Wednesday, December 29, 2010

The diamond as big as The Ritz



¿Cómo podríamos calificar a un director como Blake Edwards? Yo tengo una definición particular para esta clase de realizadores: aquellos que nunca figurarían en una lista de los mejores directores de la historia del cine (incluyendo una que yo mismo confeccionara) pero que cuando se mueren y repasas su filmografía descubres que en vida consiguieron firmar un puñado de grandes películas, algunas de ellas casi obras maestras.

De no ser porque en sus últimos años fue reivindicado de forma decidida, quizás Billy Wilder entraría también en esta categoría. Pero repito que lo importante no es la posición que ocupa Edwards en el olimpo cinematográfico sino las películas que hizo, hablemos de ello.





Y como de costumbre nada mejor que coger su página en la imdb y repasar sus obras desde abajo hacia arriba. La primera de ellas que (me) llama la atención de la lista es “Mister Cory” de la que ya hablamos en su día cuando hacíamos el panegírico de Tony Curtis y que volvemos a definir como una interesante pero olvidada película.

Poco después vino “Operation Petticoat” una encantadora estupidez mezcla de comedia y género bélico que ha pasado a la historia por una de las imágenes más kitsch que se pueda imaginar, ni los Beatles se atrevieron a tanto






Pasando ya a la década, de la que acabaría por convertirse en uno de sus directores emblemáticos, tenemos “Breakfast at Tiffany”, un filme generalmente menospreciado (cuando no detestado) por todos los que han leído el original literario y contemplado como mínimo con agrado por aquellos que no lo han hecho. Yo soy de los que están en el segundo grupo. Los que están en el primero se quejan sobre todo de cosas como el personaje interpretado por Mickey Rooney (uno de esos “que ya no volveremos a ver” en ninguna película) o de la notoria diferencia entre el final en papel y el final en celuloide. Lo cierto es que la curiosidad que tengo con respecto a este último punto es casi la principal razón para decidirme a leer de una vez el libro de Capote.




Hasta que eso suceda seguiré recordando este filme como una experiencia sumamente placentera, además de ser es uno de los trabajos más celebrados de Audrey Hepburn lo que ya sería suficiente por sí solo.



Al año siguiente Edwards firmó “Experiment in terror”, un thriller en blanco y negro del que sí afirmo que ha recibido más reconocimiento del que merece, y que personalmente sólo volvería a ver para extasiarme con la contemplación de Lee Remick, algo que igualmente justificaría por sí solo el visionado de esta película (aunque por motivos diferentes que en el caso de Audrey).



A continuación vino la que es para mí su mejor película, esa que siempre saca uno de la baraja cuando alguien trata de encasillarle como un realizador de comedias. Se trata de “Días de vino y rosas”, donde repetía Lee Remick acompañada por Jack Lemmon en una actuación que también le aparta de su tradicional rol de actor de comedia (y que es igualmente para mí uno de sus mejores trabajos). “Días de vino y rosas” es por añadidura una de las que reflexiona con más brillantes (rozando quizás el tono didáctico en ocasiones) sobre el fenómeno del alcoholismo social en una época en la que bebían hasta los recién nacidos. El filme tiene además la virtud de tener una estructura en la que Edwards pudo mostrar más claramente su pericia al adoptar un tono semejante al de una de esas comedias ligeras que se le atribuían como marca de estilo, para ir variando hacía un drama con escenas de un patetismo que incluso vistas hoy resultan estremecedoras.



Después de esta incomparable película vino posiblemente el mayor éxito del realizador norteamericano. Si Blake Edwards tuviera que ser calificado por una sola de sus obras seguramente habría que decidir entre “el director de Desayuno con diamantes” o “el director de La Pantera Rosa”. ¿Qué si hay razón para tanto alboroto?, no lo sé, nunca la he visto, ni esa ni ninguna de las inacabables secuelas que persiguieron a Edwards casi hasta su muerte. No hay ninguna razón para que haya dejado de ver esta película, pero lo cierto es que tampoco se me ha puesto nunca por delante así que no puedo opinar sobre ella ni sobre cómo Peter Sellers realizó su interpretación más conocida (comiéndose de paso al bueno de David Niven). De hecho mis conocimientos sobre el fenómeno Pink Panther se refieren a la simpática serie de nuestra (bueno de la de algunos) infancia.



Después de la primera secuela rosa vino “The Great Race”, una aparatosa superproducción con tono de “slapstick” sólo apta para niños en la que destaca sobre todo un Jack Lemmon haciendo de Pier-no-doy-una.



A continuación Edwards se despidió la década de forma tan brillante como la inició, entregando la segunda película que más me gusta de su filmografía y que además considero como una de las más divertidas que he visto nunca. “El guateque” es además una de esas películas que son percibidas de forma diferente según la edad en la que sean visionadas, lo que es pura diversión puede variar con el tiempo hasta convertirse en una cierta amargura al contemplar el espectáculo del inadaptado Hrundi Bakshi sembrando el caos en una mansión llena de snobs, como un Monsieur Hulot del Indostán.



“El guateque” está considerada además como una de las películas símbolo de los sesenta, o más bien de cómo las innovaciones estilísticas de esa década fueron asumidas, generalmente de forma ridícula, por la clase acomodada. Es una lastima que a Edwards o a sus guionistas (entre los que él estaba incluido al menos en este título en cuestión) se les fuera un poco la mano al final pues de otro modo esta obra hubiera quedado redonda. Pero de todos modos lo principal es que estamos ante un espectáculo plagado de situaciones desternillantes, imposible quedarse sólo con una de ellas, pero yo elijo esta para ilustrarnos.



Podría decirse que los dos siguientes filmes del director fueron un intento de escapar de su encasillamiento como director de comedias, por más que tengo la sensación de que al hombre le importaba un pito que le encasillaran. Se trata de “Wild Rovers” y “The Carey Treatment”, el primero es un western bastante apreciable y a reivindicar de forma urgente, el segundo es un thriller de ambiente sanitario que sólo merece ser recordado por la extrema violencia de sus imágenes, símbolo inequívoco de que los tiempos habían cambiado.




El resto de la década setentera pasó sin pena ni gloria hasta que en 1979 llego “10” un gran éxito de público y el lanzamiento (más efímero aún que el de Farrah Fawcett) de un icono sexual de la época, Bo Derek. Me gusta mucho casi todo lo que he visto de Duddley More y sería él (a mí la Derek ni fu ni fa) el único motivo por el que vería esta película.



Los ochenta comenzaron con otro éxito (esta vez también de crítica), la excelente “Víctor o Victoria”, elegante comedia de enredos protagonizada, además de por James Garner, por Julie Andrews que era también la esposa de Edwards. Posiblemente estemos ante la última gran película de este director.



Del resto de la década no hay gran cosa que decir si exceptuamos “The man who loved women”, un curioso remake de la obra casi homónima de Francois Truffaut que sólo recuerdo por una divertida escena que implicaba a Burt Reynolds y un tubo de pegamento industrial. También me gustaría mencionar “Micky y Maude”, posiblemente la menos conocida de la carrera de Duddley Moore pero que a mí me parece la más divertida con diferencia, otra título a recuperar.



Del resto de su filmografía, antes de que se retirara y sus pensamientos se fueran volviendo tan grises como la ceniza, mencionaría “Cita a ciegas”, una comedia con los por entonces incipientes Bruce Willis y Kim Bassinger, que a pesar de contar con buenos momentos mostraba ya a las claras la fatiga del realizador, aunque curiosamente algunos años más tarde el ya anciano realizó una película bastante más sólida. Se trata de “Switch” un filme que, con la apariencia de un típico argumento de confusión de identidades (un playboy muere y renace convertido en Ellen Barkin nada menos), resultó ser un interesante estudio sobre los roles tradicionales del hombre y la mujer, o al menos me pareció que la película abordaba mejor este tema que otros horrores que la sucedieron (“Lo que piensan las mujeres” y otras hierbas).



En todo caso un digno colofón para hablar de la carrera de un director que hizo películas que serán recordadas cuando su nombre ya se haya olvidado, posiblemente muchas personas no hayan oído hablar de él pero considero casi imposible que nadie (al menos nadie con más de 30 años) haya pasado por el mundo sin haber visto al menos una de sus películas. Y por eso se merecía este homenaje un poco tardío, claro que sí.

10 Comments:

Anonymous Ra está en la aldea said...

Yo soy de los que siempre le ha tenido manía a Desayuno con Diamantes aún antes de haber leído el original.
Y hay que decir que Blake Edwards es un nombre precioso precioso.

4:06 PM  
Blogger SisterBoy said...

Que como casi todos los nombres preciosos de Hollywood no es original, según la imdb el hombre nació como William Blake Crump que tampoco está tan mal.

11:06 PM  
Blogger cucumber said...

Me encanta el final de Desayuno, con la busqueda del gato como simbolo de recuperar su pasado.(y eso no me gustan los gatos) Solo con eso su musica ya merece la pena ver la pelicula. Y yo me quedo con la Derek (por motivos nostalgicos) en vez de Duddley More

5:52 AM  
Blogger SisterBoy said...

A mí sólo me gustó en "Orca, la ballena asesina"

7:06 AM  
Blogger 3'14 said...

No viene a cuento con el post, pero, ahora tengo mis dudas... no recuerdo con exactitud si hoy (2 de enero) es o no tu cumpleaños... se que cae por estas fechas, al igual que el del Impenitente (creo que es un día después al tuyo...)
Bueno, caiga el día en el que caiga, te felicito. No es fácil seguir cumpliendo años, bueno.. cumplirlos tal vez sí, sufrirlos es lo que cuesta cada año más... al menos a mí me pasa así.

Joder! Me releeo y veo que soy la hostia felicitando con alegría...

11:58 AM  
Blogger SisterBoy said...

Pues sí, hoy es mi cumpleaños, fecha difícil de olvidar. Pi, como diría Ebenezer Scrooge "Un año más viejo y ni un céntimo más rico.".

12:23 PM  
Blogger El Impenitente said...

Feliz cumpleaños. Estoy recién desembarcado. Mañana ya te leo con más calma. Un abrazo.

12:35 PM  
Blogger El Impenitente said...

A mí la Derek fu y fa.

A Capote hay que leerlo siempre sí o sí. Capote es obligatorio.

"Día de vino y rosas" a mí me dejó destrozado. Quizá por eso la canción siempre me ha parecido tristísima.

http://www.youtube.com/watch?v=9TpvTEb4BaQ

Fundamental Mancini en las películas de Edwards. Más que fundamental.

Los episodios de dibujos animados de "La pantera rosa" y "El inspector" siguen siendo insuperables.

4:49 AM  
Blogger SisterBoy said...

Dos olvidos imperdonables, primero no haber mencionado a Mancini, y luego no haber mencionado los dibus del "Inspector Clouseasu".

NO DIGAS SÍ NI OUI

8:09 AM  
Blogger Slim said...

a mi me encanta desayuno con diamantes, ademas hice mia una de sus frases, hace ya tiempo ("No se puede leer una cosa así sin llevar los labios pintados" refiriendose a la carta de despedida...)
ademas de eso, recuerdo la peli de ellen barkin que me encanto cuando la vi (ademas de cita a ciegas), veo por imbd que se llamaba una rubia muy dudosa y la apunto para el videoclub de los 80 que tengo montado para mis hijas!

muy feliz año y feliz cumpleaños sisterete

11:47 AM  

Post a Comment

<< Home