Saturday, January 26, 2013

Camino de los Oscar

LINCOLN CAZADOR DE VOTOS
 
 
 
Después de la desagradable sensación de ranciedad que transmitía “War horse” hay que celebrar que “Lincoln” recupere algo del buen tono esperado de cualquier filme de Steven Spielberg, aunque hay que advertir que el director norteamericano mantiene muchas de las constantes de su forma de filmar, lo mejoría consiste en que el tema aquí tratado resulta mucho más interesante que el de su anterior filme, una hazaña que, siendo sinceros, tampoco era muy difícil de lograr.



De todos modos dudo mucho que hubiera ido a ver un biopic al uso sobre la figura de Abraham Lincoln, considero que este tipo de manifestaciones son ya más propias del medio televisivo que del cinematográfico pero “Lincoln” no trata de eso. De hecho lo más destacable del filme consiste en la contradicción de mostrar una figura histórica, que en los Estados Unidos tiene el carácter de mito casi intocable, de modo casi edénico, con la apariencia de un imponente patriarca bíblico en todo momento dispuesto a narrar la parábola justa o la sentencia adecuada – subrayada siempre por la recurrente banda sonora de John Williams-   para cada uno de los numerosos momentos climáticos que ofrece el filme y al mismo tiempo hacerle responsable de una serie de maniobras políticas que bordean, y en ocasiones superan claramente, los límites de la ley y la ética política.




El filme se centra en el empeño de Lincoln por aprobar una enmienda de la Constitución que prohíba para siempre la esclavitud, se trata de una batalla ausente de cualquier sentido de pragmatismo político, con ella se puede alargar la guerra (de hecho Lincoln antepone la aprobación de la enmienda al fin del conflicto porque sabe que de producirse antes el segundo hecho será casi imposible que lo haga posteriormente el primero), sembrar la división en las filas de su partido, causar la ruina de los estados del Sur haciendo más larga y complicada la reconstrucción del país y por fin provocar el miedo y la desconfianza entre el pueblo llano. En definitiva el objetivo es transformar una guerra de secesión contra una serie de estados rebeldes en un conflicto de carácter moral.


La aprobación requiere una mayoría amplia de la Cámara de Representantes lo cual implica no solo la votación en bloque del Partido Republicano (¿a que se llevaron una sorpresa el día que descubrieron que Lincoln militó en el mismo partido que Reagan, Bush y Sarah Palin?) sino incluso la disidencia de muchos representantes demócratas en una filosofía parlamentaria que nos recuerda una vez más que en los Estados Unidos no existe ese cáncer democrático llamado “disciplina de voto”.




A partir del planteamiento inicial del conflicto se desgrana una avalancha de descripciones del comportamiento de figuras históricas (en su mayoría desconocidos para el público que nunca ha estudiado en un instituto de secundaria estadounidense), términos legales y políticos, intrigas y peculiaridades del sistema parlamentario norteamericano en una profusión que posiblemente apabullaría al espectador de no ser por la pericia del guionista y del director en simplificar el embrollo de manera que nunca olvidemos el argumento principal del filme así como por la maestría en dotar al desarrollo de dicho argumento de un suspense que se materializa durante la escena de la votación final.

 

Pero repito que lo más interesante del filme es la manera en que, para materializar una iniciativa de carácter moral y por lo tanto motivada por ideales elevados, Lincoln no sólo alienta sino que incluso ordena y participa de forma directa en una larga serie de maniobras políticas que van desde el engaño, la manipulación psicológica y la intimidación hasta el soborno más descarado con el fin conseguir la mayoría de votos imprescindibles para que la enmienda salga adelante. Estas maniobras son mostradas sin tapujos ni coartadas de ninguna clase en una nueva ilustración de la misma filosofía de “el fin justifica los medios” que subyace asimismo en el entorno de la reciente “Zero Dark Thirty”. Una filosofía de una lógica inatacable pero decididamente inquietante.  Y lo cierto es que si en los Estados Unidos persisten prácticas impropias del mundo occidental como la pena de la muerte o la bárbara legislación de posesión de armas ¿quién nos dice que de no mediar las maniobras de Lincoln la esclavitud no hubiera perdurado cincuenta o incluso cien años más?. Quien sabe, quien sabe.

 


 



Después de lo de “Titanic” ya no creo en eso de que una pareja sin química puede triunfar en una película aunque tendrían que quedar excepciones y está en concreto debería ser una de ellas. Pero no es que Mario Cotillard y Matthias Schoenaerts sean incompatibles en pantalla, es que sus historias parecen formar parte de dos películas diferentes que podrían funcionar por separado pero unidas provocan una visión tan incongruente como la de un humanoide formado por el torso de Maryln Monroe y las piernas de Torrebruno.  Y tampoco es que sea un comentario clasista porque en mi opinión es precisamente la Cotillard (que alterna papeles en filmes francófonos con otros de más enjundia en Hollywood) el elemento disonante en esta producción, con el contraste que se ha pretendido buscar entre los dos personajes principales en esta ocasión se les ha ido de la mano. Y a pesar de que la interpretación de Schoenaerts me ha hecho dudar de que fuera un acto profesional está claro que tanto él como su personaje están más integrados en esta clase de historia.


 

11 Comments:

Blogger Ra está en la aldea said...

Me encantan las películas densas sobre historia y con sobredosis de datos desconocidos; todo el mundo dice que Lincoln es aburrida, pero me muero por verla; además creo que Sally Field hace de loca, así que todo perfecto.

3:53 AM  
Blogger SisterBoy said...

Más que de loca hace de bitch, ya la veras. También adoro las películas donde no entiendo nada sobre todo si se trata de política o derecho yanki.

4:26 AM  
Blogger Ra está en la aldea said...

Cuántas emociones en esas películas sobre conceptos jurídicos desconocidos para nosotros protagonizadas por Alec Baldwin.

6:55 AM  
Blogger Slim said...

a priori no es de las películas que más me apetece ver de los Oscar (ayer vi El lado bueno de las cosas y deseando estoy comentarla contigo!) pero leyéndote me han entrado ganas de verla, al menos más que THE MASTER.

9:07 AM  
Blogger SisterBoy said...

De El lado bueno de las cosas hablaremos muy pronto.

9:40 AM  
Blogger El Impenitente said...

El torso de Torrebruno y las piernas de Marilyn habrían tenido más encanto.

Respecto a los USA, uno de los paraísos terrenales de mis sentidos es Méjico 68, con los Jim Hines, Tommie Smith, John Carlos, Lee Evans, Larry James, Ron Freeman, Vince Mathews, Bob Beamon, todos ellos enormes atletas que dieron prestigio a su país, atletas que se sumaron al Black Power y que, por ello, fueron condenados al ostracismo. Lincoln hizo tarea, pero fue sólo el principio del principio.

1:30 PM  
Anonymous Sr. Biltons said...

A mí me gustó mucho “Lincoln” aunque admito que me costó meterme en la película, de hecho di un par de cabezadas al principio cosa que no pasaba desde hace años, además yo no sabía que era tan teatral y siendo Spielberg esperaba alguna batalla espectacular, pero aun así me gustó. De los actores me gusta mucho el que hace de Ulises S Grant, (Jared Harris creo) y no reconocí a James Spader hasta que lo vi en la imdb.

Por cierto ¿para cuándo otro “paso vacilante en la Zona Crepuscular”?

Un saludo.

4:27 PM  
Blogger SisterBoy said...

¿Fueron los mejores juegos de la historia? who knows, para mí son los de Fosbury.

Pues a mí a quien me costó pillar fue al propio Harris al que conozco sobre todo por Mad Men, a Spader lo cale enseguida, aparte de ellos por lo visto la mayoría son actores de teatro para un mundo (el parlamentario de entonces) bastante teatrero. En cuanto salgamos de zona Oscar entraremos en Zona Crepuscular.

10:01 PM  
Blogger El Impenitente said...

Voila.

http://www.youtube.com/watch?v=mYyxDW7Hq8M

1:19 AM  
Blogger Adso said...

Ya se que estás viendo films pre-Oscar, pero me pregunto si has visto o conoces estos filmes:

- Synecdoche, New York de Charlie Kaufman

- The man from earth, de Jerome Bixby

- Declaración de guerra, de Valérie Donzelli.

Sólo he visto la tercera, que recomiendo aunque es una putada. Las otras las estoy "comprando".

2:54 PM  
Blogger SisterBoy said...

Synedoche Nueva York no la he visto pero he oído hablar tan poco de ella que estoy desanimado.

The man from earth es una película extraordinaria que no deberías perderte.

Me apunto la tercera que no conocía.

10:21 AM  

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