Esta semana he visto...
MY FUNNY VALENTINE
Los misteriosos caminos de la distribución cinematográfica
en España han hecho que llegue a nuestras pantallas ahora este filme estrenado
en USA en el año 2010.
Antes que nada habría que advertir, sobre todo al espectador
despistado por el título de la película y por el nombre de su protagonista, que
esto no es “The notebook” ni se le parece lo más mínimo. “Blue Valentine” es
una película que huye de la imagen tradicional del drama amoroso y apuesta por
una idea más cínica y práctica de ese sentimiento que tantos ríos de tinta y
metros de celuloide ha hecho correr. La pareja formada por Dean y Cindy busca
en su relación (narrada en dos historias paralelas que recogen respectivamente
el comienzo y la conclusión de su historia juntos) un escape a sus propias
miserias personales fabricando una ficción romántica con fecha de caducidad. El
tono de la película es pues deliberadamente depresivo más que melancólico y por
añadidura ligeramente misógino.
La película es larga y pródiga en escenas redundantes y el
tono pesaroso que domina todo (como decimos más tristón que triste) termina por
cansar un poco, de hecho el interés se mantiene por el trabajo de Ryan Goslin y
Michelle Williams y su innegable carisma en pantalla, juntos y por separado.
Sólo añadir dos cosas más, primero que en esta película
también habría que quedarse a ver los títulos de crédito y segundo que pensaba
que era un estreno que sí podría ver en cine pero la tenebrosa posibilidad de
que escena que sigue pudiera ser doblada (Después de lo que hicieron con “The
Master” ya me lo creo todo) me obligó a volver los callejones de la red.
BROWN SUGAR
Este recientemente oscarizado documental se
adhiere a una cierta tendencia del parte del género en torno al rescate de las
víctimas del Rock and Roll castigadas no ya con el malditismo sino también con
el olvido. Sería el caso de algunos títulos como “The Devil
and Daniel Johnston” o “Anvil: The story of Anvil”.
El problema de “Searching for
Sugar Man” es que no resulta un filme tan modélico como el primero pero sí tan
amateur como el segundo aunque carece de la capacidad de empatía del mismo.
Resulta así paradójico que el mayor potencial de la película sea precisamente
aquello que se nos hurta (de forma deliberada o involuntaria) que no es otra
cosa que el personaje principal de la misma.
En efecto el documental se centra
en describir más bien el sorprendente renacimiento musical que el olvidado músico
de Detroit tuvo en la lejana Sudáfrica así como en narrar el proceso mediante
el cual el hombre misterioso fue encontrado y revelado por fin al mundo. No
obstante la figura del propio Sixto Rodríguez resulta hurtada al espectador
tanto en la descripción de sus comienzos como en el momento en el que por fin
podemos ver su imagen y escuchar sus escasas palabras, tanto es así que, tal y
como se señala en la crítica de la revista “Dirigido”, el espectador ignorante
de la historia auténtica tiene serias dudas de si está viendo un documento real
(tal y como ocurría en “Grizzly man”, lo sé por experiencia).
Lo que queda es una imperfecta
historia que, al igual que en las dos referencias anotadas al principio del comentario,
trata de dar un final feliz o al menos digno a una figura maltratada por la
industria. Quedémonos con eso.
EN EL DESIERTO
“Siete psicópatas” es la segunda película de
Martin McDonagh tras la interesante “In Bruges” y al igual que aquella, una
vuelta de tuerca sobre la clásica ficción de cine negro que la acerca al estilo
de Quentin Tarantino o los hermanos Coen aunque en esta ocasión con una
variante metalingüística más propia de algunos de los celebrados guiones de
Charlie Kauffman.
“Siete psicópatas” es una películas estrenada el año pasado que no ha recibido ninguna nominación al Oscar, puede que no la merezca (el guión es una insensatez y sólo un verdadero psicópata hubiese nominado a Sam Rockwell) pero me he divertido mucho más viéndola que viendo tres o cuatro de las producciones nominadas juntas. Como no es un filme del que se deba hablar mucho a priori mejor que la vean y comprueben por qué.
Hablando de la ceremonia de los Oscar lo cierto es que no la
pude ver en directo (ojala la gripe que me aqueja ahora me hubiese atacado el
pasado fin de semana) y para poder hablar de ella como Dios manda creo que hay
que quedarse levantado esa noche y escribir al día siguiente por la tarde (tal
y como hice yo la última vez que comenté la ceremonia en estas páginas).
A la espera de que Mer y Vargtimen se decidan a salir de su
mutismo y comentar como ellos saben los entresijos textiles de la gala sólo
quiero comentar que me resultó corta y en absoluto tan pesada como en otras
ocasiones, que me gustó la orientación musical de la ceremonia por encima del
predominio habitual de los “gags” y que, en cuanto a las premios, no estoy ni a
favor ni en contra de la decisión final una vez que mis películas preferidas
del año pasado estaban marginadas de las categoría principales, lo único que
verdaderamente me disgustó fue el Oscar a la mejor actriz protagonista, tanto
por la mujer que lo recibió como por aquella que se quedó sin él.
En cuanto a Seth Mcfarlane mencionar en primer lugar que me
sorprendió su extraordinario aspecto físico, absurdamente había pensado que
tenía un semblante parecido al de Peter Griffin. En segundo lugar (y a falta de
obtener una correcta traducción de sus bromas, algo que no sé si llegará a
pasar) me pareció que intervenía poco y bien aunque sobre todo, y por encima
del mencionadísimo número musical de “I saw your boobs”, me gustaría destacar
esta increíble gilipollez con la que no obstante me estuve riendo durante
horas.