Sunday, April 17, 2011

Where is everybody?



No tenía pensado ir a ver “Código Fuente” porque es un tipo de películas que no suelo ver hasta que encuentro un motivo para hacerlo. Y el motivo me lo dio la crítica publicada en “El País” del pasado viernes por Jordi Costa (del que seguro que ya he dicho en otras ocasiones que suele ser alguien de cuyo criterio me fío). Por añadidura en dicha crítica me enteré de que el director de la cinta es Duncan Jones el director de “Moon”.



La agradable, y no muy conocida, opera prima de Jones era una película con autoconsciente vocación de homenaje al cine de SF de los años setenta del que “Alien” “Saturno 3” y sobre todo “Silent Running” serían ejemplos emblemáticos, y no es que se tratara de algún remake de carácter reivindicativo-paródico, al contrario y tal y como el propio director afirmó en su día, le gustaba considerar su filme como “una película de ciencia-ficción de los setenta que hubiera permanecido oculta hasta ahora”.

En la nueva entrega de Jones se aborda un tipo de thriller trufado de elementos pertenecientes a la ciencia ficción con un estilo más moderno y por lo tanto también inevitablemente multirefrencial. En lo que se refiere a dichas referencias Jordi Costa mencionaba en su crítica títulos como “The groundhog day”, la serie “Quantum Leap”, el episodio “Monday” de la sexta temporada de “Expediente X” ( este último no lo conozco pero eso es algo que ya estoy solucionando), y el primer capítulo de la inmortal “The Twilight Zone” (por más que este parecido sólo haga mención a un aspecto del decorado del filme, aunque habrá que hacer referencia a otra circunstancia que relaciona la película con la mítica serie y de la que hablaremos más tarde).

Yo, y cada espectador, podría añadir otras influencias que en mi caso irían desde “El efecto mariposa” pasando por “Nivel 13” hasta llegar incluso a “Johnny cogió su fusil”. Pero si tuviera que mencionar la referencia más clara y directa de “Código fuente” habría que remontarse tan sólo a unos años atrás y hablar de “Deja vu”.




La película de Tony Scott comparte con la de Duncan Jones varios elementos característicos: un argumento adscrito en un principio a los parámetros del thriller, pero con la variante de que el crimen en cuestión debe resolverse acudiendo a innovadoras técnicas científicas, aunque más que innovadoras habrá que hablar más bien de fantásticas e incomprensibles. Ambas películas tienen, a mi entender, el acierto de no dar explicaciones demasiado prolijas acerca de sus extravagancias pseudo científicas, unas explicaciones que por otro lado sólo un pelmazo exigiría, aunque la verdad tampoco considero aconsejable apoyarse en algo tan ridículo como aquellos “papeles mágicos” de “El efecto mariposa” y otras tonterías por el estilo.

A partir de esta excusa argumental “Código fuente” se desarrolla alrededor de una estructura en círculos que incorpora más información a medida que se produce un nueva vuelta de tuerca, y por más que las claves de la trama quedan al descubierto a poco de empezar el filme, dicha trama no decae nunca en intensidad. Bueno más bien diría casi nunca. Y es que la segunda película de Duncan comparte con “Moon” el mismo defecto que no es otro que un cierto desequilibro en su estructura (del que por ejemplo no adolecía la reseñada “Deja vu”) que me gustaría pensar que obedece a la bisoñez del realizador.

En efecto el desarrollo de la película parece más propio de uno de esos capítulos de entre 20 y 50 minutos del estilo de “Twilight Zone” (o de alguna de las innumerables series que siguieron su estela) que de una película de 94, y eso deja en los últimos 20 minutos de la cinta la desagradable sensación de que estamos viendo un relleno sólo explicable por el hecho de que es necesario alcanzar una duración estándar de hora y media de metraje.

He leído también algunas quejas con respecto, no ya a la duración del último segmento de la película, sino al contenido del mismo, es decir, al final. Cuando Duncan Jones aceptó voluntariamente salir del ámbito marginal (es un decir) en el que había desarrollado “Moon”, para zambullirse en las miserias de una producción típica de Hollywood, posiblemente tuvo que aceptar en el trato el dar una conclusión que el público igualmente típico de dichas producciones considerara aceptable. Y aunque la citada conclusión dista mucho de ser un “happy end” (algo que cuando vean la película comprenderán que es un imposible) sí que trasmite el mensaje de ser una claudicación y una prescindible coda para un final que minutos antes se había revelado como perfecto.

De todos modos no creo que a “Código fuente” se le pueda tampoco pedir más de lo que nos da, un producto que sin abandonar la pretensión de espectáculo popular no maltrata la inteligencia del espectador y en cualquier caso considero que su visionado es una buena forma de pasar esta interminable semana que nos espera.

5 Comments:

Blogger SisterBoy said...

Mañana (miércoles) me voy a pasar la Semana Santa a un lugar con dudoso acceso a Internet. De todos modos sepan que sus hipotéticos comentario serán tan apreciados como de costumbre y contestados posiblemente el lunes 25 por la tarde.

11:44 AM  
Blogger Ra está en la aldea said...

Como seguidor de Costa, supongo que conocerás esto: http://www.fotogramas.es/Blogs/Otaku-Carcamal/
Jimina Sabadú puede ser desquiciantísima y algo deberían hacer con el sonido, pero yo no puedo vivir sin este videoblog.

9:10 AM  
Blogger SisterBoy said...

Pues no lo conocía, le echare un vistazo cuando vuelva a Santa Cruz. A Jimina la conozco de la lista de Mondo Brutto y el año pasado incluso me la presentaron en carne y hueso, todo un personaje qué duda cabe

11:07 AM  
Blogger Torrance said...

¡SPOILER! NO SIGAS LEYENDO.











Acabo de verla y me preocupa que me caiga mejor el malo que el bueno. Esa lágrima de impotencia del tipo antisistema cuando se encuentra esposado me ha conmovido mucho más que el beso final (¿por qué no hubo un maldito fundido en ese momento?).

Por otro lado, creo que el protagonista debió pensárselo mejor. Eligió irse con la chica -a quién tendrá que dar muchas explicaciones porque, no olvidemos, ella ama a otro, al verdadero profesor- en vez de jugar una eterna partida repleta de niveles de 8 minutos contando con la ventaja de gozar de vidas infinitas. Definitivamente, creo que se va a arrepentir... : D

11:09 AM  
Blogger SisterBoy said...

Tu opinión sobre cual debería haber sido el final de la película es practicamente unánime.

Jo, es cierto, durante ocho minutos se puede fingir ser quien no eres pero ¿cómo afrontará el prota su primera clase ante un auditorio lleno de universitarios intelectuales?.

Por otro lado yo hubiea solucionado rápido el problema, cada ocho minutos me cargaría a un tipo diferente, si el autentico terrorista muere no puede detonar la bomba.

12:29 PM  

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