People are strange
En el año 1978 había en Santa Cruz de Tenerife veinte salas de cine (lo sé porque en esos años yo ya estaba vivo y era espectador y porque recientemente encontré en la Biblioteca un periódico impreso en esas fechas), una situación que comenzó a variar a principios de los ochenta con la apertura de los primeros multicines que en aquella época aún no estaban vinculados a las grandes superficies. Con el correr de los años todas estas salas fueron desapareciendo para reconvertirse en bingos, boleras, gimnasios, nuevos multicines y cosas por el estilo, todas con la única excepción del Cine Víctor.

Situado en pleno centro (por aquel entonces) de la ciudad, en la esquina de la Rambla General Franco (que sigue llamándose así por cierto) con la Rambla de Pulido era el cine de más postín de la Vetusta del Atlántico Sur. Construido como un falso teatro (con su falsa concha de apuntador incluida) contaba con todos los elementos de las antiguas salas: pantalla grande, cortinas de terciopelo rojo, sala de butacas y gallinero, cafetería, y también con acomodadores con librea de botones dorados y mala leche, de los que se pasaban la sesión circulando por la sala para echar broncas al personal y que no dudaban en liarse a tortas con los gamberros del extrarradio (os hecho de menos mis queridos perros de presa con librea)
El Cine Víctor aguantó la desaparición de los grandes dinosaurios hasta hace un par de años cuando por fin echó el cierre. En ese momento el local fue adquirido por el Cabildo supongo que para evitar que tuviera el mismo triste fin que las diecinueve salas que le habían precedido ya que al fin y al cabo se trataba de uno de los pocos edificios con solera de esta ciudad sin barrio antiguo donde estafar turistas. El órgano de gobierno insular decidió convertir al viejo cine en una sala multiusos que lo mismo servia para un concierto de Andy Summer que para un certamen regional de bandas de música. Pero sobre todo decidió que la filmoteca local se trasladara allí.
Hasta ese momento la citada filmoteca se había ubicado en los bajos de la Casa de la Cultura y era una sala pequeña y cochambrosa donde los cinéfilos éramos plenamente conscientes de nuestra marginalidad. Pero con el traslado al Víctor la raza de gafapastas, melendis, barbas cazallosas, bufanderos, solitarios con aspecto de perro apaleado, parejas de bobos (bohemios burgueses) y mujeres-que-van-solas-al-cine se trasladó a la primera fila del ambiente local. Y aquí comienza la segunda parte de nuestra historia.

Les presento a Ángel Llanos, candidato a la alcaldía de Santa Cruz de Tenerife por el Partido Popular.,Después de muchos años sin comerse un rosco (este municipio es propiedad de Coalición Canaria desde los albores de la democracia) presentando candidatos nacidos para perder (el último que recuerdo anterior a éste tenía un horrible parecido con Fofito) parece que en estas próximas elecciones los populares han optado por hacerse notar al estilo Dan Quayle, esto es, hacer el mayor número de gilipolleces posible.
Como habrán podido comprobar en la foto, Ángel Llanos es el típico neocon con gafitas perteneciente a la tercera generación de populares, esa que nació con el célebre yerno con apellido de hombre asfixiándose. Nuestro candidato siguiendo la doctrina expresada anteriormente se ha hecho una pequeña celebridad con iniciativas como proponer el levantamiento (sics) de una gigantesca bandera de Tenerife que además seria UN METRO más grande (no sabemos si a lo ancho o a lo largo) que la otra bandera gigante que su compañero de partido José Manuel Soria ha “levantado” en la isla de enfrente.
Otra de sus iniciativas ha sido la de iniciar la pre campaña colocando su esfinge en todas la cabinas telefónicas de la ciudad (un servicio que por cierto ya no usa casi ninguna persona con derecho a votar en las municipales) pero lo que verdaderamente nos interesa, y lo que ha motivado esta actualización son las opiniones que el joven aunque sobradamente pasmado candidato ha emitido sobre los humildes cinéfilos que acudimos puntualmente a las sesiones de la filmoteca esquivando a los transeúntes que se paran de vez en cuando frente a la cartelera con cara de extrañeza. Following the link podrán disfrutar de dichas opiniones, algunas de las cuales (en especial las que se recogen en el último párrafo) tienen un grado elevado de comicidad, aunque supongo que les hará mucha más gracia a todas aquellas personas que no corran el peligro de que Angelito pueda algún día llegar a gobernarles, pero no se descuiden, en cada una de sus ciudades hay sin duda un Ángel Llanos esperando a que salga el sol sobre el monolito negro.
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