asesino que se ocultaba inteligentemente bajo la máscara de un hippie amante de la paz pero era un megalómano que unía a su insaciable sed de poder una intensa obsesión por la muerte violenta.”
El juicio no sólo fue recordado por ser uno de los más largos sino también porque los acusados lo convirtieron en un circo.
Mientras los seguidores de Manson hacían lo propio en el exterior.
Manson, que insistió en defenderse a sí mismo, apareció en cierta ocasión con la cabeza rapada y una esvástica grabada en la frente, y sus discípulas no tardaron en imitarle.
El drama alcanzó su punto culminante cuando Manson se pudo a discutir con el juez Charles Older y saltó hacia él, gritando: “¡Alguien debería cortarte la cabeza!”. Acto seguido, Atkins, Krenwinkel y Van Houten se pusieron en pié y comenzaron a cantar en latín. El juez Older no dudó en expulsarles de la sala, algo que repitió cada vez que desafiaban sus llamadas al orden. Las interrupciones eran tan frecuentes que los procesados pasaron gran parte del juicio en una celda anexa a la sala, escuchando las declaraciones a través de un altavoz. No fueron los acusados sin embargo los únicos en perder las formas, incluso el propio Nixon, presidente de los Estados Unidos en aquella época, declaró que Manson era culpable. El hecho de que todo un presidente expresara su opinión sobre un hombre todavía no condenado es un claro indicativo de cómo el caso había sacado de quicio a una sociedad entera.
Hablando exclusivamente en términos procesales el auténtico clímax del juicio fue la declaración de Linda Kasabian que repentinamente había vuelto a la cordura y aceptado testificar en contra de sus antiguos hermanos. Parece demostrado que Linda había tenido un papel secundario en la masacre del caso Tate pero a esto ella misma añadió el hecho de que se había sentido horrorizada de forma espontánea por lo que estaba sucediendo ante sus ojos y de que incluso trató en la medida que pudo de impedirlo. Una versión más cínica indicaba que posiblemente Linda participó en los asesinatos con el mismo entusiasmo que sus compañeros pero que posteriormente (y al contrario que el trío de brujas que había estado atormentando al estado de California durante el juicio) fue capaz de caer en la cuenta de la gravedad de sus actos y trató en consecuencia de escapar como pudo. Como quiera que fuese lo cierto es que su declaración contribuyó mucho a aclarar todo lo que había sucedido aquella noche y, lo que es más importante, la participación de Manson en ello.
Por fin el 25 de enero de 1971, el jurado alcanzó un veredicto: Manson, Krenwinkel, Atkins y Watson fueron declarados culpables de siete cargos de asesinato y uno de conspiración para el asesinato; Van Houten fue encontrada culpable de dos cargos de asesinato y uno de conspiración. Todos ellos fueron condenados a muerte. En 1972, la Corte Suprema de California abolió la pena de muerte en el estado y sus sentencias fueron conmutadas por cadenas perpetuas. Linda Kasabian recibió la inmunidad por su declaración. En agosto del año anterior Bobby Beausoleil también había recibido la pena de muerte por el asesinato Hinman pero dicha sentencia fue igualmente conmutada en 1972. En cuanto a los otros dos miembros de la familia que estuvieron presentes en alguna de las tres matanzas, Mary Brunner recibió asimismo inmunidad por testificar contra Beasuloeil por el caso Hinman y Steve Grogan recibió una sentencia de muerte pero no por su participación (escasa) en el caso LaBianca sino por un crimen posterior también relacionado con el entorno de la Manson. Fue puesto en libertad bajo palabra en 1985 siendo hasta el momento el único miembro de la Familia que ha sido liberado después de ser condenado por homicidio.
Los demás permanecen en prisión y resulta muy difícil concebir que alguna vez obtengan la libertad condicional debido a la notoriedad de sus crímenes, por más que la práctica totalidad de ellos han expresado arrepentimiento por sus actos y han renegado públicamente de Manson. Algunos como Watson incluso afirmaron haber encontrado a Jesús en la cárcel; Tex declaró que había renacido, y con el tiempo se había convertido en un predicador célebre; acudía gente de las localidades de los alrededores, al igual que los reclusos, para escucharle los domingos. De todos modos en una sociedad tan implacable con los criminales como la americana estas conversiones intramuros son denominadas despectivamente como “prison religion” haciendo referencia a que suponen una simple estrategia para obtener la libertad bajo palabra en el futuro.
Susan Atkins murió en la cárcel el 24 de septiembre de 2009 víctima de un tumor cerebral sin que sus últimas peticiones de libertad fueran escuchadas.
Sus antiguos correligionarios sufrirán sin duda la misma suerte. Aun admitiendo que ahora son personas totalmente distintas de los post adolescentes enloquecidos por la droga y la confusión de la época que les tocó vivir, están atrapados para siempre por la celebridad de sus actos.
El último capítulo de la sangrienta historia de la Familia lo escribió Lynette Fromme (rebautizada como Squeaky).
Aunque no estuvo involucrada directamente en los crímenes de la Familia, cuando Manson y los otros fueron enviados a prisión se convirtió en uno de los miembros más activos en la defensa “exterior” del líder encarcelado lo que incluía amenazas a testigos de la acusación. Pero su pasaporte a la fama le llegó cuando el 5 de septiembre de 1975 trató de asesinar al presidente Gerald Ford con una pistola del 45, delito por el que fue condenada a cadena perpetua aunque logró salir el año pasado con libertad bajo palabra.
La mayor parte de los asesinos obtienen un breve período de celebridad cuando se desvelan sus crímenes para luego caer en un olvido sólo interrumpido por la noticia de su muerte. Pero no sucede así en todos los casos o al menos no en el caso de Manson que ha mantenido intacta su celebridad a lo largo de los años. Esto es debido en parte a la propia naturaleza del crimen (por su sadismo y por la relevancia social de las personas que fueron asesinadas) así como al carácter icónico del mismo. La masacre fue cometida en verano de 1969 aunque el crimen no fue finalmente resuelto hasta noviembre de ese año, este hecho (junto con lo sucedido el mes siguiente en el festival de Altamont) se considera oficialmente como el final de los sueños de paz y amor de los años sesenta, unos sueños que habían desembocado en la pesadilla de violencia y descontrol encarnada por Manson, puede que fuera injusto pero fue exactamente la sensación que todo el mundo tuvo entonces y que algunos mantienen ahora.
La mayor parte de los asesinos obtienen un breve período de celebridad cuando se desvelan sus crímenes para luego caer en un olvido sólo interrumpido por la noticia de su muerte. Pero no sucede así en todos los casos o al menos no en el caso de Manson que ha mantenido intacta su celebridad a lo largo de los años. Esto es debido en parte a la propia naturaleza del crimen (por su sadismo y por la relevancia social de las personas que fueron asesinadas) así como al carácter icónico del mismo. La masacre fue cometida en verano de 1969 aunque el crimen no fue finalmente resuelto hasta noviembre de ese año, este hecho (junto con lo sucedido el mes siguiente en el festival de Altamont) se considera oficialmente como el final de los sueños de paz y amor de los años sesenta, unos sueños que habían desembocado en la pesadilla de violencia y descontrol encarnada por Manson, puede que fuera injusto pero fue exactamente la sensación que todo el mundo tuvo entonces y que algunos mantienen ahora.
Tampoco es que a Manson le hayan faltado seguidores que hayan mantenido viva su memoria y no me refiero tan solo a las hordas de desequilibrados que adoran a cualquier criminal célebre, la presencia de Manson ha sido constante en múltiples manifestaciones artísticas. En 1993 el grupo Guns and Roses sacó un disco de versiones denominado “The Spaguetti Incident”, una de esas versiones era precisamente de un tema originalmente escrito por Manson, “Look at your game girl”.
El propio Axl Rose se atrevió incluso a lucir durante un tiempo una camiseta con la foto del célebre convicto.
Más o menos en esa época comenzó a destacar otro grupo llamado Marilyn Manson que acabaría por alcanzar gran notoriedad tanto en el aspecto musical como en el extra musical, parte de lo segundo quizás provocado por la maldición que arrastra el nombre que decidieron usar. Por más que Brian Warner (autentico nombre del líder del grupo) insistiera en el hecho de que dicho nombre era un juego de palabras en torno a la esquizofrenia de la sociedad norteamericana (que le llevaba a idolatrar con el mismo enfasis a una glamorosa actriz de Hollywood y a un desaseado criminal) lo cierto es que al final ha pesado más la M de Manson que la de Marilyn.
Charlie ha sido incluso protagonista de una ópera, The Manson Family compuesta también en los noventa por John Moran quien declaró que no le interesaba para nada la violencia del caso sino la naturaleza de la personalidad de Manson.
En cuanto a la dramatización de su historia Manson no ha tenido tanta suerte. Que yo sepa se ha llevado el caso al menos dos veces a la pequeña pantalla (existe una tercera basada en un libro escrito por Tex Watson de cuya existencia me acabo de enterar). Estas dos versiones de la historia se llaman igual y ambas están basadas en un libro escrito por el fiscal Bugliosi. En la primera de ellas (estrenada en 1976) Manson estaba caracterizado por Steve Railsback (que mucho más tarde daría vida también a otro célebre asesino, Ed Gein).En la segunda versión (2004) era Jeremy Davis el encargado de encarnar al demonio.
Con toda esta atención no es de extrañar que Manson sea el recluso que más correo recibe en los Estados Unidos, unas 60.000 cartas anuales, la mayoría de jóvenes que quieren unirse a la Familia. Al final Charlie consiguió lo que siempre quiso ser: una estrella mundialmente conocida cuya imagen aparece en pósters y camisetas, a la que se dedican películas y libros y cuyas canciones han sido interpretadas por grupos superventa. Respecto a este asunto lo último que se ha sabido sobre Charlie es que le hizo llegar una nota al célebre productor Phil Spector (que cumple condena por asesinato en la misma prisión que Charlie) para ver si “podían hacer algo juntos”.
Pero aparte de todo este ruido de fondo ¿quién es realmente Charles Manson? Curiosamente es una pregunta que muy poca gente parece haberse hecho verdaderamente en serio. Casi todo el mundo quiere hablar con Charles Manson, sobre todo para poder decir que lo ha hecho, no porque tenga un interés real en oír lo que Manson quiere decir. La mayor parte de estas entrevistas han sido realizadas por periodistas sensacionalistas y Manson siempre les daba lo que querían transformando así muchas de estas conversaciones en una bufonada.
Uno de los pocos que intentaron ir un poco más allá en sus entrevistas con Manson fue el investigador del F.B.I. Robert K Ressler (del que ya hablamos en cierta ocasión). Manson relató a Ressler su percepción sobre sí mismo en relación con el mundo, “Si tienes en la mano un negativo fotográfico”, sostenía Manson, “ves una visión del mundo que está invertida”; Manson decía que él era ese tipo de negativo de la sociedad, un reflejo de ésta que mostraba todos sus aspectos nocivos. En concreto él se consideraba un negativo, en un reflejo de los chicos que mataron por él. “Vosotros habéis hecho así a vuestros hijos….Vosotros les enseñasteis. Yo sólo he tratado de ayudarles a levantarse. Todo lo que han hecho esas criaturas lo han hecho por amor a sus hermanos.”
Manson había llegado a la conclusión de que, como no había hecho otra cosa que reflejar aquello en que sus discípulos querían convertirse, él no era en rigor responsable de sus actos criminales; esa era la razón por la que “no sabía por qué” estaba en prisión. En el fondo esta actitud refleja una sorprendente ingenuidad, Manson pensaba que el hecho de no haber estado presente en el momento exacto en que se cometieron los crímenes suponía alguna clase de exoneración. De hecho, tal y como afirmó el fiscal Bugliosi en su día, Charlie ni siquiera ordenó expresamente los asesinatos sino que creó el clima en el que sus discípulos sabían lo que tenían que hacer para agradarle, y ellos deseaban hacerlo.
En el fondo Manson abordó estos crímenes de un modo bastante racional aunque siempre dentro de esa actitud ingenua antes reseñada, a propósito del relato que Watson y las chicas le hicieron sobre lo sucedido en casa de Sharon Tate, Manson declaró: “A una persona normal los sucesos de la noche le habrían parecido repulsivos y horrorosos, pero hacía mucho tiempo que yo no me medía por los patrones sociales…Lo único que me preocupaba era si se parecía al asesinato de Hinnam por si la policía llegaba a la conclusión de que el autor de ese asesinato no era Bobby.”
En una entrevista posterior con Charles Watson, Ressler corroboró algunas de estas impresiones. Tex admitió que Manson no le había dado órdenes directas y explícitas, pero que estaba perfectamente claro que Manson entendía lo que Watson y los otros iban a hacer, y no les detuvo, y que Manson más tarde se deleitó al saber lo que había hecho por él. Watson añadió que después de llevar algún tiempo en prisión comprendía a Manson: Charlie había actuado como un experimentado convicto dominando completamente al nuevo.
“Por estrafalarias que las enseñanzas de Charlie pudieran parecer –comentaba Watson- para nosotros resultaban irresistibles. Cuanto más ácido tomábamos, y más escuchábamos, más evidente e inevitable parecía todo”. Además de esto Watson reconoció que había intentado ascender en la estructura de poder de la Familia, conseguir que las chicas acudieran a él en busca de autoridad. Por la vía del asesinato, Watson buscaba convertirse, si no en el líder de la Familia, sí en el lugarteniente de Manson, un hombre al que todos debían respetar por la enormidad de sus crímenes y su familiaridad con la violencia.
A pesar de lo mucho que se ha escrito sobre el tema la teoría más plausible es que, cuando salió de la cárcel, Manson se encontró con un ambiente propicio para ejercer las dotes de manipulador que había adquirido durante sus años en presidio y que posteriormente usó para obligar a un puñado de adolescentes alucinados a cometer crímenes con los que saciar su sed de venganza hacia una sociedad que él pensaba que le debía algo. Posteriormente se ha pasado cuarenta años tomandole el pelo a todo el mundo.
Pero si esto resultara demasiado complejo quizás prefieran contentarse con la respuesta que dio el propio Manson cuando se le hizo la gran pregunta.
4 Comments:
El spaghetti incident es sin duda el peor album de los Guns, una pena además puesto que fue el último del grupo "original". En cuanto a la historia que cuentas no paro de flipar. Recuerdo cuando llevabas de firma la última frase de la moribunda, acojonante.
El grunge mató a la estrella de la bandana.
Sesenta mil cartas anuales para unirse a la familia. El consumo de ácidos sigue extendido. Y si está relacionado el consumo con el número de cartas, del levante español debieran salir muchas si es que los mascachapas autóctonos saben quién es Charles Manson.
Si tus capítulos del Abecedario del crimen siempre fueron de nota, esta vez te mereces el cum laude. Estoy por mandarte a la tuna para que te cante el "Gaudeamus Igitur", el "Somos cantores de la tierra lusitana", el "Cascorro, Cibeles y el Arco de Cuchilleros" y una versión de pulso y púa de "Look at your game girl".
Maestro, sigues siendo grande.
¡Calla insensato! ahora que los tunos han desaparecido de las sobremesas de los restaurantes no despierte usted a la bicha.
Ya queda muy poco para terminar definitivamente con esta sección, ya se ha hablado del virrey de los villanos, ahora sólo queda hablar del rey.
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