Tuesday, December 14, 2010

Personal Christmas. Fantasia on Christmas Carol



PARTE PRIMERA. OLE OLE HOLA OLE OLE, HOLANDA YA SE VE

No me gustan los villancicos españoles. No es ninguna actitud anti navideña, los que hayan leído las entradas durante los meses de diciembre de otros años sabrán que no tengo ninguna actitud totalmente anti navideña ni totalmente pro navideña, es sólo que (como debería ser en todos las demás cosas de la vida) hay aspectos de estas fiestas que me gustan y otros que no, y uno de los que no me gustan son nuestros villancicos tradicionales.

Y los conozco bien, durante los primeros años de mi vida fueron los únicos que escuché, tanto en su aspecto autóctono como en las traducciones que se hacían de los tradicionales de otras lenguas. Recuerdo por ejemplo que en la escuela primaria a la que asistí (el colegio Serrano, una institución que merecería por sí sola una novela de varios tomos) solíamos cantarlos cuando llegaba la época blanca. También recuerdo que cuando iba al pueblo por Nochebuena los chicos de la barriada íbamos por las casas cantando villancicos para obtener dinero con que comprar petardos (durante la infancia) y más tarde ron (durante la preadolescencia).

Pero incluso en aquellos años juveniles, en los que uno cantaba lo que le mandaban cantar sin pensar demasiado en ello, no dejaban de resultarme llamativas ciertas estrofas, y en ningún caso para bien.

Está por ejemplo aquella que había en “Los peces en el río” (cuyo estribillo por cierto resultaba demasiado surrealista incluso para una canción de navidad).

La Virgen esta lavando
con un poquito jabón,
se le picaron las manos,
Madre de mi corazón.


Cuando oía esos versos no podía evitar erizarme todo pensando en la imagen de la madre celestial con las manos picadas por la versión palestina del jabón lagarto, al tiempo que me preguntaba para qué carajo necesitábamos esa información.

Otra cancioncita igual de erizante pero con una perturbadora derivación gore era la que contaba aquello de

Todos le llevan al Niño
Yo no tengo qué llevarle
Le llevo mi corazón
Que le sirva de pañales


Una imagen vale más que mil palabras para ilustrar este horror.




Aunque hay que decir en honor a la verdad que a continuación este mismo villancico se destapa con una declaración que no por pero grulla deja de ser también honesta, aunque algo ceniza.

Esta noche nace el Niño
Y es “mentira”, que no nace
Esto es una ceremonia
Que todos los años hacen


Luego estaban aquellos que ponían de manifiesto el carácter cainita que siempre nos ha sido propio. Veamos por ejemplo ese que dice.

En la puerta de mi casa
voy a poner un petardo,
"pa" reírme del que venga,
a pedir el aguinaldo.

Pues si voy a dar a todo,
el que pide en noche buena,
yo si que voy a tener,
que pedir de puerta en puerta


Uno se imagina al gamberro de bigote incipiente de toda la vida esperando agazapado con la pólvora preparada a que pasara el barrendero o el butanero a pedir el aguinaldo (costumbre perdida por, para bien o para mal) con el que complementar con algunas migajas su miserable paga. Y para colmo en el segundo cuarteto se justifica con unos versos que firmaría el mismísimo Ebenezer Scrooge. ¡Bien por el espíritu navideño!



Aunque en este aspecto la palma se la lleva el célebre villancico “Hacia Belén va una burra”. Y por eso vamos a reproducirlo entero.

Hacia Belén va una burra, rin, rin,
yo me remendaba yo me remendé
yo me eché un remiendo yo me lo quité,
cargada de chocolate;

Lleva en su chocolatera rin, rin
yo me remendaba yo me remendé
yo me eché un remiendo yo me lo quité,
su molinillo y su anafre.

María, María, ven a acá corriendo,
que el chocolatillo se lo están comiendo.

En el portal de Belén rin, rin
yo me remendaba yo me remendé
Yo me eché un remiendo yo me lo quité,
han entrado los ratones;
y al bueno de San José rin, rin,
yo me remendaba yo me remendé
Yo me eché un remiendo yo me lo quité,
le han roído los calzones.

María, María... ven acá corriendo,
que los calzoncillos los están royendo.

En el Portal de Belén rin, rin,
yo me remendaba yo me remendé
yo me eché un remiendo yo me lo quité,
gitanillos han entrado;
y al niño que está en la cuna rin, rin
yo me remendaba yo me remendé
yo me eché un remiendo yo me lo quité,
los pañales le han cambiado.


María, María ven acá volando,
que los pañalillos los están lavando.



Vayamos por partes. Saltándonos el estribillo remendón (la pobreza atávica de la estepa española siempre omnipresente), empezamos con un par de muertos de hambre robándole el chocolate (recuerdo también las parodias sobre el tema en la pandilla del pueblo cuando el ron fue sustituido por el hash) a la de las manos picadas.

Luego viene la eterna rechifla sobre una de las figuras más patéticas de la cristiandad, el bueno de San José cornudo (por más que el adultero sea el mismísimo Espíritu Santo) y apaleado, y encima con los ratones royéndole los gayumbos. Esto es sadismo y no lo del marquesito francés.

Y por último la advertencia a María de que los gitanillos andan enredando en el portal, no vaya a ser que le hayan cambiado al niño por un cochinillo. Tremendo.

En resumen el cancionero navideño nacional huele a meseta helada, postguerra, hambre, picaresca, anís de garrafón, peladillas parte dientes, sabañones y todo ello amenizado con música de zambomba, el instrumento con el nombre, el aspecto y el sonido más ridículo que se haya inventado nunca.



Y para terminar cómo podríamos olvidarnos de las rimas más horrorosamente deprimentes que podía oír un niño en estas fechas. Me refiero naturalmente a

La Noche Buena se viene
la Noche Buena se va
y nosotros nos iremos
y no volveremos más


¡ESO ES! ¡VIVA! ¡ALEGRÍA Y ZAPATETA!. Nada mejor que unos ripios que parecen creados directamente por Kierkegaard el día del entierro de su madre para calentar el ambiente. La versión navideña del no menos carpetovetónico “Rascayú cuando mueras que harás tú”.

En fin aquí terminamos la primera parte del serial navideño dedicado en esta ocasión a los villancicos nacionales, seguidamente iremos con otro tipo de canciones ideadas más allá de la piel de toro aunque con un contenido que yo juzgo como mucho más agradable.




PARTE SEGUNDA: OH, TIDINGS OF COMFORT AND JOY


Como dije antes los primeros villancicos extranjeros que escuché eran traducciones de temas muy conocidos, no sé cuando empecé a entrar en contacto real con los originales, posiblemente a través de películas navideñas para cine y televisión que pasaban todos los años. Pero a este respecto lo primero que recuerdo son los especiales navideños del programa “Polvo de estrellas” de Carlos Pumares.

Sin embargo la revelación definitiva tuvo lugar en un año que no sabría identificar pero que tuvo que ser a finales de los ochenta, durante un concierto de Navidad a cargo de la Orquesta Sinfónica de Tenerife en el Teatro Guimerá. El repertorio lo componían, entre otras canciones, una serie de bellos villancicos tradicionales ingleses como Fantasia on Christmas Carol de Vaughan Williams y otros como “The first Nowell” y mi preferido, “God rest you merry gentleman” (que por cierto escuché por primera vez en la voz de Bing Crosby durante el anteriormente citado programa de radio). Sólo esa parte de la letra que dice To save us all from Satan´s power, when we were gone astray vale por todas las paletadas nacionales anteriormente reseñadas.



Desgraciadamente aquella costumbre local se perdió, o mejor dicho, se transformó cuando las autoridades sacaron el concierto del insigne Teatro y lo trasladaron a la dársena pesquera, donde a partir de entonces el repertorio quedó constituido por preludios e intermedios de zarzuela aderezados con el “Carmina Burana” que es una pieza muy bonita que a todo el mundo gusta.

Yo por mi parte fui ampliando mis conocimientos sobre villancicos ingleses y descubrí otras cosas como el “Hark the Hearld Angels sing” (que algunos recordaran de “Que bello es vivir”), “Deck the Halls”, “Joy to the World“We wish you a merry christmas” y tantas otras que seguro se me escapan, sin olvidar por supuesto el “Hallelujah” de Handel. Incluso hay en los Carols un hueco para el legendario nonsense inglés con la encantadora “The twelve days of Christmas”.



Escuchando estas canciones uno se imagina caminando por en medio de una gigantesca nevada en Stoke on Trent (o alguna otra localidad que en el fondo ninguno queremos conocer personalmente) con prisas para llegar a casa y cenar ganso asado, pudding y cerveza caliente.






Después de los villancicos de origen inglés los que más me gustan son los de Estados Unidos que, aparte de adaptar a su manera y en ocasiones con bastante acierto las canciones de invierno anteriormente mencionadas, también tienen su propio folklore sobre el tema, como no podía ser menos en el país que prácticamente inventó la navidad tal y como la conocemos hoy.

A este respecto con los villancicos norteamericanos no consigo establecer la misma asociación visual que con los ingleses o los españoles. Más bien se me aparecen dos imágenes distintas. Una es la típica estampa -también nevada- de alguna ciudad pequeña del Medio oeste durante los años cincuenta con la familia preparada para cenar un pavo del tamaño de un caballo y el hijo mayor que llega en el último momento desde Corea con permiso especial del Ejercito. Un poco a lo Norman Rockwell.




Con esta imagen asociaría villancicos de tono suave y familiar (no tan solemnes como los británicos) del estilo de los insignes “Jingle Bells”, “White Christmas” y “Little drummer boy” así como los menos conocidos –al menos en nuestro país- “It came upon a midnight clear” “Have yourself a merry little Christmas”, “Ill be home for Chritsmas”, o la chispeante “Sleigh ride” de Leroy Anderson, el mismo autor que compuso “Typewritter”.



Otros villancicos del Nuevo Mundo tienen un aire más urbano y frívolo y me hacen imaginar por el contrario un bar de la gran ciudad atestado de halcones nocturnos sin familia que les espere en casa o una de esas fiestas navideñas de oficina al estilo de “El apartamento”.



A tal categoría un poco más festiva asocio canciones como “Jingle Bell Rock”, “Winter Wonderland”, “Rockin around the Christmas”, “Let it snow”, Santa Claus its coming to town” o “Zat you, Santa Claus”. Aunque mi preferida es “Rudolph the red noose reinder” máximo exponente de cómo los yankees fabrican su propia iconografía cuando la necesitan.



Y esta sería en resumen lo que yo entiendo por la perfecta banda sonora para una Navidad. Lo lógico sería hacer mención a villancicos de otros países pero ¿conocemos alguno? Sí claro, esta “Noche de Paz”, uno de los más famosos del mundo, y también el no tan famoso “O Tannembaumm” pero, entre nosotros, para ser justos con la idea de identificar un país con sus villancicos habría que oirlos en su idioma original y la lengua alemana siempre me ha parecido demasiado abrupta para una canción de navidad, y si no me creen aquí está el inefable Heino para hacernos una demostración de cómo un villancico en alemán puede sonar como el himno de la División Leibstandarte Adolph Hitler.



También están los villancicos de última generación. Aunque en este estilo musical casi siempre se acude a canciones que tienen como mínimo cincuenta años, es inevitable que algunos temas más contemporáneos se hayan colado en la cultura popular y sean considerados ya como clásicos, aunque sea para mal como sucede con el indescriptible “Last Christmas” de Wham o el no menos empalagoso “Do they know it´s Christmas” (el propio Bob Geldof afirma que odia esta canción con toda su alma) o la también demasiado sodada “So this is Christmas” de John Lennon y señora.

Yo por mi parte me seguiré quedando con los de antes, si acaso admitiría primero rarezas como el “Merry Christmas everybody” de Slade o el “Merry Christmas (I don´t want to fight tonight)” de Ramones o incluso “Christmas in the stars” una marcianada –nunca mejor dicho- interpretada por nada menos que C3PO.



Y ya por último me gustaría hacer una pequeña mención al subgénero de las canciones anti navideñas, una tendencia lógica teniendo en cuenta que la Navidad es un acontecimiento detestado por millones de personas. Debe haber bastantes pero yo ahora mismo sólo recuerdo dos, una de ellas fue en su momento (hace muchos años) la canción más blasfema que había oído en mi vida, se trata de “Voca de Dios” (sí, con V) del grupo catalán “Decibelios”



En el mismo sentido tenemos esta canción compuesta e interpretada por Eric Idle que refleja perfectamente el sentimiento que muchos tienen por estas fiestas. El mismo sentido sí pero quizás con algo más de elegancia que en el caso anterior (en cuanto a la forma que no en cuanto al fondo que es igualmente obsceno), algo comprensible si comparamos a un señor educado en Cambridge con cinco gárrulos criados en el Prat. No voy a decir que sea un colofón digno después de mencionar tantas canciones hermosas, pero sí bastante adecuado.

8 Comments:

Blogger Slim said...

Que entrada mas navideña, con lo que me gusta a mi la navidad!!

te has dejado una modalidad de villancico, los picarones, como este:

El estribillo la marimorena, la estrofa como sigue:

"san jose era carpintero
trabajaba la viruta
y todo lo que ganaba
se lo gastaba en..."

ande, ande, ande...jajaja

que sepas que el villancico del reno rodolfo tiene una version en español que fue mi preferido en la infancia, y de hecho aun participé con el en un concurso de villancicos no hace mucho tiempo. (el concurso era en familia, que mi voz no da para mucho más).la version decia:

"rodolfo era un reno
que tenia la nariz
roja como la grana
y de un brillo singular"

y sigue, pero no te quiero aburrir. solo decirte que al final TODOS QUERIAMOS SER RODOLFO!!

para acabar dos clasicos que me encantan: adeste fideles y el tamborilero (que siempre me hace llorar).

9:25 AM  
Blogger SisterBoy said...

Gasp no conocía yo ese villáncico de la viruta, habrá que añadirlo a las canciones navideñas blasfemas.

Naturalmente pensé en el Adeste Fideles cuando pensé en esta lista pero el hecho de que esté cantado en latín (aunque tenga su versión española como la canción del reno de la nariz roja y tantas otras)me hizo descartarla.

El tamborilero es precisamente la versión española de Little drummer boy, y la verdad es que reconozco que la versión de Raphael me parece mucho mejor que la de Crosby-Bowie que considero un disparate.

http://www.youtube.com/watch?v=DiXjbI3kRus&feature=fvst

12:10 PM  
Blogger El Impenitente said...

Maestro, una vez más (y van muchas) ha estado usted cumbre. Me has hecho pasar un rato fabuloso. Me he escuchado todas las canciones salvo las antinavideñas (no quería romper este estado de felicidad). No sabía que The Rat Pack tuviese un disco navideño aunque tampoco me resulta sorprendente. Muy agradable el Flash Mob del "Hallelujah" de Haendel. Y, bueno, todos. Me lo he pasado realmente bien.

Y respecto a comparar con villancicos de otros países nosotros no somos especialmente un país de músicos y eso se nota también en los villancicos.

Aunque la grada del Villamarín el día del 12-1 a Malta cantando "Ande la marimorena" me resulta más emocionante de recordar que la orquesta y coros de la Filarmónica de Viena tocando "Noche de paz".

12:17 PM  
Blogger El Impenitente said...

Otro villancico picaruelo, que se me ha olvidado:

Ya vienen los Reyes
por los callejones
y vienen de barro
hasta los...

pampanitas verdes
hojas de limón,
la Virgen María
madre del Señor.

12:22 PM  
Blogger SisterBoy said...

Jojojo pues sí que me estoy enterando de coplas cachondas navideñas, ya te digo que el único que conocía yo (prescindiendo de las parodías que hacíamos los niños en el colegio)era ese de:

María maría ven acá corriendo
que el chocolatillo se lo están fumando.

¡Ah el 12 a 1 a Malta! ¿No es acaso un cuento de Navidad español?. Los yankees seguro que hubieran hecho una película (o al menos un telefilme)

12:50 PM  
Blogger JRB said...

Dirás lo que quieras, pero uno no conoce el verdadero lado salvaje y trash de la Navidad hasta que no se cría en un hogar con vinilos de Raphael cantando "El camino que lleva a Belén, ropopompón".

Me alegra que hayas recuperado el villancico de "La Oveja Naranja" y lo de C3PO no tiene nombre.
A mí me gustan todos esos villancicos americanos tipo Bing Crosby o la modalidad moderna en boca de Harry Connick Jr.
Y me gusta "Last Christmas" y su inenarrable video con George Michael y su inenarrable pelucón rubio de aquella época.
Y me gusta mucho el single navideño de Coldplay de este año, "Christmas Lights", que con suerte de aquí a unas navidades nos encontramos con que perdura en la memoria y todo.

2:43 PM  
Blogger SisterBoy said...

¿Pelucón rubio? ¡Yo pensé que era un gorro de astracán con mechas!

Bah! Chris Martin es un christmas wanabee, ya intentó hace unos años resucitar el Do they know its Christmas? hace algunos años y no consiguió nada.

Además ahora tiene muchos problemas después de que su esposa se haya transformado por arte de birlibirloque en Jane Fonda

http://i155.photobucket.com/albums/s295/Sisterboy/paltrows.jpg

3:12 PM  
Blogger Slim said...

aaag quien es esa que se ha comido a Gwyneth?

4:44 AM  

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