Thursday, August 09, 2012

 
Extraña y perturbadora película que funciona como una enorme metáfora para condenar el machismo y la tradicional cultura del patriarcado familiar. Es por eso que resulta llamativo el hecho de que “The woman” haya sido calificada precisamente de todo lo contrario, quizás sea debido a que el director Lucky Mckee (de entre su corta filmografía reconozco “May” y el capítulo “Sick Girl” de la serie “Maestros del terror”, otras dos reivindicaciones “sui géneris” de la liberación de la mujer) haya escenificado dicha metáfora con un espeluznante repertorio de agresiones misóginas como malos tratos, violación, tortura y algún otro que ni siquiera debe estar recogido todavía en el Código Penal de puro extravagante.

No obstante viendo la película nunca tuve la sensación de estar ante una mera exhibición de atrocidades, como por ejemplo en el caso de “The girl next door” (curiosísimo que me vinieran recuerdos de esta película mientras veía “The woman” porque al final resultó que ambos filmes están basados en novelas escritas por un tal Jack Ketchum), sino como un marco imprescindible para tratar de expresar la villanía no de un par de individuos particulares sino de toda una forma de entender la sociedad. Lastima que, a mí entender, Mackee decidiera al final de la película variar el tono desde una territorio semejante al de la alegoría impactante de “Una historia de violencia” hacia otros más próximos a lo puramente macabro, tanto que me hicieron recordar incluso el delirante clímax de “La Casa de los 1000 cadáveres”.

De todos modos ver “The woman” me sigue pareciendo un ejercicio enormemente interesante que recomiendo a casi todo el mundo. A destacar un igualmente peculiar e insólito uso de la banda sonora compuesta toda ella por otro tal Sean Spillane en una sugerente mezcla de música indie y rock sureño.   





 
Gran sorpresa en los títulos de crédito cuando aparece el nombre de William Friedkin como el autor de “Bug”.  Este realizador norteamericano es el epítome de los directores que una vez apuntaron a lo más alto y que, por motivos siempre difíciles de explicar, cayeron en la mediocridad. En el caso de Friedkin, después de alcanzar la gloria encadenando dos filmes tan fundamentales  como “French  Conection” y sobre todo “El exorcista”, no ha vuelto a hacer nada que se acerque ni de lejos al éxito de crítica y público que supusieron estos dos títulos. Está claro que con “Bug” tampoco consiguió remontar el vuelo.

Centrándonos ya en la película que nos ocupa habría que llamar la atención sobre el hecho de lo mucho que se parecen en el aspecto argumental este filme y el más reciente “Take Shelter” aparte el hecho de que ambos están protagonizados por Michael Shannon, Mister Weird. En las dos películas se describe la progresiva caída en la locura de un individuo al tiempo que se describe asimismo de forma más o menos explicita el entorno social en el que vive, si en “Take…” se trataba de una típica familia de clase media trabajadora aquí el drama se desarrolla en el ambiente marginal de la basura blanca del oeste americano. En este aspecto la película de Friedkin es incluso más descriptiva, de hecho durante gran parte del metraje el interés de la historia parece centrarse en la desesperanzada relación que se establece entre una camarera bisexual casada con un agresivo ex convicto y un trastornado veterano de guerra. A medida que el hombre va arrastrando a la pareja hacia la paranoia la película abandona el estilo naturalista y se sumerge igualmente en un delirio más espectacular pero quizás menos interesante que lo visto hasta ese momento.

Aunque de todos modos para mí “Bug” se plantea sobre todo como un enfrentamiento entre dos formas de actuación, el habitual excelente trabajo de Shannon (posiblemente se pasará el resto de su carrera haciendo de colgado pero qué se le va a hacer) y lo que hace Ashley Judd en todas las películas en las que sale (es una manía personal), de hecho afirmo que uno de los muchos meritos de “Bug” es que ni la Judd consigue arruinar el espectáculo.          



 

Colocar a una mujer embarazada como eje del argumento de una película de terror es asegurarse de antemano el éxito (siempre hablando dentro de los límites de la comunidad de aficionados al cine de género), la cuota de angustia y suspense que supone poner en peligro a alguien que se encuentra en una situación de tanta vulnerabilidad (en el aspecto físico) está garantizada.  “À l'intérieur” juega a eso casi desde la preproducción de la película (véase el propio título del filme así como uno de sus carteles promocionales).

La película  es una de las muestras más celebradas de ese moderno cine de terror francés (cuyo nacimiento datan algunos en el estreno de “Haute Tension” en el 2003 pero vaya usted a saber) cuyas obras estén en consonancia con la corriente hardcore iniciada igualmente a principios del siglo XXI (y cuyo comienzo podríamos asimismo datar, también con todas las reservas del mundo,  en algún momento entre el estreno de “La Casa de los 1000 cadáveres”, “Hostel” y “Saw”) y en ella vuelve a brillar con luz propia la perturbadora Beatrice Dalle que ofrece una de las villanas más incombustibles de la última década.

 

La película sin embargo no me ha terminado de gustar, tiene un principio muy poderoso, pletórico de suspense y que supone una perfecta introducción a lo que se supone que será el clímax de la función, pero cuando ese momento esperado llega la verdad es que me ha resultado monótono y reiterativo (y todo ello a pesar de la corta duración del metraje), con el añadido de sucesivos personajes innecesarios y perjudiciales cuando la tarma sólo hubiera necesitado a las dos protagonistas (y antagonistas). Además el estilo del filme a esa altura de la trama se aleja ya del sadismo y la crueldad (características peculiar del resto de filmes con los que comparte referencias cinematográficas y que en modo algunos me hubieran disgustado porque era precisamente lo que esperaba ver) para asemejarse más a una broma estéril y grotesca, como la del niño que le arranca la alas a un saltamontes.   Y la cosa se pone peor cuando llega el desenlace del drama (del que sólo salvaría un interesante giro final que es de agradecer por más que se use para explicar algo que de todos modos tampoco necesitaba explicación)  en un encadenamiento de secuencias que sólo puedo comparar con alguna de las chifladuras del splatter italiano más barriobajero, de esos que Lucio Fulci filmaba con la uña.




La imagen del extraño ser que los infortunados tripulantes del Nostromo se encontraban en estado fósil mientras trataban de cumplir con sus deberes de buen samaritano (y que ahora me he venido a enterar de que había sido bautizado como “space jockey”) , ha sido siempre una de las más icónicas de la primera película de la saga “Alien”. Al rememorar esta escena era inevitable preguntarse qué era esa criatura y qué fue lo que le sucedió, una pregunta retórica desde luego, de las que es más divertida hacer que contestar, de hecho “Prometheus” puede ser definida como la respuesta de Riddley Scott a una pregunta que nadie se había hecho en serio.

Pero como quiera que fuese y por los motivos que sean Riddley Scott ha partido de esa premisa para recuperar la historia que le puso en primera fila de la industria del cine (ahora diríamos que está en la cuarta o quinta fila pero eso ya es otra cantar), la fórmula elegida es pues la de la precuela, al igual que se hizo no hace mucho con “La cosa”, una alternativa en todo caso mucho más  estimulante que el habitual remake bobo que consiste en volver a filmar la misma historia con otro efectos (generalmente mejores) y con otros actores (generalmente peores).

De todos modos tampoco se trata de una precuela al uso, que nadie espere que la película termine justo cuando se emite la llamada fatal que trajo al Nostromo hacia el planeta del viento, en “Prometheus” Riddley Scott decide contar una historia completamente distinta a aquella, de hecho en esta nueva película las célebres criaturas xenoformes quedan reducidas al mero papel secundario de armas de la guerra biológica. El argumento principal gira más bien en torno a una búsqueda de carácter humanístico-religioso de un tono bastante desagradable y en la que no vale la pena detenerse demasiado.

Aquí lo que importa  es que estamos ante un entretenimiento de primera categoría que hace que sus dos horas largas de duración pasen en un suspiro y que contiene secuencias de gran brillantez, como todas las que tienen lugar en el interior de la pirámide, escenas que incluso contienen un encantador homenaje al clásico de ciencia ficción inglés “Doctor Quatermass and the pit” (bueno de esto no tengo ninguna prueba pero me gusta pensar que ha sido así), y una en concreto que consigue la difícil hazaña de constituir una novedad en el muy trillado arte de la trepanación cinematográfica.  A destacar asimismo toda la secuencia final que comienza con una descripción del origen del reseñado “space jockey” que sólo puedo describir como conmovedora.

Hay que añadir a continuación que “Prometheus” tiene varios puntos débiles y el más destacado de ellos es sin duda su reparto. No estoy hablando de Noomi Rapace que hace un trabajo excelente y que consigue mantener con dignidad la antorcha de la legendaria Ripley, tampoco de mi, por lo general, muy detestado Michael Fassbender que da vida al personaje más interesante de la historia  (añadiría que el actor alemán por fin ha encontrado un papel en el que puede ejercer de androide de forma justificada). Hablo más bien de casos como el de de la sonrojante “space bitch” que interpreta Charlize Theron o de ese imposible Doctor Halloway que más que un científico parece un colgado de la metanfetamina, o de esa cosa que han hecho con Guy Pearce (contratas a Guy Pearce y consigues que uno no se entere de su presencia en la película hasta que ve su nombre en los títulos de crédito) por no hablar de ese Capitán de chicha y nabo que pretende ser un homenaje al gran Parker y que sólo consigue hacer el pinga pato.

En fin lo que importa es que si uno logra olvidarse del transfondo religioso y de las flojeras de casting anteriormente señaladas podrá disfrutar de un esplendido espectáculo veraniego, al menos la decepción ha sido inferior a la que nos llevamos el estío pasado con “Super 8”   

2 Comments:

Anonymous Sr. Biltons said...

Para mí “Prometheus” sí que ha sido una decepción, quizás porque tenía unas expectativas muy altas desde que se dijera que Guillermo del Toro abandonó la adaptación de “En las Montañas de la Locura” porque el guion de “Prometheus” era muy parecido. Y eso es lo que yo esperaba, una exploración entre estructuras ciclópeas (donde la famosa cabeza del cartel sería solo la punta del iceberg) que acaba con eso que llaman “horror cósmico” que es algo así como que todas las repuestas sobre el origen de la humanidad llevan a descubrir que esta es insignificante en el universo, destruyendo todas las creencias y certezas de los que las buscan. Creo que no me explico bien, pero a mí me parece que “Prometheus” empieza con esa intención para acabar siendo una película de monstruos y acción simplemente entretenida y eso es una pena.

Un saludo

12:53 AM  
Blogger SisterBoy said...

Creo que Prometheus es muchas cosas a la vez, algunas mejores que otras.

Espero al menos que Del Toro tras verla retome su proyecto, y no es que el cineasta sea santo de mi devoción pero esa historia (junto con "La sombra sobre Innsmouth") merece ser llevada al cine.

7:40 AM  

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