Last Splash

A partir del tremendo impacto que causó en todo el mundo “El sexto sentido” se produjo una morbosa expectativa entre el público, tanto del formado por fans como del formado por detractores de Shyamalan, a raíz de cada nuevo estreno del director. Una especie de ¿Será esta la película en la que meta la pata?.
“Unbreakable” recaudo mucho menos que su predecesora pero aún así es posiblemente la película más prestigiosa de Shyamalan, incluso para algunos es la única que se salva de su filmografía.
“Señales” y “The village” siguieron por los mismos derroteros. Está claro que para quien no guste del mundo del director hindú (porque este es uno de esos directores con “mundo”) les resultarían tan malas como las anteriores, tampoco a muchos partidarios suyos acabo de convencerles. Pero nunca se ha producido esa unanimidad que haga a todos decir “esta es la mala”. ¿Ha llega ya ese momento?. Para mí personalmente sí.
No es que Shyamalan haya traicionado sus principios, ni su estilo de filmar, ni haya dejado de hablar de las cosas que le interesan, de hecho “La joven del agua” responde tanto a su visión del mundo como sus anteriores cuatro películas. (a falta de ver sus dos primeras obras cosa que posiblemente no haré salvo que la pasen en Tele 5 un viernes santo). Esta visión del mundo responde a una idea de universo ordenado y dirigido en una determinada dirección y se podría simplificar al máximo en una frase: todos estamos aquí por algo.
“La joven del agua” responde tanto a esa filosofía que en ocasiones me ha parecido un remake de “Señales”. Recordemos el argumento: un hombre llamado Cleveland (Paul Giamatti) vive atormentado por una trágica pérdida que le ha dejado sumido en la apatía haciéndole incluso olvidar su vocación (como Mel Gibson en “Señales”), la irrupción en su vida de un elemento fantástico y ultraterrenal (una extraño ser acuático equivalente a los círculos en el maíz) hace que se enfrente a su tragedia y recobre la fe, para ello debe usar a las personas que tiene a su alrededor (los habitantes de la urbanización equivalentes a los miembros de la familia de Mel Gibson) que han sido situados allí y han sido dotados de habilidades especiales por el gran arquitecto del Universo.
Así pues a los que nunca han gustado de las mañas de Shyamalan no podrán diferenciar esta de sus anteriores obras, el problema lo tenemos quienes nos declaramos fans de este director.
Quizás lo único que en principio diferencia esta película de las otras es la deliberada huida de ese final sorprendente que se había convertido en una marca de fábrica en sus productos. Estimo que sobre este tema se ha insistido demasiado y que quizás no era lo más importante, en concreto yo considero el de “Señales” el único que resultaría imposible separar de la película sin perjudicarla. Pero de todos modos ya en “The village” parecía mostrar su cansancio por este tipo de trucos y se encargaba de dejar bien claro desde mucho antes del final de por donde iban los tiros
Pero volviendo a “La joven del agua” ¿Por qué esta película es un fracaso?. Es un fracaso porque esta mal escrita y mal dirigida. Shyamalan había tenido hasta ahora una evidente habilidad para convertir en sublimes unos argumentos que en otras manos hubieran resultado risibles, pero en este caso no ha mezclado bien los ingredientes. Por ejemplo la sorprendente facilidad con la que Cleveland acepta la condición fantástica del ser que irrumpe de las aguas, la no menos sorprendente facilidad con la que todos los habitantes del complejo aceptan las mismas chifladuras y se suman de forma entusiasta a la conspiración, la incomprensible razón por la cual la mujer ha llegado hasta ellos (“Estoy buscando a un escritor”) la sonrojante escena en la que el encargado comienza a enterarse de la explicación de todo (“Hola fulanita ¿Qué tal? Por cierto alguno de tus antepasados chinos ha oído hablar de…”), el increíble embrollo en el que se convierte el guion con todas esas criaturas de nombres extraños que no se sabe bien que pintan en la historia y con todos esos papeles que tienen que asumir los habitantes del edificio (el guardián, el grupo, el vigilante,…). Lo cierto es que la película hubiera funcionado mejor si en lugar de en un edificio de apartamentos la hubieran ambientado en un manicomio, y no lo digo en broma. En resumen un montón de preguntas que nos hacemos a medida que se desarrolla el argumento que quizás en las otras películas también nos hubiéramos hecho pero que no nos hicimos (algunos) porque Shyamalan con sus habilidades lo evitó. En cambio la palabra que define el trabajo del guionista en esta ocasión es: descuido.
Y como remate no puedo entender la iniciativa del realizador de auto adjudicarse el papel que juega en el cuento más que como una monumental ingenuidad (no creo que se trate de narcisismo). El hada sale del agua para decirle que su obra salvará al mundo, Y SE LO DICE A ÉL, AL DIRECTOR DE LA JODIDA PELICULA. Repito que solamente un ingenuo sería capaz de idear una monstruosidad como esa por la que como muy bien dice él mismo le van a crucificar. Aparte de que una cosa es hacer un cameo de unos segundos en tu propio filme y otra muy distinta darte a ti mismo un papel relativamente importante no siendo como no eres un actor profesional.
Si algo salvaría de la película es el personaje del crítico de cine que aparte de servir como una divertida forma de vengarse (y eso que aún no había visto este disparate) de los que ejercen esa digna profesión introduce un elemento interesante al convertirle en la representación de la racionalidad que no se resigna a condenar cualquier atisbo de heterodoxia de dicha racionalidad sino que además se permite modificarla para que se adapte a su visión de la vida como si de un guión de cine se tratara.
Resumiendo, en esta ocasión la magia ha fallado, tanto que mientras veía la película no dejaba de imaginarme las parodias que le dedicaría la próxima entrega de Scary Movie, y eso no es algo que hable a favor de “La joven del agua” ¿verdad?