
Como ya dije hace algún tiempo no me gustan nada los memes que considero una versión virtual de las Cadenas de la Virgen del Carmen (o de cualquier otra) que te llegaban al buzón de vez en cuando en tiempos pasados. Pero en esta ocasión me lo ha pedido alguien de quien hacia tiempo que no tenia noticias, y como me ha dado un alegría tenerlas voy a meterme en faena. Estas son las normas de la cadena en cuestión:
1.Linquea al que te ha tagueado y pon estas normas en tu blog.
2. Comparte 7 hechos sobre ti en tu blog, algunos al azar, otros curiosos.
3. Taguea a 7 personas al final de tu entrada dejando sus nombres y los enlaces a sus blogs.
4. Hazles saber que han sido tagueados dejando un comentario en sus blogs.
5. Si no tienes 7 amigos, o si alguno ya fue tagueado por otro, entonces busca a algún extraño insospechado.
Pues bien he sido tagueado por
Mery y dado que su blog es de temática eminentemente opositoril y dado también que yo mismo estoy inmerso en esa onda voy a referirme al tema y además voy a hacerlo usando el mismo recurso de la primera y única
vez que accedí a encadenarme. Alejandro Diaz-Plaja ya nos enseñó que los pecados capitales se pueden aplicar a casi cada aspecto de la vida humana (en concreto a él sólo le faltó escribir “Las ladillas culeras y los siete pecados capitales”) así que veamos que tal se adaptan a este aspecto en concreto. Al final de la página vienen los blogs de las siete personas a las que traspaso la obligación y a las que dejo total libertad temática para seguir la cadena o incluso para fingir que ni siquiera se han enterado de su existencia.
EL OPOSITOR Y LOS SIETE PECADOS CAPITALES1. SOBERBIA (Inocente)

Durante las anteriores –y fracasadas- oposiciones tuve una profesora que insistía en que una de las cosas fundamentales de todo esta miserable actividad humana era auto convencerse de que ibas a aprobar, es más, sostenía que había que decirlo en voz alta un par de veces al día. A mi la verdad todo eso del pensamiento positivo me parece una monserga. Me refiero a que si te has pasado seis meses mirándote los dedos de los pies en lugar de estudiar no creo que sirva de mucho que te repitas todos los días “voy a aprobar” “voy a probar”. Además yo siempre he sido más bien del bando del pensamiento negativo y a priori suelo tener siempre la sensación de que casi seguro voy a suspender lo cual en el fondo no deja de ser un mecanismo de defensa como otro cualquiera. Mi lema es “espera lo bueno pero prepárate para lo malo”. Además siempre queda mejor aprobar pensando que vas a suspender que suspender pensando (y proclamando a los cuatro vientos) que vas a aprobar o al menos no se te queda la msma cara de tonto. De manera que me considero inocente de este pecado en particular.
2. ENVIDIA (Culpable)

Es duro declararse culpable del pecado capital que todo el mundo elude reconocer y que peor habla del que lo practica pero es la pura verdad. No puedo soportar que haya gente que apruebe si yo suspendo. No me refiero a la “gente” en general sino a la gente que conozco y que se ha presentado conmigo. Para mi el revisar la lista de aprobados se compone de dos ejercicios, en primer lugar comprobar mi propio destino y en segundo lugar chequear el de los que se presentaron conmigo. Confieso que me alivia mucho el saber que no soy el único que no lo consigue. Mal de muchos consuelo de Sisterboy. No es muy deportivo pero al fin al cabo estamos hablando de pecados.
3. IRA (Inocente)

No soy una persona iracunda (o al menos no de un modo apreciable exteriormente) en casi ningún aspecto y tampoco en este del que estamos hablando hoy. Y no me faltarían motivos para serlo, a mí y a todos los opositores que alguna vez han suspendido. Me refiero a todos esos que lo han intentado en serio porque si lo intentas en serio y suspendes casi siempre se debe a una gilipollez.
Me acuerdo por ejemplo de las oposiciones para administrativo de la Universidad de La Laguna. El examen estaba casi terminado pero tenia grandes dudas entre las dos posibles respuestas a una pregunta (era un examen tipo test y cada pregunta tenía cuatro alternativas de las que sólo una era la correcta). Ya había marcado con el lápiz la respuesta cuando me fijé que la persona que tenia delante había marcado otra respuesta diferente, por alguna razón deduje que era él el que estaba en lo cierto así que borre mi respuesta y puse la suya. Como habrán adivinado esa falta de confianza me supuso suspender el examen porque la respuesta correcta era la mía.
En posteriores exámenes pasaron cosas parecidas aunque no tan dramáticas. Ese mismo año suspendí otro examen porque me equivoqué en una pregunta del psicotécnico que consistía en una operación matemática tan sencilla que un burro de primero de la ESO puesto de éxtasis hasta las cejas la hubiera resuelto. Y este mismo año mi ultimo suspenso se produjo después de contestar correctamente diecisiete preguntas razonablemente difíciles y errar en una cuyo equivalente en geografía hubiera sido preguntar cual era la capital de Francia. En fin, como verán, en estas historias hay material suficiente para pasarse cuatro días cagandose en todo el santoral católico y griego ortodoxo. Pero para bien o para mal no soy de esa clase de personas.
4. AVARICIA (Libertad sin cargos)

Posiblemente este es el pecado capital que menos encaja con este mundo pero puestos a decir algo comentar que estudiar oposiciones resulta bastante barato. No me refiero al coste de oportunidad que supone dedicar tiempo a los libros cuando podrías estar trabajando y ganando dinero (a no ser que hagas ambas cosas que no es mi caso) ni a lo poco que gastes en libros o academias (que no es poco pero tampoco es mucho). Me refiero más bien a que durante el tiempo en el que uno está estudiando la vida se vuelve más bien monacal: sin francachelas, ni viajes de aventura al Tombuctú ni fines de semana en la playa o en el campo. No hay nada excepto tú, una biblioteca pública y gratuita y un montón de papeles. Yo personalmente hace meses que no gasto más que en tabaco y en cine. Así que si al final no lo consigues te puedes consolar pensando que te has ahorrado una pasta.
5. GULA (Libertad sin cargos)

Más que de un pecado habría que hablar sobre como el opositar influye en el estomago humano. No es mi caso. De hecho que yo recuerde en toda mi vida jamás ha ocurrido nada (si exceptuamos la operación de apendicitis y eso por motivos más físicos que psicológicos) que haya estropeado mi apetito. Ni siquiera en la época en la que trabajaba en el proceloso mundo de la seguridad privada y había días en los que salía de casa convencido de que no volvería a ella con la misma cara. Recuerdo por ejemplo cierto día d septiembre del año 2004 en el que pasé por una experiencia bastante desagradable sin dejar por ello de dar cuenta de una dorada al horno que estaba de rechupete. Así que al menos en mi caso el estómago y la cabeza no van por el mismo lado.
6. PEREZA (Culpable)

El gran pecado del opositor. Sinceramente no creo que el ser humano esté preparado para pasarse un año entero estudiando para un solo examen de cincuenta minutos. Lo más difícil de todo resulta mantener una rutina de estudio sobre todo en los meses en los que el examen está más lejos. Yo soy una persona perezosa incluso cuando hago algo que me gusta y estudiar no me gusta mucho, y estudiar oposiciones menos. Quizás haya algunas que traten sobre temas apasionantes pero enredarse en los entresijos de la Ley 30/92 de 26 de Noviembre de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común es un puto coñazo. Lo más difícil es, efectivamente, estar sentado durante entre seis y ocho horas diarias siete días a la semana leyendo algo tan sumamente poco interesante. De hecho yo no puedo hacerlo. Tengo que alternar periodos de cuarenta y cinco o cincuenta minutos de estudio con cualquier otra actividad alternativa que va desde fumar o escuchar las noticias a las en punto hasta leer el periódico u hojear algún libro en la misma biblioteca o incluso tratar de leer alguno dedicándole un capitulo al día. No puedo evitarlo.
7. LUJURIA (Libertad con cargos)

Llegamos al pecado más popular de todos. Dado que rompí con mi novia algunas semanas antes de entrar en faena (en lo que a las Oposiciones se refiere) no puedo constatar el efecto que las oposiciones tienen sobre la libido. Pero siempre me he preguntado como afecta el tema a los novios, novias, mujeres, maridos y parejas de hecho de los opositores. Me refiero a que estar saliendo con un opositor/a debe ser algo bastante jodido, nada de fiestas, nada de fines de semana, nada de vacaciones (como lo habíamos señalado en el apartado de la avaricia).Los opositores por matrimonio deben ser gente con mucha paciencia aunque en diferentes grados claro, no debe ser lo mismo estar liado con alguien que aspira a un piojoso puesto de Auxiliar Administrativo (como es mi caso) que con uno que quiere ser Agente de Cambio y Bolsa (que dicen que son las más chungas del espectro). Bueno no todos tienen tanta paciencia, recuerdo el caso de una antigua compañera de trabajo cuyo marido solía combatir sus intenciones opositorias con frases sutiles del estilo “SER FUNCIONARIO ES UNA MIERDA”. Esa mujer sí que lo tenia jodido.
Por lo demás decir que uno de los efectos de las divagaciones propias de la pereza descritas en el pecado anterior es que en la Biblioteca Publica uno suele distraerse bastante con las mujeres de todas las edades que transitan por allí. Normalmente esto sólo dura unos segundos excepto en ocasiones como aquella en la que se me sentó justo enfrente una morenaza con una delantera en la que se podía haber celebrado un desayuno de trabajo del Consejo de Administración del BBVA. Pereza y lujuria en el mismo punto espacio-temporal, aquella mañana no hubo nada que hacer. Que desgracia.
Y bueno, tramite cumplido. A continuación la lista de personas a las que traspaso el testigo.
1. Pi2. Slim3. Deckard4. El impenitente5. Vargtimen6. Ra7. G.