¡SIGUE GRABANDO HIJO DE PUTA!

Algunas películas son más valiosas por la expectación que generan que por sus propios valores cinematográficos. Esto sucede en particular en lo referido al cine de terror en el que los aficionados se ven engatusados de vez en cuando por la noticia de algún estreno que se postula como la “mejor película de terror desde….” (sustitúyase las comillas por “El resplandor” “El exorcista” “La profecía” o cualquier otra película universalmente aceptada como un clásico del género) y que dichos aficionados suelen esperar como agua de mayo conscientes de que son adictos a un tipo de cine que sólo genera algo verdaderamente bueno una de cada diez veces.
Generalmente la mayor parte de esas expectativas suelen ser infundadas. Recuerdo por ejemplo las grandes esperanzas suscitadas con “El proyecto de
Me temía yo que con REC podía pasar algo parecido. La película venia firmada por Jaume Balagueró y Paco Plaza dos directores que aunque no habían hecho, en mi opinión, nada verdaderamente memorable (de Balagueró sólo le tenía aprecio a “Frágiles” y a “Para entrar a vivir” mientras que de Paco Plaza sólo conocía “Cuento de navidad” que además me pareció una mierda).al menos pueden ser considerados como buenos directores de género. Además REC venía precedida por una exitosa exhibición en el festival de Sitges y presentada de forma muy inteligente mediante un trailer que sin desvelar nada sustancial consigue transmitir al que lo ve unas ganas intensas de ir a ver la película (vamos como debería ser siempre un trailer) y mediante ese ingenioso recurso de filmar las reacciones del público con cámara de infrarrojos (algo que ya se hizo hace años en uno de los pases de Tiburón).
Con todas estas expectativas ¿estaríamos de nuevo ante otro fiasco? Pues no, por una vez las expectativas se cumplen ampliamente.
Podemos decir que REC lo tiene toda para ser una perfecta película de terror. En primer lugar posee una excusa argumental apuntalada por un guión que proporcionada un nivel sostenible de credibilidad. Tiene también una serie de personajes no demasiado entrañables pero lo bastante humanos como para comportarse de la manera que nosotros creemos que se comportarían en una situación semejante (lo cual refuerzo el efecto “verité” uno de los puntos fuertes de la película) y que además ponen la (si no necesaria, al menos tampoco discordante) nota de humor en la película. Tiene además una duración adecuada (es decir, corta) y además bien compensada al contrario que la mencionada “El proyecto de
Pero, tiene algo más importante, el elemento fundamental al servicio del cual deben someterse todos los elementos anteriores. Es una película que contiene una serie antológica de escenas de terror y que consigue crear un clima de tensión continua en el espectador. En resumen la película DA MIEDO, un miedo de gritar, cubrirse la cara, dar saltitos y retorcerse en la butaca tal y como se ve en el mencionado video y de eso se trata ¿no? Todo se basa en eso y en una película de terror se puede prescindir de todo excepto de eso.
Crear ese clima es algo difícil de conseguir, los directores lo logran a través del manejo de todos los trucos y recursos del oficio: la oscuridad, los confusos y frenéticos movimientos de cámara (esta vez totalmente justificados al contrario de lo que sucedía en “Los sin nombre” y “Darkness”), el sórdido entorno físico del edificio antiguo con sus escaleras, talleres abandonados y habitaciones ocultas y sobre todo la sensación de “realidad” que transmite la propia estructura de la película (filmada recordemos como un falso reportaje periodístico) pues es bien sabido que nada hay más aterrador que la irrupción de lo extraordinario en lo ordinario (el recién nacido con una dentadura perfecta que describió Narciso Ibáñez Serrador). Es pues una pura labor de dirección de cine. De las numerosas escenas memorables de la película elijo ya mi preferida: un picado desde lo alto de la escalera del edificio que sólo puedo definir como “un ballet del terror”
En cuanto a las objeciones que pudieran ponérsele a la película (no es mi caso) supongo que podrían concentrarse en dos puntos. En primer lugar tenemos “la paradoja del ¡sigue grabando hijo de puta!” en homenaje a una de las frases más recordadas de “Holocausto Caníbal”, la película que se considera fundadora del estilo “falso documental” (si exceptuamos otros ejemplos anteriores como “The war game” o la escalofriante perfomance “Be black baby” en la película “Hi, mom” de Brian de Palma). Se trata de lo mismo que se le reprochaba a “El proyecto de la bruja de Blair” es decir: ¿por qué iba nadie a seguir filmando un documental mientras está en juego su vida? Bueno ¿qué responder a eso? se trata de una objeción muy lógica pero aquí tenemos que entrar ya en el juego de la suspensión de la credibilidad. Y para creernos esta película (y Holocausto y la de
La segunda objeción podría venir a causa del final, o mejor dicho de la explicación de todo. A este factor le llamo yo “el síndrome del meteorito” haciendo referencia a la explicación que le buscaban en “La noche de los muertos vivientes” al sorprendente hecho de que los cadáveres andarán por la tierra como si nada. Yo personalmente no necesito ninguna explicación, ni por qué se levantan los muertes ni por qué sucede lo que sucede en REC, me basta con el horror por el horror sin más. Por eso confieso que me puse un poco nervioso cuando al final de la película parecía que los guionistas habían caído en el síndrome del meteorito. Pero afortunadamente no fue así, la explicación de todo resulta no sólo lo bastante coherente sino que además sirve de antesala a otra antológica escena que pone fin a la película.
En resumen todo ventajas, ningún inconveniente. Para mi desde ya “REC” se ha convertido en un clásico del cine de terror español que espero que tenga el éxito comercial que se merece (desde luego la gente que casi llenaba la sala cuando yo fui salió lo suficientemente acojonada como para propagar las virtudes de la película cual virus infeccioso). Que ustedes lo pasen mal.
Labels: REC Jaume Balagueró Paco Plaza