Sunday, July 29, 2007

Es mejor no saber como estan hechas las hamburguesas y las leyes



El origen de “Fast food nation” es un libro con formato de ensayo periodístico que el director Richard Linklater decidió convertir en película de ficción por motivos que -a pesar de haber leído una entrevista alusiva al tema- no comprendo muy bien.

El argumento de la película está dividido en tres historias paralelas que se cruzan de forma superficial (y bastante poco convincente) en el territorio físico de un gran matadero situado en el estado de Colorado. Hasta allí llega Don Anderson (Greg Kinnear) directivo de una cadena de comida rápida que trata de verificar una información según la cual la carne que venden está contaminada con excrementos. Hasta allí llegan también varios espaldas mojadas (entre los que se encuentra Catalina Sandino Moreno que cómo de costumbre resulta demasiado guapa para los papeles que le dan) para trabajar a destajo en la fábrica de carne. Y por último allí vive un grupo de adolescentes que trabaja a media jornada en alguna de las hamburgueserías propiedad de la cadena y que demuestran la poca dedicación que tienen a su trabajo escupiendo en la comida de sus clientes.

Entre las dos primeras historias se adivina una fuerte relación. La presión que impone el mercado (al que un mesiánico personaje interpretado por Kris Kristoferson denomina “la maquina”) hace que el ritmo de trabajo en la fábrica deba ser frenético, es decir, sin demasiado tiempo para instruir a sus trabajadores ilegales con el objeto de que eviten mutilarse o que los excrementos del interior de los intestinos del ganado vaya a parar a la carne. Tal y como el personaje que interpreta Bruce Willis le dice –mientras le sugiere que haga la vista gorda a las cosas que ha visto en la fábrica- a Don Anderson “todos tenemos que comer mierda de vez en cuando”.

La tercera historia en cambio resulta muy difícil de conectar con la línea argumental de la película y aparte de eso es bastante mala de por sí: llena de interminables diálogos de besugo (un poco al estilo de “A scanner darkly” pero sin dibujitos) y personajes inútiles y encima termina con una ridícula escena protagonizada por un comando de ecologistas capitaneados por ¡Avril Lavigne.!.

El mensaje de la película parece ser el de que el circulo vicioso del sistema sólo puede funcionar explotando al máximo los recursos de que dispone y que más vale mirar hacia otro lado o cerrar los ojos ante lo que te metes en la boca. Es una idea interesante pero la película no lo es en absoluto, incluso prescindiendo de la tercera historia antes mencionada resulta un producto filmado de forma plana y tópica, como si se tratara de la obra de un novato y no de un director con una interesante carrera que cuenta al menos con tres grandes películas.

Resulta curioso que, conociendo la renuncia expresa de Linklater a filmar un documental, las dos mejores escenas de la película encajarían mejor en este tipo de formato: me refiero a un impresionante plano aéreo sobre las miles de cabezas de ganado que esperan la muerte junto al matadero y otro que muestra de forma explicita lo que ocurre en el interior de ese edificio.

7 Comments:

Blogger Fernando J. López said...

da gusto volver de vacaciones y encontrar posts tan nutritivamente cinéfilos como este

un besazo sin nada de colesterol

11:37 PM  
Blogger Arual said...

Yo seguro que no la veo... buaggsss!!!

2:44 AM  
Blogger SisterBoy said...

Cinephilus many happy returns :)

Arual yo no tengo problemas poque no me he comido una hamburguesa en toda mi fida :))

7:27 AM  
Blogger Arual said...

Yo si... ¿se nota mucho?

9:21 AM  
Blogger 3'14 said...

uix, pues no sabes lo que te pierdes, claro que yo tampoco, no acabo de fiarme de lo que me dicen de qué están hechas, pero todavía no me ha salido una tercera oreja ni me he vuelto más loca de lo que ya pudiera estar.
Cierto es que lo que no mata engorda.

Ya te diré que me parece la peli cuando la vea, está en la bandeja de pendientes.

10:45 AM  
Blogger SisterBoy said...

Mi aversión a la fast food no tiene nada de metafísica. Para comer soy bastante limitado. Tampoco he comido nunca un perrito caliente y las pizzas las descubrí hace apenas diez años y eso sí, con respecto a esta comida en particular he procurado recuperar el tiempo perdido.

12:00 PM  
Blogger Zar Polosco said...

A mí me gusta la fast food, la slow food, la nouvelle cuisine, la antic cuisine y creo que sería capaz de comerme hasta lo que comen los ingleses. Cuando veía a Terence Hill y a Bud Spencer comerse esos platos de judías tan repugnantes a mí siempre me entraba hambre.

Por eso prefiero ignorar lo que ocurre en un matadero.

Lo de las leyes podría interesarme más.

12:38 AM  

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