Saturday, May 28, 2011

No time like the past




Se habla de “Medianoche en Paris” y se recomiendo no leer si se ha tomado ya la decisión de verla.



Después de firmar su última obra maestra con “Delitos y faltas” en 1989, la carrera de Allen prosiguió con notables altibajos hasta que, ocho años más tarde, presentó lo que podría considerarse como el testimonio final de su vida con “Desmontando a Harry”, una especie de auto análisis de su carrera y su figura como artista y hombre público. Podría haber sido un momento perfecto para retirarse, pero el cineasta tomó la muy respetable decisión de que aquello no le salía de sus amplías narices. Según sus propias palabras seguiría presentando al menos una película al año hasta el día en que se muriera porque no tenía otra cosa mejor que hacer.

Desde entonces las cosas han ido mal y bien, pero asistir al estreno anual de una película de Woody Allen se convirtió en una cita cinéfila casi ineludible. Sin embargo, y a nivel personal, a partir de la nefasta “Vicky Cristina Barcelona”, decidí tomar la decisión de acudir a dicha cita únicamente cuando la opinión general acordara que valía la pena hacerlo. Ese acuerdo no se produjo en el caso de “Si la cosa funciona” o “Conocerás al hombre de tus sueños” pero sí que se ha manifestado en el de la película que nos ocupa hoy.






Y lo cierto es que me uno a la opinión mayoritaria declarando de entrada que “Medianoche en París” es un filme que vale la pena ver. Hay que advertir de entrada que no estamos tampoco ante una recuperación del gran cineasta de los setenta y ochenta, algo que por otro lado no sería justo exigir. La diferencia entre el Allen de 2011 y el de 1985 es la misma que la que hay entre esta película y “La rosa púrpura del Cairo”.

No es una referencia casual pues estos dos títulos tienen muchísimo en común. En ambos se narra la historia de unos seres que llevan vidas insatisfactorias (el hecho de que uno de dichos seres sea una pobre camarera casada con un bestia y el otro un guionista de éxito con una economía desahogada es irrelevante) y que encuentran algún consuelo en un deseo ilusorio que se transforma en realidad de manera sobrenatural. Podría parecer que estos argumentos son una suerte de apología del escapismo pero no creo que esto responda a la verdad, en mi opinión la película no hace sino materializar algunas de las fantasías más comunes del ser humano entre las que se encuentran, como es el caso del argumento de “Medianoche en París”, el poder viajar a épocas del pasado (de las que inevitablemente pensamos que se vivía mejor que en el presente) y conocer a los personajes históricos que vivieron en ellas.

Sin embargo creo que Allen es capaz de desarrollar dicha fantasía sin perder del todo el contacto con la realidad o al menos sin olvidar incluir un contraste, a menudo doloroso, con dicha realidad. En “La rosa púrpura…” a Tom Baxter, el héroe del cine que atraviesa la pantalla, le resulta imposible desenvolverse en el mundo exterior, donde los coches no arrancan simplemente con poner las manos en el volante y donde no hay fundidos en negro cuando los amantes se besan. Y por otro lado Gil Shepherd, el actor que da vida a Baxter, resulta ser un botarate que se comporta de una manera indigna con tal de no perjudicar su carrera. En el fondo la fantasía resulta ser tan decepcionante como la realidad. Del mismo modo en “Medianoche…” Gil Pender viaja a un Paris de ensueño en el que habitan todos sus héroes, sólo para descubrir que a ellos también les hubiera gustado nacer en otra época.





Pero seguimos repitiendo que existen diferencias entre estas dos películas, una es la obra maestra de un director en su mejor época y otra es un agradable filme de un cineasta en sus últimos momentos. El Allen de 1985 hubiera filmado con mucho más brío y/o sentimiento escenas como las de la despedida de Pender y Adriana o la de la renuncia definitiva de Pender a la vida que había llevado antes de su experiencia de viaje al pasado. Sin embargo sí que me ha resultado interesante la que parece se la moraleja del filme: en “La rosa púrpura…” Cecilia, a pesar de su desengañada experiencia, no consigue sustraerse al hechizo de la gran pantalla y al final de la película se queda extasiada contemplando el número “Cheek to cheek” de la película “Sombrero de copa” en una imagen poética pero irremediablemente triste. En “Medianoche…” Gil Pender comprende que la nostalgia por los tiempos no vividos es una experiencia común a todas las generaciones, mientras que Adriana parece satisfecha con su propia regresión, el protagonista de esta historia parece renunciar a perderse en sus fantasías y pasarse la eternidad recorriendo las calles del Paris de los años veinte, pobladas de los fantasmas de sus ídolos personales, y volver para recuperar su vida ya en el presente. En definitiva: no te pases la vida añorando no haber vivido en otros tiempos porque resulta que tus jodidos tiempos son ahora mismo. Una observación que parece dedicado a todos esos comentaristas youtuberos de vídeos de los ochenta que lamentan no haber crecido en la década pegajosa, como si los que la vivimos por mera casualidad nos hubiéramos pasado la juventud dando saltitos en calentadores al ritmo de las canciones de Cyndi Lauper.




Dejando a un lado estas cuestiones añadir que no me resultará posible juzgar otros aspectos del filme hasta que no consiga verlo en versión original (algo que no pude hacer porque no encontré subtítulos en la red), hasta ese momento me basta con apreciar, una vez más, el buen gusto de Allen a la hora de hacer desfilar por la pantalla toda una caterva de bellezones de ambos lados del Atlántico (primeras damas incluidas).




Monday, May 23, 2011

Ellos sí le hubieran votado a usted.



Las elecciones municipales y autonómicas suelen ser una lata pero estas hay que analizarlas un poco, veamos qué parece que ha pasado.





Hacía tiempo que se auguraba una derrota del PSOE pero al final el batacazo ha sido mucho mayor de lo que hubiera esperado nadie. No es posible achacar una derrota tan contundente desde la perspectiva del mal hacer de los diferentes candidatos locales, esto ha sido un voto de castigo transversal que abarca desde la Comunidad Autónoma más populosa hasta la pedanía más quintocarajera (¿Quién habrá ganado en Fago?).
Este tipo de jornadas electorales siempre suelen ser unas maniobras con fuego real para los comicios generales y tal vez por eso Zapatero decidió anunciar su retirada para comprobar el efecto que dicha maniobra tendría entre los votantes, y desde luego no se puede decir que dicho efecto haya sido positivo. Quizás ahora los estrategas socialistas se lamentan de no haber dejado que la figura del futuro ex-presidente terminara de quemarse en la hoguera pública puesto que queda claro que el problema va más allá de nombres particulares. Lo que les queda ahora es decidir quién será el nuevo candidato y hacer lo posible para paliar en lo que se pueda el nuevo desastre del año que viene.

Las alternativas parecen claras: tendrán que elegir entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón y eso será tras unas primarias que se adivinan bastante moviditas. Rubalcaba puede considerarse la opción preferida del aparato tradicional del partido, que por otro lado debe estar que trina ante la masiva pérdida de los feudos tradicionales del socialismo, lo cierto es que se trata de uno de los políticos de más talla que tenemos en el país (lo que tampoco es que sea decir mucho), buen parlamentario y además un individuo que transmite cierta seguridad y aplomo lo que no es poco en un panorama dominado por los balbuceos, la histeria y la depresión. Tiene en su contra su bajo perfil público, posiblemente sea lo más opuesto a lo que en política moderna se considera como un candidato atractivo electoralmente hablando, aunque eso no parece que sea un gran problema en una España que en los últimos años no ha tenido inconveniente en votar masivamente a pazguatos. También está el tema del caso Faisán con el que la prensa derechista le torturará sin compasión en caso de salir elegido, puede que esto termine por no ser un gran hándicap siempre y cuando ETA se mantenga tan inactiva como en los últimos años, pero como a los chicos del norte les de por tirar aunque sea un petardo Rubalcaba estará acabado.

Chacón se puede considerar como la alternativa rompedora que el partido (especialmente sus bases) puede reclamar para intentar dar un giro a la situación, quizás sea una opción demasiado radical y eso traiga consecuencias funestas en lo que al aparato interno se refiere (recuérdese lo que pasó con el desgraciado experimento de las primarias que ganó Borrell).

Una solución intermedia podría ser el dejar que Rubalcaba preste el último gran servicio a su partido dejándose inmolar en marzo de 2012 para que su compañera de partido pueda empezar de cero tras la esperada debacle de las generales. Ya veremos que pasa.





Mariano Rajoy está viviendo el sueño de todo candidato: no tener que decir nada ni hacer nada para convertirse en el próximo Presidente del Gobierno, como consecuencia de ello RJ no va a hacer nada ni va a decir nada (algo que, según dicen, encaja perfectamente con el carácter de este hombre). De todos modos por mucho que se lo hayan puesto fácil hay que reconocer que Rajoy ha demostrado un aguante encomiable, sobre todo después de su segunda derrota ante Zapatero, cuando la facción más cerril de su partido exigía su defenestración apoyada por la prensa conservadora que se ensañó con la triste figura del caído con un encarnizamiento que ni el propio ZP había sufrido. Pero Mariano aguantó y el premio será convertirse por fin en Presidente doce años después de ser proclamado candidato. Lo que hará después me temo que seguirá siendo una incógnita.



Por lo demás el pasado domingo han sucedido otras cosas dignas de mención.



El único nubarrón que se cierne en torno al brillante mediodía del que disfruta el equipo de Rajoy ha sido el triunfo de Francisco Álvarez Cascos en su Asturias patria querida. Cascos es uno de los últimos recuerdos que quedan en la política activa de la etapa aznarista (con la excepción del propio Aznar que parece que seguirá dando el coñazo bastante tiempo) y su espectacular vuelta al ruedo puede ser algo más que una incomodidad. Es posible que el éxito del que fuera calificado como el doberman de la política española pueda ser aprovechado por otros miembros de la rama más dura de los populares para reivindicar su lugar junto a la directiva actual (que siempre ha sido calificada como demasiado blanda) so pena de montar dos, tres, muchos FACs (nombre del partido que Cascos se sacó de l manga) allá donde puedan ejercer su influencia. Posiblemente el conocido afán contemporizador de Mariano volverá a aparecer para intentar dejar contento a todo el mundo (una seña de identidad histórica de su partido que, contra viento y marea, ha sido siempre capaz de mantener unidas bajo las mismas siglas a todo el arco social de la derecha española).




No creo que hubiera nadie que pensara que la habilitación a contra reloj de Bildu tuviera un efecto tan potente en Euskadi. La irrupción de este partido (creado con la explícita voluntad de integrar en una nuevo partido a los votantes de Herri Batasuna que habían deambulado como náufragos desde que se ilegalizara a su coalición) en la política vasca puede ser vista desde múltiples puntos de vista, habrá quién sostenga (y de hecho lo hace) que se ha vuelto a introducir en el juego democrático a los etarras, otros piensan que se trata de una oportunidad de oro para que la izquierda abertzale más radical decida poner fin a su ambigüedad en torno al terrorismo, y que tal decisión sirva de punto de partida para que la propia banda decida disolverse de una puta vez. Ojala que suceda lo segundo.



Como se ha comentado ya, resulta bastante difícil analizar en términos cuantitativos el efecto que ha tenido el movimiento del 15 de marzo en las pasadas elecciones porque dicho movimiento ni se presentaba a las citadas elecciones ni solicitó el voto para ningún partido, una actitud que debería revisarse si realmente se desea ejercer alguna influencia en la sociedad (ya que no existe otro modo de hacerlo).

Pero al margen de esto qué duda cabe de que lo sucedido entre el 15 y el 22 del presente mes supone el único motivo de esperanza para un panorama bastante negro, no porque el PSOE se haya ido a freír espárragos (cosa lógica e incluso añadiría que justa) sino porque la alternativa resulta desalentadora. No sé en qué terminará todo esto y si el movimiento se acabará disolviendo de forma tan acelerada como se creó, pero sólo por ver el ataque de histeria colectiva del que fue víctima toda la derecha política, social y mediática española (todavía bajo el trauma de lo sucedido en los tres días que siguieron a los atentados de Madrid del 11 de marzo de 2004) hubiera merecido la pena. Veremos si se consigue algo más.

Sunday, May 22, 2011

Canciones para una revuelta.



Algo esta pasando aquí.
Que no es del todo claro.
Hay un hombre con una pistola por allí
Diciéndome que tenga cuidado.
Creo que es hora que paremos.
Chicos, ¿Qué es ese sonido?
Todos saben lo que esta pasando.
Están siendo trazadas las líneas de batalla.
Nadie tiene la razón si todos están equivocados.
Gente hablando con sus mentes
Logrando demasiada resistencia de atrás.
Creo que es hora que paremos.
Hey, ¿Qué es ese sonido?
Todos saben lo que esta pasando.
Que festival de fin de curso para el fuego.
Un millón de personas en la calle,
Cantando canciones y llevando pancartas.
La mayoría dice, Hurra por nuestro bando.
Es hora que paremos.
Hey, ¿Qué es ese sonido?
Todos saben lo que esta pasando
La paranoia golpea fuerte.
Se arrastra dentro de tu vida
Empieza cuando tienes miedo, siempre
Te sales de la línea, viene el hombre y te lleva.
Mejor paren.
Hey, ¿Qué es ese sonido?
Todos saben lo que esta pasando
Mejor para
Hey, ¿Qué es ese sonido?
Todos saben lo que esta pasando
Mejor para.
Ahora, ¿Qué es ese sonido?
Todos saben lo que esta pasando
Mejor para
Chicos, ¿Qué es ese sonido?
Todos saben lo que esta pasando

Saturday, May 21, 2011

Canciones para una revuelta.



SEAN RAZONABLES, PIDAN LO POSIBLE

Tuesday, May 17, 2011

Más actualidad

NIHILISMO, CINISMO, SARCASMO Y ORGASMO.



Con esta cara de “la cagaste Burt Lancaster” la presunción de inocencia (que de todos modos haremos un esfuerzo por respetar) se puede ir a freír chuchangas. No creo que nadie en Estados Unidos supiese quién era Dominique Strauss-Kahn cinco segundos antes de que –presuntamente- emergiera de la ducha como un chimpancé en celo (tal y como le han calificado otra –presunta- víctima de su calaveradas), pero ahora sí que saben quién es, y entre las muchísimas cosas que no les gustan por aquellas tierras es que venga un extranjero (francés por añadidura) y trate de ponerle las zarpas a una señora, al viejo código de honor de la frontera se une la larga lista de convenciones del nuevo orden de la corrección política instaurado en la era Clinton. Resumiendo Dominique, estas jodido.



NO WORK AND NO PLAY MAKES JACK AN ANGRY BOY



Algo bueno tiene este movimiento popular surgido de ninguna parte y que posiblemente se dirige hacia ningún sitio. En la situación económica por la que pasamos es prácticamente imposible que no se produzca algún estallido social de alguna clase, incluso para el español políticamente castrado la situación se está volviendo insostenible. Si estas algaradas relativamente inocuas (al menos en el aspecto de orden público, ya veremos si también lo es en el aspecto político) son una válvula de escape para el descontento general me parecen de lo más saludables.

Thursday, May 12, 2011

Juego de patriotas



Si exceptuamos algunas minorías intelectuales o ultra religiosas (en el buen sentido de la palabra), nadie en los Estados Unidos ha expresado el más mínimo escrúpulo por la operación militar que ha terminado con la vida de Osama Bin Laden. Es posible que las más altas instancias hayan manifestado, por mero pudor político, algún tipo de pesar por no haber podido capturar a Moby Dick con vida pero dichas manifestaciones no son algo que se pueda tomar en serio.

En primer lugar porque, tal y como nos han descrito la operación hasta ahora y eso que hemos escuchado y escucharemos para siempre únicamente su versión de los hechos, no parece que los hombres que atacaron la residencia de Bin Laden hubieran tenido el más mínimo problema para atraparle vivo pero ¿era eso lo que en realidad quería el Gobierno estadounidense?.

Bien es cierto que se contaba con el antecedente de Saddam Hussein: su captura, enjuiciamiento y posterior ejecución fueron actos públicos y notorios y todo aquello no se puede decir que produjera ningún efecto contraproducente a largo plazo. Pero no estamos ahora en el mismo caso, Hussein fue juzgado y ahorcado en Irak y (al menos en el aspecto aparente) por sus propios paisanos por crímenes cometidos en dicho país. Bin Laden estaba en Pakistán lugar donde no había cometido ningún acto de terrorismo notorio que se le pudiera atribuir de forma directa. La solución de deportarle a países donde tal cosa sí hubiese ocurrido (Tanzania y Kenia) no parecía muy práctica ya que E.E.U.U. podría no tener tantas facilidades para controlar el desarrollo posterior del proceso como sí pudo hacer en Irak, dejar la cuestión en manos de las Naciones Unidas hubiera sido considerado un insulto para el ciudadano americano que siempre ha sentido una innata antipatía por esta institución. Quedaba pues la salida de extraditarle a los Estados Unidos lo cual tenía todo el aspecto de acabar convirtiéndose en una pesadilla mediática con un juicio que podría prolongarse durante meses y que hubiera sido imposible evitar que se convirtiera en un circo.

En resumen, la solución mejor para todos era simplemente matarle, y es lo que hicieron, Osama Bin Laden fue asesinado. Posiblemente hace algunos años el crimen se hubiese disfrazado de alguna manera, en lugar de matarle directamente se hubiese encargado el trabajo sucio a algún sicario oficial o extraoficial, y de haberse producido de forma directa muchos de los defensores del imperio hubieran negado que estábamos ante un homicidio legal, digamos que de algún modo se hubiesen intentado guardar las apariencias pero hoy en día ya nada de eso tiene importancia.

Veamos, a mí naturalmente Bin Laden me importa un carajo, si se hubiese atragantado con un trozo de pan de pita me hubiera dado igual porque sinceramente ni siquiera creo que él fuera un gran problema después de todo (suponiendo que realmente exista Al Quaeda tal y como nos la han presentado es dudoso que una organización como esa pudiera ser dirigida por un solo hombre y que la desaparición de dicho hombre tuviera alguna importancia estratégica en la guerra contra el terror). Tampoco me siento demasiado impresionado por el espectáculo de toda esa muchedumbre bailando la conga por las calles de las ciudades norteamericanas, por lo que sabemos de cómo se toman este tipo de cosas por allí, esto resulta algo de lo más normal. Ni siquiera encuentro especialmente repelente (una cuestión de tolerancia al veneno supongo) la manera en la que prensa ultraderechista española ha jaleado una operación con la misma pluma con la que hace no mucho denunciaba los crímenes de Estado de la primera etapa socialista.

A mí lo que verdaderamente me estremece es cómo el mundo civilizado, entendiendo como tal los gobiernos de los países democráticos, ha asimilado como una buena noticia el hecho de que un Estado igualmente democrático asesine a un ciudadano particular tras un proceso de busca y captura que posiblemente haya incluido la tortura de otros ciudadanos particulares, y todo eso de forma pública y desprejuiciada.

A este respecto resulta llamativo cómo el único detalle humano que se aprecia en la imagen que ilustra este comentario (y que, a falta de otras más explicitas que posiblemente nunca veremos, ya se ha convertido en la emblemática de este acontecimiento histórico), esto es el de la Secretaria de Estado Hillary Clinton haciendo un gesto de conmoción ante el vídeo del asalto, haya sido explicado por ésta como el resultado de una reacción alérgica. En este mundo donde han caída las caretas, el exterminio de un insecto no puede provocar ninguna clase de desazón.


JP por Perfado

Sunday, May 08, 2011

Los desnudos y los muertos

“Rubber Soul” fue el sexto álbum de “Los Beatles”. No soy ningún beatlelofilo, ni siquiera un beatleamaniaco (si exceptuamos una época de mi vida que se caracterizó por una obsesiva y continua escucha de “Sargent Peppers”, único álbum de los fabs que conozco de memoria), pero creo que no estoy metiendo la pata si afirmo que “Rubber Soul” está considerado como un disco de transición entre la boy band para adolescentes que todavía seguían siendo (aunque ya menos) en “Help” y el grupo de músicos adultos y en constante experimentación que ya habían empezado decididamente a ser en “Revolver”. Incluso en la portada del disco se apreciaba ya cierto estilo nuevo, muy diferente de la imagen mimetizada y sonriente de sus anteriores trabajos (por más que la sonrisa de John Lennon siempre tuvo algo de inquietante incluso durante su etapa más edulcorada).




“Rubber Soul” nunca me gustó demasiado, siempre me causó la impresión de adoptar un tono semejante al que transmitía la mencionada portada del disco, una sensación otoñal, tristona, melancólica, pero no de una melancolía dulce sino de una melancolía chunga, como de estar sentado una tarde lluviosa al borde una charca llena de plantas podridas.





No sé por qué el escritor japonés Haruki Murakami decidió poner a su conocida novela el nombre de “Norwegian wood” (tampoco sé por qué la editora española decidió cambiar dicho título por el de Tokio Blues, quizás porque simplemente le salió del jojoy), viendo la película no se adivina qué tiene que ver la letra de esa canción (la historia de un fugaz encuentro de Lennon con una chica que vive en una casa donde sólo hay vino y una cama) con el complejo argumento que se narra en la pantalla. Quizás leyendo el libro se desvelaría el misterio pero eso es algo que no tengo pensado hacer ni ahora ni en mucho tiempo, y a ese respecto me resultó jocoso el hecho de que fuera uno de los personajes de la película el explicara un motivo que yo asumo como propio (“no pierdas tu tiempo leyendo libros que no han sido bautizados por el tiempo”).



De todos modos lo que está claro es que sí se trata de un libro que ha leído muchísima gente y siempre que una novela tan popular se lleva a la pantalla volvemos a caer en el mismo círculo vicioso. Los lectores del libro acuden bien por simple curiosidad de ver las situaciones y caracteres que conocen convertidos en imágenes, o bien con el afán (invariablemente frustrado) de contemplar la película que ellos mismos se habían imaginado en su cabeza cuando leían el original. Los no lectores del libro en cambio atribuyen las incoherencias y lagunas del guión, así como los personajes y tramas aparentemente superfluas, a un intento de conciliar las inevitables renuncias de una adaptación cinematográfica con el deseo de incluir la mayor cantidad de elementos literarios que resulten familiares al espectador-lector (y cuya ausencia sería por añadidura denunciada por algunos de ellos con enojo, recuérdese la paliza que en su día dieron los frikis de “El Señor de los Anillos” porque en la trilogía dirigida por Peter Jackson se dejó fuera a un tal Tom Bombadil), un intento que, paradójicamente, suele tener un resultado notoriamente anticinematográfico. El problema es que los lectores jamás podrán apreciar las cualidades artísticas de una adaptación porque han adquirido conocimientos adicionales que le permiten dotar de sentido a lo que ven y no pueden ponerse en la piel de un no-lector que no dispone de dichos conocimientos.


Yo por ejemplo, que soy un no-lector, tengo la sensación de que el contexto sociopolítico en el que tiene lugar el relato (el Japón de finales de los años sesenta) debe tener un peso importante en la novela, tanto que no puede dejar de aparecer en la adaptación por más que en dicha adaptación puede parecer un elemento perfectamente prescindible.





El significado real de lo que se narra “Norwegian wood” es, además de todo esto, algo que resulta muy difícil de desentrañar para el espectador no iniciado, y que sólo se desvela en la última frase de la película (que yo entiendo como un epílogo-resumen de todo lo visto anteriormente) en la que Watanabe, el protagonista y narrador de la historia, decide abandonar la ambigua postura que le ha llevado a merodear entre las dos opciones vitales que se le ofrecen en la película, sumergiéndose conscientemente en una y abandonando para siempre la otra.

Esta ambivalencia, repito, se revela en ese epílogo por lo que resulta sencillo el ejercicio de, a partir de ese momento, rememorar y dar sentido a la extraña relación de Watanabe con Naoko, la novia de su mejor amigo que se suicidó cuando los tres eran adolescentes. Esta tragedia arroja a Naoko a un estado de desequilibrio mental permanente del que Watanabe intenta infructuosamente sacarla. Al mismo tiempo el muchacho inicia relaciones con Midori, una compañera de clase que resulta una alternativa sentimental mucho menos compleja que la que ofrece Naoko. En otra de las historias paralelas a la original, y en la que Watanabe es un mero espectador, se contempla también dicha dicotomía entre Nagasawa, un joven dominado por una fría y calculada lujuria, y su novia Hatsumi que permanece apegada a él a pesar de las múltiples infidelidades de las que es objeto.

Con estas trazas podríamos estar ante un melodrama clásico, quizás con un toque algo más existencial que de costumbre, sin embargo me ha llamado la atención la importancia que tiene el sexo (más en un sentido oral que visual pues no hay ni una sola escena de desnudo en toda la película) en una historia que no parecía el escenario propicio para ello. En “Norwegian wood” el sexo es un elemento liberador y opresivo al mismo tiempo y la relación que los personajes establecen con él parece marcar la diferencia en cuanto a su situación en el mundo, de este modo la trastornada Naoko confiesa como a pesar de estar profundamente enamorada de su novio suicida fue incapaz de tener relaciones sexuales con él debido a su frigidez, mientras que el superficial Nagasawa considera el sexo con parejas habituales perfectamente compatible con la relación que mantiene con su novia aunque esta se lo toma desde luego bastante peor.

Pero repito que todas estas conclusiones vienen de una reflexión a posteriori porque con toda sinceridad me pasé gran parte del metraje preguntándome de qué carajo iba la historia. Esto suele ser un problema para casi todas las películas, pero al menos a esta la salvan en parte cosas como el aspecto estilístico (cualidad por la que su director, Anh Hung Tran, es bien conocido), que en ocasiones llega a rozar el preciosismo y el trabajo de sus actores, por más que, como suele sucederme cuando veo películas asiáticas, resulte en ocasiones difícil distinguir quién es quién.


Sunday, May 01, 2011

El arte más íntimo.



De la no muy larga lista de obras firmadas por el director navarro Montxo Armendariz no he visto ninguna de las que más prestigio le han proporcionado, ni su ópera prima “Tasio” ni la muy premiada y nominada “Secretos del corazón”. El resto de su filmografía no resultó ser tan prestigioso y además tampoco he tenido ocasión de verlo si exceptuamos dos títulos: uno fue “Obaba”, desangelada adaptación literaria que por lo visto supuso un intento (ignoro si exitoso o fallido) de crear una suerte de territorio fantástico (al estilo de Comala, Macondo o el impronunciable condado sureño en el que se desarrollaron muchas de las obras de William Faulkner) en el País Vasco. La otra película de Armendariz que también he visto fue “Historias del Kronen”, un título que confieso que en su día sí me sorprendió, quizás porque para entonces no abundaban tanto como hoy los argumentos sobre juventud sin esperanza, no creo que la película soportara hoy un segundo visionado que de todos modos no se producirá.




Seis años después de “Obaba” llega “No tengas miedo”, una cinta que, según el propio director, surgió de una conversación casual con profesionales de la enseñanza y la medicina, seguida de una investigación más pormenorizada que concluyó con la revelación de que los abusos sexuales en la infancia son un problema mucho más extendido de lo que se pueda pensar, tanto que decidió llevar al cine un argumento no demasiado habitual en nuestra cinematografía (al contrario que en otras como la norteamericana donde de hecho constituye un subgénero dentro de los telefilmes de sobremesa)

En mi opinión el problema de “No tengas miedo” podría residir paradójicamente en ese cuidadoso trabajo de investigación previo que convierte el filme más en un documental dramatizado que en una película de cine. En efecto toda la progresión del drama de Silvia (Michelle Jenner) durante su niñez, adolescencia y juventud parecen una mera escenificación de las diferentes etapas por las que pasa una víctima de abusos sexuales: la confusión, el miedo, el aislamiento, la adicción (en este caso la ludopatía) como forma de combatir el stress provocado por el trauma, las tendencias suicidas, el comportamiento errático y antisocial de la abusada, la negación y la complicidad pasiva por parte de la madre, la insólita vinculación sentimental que impide a la víctima separarse del verdugo… Como se ha dicho más que contar una historia Armendariz pone imágenes e interpretación artística a lo que parece un estudio de las diferentes secuelas que padecen las personas que han sufrido en sus carnes este problema. De hecho la narración se ve constantemente alternada por videos en los que hombres y mujeres de diversa edad describen dichas secuelas en primera persona.

“No tengas miedo” es pues una película de denuncia con todas las connotaciones positivas y negativas del término, en el aspecto positivo señalar la manera en la que las diferentes escenas están construidas y cuidadosamente filmadas y en ocasiones incluyendo conceptos brillantes como esa idea de colocar la cámara a la altura del punto de vista de la niña -de tal modo que sus padres y otros adultos aparezcan fuera de campo- o el momento en el que se representa de forma parcialmente explicita uno de los abusos cometidos con el padre, una escena que no por tener que recurrir al lógico off visual resulta menos estremecedora.

En el aspecto negativo destacar que la película nunca termina de despegarse (a lo mejor porque no quiere hacerlo) de ese tono documental antes mencionado, lo que a la postre perjudica los aspectos dramáticos del argumento, muchos de los cuales son, de forma deliberada o no, decididamente anti climáticos. Una muestra de ello es la escena en la que Silvia desvela lo ocurrido a su madre (Belén Rueda), un momento que pretende ser tan impactante como la celebre escena similar de “Festen” sin conseguirlo en absoluto.



Aunque quizás el ejemplo más claro se da en la representación del enfrentamiento definitivo entre Silvia y su padre (Lluís Homar tan lamentable como de costumbre aunque reconozco que esto es una manía personal), una escena que debería ser el punto culminante del filme pero que resulta tan insulsa que su conclusión deja al espectador indiferente.



En resumen “No tengas miedo” resulta una mejoría del cine de Armendariz con respecto a “Obaba” (tampoco es que esto sea decir mucho) pero tanto si se quiere ver simplemente una película con una fuerte carga dramática como si se prefiere asistir a una muestra de cine de denuncia social, es mejor acudir a otros títulos como la ya nombrada “Festen” o incluso una película española no muy conocida (quizás por haber sido filmada en lengua catalana) llamada “Elisa K” que, con un argumento muy parecido al de la cinta que nos ocupa hoy, resulta un ejercicio bastante más interesante, por más que contenga una de las más espeluznantes escenas de sobreactuación que se haya visto nunca cortesía de la actriz Alina Clotet.





Post Data de última hora que no tiene nada que ver con la película y sí con algo de lo que hemos tenido noticia hoy lunes