Extraña y perturbadora película que funciona como una enorme
metáfora para condenar el machismo y la tradicional cultura del patriarcado
familiar. Es por eso que resulta llamativo el hecho de que “The woman” haya
sido calificada precisamente de todo lo contrario, quizás sea debido a que el
director Lucky Mckee (de entre su corta filmografía reconozco “May” y el
capítulo “Sick Girl” de la serie “Maestros del terror”, otras dos
reivindicaciones “sui géneris” de la liberación de la mujer) haya escenificado
dicha metáfora con un espeluznante repertorio de agresiones misóginas como
malos tratos, violación, tortura y algún otro que ni siquiera debe estar
recogido todavía en el Código Penal de puro extravagante.
No obstante viendo la película nunca tuve la sensación de
estar ante una mera exhibición de atrocidades, como por ejemplo en el caso de
“The girl next door” (curiosísimo que me vinieran recuerdos de esta película
mientras veía “The woman” porque al final resultó que ambos filmes están basados
en novelas escritas por un tal Jack Ketchum), sino como un marco imprescindible
para tratar de expresar la villanía no de un par de individuos particulares
sino de toda una forma de entender la sociedad. Lastima que, a mí entender,
Mackee decidiera al final de la película variar el tono desde una territorio
semejante al de la alegoría impactante de “Una historia de violencia” hacia otros
más próximos a lo puramente macabro, tanto que me hicieron recordar incluso el
delirante clímax de “La Casa de los 1000 cadáveres”.
Gran sorpresa en los títulos de crédito cuando aparece el
nombre de William Friedkin como el autor de “Bug”. Este realizador norteamericano es el epítome
de los directores que una vez apuntaron a lo más alto y que, por motivos
siempre difíciles de explicar, cayeron en la mediocridad. En el caso de
Friedkin, después de alcanzar la gloria encadenando dos filmes tan
fundamentales como “French Conection” y sobre todo “El exorcista”, no ha
vuelto a hacer nada que se acerque ni de lejos al éxito de crítica y público
que supusieron estos dos títulos. Está claro que con “Bug” tampoco consiguió
remontar el vuelo.
Centrándonos ya en la película que
nos ocupa habría que llamar la atención sobre el hecho de lo mucho que se
parecen en el aspecto argumental este filme y el más reciente “Take Shelter” aparte
el hecho de que ambos están protagonizados por Michael Shannon, Mister Weird.
En las dos películas se describe la progresiva caída en la locura de un
individuo al tiempo que se describe asimismo de forma más o menos explicita el
entorno social en el que vive, si en “Take…” se trataba de una típica familia
de clase media trabajadora aquí el drama se desarrolla en el ambiente marginal
de la basura blanca del oeste americano. En este aspecto la película de
Friedkin es incluso más descriptiva, de hecho durante gran parte del metraje el
interés de la historia parece centrarse en la desesperanzada relación que se
establece entre una camarera bisexual casada con un agresivo ex convicto y un
trastornado veterano de guerra. A medida que el hombre va arrastrando a la
pareja hacia la paranoia la película abandona el estilo naturalista y se
sumerge igualmente en un delirio más espectacular pero quizás menos interesante
que lo visto hasta ese momento.
Colocar a una mujer embarazada como eje del argumento de una película de terror es asegurarse de antemano el éxito (siempre hablando dentro de los límites de la comunidad de aficionados al cine de género), la cuota de angustia y suspense que supone poner en peligro a alguien que se encuentra en una situación de tanta vulnerabilidad (en el aspecto físico) está garantizada. “À l'intérieur” juega a eso casi desde la preproducción de la película (véase el propio título del filme así como uno de sus carteles promocionales).
La película es una de las muestras más celebradas de ese moderno cine de terror francés (cuyo nacimiento datan algunos en el estreno de “Haute Tension” en el 2003 pero vaya usted a saber) cuyas obras estén en consonancia con la corriente hardcore iniciada igualmente a principios del siglo XXI (y cuyo comienzo podríamos asimismo datar, también con todas las reservas del mundo, en algún momento entre el estreno de “La Casa de los 1000 cadáveres”, “Hostel” y “Saw”) y en ella vuelve a brillar con luz propia la perturbadora Beatrice Dalle que ofrece una de las villanas más incombustibles de la última década.
La película sin embargo no me ha terminado de gustar, tiene un principio muy poderoso, pletórico de suspense y que supone una perfecta introducción a lo que se supone que será el clímax de la función, pero cuando ese momento esperado llega la verdad es que me ha resultado monótono y reiterativo (y todo ello a pesar de la corta duración del metraje), con el añadido de sucesivos personajes innecesarios y perjudiciales cuando la tarma sólo hubiera necesitado a las dos protagonistas (y antagonistas). Además el estilo del filme a esa altura de la trama se aleja ya del sadismo y la crueldad (características peculiar del resto de filmes con los que comparte referencias cinematográficas y que en modo algunos me hubieran disgustado porque era precisamente lo que esperaba ver) para asemejarse más a una broma estéril y grotesca, como la del niño que le arranca la alas a un saltamontes. Y la cosa se pone peor cuando llega el desenlace del drama (del que sólo salvaría un interesante giro final que es de agradecer por más que se use para explicar algo que de todos modos tampoco necesitaba explicación) en un encadenamiento de secuencias que sólo puedo comparar con alguna de las chifladuras del splatter italiano más barriobajero, de esos que Lucio Fulci filmaba con la uña.
La imagen del extraño ser que los
infortunados tripulantes del Nostromo se encontraban en estado fósil mientras
trataban de cumplir con sus deberes de buen samaritano (y que ahora me he
venido a enterar de que había sido bautizado como “space jockey”) , ha sido
siempre una de las más icónicas de la primera película de la saga “Alien”. Al
rememorar esta escena era inevitable preguntarse qué era esa criatura y qué fue
lo que le sucedió, una pregunta retórica desde luego, de las que es más
divertida hacer que contestar, de hecho “Prometheus” puede ser definida como la
respuesta de Riddley Scott a una pregunta que nadie se había hecho en serio.
Pero como quiera que fuese y por
los motivos que sean Riddley Scott ha partido de esa premisa para recuperar la
historia que le puso en primera fila de la industria del cine (ahora diríamos
que está en la cuarta o quinta fila pero eso ya es otra cantar), la fórmula
elegida es pues la de la precuela, al igual que se hizo no hace mucho con “La
cosa”, una alternativa en todo caso mucho más
estimulante que el habitual remake bobo que consiste en volver a filmar
la misma historia con otro efectos (generalmente mejores) y con otros actores
(generalmente peores).
De todos modos tampoco se trata de
una precuela al uso, que nadie espere que la película termine justo cuando se
emite la llamada fatal que trajo al Nostromo hacia el planeta del viento, en
“Prometheus” Riddley Scott decide contar una historia completamente distinta a
aquella, de hecho en esta nueva película las célebres criaturas xenoformes
quedan reducidas al mero papel secundario de armas de la guerra biológica. El
argumento principal gira más bien en torno a una búsqueda de carácter
humanístico-religioso de un tono bastante desagradable y en la que no vale la
pena detenerse demasiado.
Aquí lo que importa es que estamos ante un entretenimiento de
primera categoría que hace que sus dos horas largas de duración pasen en un
suspiro y que contiene secuencias de gran brillantez, como todas las que tienen
lugar en el interior de la pirámide, escenas que incluso contienen un
encantador homenaje al clásico de ciencia ficción inglés “Doctor Quatermass and
the pit” (bueno de esto no tengo ninguna prueba pero me gusta pensar que ha
sido así), y una en concreto que consigue la difícil hazaña de constituir una
novedad en el muy trillado arte de la trepanación cinematográfica. A destacar asimismo toda la secuencia final
que comienza con una descripción del origen del reseñado “space jockey” que
sólo puedo describir como conmovedora.
Hay que añadir a continuación que
“Prometheus” tiene varios puntos débiles y el más destacado de ellos es sin
duda su reparto. No estoy hablando de Noomi Rapace que hace un trabajo
excelente y que consigue mantener con dignidad la antorcha de la legendaria
Ripley, tampoco de mi, por lo general, muy detestado Michael Fassbender que da
vida al personaje más interesante de la historia (añadiría que el actor alemán por fin ha
encontrado un papel en el que puede ejercer de androide de forma justificada).
Hablo más bien de casos como el de de la sonrojante “space bitch” que
interpreta Charlize Theron o de ese imposible Doctor Halloway que más que un
científico parece un colgado de la metanfetamina, o de esa cosa que han hecho
con Guy Pearce (contratas a Guy Pearce y consigues que uno no se entere de su
presencia en la película hasta que ve su nombre en los títulos de crédito) por
no hablar de ese Capitán de chicha y nabo que pretende ser un homenaje al gran
Parker y que sólo consigue hacer el pinga pato.
En fin lo que importa es que si
uno logra olvidarse del transfondo religioso y de las flojeras de casting
anteriormente señaladas podrá disfrutar de un esplendido espectáculo veraniego,
al menos la decepción ha sido inferior a la que nos llevamos el estío pasado
con “Super 8”
2 Comments:
Para mí “Prometheus” sí que ha sido una decepción, quizás porque tenía unas expectativas muy altas desde que se dijera que Guillermo del Toro abandonó la adaptación de “En las Montañas de la Locura” porque el guion de “Prometheus” era muy parecido. Y eso es lo que yo esperaba, una exploración entre estructuras ciclópeas (donde la famosa cabeza del cartel sería solo la punta del iceberg) que acaba con eso que llaman “horror cósmico” que es algo así como que todas las repuestas sobre el origen de la humanidad llevan a descubrir que esta es insignificante en el universo, destruyendo todas las creencias y certezas de los que las buscan. Creo que no me explico bien, pero a mí me parece que “Prometheus” empieza con esa intención para acabar siendo una película de monstruos y acción simplemente entretenida y eso es una pena.
Un saludo
Creo que Prometheus es muchas cosas a la vez, algunas mejores que otras.
Espero al menos que Del Toro tras verla retome su proyecto, y no es que el cineasta sea santo de mi devoción pero esa historia (junto con "La sombra sobre Innsmouth") merece ser llevada al cine.
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