Monday, October 31, 2011

Smashing Pumkins

En lugar de la prometida entrada de Halloween de El Abecedario del Crimen me gustaría proponer otra cosa mucho más fácil de componer. Al contrario que con otra fiesta casi tan popular como esta (de la que el mundo empezará a ocuparse el día 2 de noviembre aproximadamente), no abundan los cuentos de Halloween. No me refiero por supuesto a historias de terror, que las hay en una variedad inabarcable, sino historias que traten precisamente sobre esta fiesta. Hace algunos años mientras hacía zapping me encontré por casualidad con un bonito cuento animado que sí que trataba sobre este tema. Eran los tiempos anteriores a Internet, así que hasta que llegó el último gran avance en la comunicación humana había perdido la esperanza de volver a tropezarme con dicho cuento, pero en cuanto pude contar con el gran oráculo de Google no tarde mucho tiempo en averiguar todo lo necesario sobre "El árbol de Halloween".

Pude entonces no sólo saber que aquella aminación estaba basada en un cuento de Ray Bradbury, sino que además pude encontrar dicho cuento desmenuzado y subtitulado en el youtube. Así que no queda más que decirles que poniendo el título en cuestión en el buscador de ese programa podrán dar con él, y para los que ni siquiera quiern molestarse en hacer eso, aquí les pongo en bandeja los vídeos. Feliz día de muertos.













Thursday, October 27, 2011

Sesion doble (una vez más)

Un par de películas más antes de un nuevo capítulo del Abecedario del Crimen que espero coincida con la noche de difuntos.


1. La ciudad y los perros



He aquí algo que podríamos definir como un “drama financiero”, subgénero al que pertenecen filmes como “Wall Street” o “Boiler room” (llamada en España “El informador”) por nombrar los dos únicos títulos que me vienen ahora a la memoria. Es este un tipo de película con un desarrollo curioso dado que la mayor parte de las personas que acuden a verlas (incluyéndome a mí desde luego) se caracterizan por un casi total desconocimiento de los complicados tecnicismos que desgranan sus protagonistas. De hecho es fácil observar, como casi siempre que ocurre esto, los guionistas deslizan algún personaje cuya ignorancia representa la del espectador y al que se le encarga que pronuncie frases como “explícame esto de forma más sencilla, sabes que no entiendo de números” o “cuéntame lo que pase y exprésate como si estuvieras hablando con un niño”.

Quizás son detalles como este los que hacen que esta clase de películas resulte una visión tan agradable al espectador (hablo de la forma, no del tenebroso fondo), se trata por lo general de historias bien rodadas, con un ritmo y una duración adecuados, con un –como hemos visto- especial cuidado en que el espectador no se pierda en vericuetos lingüísticos para especialistas y generalmente bien interpretadas y sin sobreactuaciones (aquí hasta Jeremy Irons está bien que ya es decir mucho, aunque me quedo con el trabajo de Kevin Spacey). Además esta película resulta de plena actualidad ya que se trata de una dramatización sobre un acontecimiento real, el día en el que comenzó a venirse abajo la monstruosa tramoya financiera en la que estaba asentado nuestro ingenuo mundo. De hecho algunos aspectos de dicha dramatización podrían ser considerados como uno de los puntos débiles de “Margin Call”, me refiero a que la película está salpicada de numerosos subrayados en forma de momentos climáticos, declaraciones solemnes y en resumen todo suerte de recursos estilísticos que en cualquier otra producción podrían resultar afectados y redundantes pero que en este tipo de historias son casi una marca de fábrica. Además resulta inevitable echar mano de todos los trucos del oficio cinematográfico para conseguir mantener el interés en un argumento en el que resulta fácil perderse. De todos modos si alguien quiere un análisis más riguroso de lo ocurrido con la última crisis financiera puede echar un vistazo al documental “Inside job”.

2. This planet earth




Oí hablar de esta película por primera vez en el blog de Absence en el que se hacía un repaso a los títulos exhibidas en el festival de Sitges, hay que decir que el señor Ausente no mostró mucho entusiasmo por este filme aunque desde luego él mismo manifiesta su poco apego al género al que pertenece “Otra tierra”.

¿Y qué género es ese? Pues el cine “Indie”, o lo que es lo mismo “gente con gorros de lana caminando bajo un cielo umbrío”. Bueno es broma, no tengo nada contra este tipo de películas con tal de que sean buenas, aunque hay que reconocer que las que conocemos como películas independientes no son otra cosa que tratamientos más personales y menos afectados por la parafernalia de Hollywood de los temas de toda la vida. El de “Otra tierra” trata sobre la culpa y la redención, algo que ha dado lugar a toneladas de celuloide. Pero en este caso un argumento tan clásico está además trufado con una variante muy llamativa: la historia de cómo la protagonista de la película trata de conseguir el perdón de un hombre al que ha causado un daño indescriptible se entremezcla con un argumento próximo a la ciencia ficción en el que se narra el descubrimiento de un planeta idéntico a la tierra. No es la primera vez desde luego que se usa la ciencia ficción como metáfora para analizar aspectos más aparentemente profundos de la naturaleza humana, aunque la diferencia es que en este caso resulta bastante complicado (aunque tampoco es que le haya puesto mucho interés) adivinar de qué manera se emplea dicha forma metafórica en esta historia.

De todos modos al menos quedan un puñado de imágenes poderosas (como la que ilustra este comentario) y también un drama bastante solvente en el que destaca la interpretación de William Maphotter, el inolvidable Ethan de nuestra serie favorita.





Pero si lo que quieren es un auténtico ejercicio de armonía entre drama y ciencia ficción mejor véanse una de Tarkovski

Sunday, October 23, 2011

Okerbideak ezpaitaki mintzaerarik, berdin tratatzen baitu erdalduna eta euskalduna.



En este blog hemos hablado varias veces del terrorismo de ETA. Una de ellas fue el nueve de enero de 2007, poco después de que el atentado de la T4 pusiera fin a la tregua de 2006. Fue ese el momento que aproveché para analizar la relación entre la historia de la banda y mi propia biografía, así como a comentar las que, a mi entender igualmente, habían sido las características de aquél proceso negociador. Repasando aquella entrada encuentro que lo escrito en los cinco primeros párrafos de la misma sería de perfecta aplicación al momento que estamos viviendo.

Yo personalmente había gastado ya todas mis esperanzas en aquella tregua de hace cinco años por eso no me había sentido demasiado interesado por el creciente rumor de que el fin estaba cerca, ni tampoco por esa Conferencia de Paz que, a base de invitar a algunas personalidades con cierta experiencia en la resolución de conflictos (esos de los que González Pons dijo que no tenían ni puñetera idea de lo que pasaba en el País Vasco, algo con lo que podría estar de acuerdo para añadir acto seguido que el mismo González Pons posiblemente tampoco la tiene), trataba de dar cierto prestigio internacional al proceso. Posiblemente el anuncio del 20 de Octubre me hubiera causado el mismo efecto (¿Qué diferencia podía haber entre la “tregua indefinida” del 2006 y el “cese definitivo” de 2011?) de no ser por el apabullante tono de acontecimiento histórico con lo que todas las instituciones del país sin excepción (desde la Corona hasta Pep Guardiola) han dotado a dicho anuncio. Un ruido mediático al que desde luego ya no se puede quedar uno indiferente.

En primer lugar me sigue asombrando el irrefrenable optimismo con el que una vez más ha sido acogida esta declaración, es posible que haya fundamentos para ello (fundamentos que en el caso de que existan, y como suele ser habitual, no están al alcance del conocimiento público), pero ¿de verdad a nadie se le ocurre que es demasiado pronto para dar por muerta a la bicha? ¿nadie siente un cierto desasosiego cuando escucha a tantas personalidades declarar con esa alegría cosas como “mis hijos no conocerán lo que es convivir con atentados” o “ya nadie tendrá que mirar debajo del coche antes de ir a trabajar”? ¿de verdad resistiría este país una nueva decepción después de tanto jolgorio y zapateta zapaterista?

Sin embargo vamos a admitir que sí, que esta vez estamos ante el principio del fin y que el cese definitivo al que alude el comunicado es exactamente eso. Pero como digo esto no sería más que el principio, y teniendo en cuenta el largo y polvoriento camino que queda por recorrer tampoco hay que echar tanto las campanas al vuelo. No entro ya en cuestiones menores como la exigencia de que la banda declara de forma oficial y pública su disolución, de hecho en estos dos años sin tiros, atentados, extorsiones o secuestros hemos vivido bastante bien, no veo problemas en que dicha disolución siga siendo tácita en lugar de explícita. En cuanto a la entrega de las armas, en lo que a mí respecta pueden dejar enterradas donde quieran que las tengan las cuatro mierdas que le deben quedar, tampoco me parece relevante. Y por lo que se refiere a pedir perdón…bueno yo es que nunca he sido partidario del perdón, ni de pedirlo ni de exigirlo, si yo fuera una víctima directa o indirecta de un atentado que alguien me pidiera perdón me parecería un insulto y como persona no afectada directamente me parece una exigencia poco práctica y además innecesaria.

Pero repito que todo esto son cuestiones menores, aquí hay varios problemas que son los que van a suscitar los mayores quebraderos de cabeza de este proceso. En primer lugar está el tema de los presos, una cuestión muy peliaguda.

Descartada una amnistía general (la Constitución prohíbe expresamente el “indulto general” que viene a ser más o menos lo mismo, de hecho es posible que en el tenebroso proceso de elaboración de la Carta Magna se incluyera esa cláusula precisamente para evitar esa cuestión en un proceso como el que nos encontramos) lo que queda es un procedimiento bastante complicada. Admitida la separación de poderes que más o menos rige en nuestra democracia me resulta complicado pensar en alguna clase de directriz dirigida a facilitar la libertad condicional a según qué presos, supongo que en los casos de etarras sin delitos de sangre no habría tanto problema pero aquellos otros con elevadas condenas serían harina de otro costal ¿cómo justificar medidas de gracia a hombres condenados por delitos tan graves como los de Hipercor o las voladuras de casas cuartel? Recordemos además que existe la doctrina Parrot que establece que la reducción de pena no se aplica sobre el máximo de 30 años que establece la ley, sino sobre cada una de las condenas consideradas de forma individual, una forma de cadena perpetua encubierta que el poder judicial se sacó de la manga precisamente para evitar que el tal Parrot saliera a la calle con el mismo desparpajo con el que lo hizo el horrible De Juana Chaos.




Y eso sólo hablando de los presos que ya han sido juzgados y condenados, todavía falta hablar de los que están en espera de juicio o que incluso aun no están en manos de la justicia, es improbable pensar que estos hombres y mujeres no será enjuiciados como si el proceso de paz no hubiera sido puesto en marcha. Así pues y salvo que el gobierno próximo se entrega a una poco probable lujuria de indultos individuales a cada Consejo de Ministros me resulta muy complicado adivinar cómo se irá resolviendo esta cuestión.




La otra gran cuestión es la de la política. La ilegalización de Herri Batasuna pudo en su día haber sido contemplada con algo de inquietud por aquellos que lo consideraron una clara violación del espíritu de la libertad ideológica consagrada por la Constitución, pero qué duda cabe que ha contribuido a la derrota de la banda tanto o más que cualquiera de las espectaculares actuaciones policiales que hemos presenciado. A medida que aumentaba la sensación de que la lucha armada (kale borroka incluida) estaba llegando a un callejón sin salida, el hecho de carecer igualmente de una voz política y legalizada estaba dejando al mundo abertzale completamente fuera de cualquier clase de influencia en la sociedad vasca. Desde que se produjo esa convicción, el tema de la vuelta al escenario público de la izquierda radical se convirtió en una cuestión igual de importante o incluso más importante que el eterno tema de la liberación de los presos. Desde que aquella ilegalización se produjo, todos los intentos por volver a los parlamentos, diputaciones y casas consistoriales habían sido torpedeados por la justicia. Incluso el hecho de que la última de estas formaciones (Bildu) fuera finalmente avalada por el Tribunal Constitucional se interpretó como parte de un pacto previo que tuvo como contrapartida la declaración del 20 de Octubre. En tiempos no muy lejanos se producirá igualmente un pronunciamiento de dicho Tribunal con respecto a Sortu, pronunciamiento que, de inclinarse asimismo por la legalización, podría ser igualmente interpretado como otra contrapartida de ese hipotético pacto (te legalizo la mitad ahora y la otra mitad después). Como todavía mantengo la ilusión de que el más alto tribunal del país es una institución independiente de cualquier influencia política, no me queda más remedio que deducir que la legalización de Sortu sería una buena noticia y que el efecto de su no legalización dejaría al menos a Bildu en el espectro político. Además qué diablos ¿de verdad alguien es capaz de establecer diferencias entre una y otra formación?



El último asunto peliagudo sería el que hace referencia a las víctimas y sus familiares. Este colectivo ha experimentado una curiosa evolución en lo que se refiere a su papel en la sociedad, del ninguneo más extremo (una actitud que ni siquiera podía considerarse algo premeditado) a adoptar una forma de organización que incluso puede influenciar políticamente el desarrollo tanto de este proceso de paz, como de la próxima campaña electoral. Las victimas del terrorismo (hablando siempre en relación a los términos en los que suelen expresarse sus representantes oficiales) siempre han visto con recelo cualquier tipo de negociación, tregua o declaración de intenciones pacíficas de la banda. Es posible que esta actitud responda a una legítima desconfianza (que yo mismo comparto como he dicho) ante un proceso tantas veces fracasado pero puede ser también que estemos ante un proceso más difícil de entender.

Cuando has tenido que enterrar a un hijo cortado en cuatro pedazos o cuando necesitas cada día tres cuartos de hora para conseguir usar el servicio es difícil ser un adalid de la paz. La muerte violenta y la mutilación son traumas duros de aceptar, todo el que ha pasado por ello necesita tener la certeza de que su ordalía tiene algún sentido, que ha servido para algo. Las víctimas del terrorismo jamás aceptaran (yo desde luego no lo haría) una salida al conflicto que no incluya todos los puntos anteriormente mencionados (el anuncio de la disolución, la entrega de las armas, la petición de perdón) y que omita específicamente cualquier medida de gracia colectiva o individual para presos condenados por asesinato. Es justo y legítimo que su actitud sea esa y nadie puede reprocharles lo contario pero mucho me temo que su próximo papel en esta historia será el de incomodo obstáculo para la resolución definitiva. Por mucho que estemos ante una derrota total de la banda no es posible que esto termine sin algún tipo de contrapartida penitenciaria. Es algo que hemos podido comprobar en muchos otros procesos de paz, hemos visto hace poco como casi un millar de presos palestinos (muchos de ellos terroristas con sangre en las manos) eran liberados en una negociación pública y notoria entre Hamas e Israel (un estado muy poco sospechoso de ser “blando” con el terrorismo). Hace también poco tiempo vimos como en Irlanda del Norte criminales que habían cometido actos terribles fueron liberados como parte de los acuerdos de paz. Por mucho que cueste creerlo el individuo protagonista del siguiente vídeo tan solo pasó doce años en la cárcel.



En resumen es posible que las víctimas tiendan a sentirse cada vez más insatisfechas a medida que el proceso avance porque en todo proceso paz de paz negociado tienen que ser inevitablemente dejadas al margen




Es posible que tras la impresionante declaración del día 20 (o mejor dicho tras la impresionante reacción a dichas declaraciones) el asunto se paralice hasta que se forme el nuevo gobierno. No creo que el hecho de que posiblemente sea el Partido Popular el que forme dicho gobierno constituya un obstáculo para la negociación, sobre todo porque estoy convencido de que las condiciones de dicha negociación han sido previamente pactadas también con el Partido Popular. Por de pronto Mariano Rajoy ha hecho una declaración muy mesurada a este respecto, así como el resto de su equipo sin que haya habido más notas discordantes que las de los zombies Aznar y Mayor Oreja. La caverna mediática ha reaccionado también con virulencia, bien por legítima ideología bélica, bien por temor a que este asunto pueda hacer que la derrota socialista sea menos aplastante (temor infundado de todos modos, al PSOE no lo salva ni el descubrimiento de El Dorado). En la anterior tregua Rajoy mostró también su apoyo inicial para luego dar un paso atrás influenciado por el ala más derechista de su partido y por el susodicho entorno mediático. Sin embargo el líder de la oposición descubrió que su servilismo al ala más desagradable de la derecha española contribuyó en gran medida a su derrota en las elecciones de 2008, y es de esperar que en esta ocasión se deje guiar por el sentido común.

Hasta que llegue el momento de que se concrete en hechos la ya célebre declaración del pasado viernes sólo queda decir que existe una gran posibilidad de que la guerra (porque esto ha sido una guerra por más que muchos se empeñen en decir que no) haya terminado, y que en ese caso dicha guerra la habremos ganado nosotros, por lo que hora sería ya de ir pensando también en destruir nuestras propias armas (ley de partidos políticos, doctrina Parrot y tal) y reducir el conflicto vasco a lo que nunca debió dejar de ser: una simple cuestión de reparto de poder y de bailes regionales. No resulta demasiado alentador pero la idea de encender la radio a las 06.30 de la mañana y no volver a escuchar la noticia de ningún otro atentado será suficiente consuelo. Suponiendo que tal cosa finalmente llegue a suceder.



Monday, October 17, 2011

Sesion doble (otra vez)

1. PERDIDA Y RECUPERACIÓN DEL PELO



No creo que hubiera ido a ver esta película de no haberme convencido una crítica elogiosa de “El País”.

En dicha crítica Javier Ocaña decía que este filme no podía adscribirse al género de la comedia romántica, y tiene razón, aunque tampoco podríamos decir que se trata de un drama romántico. Un drama es por ejemplo “Carta de una desconocida” que es también una película muy triste pero “One day” no es una película triste, es una película deprimente. Algo triste es que se te muera un hermano, algo deprimente es trabajar de 9 a 5 en el Mercadona de Zafra, esa clase de sensación es la que deja esta película.

La estructura de “One day” es la de analizar la relación entre dos ex compañeros de Universidad (interpretados por Anne Hathaway y Jim Sturgess en la variante de chico guapa y chica fea pero pizpireta) a lo largo de 17 años, para ello se escenifica siempre lo que sucede el mismo día (15 de julio). Esta forma de narrar tiene sus ventajas y sus inconvenientes, entre los últimos está el que la transformación física de los actores resulte demasiado artificial, en el caso de la Hathaway no hay problema, tiene el clásico rostro atemporal del que te pueden decir que tiene veinte o cuarenta años sin que tengas problemas para creerlo. Con Jim Sturgess en cambio sí que se tuvo que trabajar duro, cortándole y dejándole crecer el pelo luego y poniéndole y quitándole ojeras, el resultado de todos modos ha sido bastante satisfactorio. La ventaja está en que es un tipo de estructura que en teoría permite una cierta agilidad al subdividir el argumento en segmentos, ninguno de los cuales dura más de diez minutos, pero al final esto no es exactamente así porque la película sí que se resiente de una cierta lentitud y reiteración, sobre todo en su parte final que se alarga de forma, creo yo, innecesaria.

Pero bueno con todo lo peor es, repito, ese tono doliente y lastimero con el que está contada la historia, incluso los momentos en teoría “alegres” en los que se describe la relación están filmados en un tono sombrío y lánguido, los personajes principales no están felices ni juntos ni separados, el mundo está jodido, nadie consigue lo que quiere y la vida es una amarga decepción tras otra hasta que acabas deseando que se muera Mourinho. Más que triste, tristón, como si al salir del Mercadona de Zafra además estuviera lloviendo. No encuentro demasiado atractivo en argumentos de este tipo. Aparte de esto bien la Hathaway (las críticas extranjeras dicen que su acento inglés apesta pero ahí yo ya no entro) y bien el tal Sturgess aunque su único trabajo aquí es estar guapo.

2. EL HOMBRE QUE SIEMPRE ESTUVO ALLÍ



El director Jaume Balagueró inició su carrera con una serie de películas algo toscas pero cada vez más interesantes (“Los sin nombre”, “Darkness” y “Frágiles”, dejemos a un lado “Operación Triunfo” por más que algunos la consideren como la más terrorífica de su carrera), y una primera incursión –televisiva- en el subgénero conocido como “terror inmobiliario”, hablamos de “Para entrar a vivir”.



Acto seguido el realizador español dio en el clavo de lleno, y sin abandonar dicho subgénero, con REC, una gran película de terror por méritos propios y sin duda merecedora de entrar de lleno en la lista de las diez mejores que de este género se han filmado en nuestro país (para ser justos tampoco es que la competencia sea muy dura). De hecho la impresión que dejó este filme fue tan buena que no era muy difícil perdonar que se hiciera una secuela notoriamente inferior en aras de mostrar apoyo a la, que yo sepa, primera saga de cine de terror patrio. Y sí, ya sé que estas dos películas fueron filmadas conjuntamente por Jaume Balagueró y Paco Plaza pero que quieren que les diga, en el caso de estos dúos cinematográficos es inevitable tener la sensación de que uno de los nombres tiene más peso en el resultado final que el otro, y de todos modos si Plaza puede defender la serie en solitario es algo que ya comprobaremos en el próximo estreno de REC 3. De momento el trailer resulta por lo menos sugerente.



El estreno de “Mientras duermes” posiblemente suponga un salto cualitativo en la carrera de Balagueró, que pasa del terror puro a otros géneros con límites y normas menos definidos. Nadie espera de “Darkness” o “REC” un argumento demasiado consistente, son películas hechas para dar miedo y basta. Pero una historia como la de “Mientras duermes” necesita algo más de cuidado y Balagueró demuestra ser mejor mecánico que ingeniero.

En los primeros cincuenta segundos de esta película se revelan sus puntos débiles y sus puntos fuertes, en esos instantes iniciales se presenta al personaje de Cesar (Luis Tosar) con una suerte de monólogo interior que funciona como presentación del protagonista de esta historia, a esta escena le sigue una en la que vemos como el individuo se despierta tras una macabra noche en compañía de una involuntaria compañera de cama (Marta Etura). La mecánica (el cúmulo de inquietantes sensaciones que trasmite el despertar del maníaco) funciona perfectamente, la ingeniería (la torpe auto confesión del individuo) es defectuosa.

Esta opinión se confirma a lo largo del resto del metraje en el que Balaguero describe con maestría las morbosas maniobras de Cesar para destruir la vida de Clara pero fracasa cuando trata de dotar de explicación o al menos de contenido a esa obsesión, para lo cual tiene que acudir no ya al mencionado monólogo sino también a algún otro recurso poco afortunado como los diálogos que el portero establece con su madre impedida. Hay algunas otras cosas que tampoco terminan de funcionar como ocurre con alguno de los personajes secundarios (el novio de Clara pero eso es culpa de Alberto San Juan y la niña vecina cuyo papel simplemente es molesto además de innecesario) y sobre todo un final efectista y poco satisfactorio. A esto hay que añadir que los largos ciento ocho minutos de metraje no le sirven al director para establecer un ritmo adecuado para el desarrollo de la historia.

Pero repito que cuanto menos el buen hacer de Balagueró en la elaboración de escenas compensa un poco el mal sabor de boca, hay una en especial que constituye una pieza maestra de montaje, ritmo y manejo de espacios, y además adornada de un suspense casi insoportable. En resumen parece que al director catalán no le sientan bien las historias que necesitan algo más que fuegos artificiales para salir adelante. A pesar de ello me ha parecido un producto bastante recomendable, excepto para los que tengan fobia a los blatodeos naturalmente.

Tuesday, October 11, 2011

Sesión doble.

En primer lugar decir que el resultado de la encuesta planteada en la entrada anterior es un empate entre las tres propuestas con lo cual queda el voto de calidad de mi menda. Y puestos a elegir, y teniendo la información de que algunas personas se sienten molestas por el fondo negro, he decidido cambiar finalmente a blanco. Eso sí el cambio tendrá lugar a partir del 1 de noviembre, día de difuntos, no encuentro mejor momento para despedir el tono oscuro del blog y que además coincidirá con la última entrada del Abecedario del Crimen. Ahora vamos con el tema del día.

Dos películas en teoría de estreno en nuestro país (lo digo porque la primera de ellas es del año 2010), la primera con algo de spoilers (tampoco muchos pero yo no leería esto si no la hubiese visto), la segunda no. La segunda admite un visionado en la versión doblada si no queda más remedio, la primera bajo ningún concepto debe verse en otra versión que no sea la original. Quizás debiera haber añadido “Somewhere” de Sophia Coppola, otra película del año pasado que se ha estrenado ahora pero sinceramente no sé qué decir de ella. Vamos con el tomate.




Hay una escena emblemática del argumento de esta película que tampoco creo que podamos calificar como de “comedia negra”. Los cuatro leones a los que alude el título se dirigen al martirio mientras escuchan por la radio uno de esos temas de música árabe revolucionaria que suelen ambientar los vídeos de atentados de Al-Quaeda. En un cambio de plano vemos como ahora los terroristas están escuchando con mucho más entusiasmo la animosa “Dancing in the moonlight”.

Que un pastor de cabras afgano se convierta en terrorista es algo que se puede achacar a multitud de factores religiosos y ambientales, pero que individuos de origen islámico, pero educados íntegramente en una sociedad occidental, se conviertan en suicidas es algo mucho más complejo, desde luego esta película ni siquiera intenta explicarlo, se limita a narrar las contradicciones de un grupo de hombres que viviendo en medio de una de las sociedades más avanzadas del mundo elije voluntariamente la barbarie.

No se trata de una película redonda, el comienzo opta por un humor excesivamente grueso y más propio de un programa televisivo de sketches para públicos no demasiado exigentes, muestra de ello es toda la parte en la que Omar y Waj (el payaso listo y el payaso tonto) acuden al campamento para terroristas en Pakistan. El hecho de que algunas anécdotas reales atribuidas a muyhaidines pudieran ser incluidas con justicia entre los gags de la película (como la de ese terrorista que estuvo durante dos horas buscando ropa que no le hiciera parecer gordo en el vídeo que iba a filmar antes de inmolarse) no contradice el hecho de que el tratamiento humorístico sea en ocasiones demasiado grosero.

Sin abandonar nunca el tono sarcástico la película se asienta un poco más en cuanto abandona el simple encadenamiento de chistes y se focaliza en una auténtica trama, esto es el atentado suicida durante la Marathon, momento en el que tiene lugar una grandiosa escena que justifica por sí sola el visionado del filme. En ella se combina el humor, la tragedia y la reflexión y sobre todo queda perfectamente diáfano la increíble estupidez que trae consigo el propio concepto del acto de inmolación con lo que, incluso aunque no fuera esa la intención con la que se hizo la película, “Four lions” resulta un filme de lo más didáctico. De todos modos independientemente de lo buena o mala que sea la película resulta una iniciativa que cuenta con todos mis respetos, ojala más gente siguiera esa senda.







Después del formidable golpe de fortuna que supuso que su corto “Esposados” fuera nominado a los Oscars, Juan Carlos Fresnadillo ha hecho tres películas incluyendo la que hoy nos ocupa, ninguna de ellas es totalmente satisfactoria, aunque a nivel personal sí lo es el hecho de que un paisano ande por el mundo haciendo películas con Clive Owen y gente por el estilo.

En el caso de “Intruders” presiento que nos encontramos ante la clásica producción cinematográfica que surge a partir de una idea argumental –más o menos brillante u original- que funciona como núcleo, se construye toda una historia que gira y se pone al servicio de dicha idea. Bueno, quizás estoy describiendo el proceso de construcción del 90% de las películas comerciales, pero digamos que en algunas este procedimiento se nota más que en otras, y en el filme de Fresnadillo se nota bastante. Efectivamente el espectador se enfrenta a un desfile de imágenes y situaciones poco comprensibles pero al mismo tiempo con la insinuación de que todo encajará cuando llegue el desenlace de la historia, y sí la verdad es que eso es exactamente lo que ocurre al final, el rompecabezas queda perfectamente explicado y de un modo además bastante satisfactorio, incluso brillante.

Desde luego es un final que mejora bastante un producto filmado en ocasiones de manera descuidada, y en el que Fresnadillo sigue confundiendo insinuación con confusión (tal y como le ocurría con la poco recomendable “28 semanas después”). Algunos han objetado el hecho de que muchas de las escenas y situaciones están alegremente fusiladas de otros títulos anteriores, pero es una acusación ridícula en el año veinte después de Tarantino, el hombre que convirtió el plagio en homenaje (por cierto que entre los “homenajes” de la película está incluido uno muy simpático a la histórica “El exorcista”, aunque más que homenaje habría que hablar de parodia).

En fin, la carrera de Fresnadillo prosigue entre títulos correctos pero no demasiado memorables, pero eso sí, que un canario triunfe en el extranjero es siempre motivo de orgullo, sinceramente lo digo.

Thursday, October 06, 2011

Primera y última encuesta



En una reciente entrada en el blog de Vargtimen algunos de sus lectores (y de los míos) se quejaban de que los blogs con fondo negro les jodían la vista, recuerdo que hace bastante tiempo alguien hizo un comentario en ese mismo sentido en mi propio blog, dado que el efecto que quiero causar en la gente no es la ceguera me gustaría hacer un sondeo sobre si les gustaría que cambiara el fondo (me refiero al color no al fondo-fondo tú sabes) del blog por el mismo color blanco que ha colocado en el suyo el susodicho Vargtimen. Las respuestas deberán ser

1. Sí, quiero que cambie el color
2. No, déjalo como está.
3. Me importa una higa

Las urnas se cerraran cuando entre la siguiente actualización. El color está en sus manos.