Monday, April 28, 2014

MIND FUCKED!



Cuando hace ya ocho años empecé con este blog me prometí a mí mismo que al menos intentaría actualizarlo dos veces por semana, eran otros tiempos que ya para bien o para mal están en vías de extinción total, de la doble actualización semanal se pasó a una cada siete días y luego se ha pasado a un ritmo cada vez menos intenso hasta llegar al  momento presente en el que, al margen del serial sobre “Twilight Zone” ya muy próximo a terminar y algún obituario dedicado al alguien que se lo merezca, las novedades del blog se reducen a comentar algún estreno cinematográfico aunque en ese aspecto también la cosa anda floja, sobre todo desde que decidí pasarme al radicalismo más extremo en lo que se refiere a ver películas dobladas lo cual, viviendo donde vivo en un lugar al margen del circuito de exhibición comercial de cine en versión original, me obliga a dilatar los comentarios sobre películas de actualidad hasta el momento en el que la filmoteca local se decida a exhibirlos o a cuando estén disponibles en el mercado secundario. Así pues esta es la explicación al silencio primaveral del blog que hoy rompemos para hablar de dos de esas películas. Pero no se apuren, esto aunque en estado vegetativo sigue teniendo vida y el día que me decida a tirara la toalla lo haré de forma explícita pues no hay nada más triste que un blog que fenezca por abandono. En fin, vamos al tajo.

1. LA ROCA Y LA CHARCA 


La acción de esta película francesa tiene lugar en su totalidad en la orilla y en el bosque que circunda un idílico lago utilizado como zona de descanso y de “cruising” para homosexuales. Hasta aquí llega Franck, un veraneante con pocas pretensiones más allá precisamente de nadar, tomar el sol, y tener relaciones esporádicas con los desconocidos que frecuentan el lugar.

Durante buena parte de la película el tono y la puesta en escena  del argumento recuerdan a uno de esos cuentos de verano dirigidos por Eric Rohmer en su mejor época, en los que la disección de un grupo de seres individuos corrientes, capturados en un tiempo y en un espacio determinados, sirve como análisis extrapolado de las relaciones humanas. Aunque en este caso que nos ocupa contamos con el añadido  de una derivación homosexual que incluye escenas de sexo explícito y en ocasiones incluso no simulado que sin embargo (y de la misma manera que ocurría con la también francesa y reciente “La vida de Adele” aunque, aparte de este hecho, no veo más coincidencias entre ambas películas por más que otras personas sí parecen haberlas encontrado) no constituyen un cuerpo extraño al desarrollo de la trama sino que posteriormente se revelan imprescindibles para dicho desarrollo.

Hacia la mitad del metraje un inesperado acontecimiento, y sobre todo la ilógica reacción del protagonista de esta historia a dicho acontecimiento, disparan la película fuera del ámbito de la narración costumbrista y la introducen de lleno en el de la metáfora convirtiendo así el lago y sus alrededores no ya en el minimalista escenario de una pequeña historia estival, sino en un territorio artificial en el que tiene lugar una reflexión de carácter filosófico en la que Franck se vera confrontado por una parte con Henri, un “outsider” asexual y asexuado que se sitúa física y mentalmente alejado del resto de veraneantes y ofrece a Franck una amistad de carácter espiritual, y por otra con Michel, un individuo que rezuma agresividad y sex appeal y representa el aspecto más físico y visceral de una relación sentimental.






Interesante película de un director francés inédito en nuestro país siempre y cuando se decida prescindir de cualquier pretensión lógica que pretenda ligar la acción al thriller o al relato ortodoxo y se acepte su carácter simbólico.

 

2. EL BESO DE LA MUJER ARAÑA 





Ninguna de las dos películas que hasta el pasado fin de semana había visto de Dennis Villenueve (la imposible “Incendies” y la poco interesante “Prisioneros”) me había estimulado a seguir de cerca su carrera, de hecho hasta que no termine de ver la que nos ocupa hoy desconocía que fuera el director francés el que la había dirigido.

Tras ver “Enemy” hay que otorgar al menos el beneficio de la duda para un realizador que ha ofrecido un filme mucho más interesante y con muchos más elementos de discusión y reflexión que las dos anteriormente comentadas juntas.

Al contrario que en el filme comentado anteriormente el carácter extraño y heterodoxo (en la forma y el contenido) de “Enemy” se manifiesta ya desde el comienzo de la historia como un filme de fuerte carácter alegórico centrado en un principio en el mito del “doppelgänger” pero con una derivación mucho menos manifiesta y que personalmente no me avergüenza confesar que me tuvo que se explicada a posteriori. Posiblemente la película que hay que ver esta temporada (hablando siempre del circuito al margen del cine más comercial) y de la que es conveniente hablar lo menos posible. No garantizo que vaya a gustarles pero al menos pasaran un rato interesante devanándose los sesos con éxito o no y también disfrutaran de los cinco segundos más aterradores de los últimos años.