Esta semana he visto
Admitiendo de entrada la indiscutible
importancia e influencia que la obra de John Cassavetes ha tenido en el devenir
del cine moderno, hay que admitir también que la contemplación de dicha obra no
resulta un ejercicio demasiado placentero (excepción hecha de “Gloria” y sobre
todo de “Husbands” que me parece su obra maestra).
“Faces” en concreto es la historia
de un matrimonio de mediana edad en plena crisis que decide buscar consuelo a
su alineación en un doble adulterio. La cuestión es que este argumento se
desarrolla a través de largas escenas en las que los protagonistas actúan bajo
alguna especie de locura colectiva que les hace comportarse de un modo
histérico y desequilibrado, tanto que si alguna intención de radiografía social
tenía el filme (la descomposición de un matrimonio, los débiles cimientos sobre
los que se asienta la clase media, la confusión de la sociedad dominante ante
el cambio cultural que en 1968 estaba en su apogeo y bla bla bla) queda sin
duda amortiguada por el espectáculo de unos actores que parecen haber sido
estimulados con LSD antes de empezar a rodar.
En definitiva un filme de esos que
hay que ver con la armadura de cinéfilo puesta, una sensación que cada vez
encuentro más desagradable aunque la película en sí no me ha desagradado en
absoluto.
Antes de ver “The deep blue sea” ya tenía “Distant voices”
en la cartera pero qué duda cabe de que la agradable (es un decir) experiencia
de la primera me llevó a interesarme por la segunda.
Una de esas películas de las que hay poco que hablar y sí mucho
que ver y sobre todo escuchar. Pero por decir algo me ha resultado una
experiencia similar a la de “This happy breed” (“La vida manda”) pero con
canciones. También me ha recordado a “La familia” de Ettore Scola e incluso un
poco a “El árbol de la vida”, cuatro películas que tienen en común el empeño
por capturar un momento no sólo de la vida de sus protagonistas sino incluso la
de un país entero, empeño que sólo algunos cineastas tienen el don de
materializar.
Una producción hispano-colombiana
con una propuesta argumental que trailers y sinopsis periodísticas se
encargaron de estropear de una manera incomprensible.
La película adolece de ciertos deméritos
habituales como un guión con demasiados parches y atajos vergonzantes y unas
interpretaciones defectuosas que por desgracia afectan más a la parte española
que a la colombiana (en concreto Quim Gutiérrez está pésimo, se supone que es
un director de orquesta y tiene un aspecto que sólo le autorizaría a dirigir la
Charanga del Tío Honorio). Pero sobre todo carece de unas intenciones claras
dedicándose a oscilar entre el drama
romántico y la simple historia de horror aunque hay que decir que resulta más
estimable en la segunda faceta que en la primera.
En fin si consiguen verla sin saber
absolutamente nada de ella puede que pasen un buen rato aunque sinceramente lo
que se cuenta hubiera tenido mejor cabida en un capítulo de una hora de alguna
serie al estilo de “Alfred Hitchcock presenta”.
5 Comments:
El día Luis Cobos salió por la tele moviendo el pelito y dirigiendo una orquesta, Von Karajan fichó por la Charanga del Tío Honorio.
Tienes razón, después de Luis chax chax Cobos ya cualquier cosa es posible
¿Cómo no incluyes entre las grandes de Cassavetes Una mujer bajo la influencia?
Yo esque vi primero Voces distantes y luego Deep Blue Sea, y entonces me "decepcioné" un poco.
Hace tiempo leí sobre La cara oculta y me pareció un argumento interesante. A ver si la consigo y le doy su oportunidad correspondiente. (habituada a ir directamente a una única web a comprar me olvido que hay también cine en castellano, jeje... ¡Ayyy mama! y que haré yo si algún día me la cierran...)
"Una mujer bajo la influencia" es una de esa películas que incluyo en la categoría de obra admirable pero no demasiado placentera.
Con "La cara oculta" espero que pases un buen rato ¿qué más se puede pedir?
Un día deberías diferenciar entre buen cine/cine placentero. Creo que hay varias obras maestras que son bastante incómodas o como mínimo necesitan de un estado de ánimo adecuado para verlas. Placentero o no, lo decide el espectador. También hay cine, supuestamente de entretenimiento ligero, que de lo malo que es no resulta placentero en absoluto.
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