VEINTE AÑOS NO ES NADA.
Tercera entrega (si exceptuamos la intervención de Jesse Y
Celine en la fascinante aunque desconocida “Waking Life” dirigida también por
Richard Linklater) de una serie de filmes que constituyen un experimento
cinematográfico que sólo encuentro comparable con el que llevo a cabo Francois
Truffaut y su alter ego Atoine Doinel a lo largo de veinte años. No se trata
pues de una saga de películas al estilo de las de súper héroes o de una
narración sobre el reencuentro de unos personajes al cabo de los años sino más bien de una deliberado análisis de
las circunstancias por las que atraviesa un hombre y una mujer de vida
corriente a lo largo de periodos de tiempo espaciados por aproximadamente una
década.
El segundo episodio de la historia de estos dos personajes
–el que tenía lugar en Paris nueve años después del primer encuentro en Viena-
terminaba con la incógnita de si los dos amantes ocasionales proseguirían con
sus vidas por separado o decidirían en esta ocasión seguir juntos. Dicha
incógnita se desvela en esta tercera entrega cuando vemos que Jesse y Celine
han mantenido en este nuevo lapso de tiempo una relación que incluye el haber
sido padres de dos niñas. Así pues el principal desafío de “Antes del
anochecer” reside precisamente en contar, con los mismos protagonistas, una
historia diferente a los encuentros puntuales que se narraban en las dos
primeras películas (una situación mucho más agradecida a la hora de desarrollar
el argumento) y optar en esta ocasión por un análisis de la vida en común de
los dos personajes, aunque contando de nuevo con el marco geográfico extraño
que contribuye asimismo a dinamizar la
acción y que esta vez se corresponde con una ciudad del sur de Grecia donde la
pareja está pasando el verano.
Otra novedad con respecto a las dos películas previas (que
tenían un devenir uniforme a lo largo del breve tiempo y del reducido espacio
en la que tenían lugar) es que en esta tercera todo el argumento parece girar
en torno a una escena que ocupa el centro y la conclusión del metraje, todo lo
que ocurre hasta que llega ese momento parece pensado para encajar en el
diálogo que tiene lugar entonces.
Lo malo es que la preparación del mencionado clímax de la
película esta dominada por una serie de prolongadas escenas que incluyen un
viaje en coche, un fracasado intento de emular las celebres escenas corales de
Eric Rhomer (¿A qué parece fácil plantar la cámara delante de un grupo de gente
hablando? Pues no lo es) durante el cuál pensé seriamente en abandonar la serie
(también algo desanimado por el hecho de tener que ver la película doblada todo
sea dicho), y un paseo a pie que al menos permite contemplar algo de la
ensoñadora geografía de Kardamili Messina donde tiene lugar el rodaje. Pero
estas malas sensaciones se disipan cuando la película se sitúa exactamente
donde quería su realizador, con los dos personajes encerrados en una
habituación de hotel y repasando las circunstancias de su historia en común y
los desafíos a los que se enfrentan en
el presente (Jesse quiere volver a Estados Unidos para estar más cerca de un
hijo fruto de un anterior matrimonio y Celine quiere permanecer en París), un
ejercicio que por lo general suele venir cargado de toda clase de amargos
reproches mutuos. Es esta escena con sus vibrantes y agudos diálogos (escritos
a tres manos por el director de la película y por los dos actores
protagonistas) lo mejor de un filme que quizás no resulte tan mítico como el
primero, ni tan encantadoramente esperanzador como el segundo, pero que sin
duda era inevitable abordar de la manera en la que se ha hecho si se quería ser
fiel a la lógica evolución a la que se ven abocados los personajes.
He leído que estamos ante el cierre de una trilogía pero si
tal cosa no sucediese, y dentro de otros diez años volviéramos a tener una
nueva entrega de la historia de Jesse y Celine, yo también pienso estar allí
pues personalmente no puedo evitar sentir cierta clase de ligazón con unos
personajes que tienen más o menos mi edad y con los que tengo la sensación de
haber ido creciendo en paralelo.
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12 Comments:
Al igual hay ESPOILERS,
En casi todo de acuerdo contigo. Salvo en la escena inicial. Yo sí creo que sea necesaria. Nos sitúa a los personajes en su momento actual. Antes de sus largos paseos y conversaciones, como en las anteriores entregas, hay una escena previa. En Antes del amanecer se da su primer encuentro en un tren, y en antes del atardecer, el reencuentro pretendido por él y buscado por ella en la librería donde él ofrece la presentación de su novela. Luego viene el nudo central en todas, los paseos, las conversaciones, el climax... El meollo que nos interesa, el que nos hace vibrar y amar estas películas.
Es cierto que resulta difícil rodar una escena semejante, y he leído por ahí constantes alusiones a Rohmer, también hay quien dice que es una mezcla entre Rohmer, Allen y Bergman... bueno, ¿Acaso allen no mama del cinesta sueco? Todos tenemos nuestros referentes... otra cosa es que salga mejor o peor. A mí me pareció bien mantener a las gemelas en un segundo plano, aunque muy presentes durante los diálogos de la apreja, normal, siendo estos padres, los hijos forman parte principal de su vida y sus preocupaciones. Como introduce las casi imperceptibles fricciones que desencadenarán que salga a flote la erosión que provoca en toda pareja la vida en común y al tiempo, nos muestra que todavía mantienen esa complicidad que existe entre las parejas bien entendidas. "Las ruinas estaban cerradas.." Quien que no tenga hijos no ha pasado por ahí. (y me hizo sonreir)
Si alguna escena me sobra es la comida en la casa griega de los Tarradellas (niños!!! a por los tomates y demás productos de la huerta para preparar la pizzaaaa!!!) Y de las múltpiles aportaciones a la conversación sobre el maravilloso mudo del sexo, perdón, digo, del amor y la pareja... Con la que me quedo es con la de la viuda, amiga del anfitrión. Debo reconocer que ahí alguna lagrimilla resbaló por mi mejilla. Imagino, reflexionando, por lo dura realidad que es aceptar que terminamos por olvidar o saber prescindir de lo que ya no tenemos con nosotros, y que tampoco somos gran cosa, que andamos de paso y cuando ya no estamos, pues eso, como la puesta de sol. Se fue. Y ya no está.
Lo mejor, la escena en la habitación del hotel. Y supongo que mi inevitable sentimiento reflejado en lo que sucede y como va transcurriendo.
Lo peor, en mi opinión, ese final. Me dejó como si tras una buena comida me sirven un café aguado. Ella siguiéndole el juego a él. Dejándole ganar de nuevo la partida en pro al beneficio de la empresa en común...
Yo creo que más que un momento de inflexión en la vida de Jesse y Celine (como lo fueron los dos encuentros anteriores) lo de "Antes del anochecer" es un corte transversal en un momento cualquiera de una ya larga relación, se trata de retratar la cotidaneidad por lo que se me ocurre que tanto los amargos reproches como la posterior reconciliación no son sino la repetición de un ritual al que ambos están ya acostumbrados. Quizás por eso sí creo que efectivamente este debe ser el último episodio de la saga.
Siempre he encontrado más interesante la propuesta y el planteamiento de estas películas que su resolución. Las dos primeras me parecieron bastante rollo y no consigo empatizar un mínimo con los personajes; pero es un logro cinematográfico, aún dándome igual toda la saga leo tu reseña y pienso "¡qué interesante!", "esto tiene que ser forzosamente bueno".
Pues a completar el trío, eso sí, tú que puedes vete a verla en v.o.
Un sirtaki que no es "Zorba el griego" de Teodorakis. Impresionante. Pensaba que no había otro.
Por cierto, según la wikipedia el sirtaki se lo inventó Anthony Quinn.
http://es.wikipedia.org/wiki/Sirtaki
Ya, y Al Pacino inventó el tango
Por cierto, ¿puede ser que Anthony Quinn sea el actor que más personajes de distintas nacionalidades haya interpretado?
A ver,
Indio nativo
Mexicano
Griego
Rumano
Italiano
Español...
¿alguno más?
Portugués en "El mundo en sus manos".
Judio en Barrabas
No te he comentado hasta ahora pues pensaba ir a ver la peli y después leerte, pero visto que pasan los días y mis no-obligaciones veraniegas me impiden ir al cine tendré que dejar la crítica para más adelante. Eso si, sigo teniendo ganas de ver un film con cuyos personajes me pasa como a ti, que parece que son amigos de toda la vida. Vivan Jesse, Céline, y el Interrail!!
Sabes que aunque la veas dentro de siete años tu comentario será oportunamente leído y comentado, dichosos aquellos para los que la vida es algo que te sucede mientras haces planes para ir al cine.
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