Thursday, January 17, 2013

Esta semana he visto y he leído...



Para hacer el comentario de la última película de Paul Thomas Anderson he tenido que consultar el que hice de la anterior, esto es “There will be blood” (Pozos de ambición). Y lo hice porque me parecieron dos películas que, tratando temas en apariencia tan diferentes, provocan unas sensaciones similares. En primer lugar son filmes engañosos en cuanto a su argumento, si la película de 2007 aparecía como una de “esas biografías de tintes épicos que giran en torno a la muy cinematográfica figura del gran hombre hecho a sí mismo” y luego se revelaba como un retrato psicológico de tintes casi indescifrables poco más o menos lo mismo se podría decir de “The master”.

En la publicidad previa que ha recibido la película se hacía hincapié en que era una historia basada (cambiando nombres y situaciones para evitar supongo una cascada de reclamaciones judiciales que no obstante se han transformado por lo que dicen en oscuras maniobras para impedir que la película sea nominada a los diversos premios de la temporada) en el nacimiento de la Iglesia de la Cienciología y en concreto en la figura de su creador, L. Ron Hubbard.



Sin embargo el que quiera saber más sobre esta peculiar religión tendrá que acudir a otras fuentes porque la película no va sobre eso, la información que se da sobre este culto y sus prácticas, así como de la ideología de su creador, es escasa y confusa, una farfolla sobre autoayuda y superación personal mezclada con ciencia ficción y otros delirios variados. Así pues opino que “The Master” no es una historia sobre la Cienciología sino sobre un hombre, es la historia de Freddie Quell. 



Freddie es un marinero veterano de la Segunda Guerra Mundial (interpretado por Joaquin Phoenix en un trabajo que va más allá del bien y del mal y de cualquier clase de comentario o crítica), un individuo alcoholizado (hasta extremos con los que no encuentro comparación, literalmente este hombre es capaz de beberse el agua de los floreros), violento y sexualmente perturbado, uno de los caracteres más desquiciados que recuerdo haber visto en una película de ficción. No está claro si su comportamiento está motivado por su condición de ex combatiente (aunque desde luego no es una experiencia que contribuya a mejorar el estado mental de nadie) o si proviene de una infancia problemática a la que se hace referencia en varias ocasiones. Lo cierto es que Freddie padece las dificultades de integración comunes a los veteranos de todas las guerras, en concreto el filme describe con detalle la progresiva caída en la abyección de este hombre (cuya única motivación en la vida parece fabricar licores empleando unas mezclas increíbles que haría palidecer a los profesionales de la era de la prohibición), una caída que se verá frenada momentáneamente cuando se produzca su encuentro con Lancaster Dodd (presunto alter ego de Hubbard y personaje interpretado con la maestría habitual por Philipp Seymour Hoffman) 




Entre los dos hombres se establece una extraña relación, Lancaster considera a Freddie un desafío, un caso perdido para la sociedad y se esforzará en salvarle tratando de averiguar las razones profundas de su trastorno mediante la aplicación de sus peculiares métodos de control mental. Freddie por su parte se muestra la mayor parte de las veces escéptico o  apático ante la ideología y las prácticas del grupo pero siente una lógica fidelidad por Lancaster y su grupo (incluida la señora Lancaster interpretada por Amy Adams) que se han convertido en las únicas personas que parecen sentir algo de interés por un deshecho como él.

(Spoilers a partir del próximo párrafo)

La película se aleja pues de la biografía convencional y de cualquier clase de ortodoxia a la hora de narrar una historia y se centra en un combate de voluntades -ofrecido con lujuriosa profusión de los recursos cinematográficos que Paul Thomas Anderson ya ha demostrado que maneja con maestría destacando en este aspecto la música de John Greenwood-, un combate en el que ambos contendientes fracasaran. Lancaster jamás logrará domar a la bestia a pesar de poner en el empeño no sólo su mente sino también su corazón, y Freddie acabará descubriendo que tras la fachada de intelectualidad y liderazgo de Lancaster no se esconde más que otro charlatán que deja ver su mediocre y miserable condición en cuanto algo contradice su voluntad. Tras esta nueva decepción Freddie trata de agarrarse al único y débil el asidero que le queda, el evanescente recuerdo de un amor de juventud, cuando esto también termina en nada y tras un último encuentro con Lancaster (escena estropeada de modo dolorosamente ridículo por el doblaje en español) proseguirá su vida exactamente en el mismo punto en el que lo dejó con la única compañía de la bebida en un recorrido que suponemos terminará en breve en la cárcel, el manicomio o el cementerio.

Una película que no debe ser contemplada como un espectáculo cinematográfico sino como una experiencia humana extrema, aun así será difícil no asistir igualmente a uno de esas muestras de desconcierto público similares a otros que hemos presenciado en fechas recientes.   




En una memorable cita correspondiente a una película estrenada hace pocos meses, una mujer de clase obrera y de lenguaje rudo le explicaba a su interlocutora el verdadero significado del amor:     "Se dicen muchas gilipolleces sobre el amor. ¿Tienes idea de qué es el amor verdadero? Es limpiarle el culo a alguien y cambiarle las sábanas cuando se mea encima, para que pueda mantener intacta su dignidad y los dos podáis mirar juntos hacia delante"

“Amor” la última película del cineasta Michael Haneke, no se ha librado de recibir alguna clase de definición a priori que, como suele ser habitual, no encuentro particularmente acertada. Se ha dicho que se trata de un cambio o de una variante, tanto en el aspecto argumental como en el formal, en el estilo de Haneke. Yo no lo considero así, en primer lugar porque no creo que ninguna de las películas que he visto del director alemán (y he visto la mayor parte de sus obras más celebradas) haya una línea argumental predefinida, todas tratan del ser humano sometido a tensiones y contradicciones en diferente grado, y en cuanto al estilo no considero que Haneke filme de forma distinta a sus otras películas, la aséptica y quirúrgica forma de contar esta historia es semejante a la que se ha empleado antes, de hecho en “Amor” tampoco faltan las metáforas visuales (empezando por ese inquietante episodio de la cerradura forzada) e incluso uno de esas escenas inesperadas que hielan el corazón.

La película narra la última etapa en la vida de un matrimonio de octogenarios a partir del momento en el que la mujer  sufre un infarto cerebral que va mermando progresivamente sus facultades físicas y mentales. La cámara de Haneke, como se ha descrito antes, escenifica esa progresión de forma objetiva sin cargar nunca las formas en ninguno de los aspectos en los que se incide normalmente cuando se trata un argumento de esta naturaleza, los dolorosos sentimientos que genera la contemplación de esta película (que lo son más aun cuando se dispone de experiencia personal en el tema) no nacen de ningún subrayado artístico sino de la mera exposición de lo que sucede.

De hecho la palabra “Amor” que sirve de título a la película resulta paradójica porque no hay nada en ella que recuerde al concepto habitual que se tiene de esa palabra, el matrimonio formado por Georges y Anne ( Jean-Luis Trintingnant y Emmanuelle Riva) han dejado ya muy atrás la pasión amorosa, el deseo sexual, así como las veleidades profesionales o del cuidado de los hijos, lo que les queda es únicamente la lealtad que conlleva los muchos años de convivencia y el intento de mantener la dignidad ante el incontenible avance del dolor y la decadencia física y mental y todo ello en medio de un entorno condescendiente y en ocasiones directamente hostil.

No es “Amor” una película fácil de ver (en determinadas circunstancias personales podría ser incluso imposible de soportar) y de su visionado no se extrae ninguna clase de placer ni cualquier otra sensación positiva relacionada con el espectáculo cinematográfico, es sólo una historia dedicada a aquellos a los que no les disgusta tener una visión global de un fenómeno del que generalmente sólo se extraen para nuestra contemplación las partes más ilusorias.

            



“ParaNorman” (El alucinante mundo de Norman) se inscribe en esa afortunada vertiente de cine animado de terror para niños al estilo de “Monster House” o “Coraline”. Sobre la cuestión de si este es precisamente un subgénero adecuado para niños no tengo nada que decir ya que mi única experiencia en el tema es la mía propia y mis recuerdos de cómo me apasionaban (y me traumatizaban) este tipo de filmes.
 Para que nadie se llame a engaño “ParaNorman” comienza con la imagen de un cerebro humano adornado con una esplendida mordedura. A partir de ahí aparecen fantasmas, muertos vivientes, brujas, maldiciones y demás temas escalofriantes, incluyendo esa recurrente descripción de un instituto norteamericano como el territorio más aterrador al que puede enfrentarse un chico considerado como diferente de la mayoría. De hecho la película abunda en juegos de palabras e ironías acerca de la vida en un típico pueblo de clase media e incluso contiene un comentario que muchos padres que han acudido al cine con sus hijos consideraran de lo más inapropiado para una película “infantil”. En definitiva un interesante entretenimiento para ver a cualquier edad, por lo menos no creo que resulte más traumático que ver “Los Tres Caballeros”.



Ensayo del escritor José Ovejero (para mí desconocido a excepción de algún vago recuerdo de “Un mal año para Miki”) con este paradójico título. Ovejero hace una distinción entre la crueldad puramente lúdica y la crueldad ética no referida a la vida real desde luego sino a la crueldad en el arte (sobre todo en la literatura) que el autor vindica como una forma de agredir al lector para poner en duda sus certidumbres y mostrarle una realidad ausente de referencias morales. Resulta un texto bastante interesante aunque quizás teñido de una cierta visión excesivamente pesimista de la vida o más bien demasiado tremendista. Pero bueno lo verdaderamente interesante de este ensayo (y de casi todos los ensayos) es la cantidad de material que sirve como referencia con lo que estos libros sirven generalmente como una lista de recomendaciones. En concreto Ovejero nos habla de “siete libros crueles” –a los que añado uno más también mencionado en otra parte del ensayo- que son:

1.              “El astillero” de Juan Carlos Onetti
2.              “Meridiano de sangre” de Cormac McCarthy
3.              “Auto de fe” de Elías Canetti
4.              “Historia del ojo” de Georges Bataille
5.              “Deseo” de Elfriede Jelinek
6.              “La pianista” de Elfriede Jelinek
7.              “Tiempo de Silencio” de Luis Martín-Santos
8.              “Represalia” Gert Ledig

No he leído ninguno aunque de todos tenía alguna clase de noticia o al menos de los autores que los escribieron (excepción hecha del último que es un total descubrimiento) pero tengo intención de hacerlo, eso sí, algo me dice que debería ir alternándolo con alguna otra cosilla más ligera. 



Tres maneras de acercarse a este filme.

  1. Como espectáculo cinematográfico.

Impecable, una gran película de acción firmada por una directora solvente conocida por títulos igualmente solventes, aunque no demasiado destacables por otras cualidades si exceptuamos la campanada que supuso “The hurt locker” (En tierra hostil). “Zero Dark Thirty” recorre el camino habitual de un thriller político que, partiendo de una situación inicial un tanto difusa, desarrolla una progresión “in crescendo” –casi siempre de tipo intelectual aunque reforzada puntualmente con escenas de acción- hasta culminar en un brillante final pleno de suspense (tanto más estimable por tratarse de una historia cuyo desenlace es sobradamente conocida por el espectador, un poco al estilo de lo que pasaba en la conclusión de “United 93”)  producto de un buen hacer en todas las artes que conlleva la dirección cinematográfica, en este aspecto no hay que ponerle ningún pero a la película.



2. Como dramatización de hechos reales.

Un acercamiento insoslayable puesto que, ya desde el comienzo de la película, se advierte de la presunta verosimilitud de todo lo que vamos a ver. Pero es quizás también el aspecto más criticable del filme, me refiero a hacer una declaración de principios que luego puede ser puesta en duda por una simple cuestión de lógica. Desde luego todo está apoyado en sucesos que tuvieron lugar entre 2001 y 2012 y que son perfectamente verificables pero está claro que para los autores del filme (pese a que ha habido acusaciones de que disfrutaron de información privilegiada) es imposible conocer con todo detalle cuales fueron las circunstancias que llevaron al descubrimiento y el posterior asesinato de Bin Laden, de manera que una dramatización de dichos hechos es también inevitable aunque no veo ético que no se advierta de ello.

No obstante la gran objeción tiene que ver con el personaje principal de la película, la agente de la CIA Maya (interpretada por Jessica Chastain) y que está basado, en algún grado poco posible de verificar, en un misterioso personaje real.  Precisamente la imposibilidad de hacer una biografía al uso (por lo visto Maya es más bien la síntesis de varios personajes) hace que los autores del filme inventen un carácter equivalente a un capitán Ahab moderno obsesionado con la captura de la ballena blanca barbuda hasta el punto de consagrar su vida a ello sin ninguna clase de alternativa. Se trata de un personaje rocoso, complicado de analizar desde un punto de vista psicológico, sin apenas aristas (excepto en el significativo plano final), omnipresente y casi omnipotente, difícil de encajar en una historia que se autocalifica de real y más parecido a una Erin Brokovich pelirroja.


3. Como cuestión moral.

Aquellos que se niegan a calificar moralmente un espectáculo cinematográfico (y entre los que generalmente me cuento) tendrán que elegir otro filme para mantener su postura porque en este el aspecto moral es ineludible.

Pasemos de largo por la gran cuestión acerca de si un estado tiene derecho a asesinar a un oponente que no puede (o no quiere) reducir de otra manera, porque es una cuestión lamentablemente superada para casi todo el mundo. La cuestión en lo que a “Zero Dark Thirty” se refiere es la de la tortura.  No es el primer filme que aborda un tema como este pero el punto es que no lo hace de forma subsidiaria sino de forma totalmente explícita, de hecho es casi la base del argumento durante los primeros quince o veinte minutos, es evidente la intención de los responsables de la película de poner el tema sobre la mesa.

Además esta característica de la película (aparte del asunto del uso de información privilegiada antes mencionado) ha sido con mucho la más polémica de su trayectoria, hasta el punto de que un miembro de la Academia ha reclamado de forma pública un boycot a la misma (si existe algún precedente de algo así yo desde luego lo desconozco)  por considerarlo "promoción que legitima la tortura como arma de la llamada guerra contra el terrorismo". Me parece una postura injusta porque no creo que la película legitime nada, es evidente que existe una causa efecto entre los interrogatorios extremos a los que son sometidos los sospechosos en cárceles secretas y el resultado final de la operación pero para mí la cuestión no sería si la tortura es o no una herramienta útil para luchar contra el terrorismo sino de si se debe emplear incluso cuando se haya demostrado su utilidad.

En el filme repito, no se hace apología de la tortura, más bien se muestra como un asunto sórdido, los que participan activamente de ella la asumen con desagrado e incluso con remordimiento y los que la sufren de forma pasiva son mostrados como seres humanos sin que se ejercite en este caso la imprescindible deshumanización de un contrario cuya destrucción se presenta como incuestionable. La película muestra la tortura como un hecho innegable y simplemente lo pone sobre la mesa como diciendo “esto es lo que hay, esto es lo que hacemos, ahora decide qué postura quieres adoptar con respecto a ello” y efectivamente es eso lo que cada espectador debe hacer si le parece bien.



15 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Respecto a zero dark thirty te recomiendo este artículo. El autor está sigue especialmente temas de oriente medio.

http://www.eldiario.es/cultura/Zero-Dark-Thirty-tortura-funciona_0_86441657.html

10:19 AM  
Blogger SisterBoy said...

Gracias Anonymous seas quien seas, un artículo interesante.

11:46 AM  
Anonymous Sr. Biltons said...

No sé qué me pasa con “Zero Dark Thirty”, me parece que está impecablemente bien hecha, es muy interesante, la parte final del asalto es genial, pero la película no me termina de convencer el caso es que soy incapaz de sacarle un defecto es simplemente que no me entra.
“Amour” la dieron en un pequeño festival que tenemos por aquí y se me escapó y la de “The Master” directamente no se ha estrenado, en todas las ciudades debería haber un cine escondido y recóndito como el que describías en el artículo de navidad para poder ver estas cosas.
Por cierto, yo también me traumaticé con “Los Tres Caballeros”.
Un saludo.

12:59 PM  
Blogger SisterBoy said...

Pues casi mejor pues así te ahorras el bochorno de verla doblada, busca en los sitios habituales y hazte con una buena copia en v.o.

1:35 PM  
Blogger JRB said...

A falta de ver "La vida de Pi" y "Los Miserables", "Zero Dark Thirty" me parece la mejor película de entre las 9 nominadas en la categoría principal (mejor que "Django", aunque a la larga sé que la que acabaré viendo cien veces, recordando sus mejores momentos y aprendiéndome sus diálogos, será la de Tarantino). Como dices la película es impecable a nivel técnico, con una buena progresión dramática y una temática fascinante, ambigua y espinosa que genera debate. Le da cien vueltas a "The hurt locker", película que ya ni recuerdo bien de qué iba.

Vi "The Master" el viernes y salí con la misma sensación de desconcierto que de "Pozos de ambición", pero con la sensación de haber visto algo muy grande. Inexplicable (salvo por lo del boicot de la Cienciología) que la película haya quedado fuera de las nominaciones principales de los Oscar. Que ese guión, la dirección de P.T. Anderson y la música de Jonny Greenwood no estén nominados, es de chiste. De hecho, que ni Anderson, ni Bigelow ni Tarantino estén nominados a mejor director, me parece una broma de mal gusto.

"Amor" será todo lo buena que quieran, pero mira, para mí es un "NO, GRACIAS". Personalmente es una película que no me aporta nada. De sobra sé que la vida es muy perra y cual es su final, ya trabajo en eso cada día. No necesito ver dos horas de Emmanuelle Riva hemipléjica y agonizante para recordármelo, por muy bien que lo haga la mujer. Me sobra por lo menos media hora de metraje, por obvio y reiterativo, y me parece una película mucho menos estimulante que "La pianista" , "Caché" o "La cinta blanca", por decir algunas. Leo las críticas en filmaffinity y creo que "Amor" es el traje nuevo del emperador de esta temporada.

9:28 AM  
Blogger JRB said...

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9:28 AM  
Blogger SisterBoy said...

Incluso aunque "The Master" hubiese recibido las nominaciones que merece está claro que no tiene nada que hacer frente a "Lincoln" o "Zero Dark Thirty" que son para mí las grandes candidatas a los premios principales, quizas recibe el premio para el mejor actor o la mejor actriz de reparto donde no veo grandes competidoras. Pero sí me parece un timo que no la hayan nominada por la banda sonora.

No quiero ver "Django desencadenado", prefiero esperar a ver "Django unchained" supongo que saben de qué estoy hablando.

10:35 AM  
Blogger El Impenitente said...

Yo sólo leí "Tiempo de silencio". Creo que te gustará. Y también creo que harías bien alternándolo con otros.

Yo ahora estoy con "Memorias de Adriano" de Yourcenar con tradución de Cortázar, uno de esos libros que me tengo que terminar sí o sí pero que me está costando horores y con la sensación de que no estoy asimilando ni el uno por cien. Los complejos culturales tienen estas cosas.

12:32 AM  
Blogger Slim said...

tal como lo cuentas, no me apetece ver mucho ni the master, ni AMour, aunque por Joaquim Phoenix igual hago un esfuerzo.
o mejor aun vuelvo a ver Todo por un sueño, que me sentará mejor.



4:00 AM  
Blogger SisterBoy said...

This comment has been removed by the author.

9:57 AM  
Blogger SisterBoy said...

Precisamente recuerdo que habías comentado "Tiempo de Silencio" lo buscaré cuando lea el libro. La costumbre de "lo termino cueste lo que cueste" ya hace tiempo que la deje después de la horrible experiencia de "Volveras a Región".

Slim si amas Joaquím
no lo veas en este film

9:58 AM  
Blogger 3'14 said...

De las pelis que mencionas sólo he visto "Amour" y estoy completamente de acuerdo con tu comentario. De hecho, para mi el auténtico significado del Amor con mayúscula es el que se extrae de esta película.

The Master quiero verla pero en VO, así que tendré que esperar un poco más...

Y la de la Begalow estoy por verla también, aunque aun tengo pendiente la anterior. Se, se que no se trata de ninguna segunda parte ni continuación, pero no se, las tengo como una especie de trilogía bélica, a la espera de ver como cerrará el círculo.

No había oído hablar de Paranorman, pero si es del tipo Monster house o Coraline yo se de uno que no va a querer perdérsela. Además, me has dejado intrigada con saber sobre ese comentario desafortunado según algunos padres... ¿me lo explicas? A ver qué opinión tengo al respecto. Me haré con ella en el internet-club, doblada, esta sí, porqué para 3'15 todavía resulta algo complicado seguir un visionado+lectura, y ya te contaré.

Todavía, como he dicho, no he visto The Master, pero si amas a Joaquin Phoenix la que no debes ver es sin duda I'm Still Here. Que estupidez, lo único por lo que merece la pena ese film es por la polémica en los medios que generó en su día, pero no termina de convencerme...
Aunque si realmente amas a Joaquin, lo harás por encima de todas las cosas :D
Nunca un labio leporino había resultado tan... ¿Estamos en horario infantil?

3:51 AM  
Blogger Slim said...

ay ese labio...

7:36 AM  
Blogger SisterBoy said...

Pi explicarte el golpe de ParaNorman le quitaría la gracia y la sorpresa, cuando la veas te lo cuento :)

Haces bien en esperar a la v.o. en The Master

9:35 AM  
Blogger bolboreta said...

(Hablando de Amor) Sister, opinamos tan y tan parecido que a veces me da hasta miedo.
Si algún dejo mi blog, te pasaré mis lectores ;)

9:48 AM  

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