Camino a los Oscar (y III)
DJANGO SUBTITULADO
AGAINST THE SEVENTIES
Una metáfora dentro de una metonimia envuelta en una alegoria.
Después de convertirse en un clásico posmoderno del cine con
el estreno en 1994 de “Pulp Fiction”, Tarantino se encontró en la envidiable
situación de haber criado la suficiente fama con sólo 32 años como para echarse
a dormir el resto de su vida. No es que lo haya hecho desde luego pero está
claro que a dos películas por año como media el acromegálico director dispone
del tiempo, el dinero y sobre todo la fidelidad absoluta de un público
entregado a priori como para hacer lo que quiera y cuando quiera.
Como buen mitómano del cine Tarantino se ha dedicado a
homenajear (nunca diremos plagiar pues en el séptimo arte no existe tal crimen)
a todas aquellas películas (o más bien habría que decir géneros) que le
fascinaron en su, suponemos, miserable infancia, después del cine negro, el de
artes marciales y el bélico (desconozco en qué género podría encuadrarse “Death
Proof”) algún día tenía que tocarle el gran género americano por excelencia: el
western, y tenía que ser por necesidad la variante conocida como “spaghetti
western”, precisamente la que dominaba las sesiones de matinée a las que el
director acudía en su infancia y adolescencia (lo sé porque yo nací cinco años
después que él y también me tocó tragarme un buen puñado de toda aquella
basura).
A pesar del prestigio que este subgénero ha conquistado a lo
largo de los años lo cierto es que a mí me sigue pareciendo un cine de perra
gorda con muy escaso valor y posiblemente una película que tratara de recuperar
aquel espíritu polvoriento de los sesenta me hubiera parecido una mala idea.
Sin embargo Tarantino ha dado las suficientes muestras de su capacidad de
convertir la hojalata en oro como para que todos sus estrenos merezcan la pena
el esfuerzo, aunque por descontado ya hace años que decidí que jamás volvería a
ver una película suya doblada.
“Django desencadenado” me resulta un ejercicio muy similar
al de “Inglorious Basterds” en el
sentido de que me parecen ambas muestras preclaras de cómo Tarantino ha
desarrollado una personalidad artística en la que puede hacer literalmente lo
que le da la gana sin responder a otra ley que la de su propio criterio.
Me resulta imposible pensar en cualquier otro cineasta que,
aspirando a convertir sus películas en un éxito de público, empleara una forma
de narrar tan heterodoxa y en el fondo tan anticinematográfica: empezando por
el extensísimo metraje (dicho sea en términos absolutos porque en términos
relativos la película transmite una sensación totalmente distinta) y siguiendo
por un argumento desequilibrado y lleno de incongruencias, unas secuencias en
ocasiones alargadas hasta más allá de lo razonable, diálogos de besugo, escenas
incomprensibles, guión arrítmico y plagado de soluciones sonrojantes…en fin
cosas que no se le permitirían a ningún director que, repetimos, tuviera
intenciones de que su trabajo se viera en otro sitio que no fuera su pueblo.
“Django Unchained” no es una película valiosa en su conjunto
pero sí en algunas de sus partes, Tarantino es un director demasiado hábil como
para no dejar su impronta en un buen número de instantes que casi siempre
corresponden con escenas de acción o con algún breve e ingenioso y tenso
intercambio verbal, unos instantes que compensan de la contemplación de una
película artificiosa, llena de irregularidades y carente de cualquier interés
argumental si exceptuamos el que tiene que ver con el personaje interpretado
por Samuel L. Jackson, una materialización del célebre discurso de Malcom X
sobre el “house negro”.
En cierto sentido Tarantino me recuerda mucho a José Luis
Garci, últimamente sus películas son más valiosas por la sensación de libertad
que se desprende de la condición de cineasta incomparable y solipsista que
ostentan que por su contenido, desde luego siempre preferiré un tiroteo de
Tarantino que una escena en la que el mismísimo Watson le explica a su señora
las bondades del cocido madrileño pero en esencia estamos hablando del mismo
tipo de cine.
AGAINST THE SEVENTIES
AVEC SPOILERS
La única razón por la que al final he visto “Argo” es un afán
un tanto absurdo de completar el comentario previo a la ceremonia de los Oscar
de este año. He reflexionado sobre los motivos la antipatía previa que me
inspiraba esta película, no tiene nada que ver con el hecho de que la
protagonice Ben “Cara de Piedra” Affleck, que simplemente el epítome de un mal
actor al que se tolera sólo porque es guapo y sale con gente igual de guapa
(bueno es un decir), mucho menos con el hecho de que sea él mismo quien dirija
la función ya que es un hecho admitido que se le da mejor estar detrás que
delante de las cámaras (algo que había podido comprobar con “Gone Baby Gone”
por más que Affleck cometiera asimismo el error de colocar a su hermano de
protagonista y eso que considero a Casey un buen actor pero no para esa clase
de argumentos).
La desagradable sensación previa venía más bien de la
aprensión que siento por una época (la de la segunda mitad de la década de los
setenta) que en mi opinión es caracterizada por la estética más desastrosa de
la historia de la humanidad, la que yo denomino “estética Lou Grant”.
Pero
bueno, salvando ese prejuicio bastante impresentable, hay que decir que “Argo”
es una historia correcta y bien llevada aunque más propia de una película de
televisión de cincuenta minutos de duración que para un filme de más de dos
horas.
Hay que
decir antes que nada que no estamos ante una narración de la crisis de los
rehenes de la Embajada Norteamericana en Teherán, por más que dicha crisis esté
en el epicentro de todo lo que sucede, sino de una historia paralela y
accesoria que constituyó un pequeño triunfo en medio de la gran vergüenza
nacional que supuso aquel incidente diplomático para los estadounidenses, nadie
querría ver dicha dolorosa humillación en pantalla al igual que nadie quería
ver la agonía de las víctimas de los vuelos del 11-S salvo que se mostrara en
ella alguna variante que aliviara la misma sensación de impotencia (tal y como
se hizo al filmar la supuestamente heroica conducta de los pasajeros en “United 93”)
Sin
embargo ocurre que la anécdota narrada en el filme aun siendo buena no resulta
demasiado cinematográfica, al fin y al cabo se trata simplemente de un
individuo que coge un avión y luego regresa con otros seis individuos más, no
es de extrañar pues que dicha modesta aventura se haya adornado con una serie
de incidentes reales o supuestos (me inclino a pensar que más supuestos que
reales) que contribuyen a potenciar un suspense imprescindible, algunas piezas
de ese aderezo son verosímiles y brillantes, otras son pobres y en ocasiones
bastante sonrojantes.
Otros
deméritos de la película son achacables ya a la propia labor de Affleck como
director, la película tiene un ritmo bastante descompensado, la parte en la que
la CIA monta la pantalla de una película falsa para disfrazar la operación de
rescate parecía que podía ser el eje de la película sin embargo (y tras
ofrecernos los mejores momentos de la cinta incluyendo esa gozosa reproducción
de la histeria por la ciencia ficción que se había apoderado de Hollywood donde
todavía coleaba el huracán “Star Wars”) desaparece por completo haciendo que el
personaje principal pase del nudo al desenlace de la historia de forma brusca y
disonante. En dicho desenlace por cierto también resulta contraproducente la
poca entidad de los personajes cuyo destino se supone que nos debe interesar,
algo que se extiende al resto de protagonistas de la historia (con excepción de
Alan Arkin, única nominación de la película que encuentro motivada, de cuya
desaparición de la trama la película no se repone nunca), quizás sea porque la
adaptación de los actores a la estética ya mencionada les hace parecer más bien
como los personajes de una secuela del vídeo “Sabotage” de Beastie Boys.
Por
ultimo me gustaría señalar el loable
empeño de Affleck (y no porque sea un confeso demócrata y liberal sino porque
es una tendencia casi obligada en el cine moderno excepto en subproductos del
estilo de los que protagoniza Michael Dudikoff) por no convertir esta historia
en una batalla entre elfos y orcos sino en un conflicto humano en el que el
bien y el mal es una cuestión relativa, de ahí la sorprendente introducción
histórica con la que comienza la película así como la insistencia de la villanía
del depuesto Sha y de cómo su régimen torturador contó con la anuencia de los
Estados Unidos.
En
definitiva “Argo” es un producto brillante e interesante a ratos pero cuya
dirección carece del talento y la garra suficiente como para convertirla en un
producto más excelso. ¡Lo que hubiera hecho Spielberg o Scorcese con esto!
Una metáfora dentro de una metonimia envuelta en una alegoria.
SIN
SPOILERS
Tampoco
es que me muriera de ganas de ver esta película que ya lleva bastante tiempo en
cartelera, en la clasificación no oficial de subgéneros que aspiran al Oscar
parecía ser del tipo “superproducción étnica -aunque rodada por anglosajones- con
mensaje de cultura oriental para inspiración de occidentales de clase media”,
vamos un poco como “Slumdog Millonaire”.
Además Ang
Lee suele ser de esos directores de “una de cal y otra de arena” y después de
la tremenda decepción que supuso “Taking Woodstock” había puesto al realizador taiwanés
en la nevera.
Tengo que
decir que “Vida de Pi” es bastante mejor que aquella producción de Danny Boyle
que tanto dio que hablar hace unos años y que hoy está tan olvidado. Al menos
la explicita voluntad ecuménica del relato la aleja de la desagradable sensación
de condescendencia con la que en esta parte del mundo (y no hablo en términos geográficos)
se contemplan las miserias del subdesarrollo.
La película,
en concordancia con su propia filosofía, puede verse de dos maneras. Una de
ellas como una mera historia de supervivencia humana en un entorno hostil con algunos
añadidos interesantes, como el hecho (suficientemente conocido por lo que no
creo estar desvelando nada) de que básicamente se trata de un adolescente, único
superviviente de un naufragio, que tiene que compartir el bote salvavidas con
un tigre de Bengala. Una situación algo bizarra pero capaz por sí misma de
mantener el interés durante la larga sección central de la película, no es fácil
conseguir algo así (y ni siquiera se consigue del todo pues es inevitable caer
un poco en la monotonía) y los instrumentos de los que Lee se vale para ello
son suficientemente motivadores para que la película venza por los puntos la
dura lucha contra el aburrimiento.
El epílogo
de la película contiene una conversación que dota de un significado diferente a
lo que acabamos de ver (amén de, como toda buena “trick story”, justificar la
presencia de una serie de personajes cuya existencia habíamos olvidado o al
menos considerado anecdótica) y entronca una simple historia de superación con
una fábula susceptible de ser sometida a múltiples interpretaciones y que hermana
esta película con títulos tan dispares como “Big Fish” o “El hombre que mató a Liberty Valance” por
poner sólo los dos primeros ejemplos que se me ocurrieron.
En
definitiva dos filmes en uno y cada uno por separado no está nada mal, un
espectáculo agradable con mensaje igualmente agradable para un día en el que no
tengan nada mejor que hacer.
Y así
termina por fin la campaña previa a la ceremonia de los Oscar.
12 Comments:
¡Menuda fuerza de voluntad!
Yo Pi no la veo ni estando aburridísima.
La de Tarantino cuando aparezca por mi web de cabecera la bajo, y Argo ya te comenté. Yo no veo una dirección tan gris como tú, lo que sí me sobran son los 15 minutos del final.
Por cierto, que ya ví The Master (me voy a abstener de comentarios, tampoco sabría como expresar mis sensaciones) y al final también "De óxido y de hueso" y bueno, pensaba que sería más pastelosa, el cartel de la peli es engañoso, aunque se entiende al verla, pero me transmitía otro rollo. A pesar de salvarla de la quema, no me gustó, el final es una mierda que tira por tierra un principio que prometía. Grata sopresa, por eso, que empieza y termina con Bon Iver. Lo cual en cualquier situación y circunstancia siempre es agradable escuchar.
¡Aquí no pisas más si no nos dices qué onda con The Master!
Puff... Es que lo que pueda decir ya lo han dicho otros y mejor.
Veamos, las actuaciones son magistrales, ya te digo, Joaquin Phoenix hasta en la mierdaca de "I'm still here" está sublime, Philip Seymour Hoffman ya es uno de los grandes y Amy Adams merece todo reconocimiento (eso sí, bajonazo en cuanto apareció en pantalla Laura Plasta Dern, lo siento es superior a mí, no puedo con ella). Luego está la forma de rodar de Paul Thomas Anderson que te gustará más o menos, pero no se le puede restar maestría, visualmente es un ejercicio brillante que es un placer contemplar, por más que lo que te cuenten te la traiga al pairo. Pero luego está el guión... y la historia en la que se centra y se sustenta la película y es ahí donde todo mi cuerpo hace plof, y mi mente termina como un blandiblú y no puedo, no puedo... se me hace denso, pesado, insípido, no me atrae en absoluto y llego a desconectar durante largos minutos de la trama sin perderme nada, pues tampoco creo que exista un hilo definido al que agarrarse y seguir, y si lo hubiera, tampoco pasaría nada porque me quedaría exactamente igual. Es que ni lo más salvable, que sería la relación entre ellos consigue engancharme.
Entonces, si una historia no me motiva ni me atrapa, la peli, por bien realizada e interpretada que esté pierde completamente mi interés.
¿Satifecho con mi comentario? :)
Muy satisfecho. Los malas críticas siempre son mejores que las buenas.
Por lo demás echo en falta las críticas de todas las películas que optan al Óscar de la mejor película de habla no inglesa. Y las de los cortos de animación.
El público de Tarantino está enamorado de él y se lo perdona todo. Yo personalmente la disfruté muchísimo pese a ese absurdo tramo final atropellado y a que el argumento consista en algo así como "Un tío quiere vengarse. Lo consigue". Supongo que sólo los genios consiguen que cosas así sen oro.
Precisamente la estética de Argo me flipa, y el final de los años 70 (e incluso diría el principio de los 80) me parecen maravillosos. El horror llegó después, alcanzando su cénit, posiblemente, en 1992.
a mi me pasa como a Ra, esa estética de principios de los 80 sí me gusta, por eso a lo mejor me gustó bastante más que a tí Argo. Y es entretenida, y te mantiene en tensión.
a ver si veo la de tarantino, aunque sin estar enamorada de él también suelen gustarme casi todas sus pelis.
Suscribo palabra por palabra la crítica de Pi. Y añado que Joaquin Phoenix haciendo de Pozí me pone muy nervioso.
Y PTA lleva demasiadas películas recreándose en lo grande que la tiene y no se preocupa de si da placer.
Antes que nada disculpas por no haber atendido debidamente sus comentarios pero un error en la recepción de los mismos (me suelen mandar un correo pero por alguna razón se desvió a la carpeta de spam) me lo ha impedido. Ahora vamos a responder cumplidamente.
Pi.
En tu mismo comentario se encuentra la clave de todo: interpretaciones bien, maestría a la hora de rodar, etc... Pero si la historia no te engancha no hay nada que hacer.
Impenitente.
De las nominadas al Oscar a la mejor película de habla no inglesa ya hemos hablado de "Amor" y pronto hablaremos de "No" , la película chilena, del resto ya veremos, los cortos de animación los veré en youtube en un par de meses.
Ra y Slim
Cuestión de modas, puede que sea porque viví ese época de niño le tenga tanta tirria, algún día pondré fotos que lo demuestren.
Deckard.
Tú ya sabes el castigo que te impuse por tus injurias a Kiko Phoenix.
Pero al final tú no has visto Synecdoche. ¡Te reto! ¡Te reto dos veces!
Te equivocas darling, la he visto y pronto lo demostraré
Entretenida, con ritmo, de estilo clásico como esas pelis de 'antes', también previsible y superficial, 'Argo' sin embargo es una prueba más del talento narrativo de Affleck. Un buen rato de cine, que es mucho, pero tampoco nada más. Saludos!!!!
Vamos qeu ha sido el "Crash" de este año ;)
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