Ten years after
Un hombre puede decir que ha tenido suerte si al final de su vida no le ha sucedido, a nivel personal, nada verdaderamente digno de mención. Otra cosa son los acontecimientos a los que uno ha asistido como simple espectador habitante de la tierra. De ese testimonio no se libra nadie.
Si mi vida terminara ahora mismo y se me pidiera una lista de los diez acontecimientos más importantes de los que fui testigo en todos este tiempo sin duda uno de ellos tendría que ver con todo lo relacionado con el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco del que en esta semana se cumple una decada.
En el año 1997 en los días previos al 10 de Julio las noticias con respecto al terrorismo ofrecían una de las escasas alegrías que generan este tipo de situaciones. En un breve periodo de tiempo dos secuestrados por ETA habían recuperado la libertad, se trataba de Cosme Delclaux, que fue liberado tras pagarse el rescate, y José Antonio Ortega Lara que fue rescatado por la policía después de más de un año de cautiverio.
La alegría duró poco. Posiblemente Miguel Ángel Blanco era uno de los muchos objetivos probables de la banda y puede que el plan del que fue victima hubiera sido urdido desde hacía tiempo. Pero hay pocas dudas de que su secuestro fue la respuesta etarra a la liberación de Ortega Lara al igual que hay pocas dudas de que el objetivo final era su asesinato, lo de conceder un plazo de 48 horas para que se produjera el acercamiento de presos (algo a lo que el Gobierno nunca hubiera accedido y que incluso de haberlo hecho hubiera sido imposible en tan corto plazo) no tenía otra finalidad que añadir un detalle de dramatismo y por consiguiente contribuir a conseguir lo que todo terrorista pretende y lo que su propia denominación indica: provocar el terror.
Que duda cabe de que consiguieron lo que pretendían incluso muy por encima de sus expectativas. Durante esas 48 horas el país estuvo en vilo. No sé muy bien cuanta gente llegó a manifestarse. El otro día leí que seis millones de personas en todo el país salieron a la calle, prácticamente no hubo un solo lugar en toda España en donde no se organizaran demostraciones de algún tipo, algunas incluso de lo más chuscas: una amiga me dijo que la noche antes del asesinato se interrumpió la música en una de las terrazas de verano para rezar una oración. Fue algo espontáneo que pilló de sorpresa a todo el mundo en especial a la clase política que fue prácticamente obligada a mostrar una unión que hubiera sido muy difícil de ver en circunstancias normales. Por poner un ejemplo recuerdo claramente el rostro de Arzallus que miraba con perplejidad (y con cierta inquietud como le sucede a todo político cuando sus electores reaccionan de un modo no previsto) aquellas oleadas de ciudadanos, la mayor parte de los cuales se manifestaban posiblemente por primera vez en su vida, recorriendo las calles cantando “La canción de la alegría” o “Libertad sin ira” dios sabe por qué razón.
El movimiento se produjo también en el sitio en el que vivo. Yo no fui a ninguna manifestación porque este tipo de demostraciones publicas me horrorizan pero como gesto personal recuerdo que me acerqué a la iglesia de San Francisco y recé un poco a pesar de que entonces era (y ahora sigo siendo) un completo ateo. De todos modos yo era optimista, estaba convencido de que los etarras también se habían impresionado por todo lo visto en esos dos días y no se atreverían a matar al secuestrado. Desde luego la banda se encontraba en una disyuntiva: si cumplía su amenaza las consecuencias eran incalculables y si no la cumplía podría ser interpretado como un gesto de debilidad. Y claro, como siempre que ETA se encuentra ante la duda entre disparar o no disparar optó por lo primero. Y le mataron.
Recuerdo que ese día era sábado por la tarde y después de comer me conecté al canal #cinéfilos del IRC a esperar con el resto de amigos virtuales a que se cumpliera el plazo anunciado. Poco después llego la noticia. Para aumentar el dramatismo del momento Miguel Ángel no estaba muerto aún, si mal no recuerdo falleció algunas horas más tarde. Las reacción fue emocionalmente (y en ocasiones también físicamente) violenta entre los millones de personas que esperaban concentradas a que dieran las cuatro de la tarde. En las horas y los días que siguieron se produjeron escenas de un simbolismo extraordinario como las concentraciones también espontáneas frente a las sedes de Herri Batasuna (algunas de las cuales incluso terminaron con agresiones) el intento de quemar algunas de dichas sedes, ostias contra los simpatizantes etarras en la calles de Pamplona en plenos Sanfermines o ese otro momento casi cinematográfico en el que los ertzainas se despojaron de la capucha. Cosas en fin que sólo cinco días antes hubieran sido ciencia ficción.
Todo lo sucedido se sintetizó en el fenómeno conocido como “El espíritu de Ermua”. Se habló mucho también de que aquello era el principio del fin de ETA. Pero algunos no sólo tenemos memoria sino que además nos da por usarla y yo ahí si que me mostré bastante escéptico. A lo largo de mi experiencia personal (afortunadamente sólo como espectador) con el terrorismo ya había asistido a muchos acontecimientos a los que se había distinguido con igual título: el asesinato del Capitán de farmacia Martín Barrios, el asesinato de Gregorio Ordóñez, la masacre de Hipercor, el atentado en el que Irene Villa perdió las piernas, la voladura de la Casa Cuartel de Vic. Un final demasiado anunciado y demasiadas veces desmentido por los acontecimientos.
El llamado espíritu de Ermua no creo que resistiera al final de aquel mismo año. Las primeras inquietantes señales llegaron dos meses después del asesinato en ese alucinante homenaje que tuvo lugar en la Plaza de las Ventas y que estuvo amenizado por los acordes de La Macarena (algo irreprochable por otro lado, no creo que nadie esperara que Los del Río interpretaran el Réquiem de Mozart) y también por el absurdo abucheo al cantante Raimon (creo que por cantar una canción en lengua valenciana) y a José Sacristán (por leer unos versos que incluyan la palabra “comunistas”).
Diez años más tarde se puede afirmar con rotundidad que ese espíritu se ha ido al carajo y que el final de la violencia está tan lejos como diez minutos antes de que el concejal de Ermua saltara a la fama. De todas maneras lo que de verdad me gustaría conmemorar hoy es que durante al menos unos días se produjo el milagro de que las cosas se produjeran como de verdad tendrían que ser siempre: con el pueblo tomando la iniciativa y con los políticos en segunda fila haciendo el menor ruido posible.
En fin al menos este año no hemos tenido que soportar aquel escalofriante documental con el que fuimos escupidos el año pasado por Tele 5 (“me llamo Miguel Ángel, me van a matar”) porque no lo han vuelto a poner ahora ¿verdad?
Labels: Miguel Angel Blanco
15 Comments:
Aprovecho para decir (como dije que diría) que he actualizado el blog de fútbol
Yo también recuerdo cada minuto de los tres días de hace diez años.
Y también recuerdo con tristeza como todo volvía a ser lo mismo que un minuto antes que secuestrasen a Miguel Ángel Blanco.
Lastima que el pueblo, como tú le llamas, sólo tome la iniciativa en situaciones extremas.
Enhorabuena, Sisterboy.
¿Cómo has dicho? ¿Existe un documental que se llama "me llamo Miguel Ángle, me van a matar"? Dioses del cielo, qué larga es la sombra de Amenábar y qué sentido de la estética y la moral tienen algunos, no doy crédito.
El tema miguelángelblanco es "Ejpaña" pura, del princpio al final, con lo de las manos blancas, la infanta Elena cantando en primera línea del concierto (con el grupo Pocker tocando por última vez antes de su disolución), las manifestaciones espontáneas, la rabia sincera de mucha gente y los abucheos a José Sacristán.
Yo, lo que son las cosas, recordaré siempre que ese día iba a -ejem, no me juzguen, era muy joven todavía- a ir a un concierto de Ella baila sola, y cuando uno de los que estaban desmontado el aparataje nos dijo que el concierto se había suspendido, yo exclamé: "¿¡por ESO!?" (malvada y egoísta adolescente, dios me castigará por ese comentario). Y el señor que estaba desmontando me gritó "Eh, tú. No digas nada."
También es muy importante reseñar que uno de los hijos de Julio Iglesias se llama Miguel en honor y loor de Miguelángelblanco.
El documental no se llamaba así pero digamos que iba en ese tono. O sea el muerto hablando en primera persona y contando las últimas horas de su vida. Era de esas cosas tan de verguenza ajena que había que cambiar de canal cada treinta segundos aproximadamente, luego coger aire y volver a ponerlo.
esta muy bien contada la historia. es una pena que 10 años despues todavia no podamos ponerle el definitivo punto y final. ("...y ese momento fue el fin de ETA..blabla")
ademas de eso me sorprende que hace 10 años estuvieras trasteando por la red. deberias abrir una seccion llamada HISTORIAS DE INTERNET que seguro que puedes contar mogollon..jaja
Pues empecé más o menos a finales del 96 o principios del 97. Caray como han cambiado las cosas
Yo también empecé por aquella época con cinéfilos. Había muchas horas que llenar en la universidad y pocas clases que me interesaran.
Sobre lo de que estamos viviendo con ETA mejor no digo nada que me hierve la sangre rápidamente.
Creo que salimos a la calle cuando nos remueven las vísceras, si no nos inmuta, permanecemos pasivos. Encogerse de hombros y recurrir al ¿Qué puedo hacer yo? en mi opinión es menos que salir a manifestarse, aunque de todos modos no se consiga nada, peor es el silencio. Por lo menos podremos decir aquello de: No me escucharás, pero no me callarás.
Vale, soy una ilusa ingénua que en ocasiones se resiste a obviar las utopías.
La politización burda de todo lo que pueda manipular más votos es deplorable.
Nos cansamos de verlo, sufrirlo, degustarlo. Nos empachan.
¿Nos puede empezar a gustar el sabor de la mierda si la comemos todos los días?
Siempre habrá manipulación, lo único a lo que podemos aspirar es saber que nos estan manipulando. O que lo intentan.
Muy buen texto Sisterboy.
Yo tenia 18 años y recuerdo perfectamente aquel sabado en el patio del instituto.Un silencio que no recuerdo haber escuchado otra vez en ese lugar.Fue escalofriante.
Una lacra como esta es realmente triste para nuestro pais.
Un saludo.
Yo también recuerdo las reacciones espontáneas del pueblo por estas tierras vasconas. Aproximadamente media hora después de que dieran la noticia de que la había palmado, un destacamento de abertzales de plantilla pasó por mi calle con una pancarta manifestándose contra la opresión del estado español y gritando no sé qué consignas, mientras la gente desde sus ventanas gritaba que si asesinos, que si hijos de puta... Y alguno que otro incluso les arrojaba algún objeto contundente a ver si de casualidad le causaba a alguno una brecha. Por su parte, otros ciudadanos de diferente signo político se movilizaron espontaneamente poco después para ir al domicilio particular de ciertos dirigentes de HB a insultarles y agredirles físicamente (solución también claramente muy democrática y constitucional).
Lo peor de todo es que este crimen no fue ni peor ni mejor que otros crímenes de la célebre banda terrorista ETA. De hecho, fue, a mi humilde entender, menos grave que Hipercor o que cualquiera en el que muriera más de una persona, aunque sólo sea en términos numéricos. Lo único que desató el clamor de la población fue el teatro dramático y simbólico como de telefilm que se organizó alrededor del mismo. Estoy seguro de que en aquel momento se plantó la semilla de lo que sería la propaganda mediática y política del resto de la década: si quieres que el pueblo te siga, haz que parezca dramático, haz que se sientan como héroes luchando contra villanos de tebeo. En resumen, haz que no entiendan nada de nada, y que se crean que todo es una simple Lucha entre el Bien y el Mal, en la que ellos son, evidentemente, el Bien.
La tendencia a convertir todos los sucesos de la actualidad en un espectaculo melodramático es irresistible e imparable. Yo también opino que hace falta más analisis y menos drama pero de todos modos no dudo de que las reacciones que se produjeron en su día ralacionadas con este suceso fueron totalmente espontaneas algo diferente a lo que sucedió después y sigue sucediendo ahora.
y Couso?
Supongo que te refieres al cámara de Tele 5 que murió durante la invasión de Irak. Bueno, no creo que su aniversario génere tanta expectación.
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